FORBIDDEN LOVE

By Lej_27

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Kim Taehyung solo quería olvidar y pasar un buen rato, por eso después de una acalorada discusión con su jove... More

ADVERTENCIA
PROLOGUE
ONE
TWO
THREE
FOUR
FOUR.2
FIVE
SIX
SEVEN
EIGHT
NINE
NINE.2
TEN
ELEVEN
ELEVEN.2
TWELVE
THIRTEEN
THIRTEEN.2
THIRTEEN.3
FOURTEEN
FOURTEEN. 2
FOURTEEN.3
FIFTEEN
FIFTEEN.2
SIXTEEN
SEVENTEEN
EIGHTEEN
EIGHTEEN.2
EIGHTEEN.3
NINETEEN
NINETEEN.2
TWENTY
TWENTY-ONE
END
EPILOGUE
CHARACTER SPOILERS
THANKS

TWENTY.2

188 31 12
By Lej_27


HOSEOK

El viaje desde el hotel fue silencioso y sombrío. Taehyung siempre a mi lado consolándome y dejándome llorar en silencio.

Nos tomó poco menos de veinte minutos, llegar al aeropuerto y abordar el avión, que nos llevaría a Seúl.

Dos horas y media más tarde, me encontraba enfrentándome a mi peor pesadilla.

— Todo va a estar bien. —El mayor dice a mi lado, mientras su mano, le da un suave apretón a la mía. — No voy a irme de tu lado.

Asiento, con las lágrimas punzando en mis ojos, y murmuro.

— ¿Lo prometes? ...

Taehyung me sonríe y me atrae a su lado, depositando un beso en la parte superior de mi cabeza.

— Lo prometo.

Entierro mi rostro en el cuello de Taehyung, permitiéndome inhalar su aroma, y reconfortarme un poco más. Guardar cada segundo a su lado y atesorarlo en mi corazón, como un recordatorio constante, del amor más puro, que nunca pude conservar.

Habíamos pasado juntos poco tiempo, pero yo había estado en la luna, lleno de felicidad. Ahora, incluso si no habláramos de ello, había sabido que terminaría apenas el infierno se desatara en llamas, y ambos, ardiéramos en él.

Dios.

Había sido tan ingenuo, al pensar que podría quedármelo. Que su amor serio mío y que viviríamos nuestro propio cuento feliz, como las historias de Disney, que a Jimin siempre le habían gustado. Sin embargo, era consiente que no sucedería, y, aun así, seguía aferrándome a los pocos minutos que me quedaban a su lado.

La palma de Taehyung acaricia mi espalda, nuevamente el toque más inocente y amable, sacándome de mis pensamientos e indicándome, que debíamos salir del taxi. Suspiro y alzo mis hombros, tratando salvar la poca dignidad que me quedaba, entonces, salgo del auto, tambaleante y con el estómago echo nudos, parándome frente a la enorme mansión Jung.

A pesar de la mano tranquilizadora de Taehyung en mi espalda, cuando subimos los peldaños que nos separaba de la puerta, me sentí expuesto. Como si en cualquier momento, mi madre pudiese salir y arremeter contra mí.

— Todo va a estar bien. — Me recuerda una vez más, Taehyung, como si el mismo lo creyera. Si no fuese por sus hombros rígidos, habría creído en su palabra.

Sintiéndome aturdido, debido a los últimos acontecimientos en mi vida, asiento con la cabeza y me envalentono, alzando mi mano en el aire, y golpeando suavemente la dura madera.

Uno. Dos. Tres, golpes. Y la puerta es abierta con un suave clic, segundos antes, de que la hermosa Haneul, asomara la cabeza con su habitual sonrisa radiante.

— A la orden. ¿En qué puedo ayud...?

Sus palabras murieron y su sonrisa se desvaneció, cuando se percató de mi presencia. La mujer pareciese como si hubiese visto un fantasma, y al cabo de unos segundos, vacilo y luego sonrió, murmurando.

— Joven, Hoseok. Ha regresado.

Asiento, intentando hablar, atraves de mi garganta rota, siendo un sonido lastimero, cuando musito.

— Haneul

La mujer deja escapar un sonido ahogado y me permite refugiarme en sus brazos. Intento no llorar, pero es casi imposible, y una lagrima traicionera, escapa de mi ojo izquierdo. Sollozo y la retiro rápidamente, al tiempo que Haneul, deja salir de sus labios.

— Lo siento mucho, Joven Hoseok...

Entonces no puedo soportarlo, y me permito un pequeño momento de debilidad, llorando y sollozando, en el hombro reconfortante de la pequeña mujer.

Se sentía como una mala pesadilla. Como esas que tenía, cuando era apenas un niño de 12 años, que sus padres lo habían abandonado, en un internado en Paris. Solo y con demasiadas preguntas, para uno niño de esa edad.

Ahora, no se sentía diferente. Sin el abuelo Doyoung, se sentía, que una parte importante, que me mantenía estable y conectado a tierra, se había ido lejos y me dejaba a la deriva, en el limbo.

Mi mente era un desastre, pero necesitaba acallar mis pensamientos, y continuar con todo esto.

Alzando el rostro, me separo de la comodidad de Haneul, y me seco las lágrimas con el dorso de la mano. Vacilo y luego sonrió, atraído y agradecido, por lo amable que Haneul estaba sido conmigo. Luego, pregunto lo inevitable.

— M-mi padre... — Balbuceo, mis palabras atropelladas. Sacudo la cabeza, para no perder nuevamente el control y agrego. —¿Esta en casa?...

Haneul hace una mueca de dolor, duda y finalmente, dice.

— Está en su oficina. —Hace una pausa, duda nuevamente y luego agrega con pesar. — Ha pasado allí desde que usted se marchó... —Otra pausa—E-él, no ha vuelto a ser el mismo.

Una bola pesada, se instala en la boca de mi estómago, pero, aun así, me obligo a asentir, y digo. —Iré a verlo. —Pasando así, por el lado de Haneul, seguido del mayor.

Cuando mis pies se detienen, frente al lugar conocido, como la oficina de mi padre, el corazón me da un vuelco. Todos mis sentidos en alerta, mientras muerdo mi labio inferior, evitando llorar nuevamente.

Entumecido y ardiendo de dolor. Físicamente y en lo profundo de mi pecho, me obligo a tomar una bocanada de aire y mantener a raya mis emociones. A mi lado, Taehyung, aprieta suavemente mi hombro, murmurando.

— Puedes hacerlo, cariño.

Inhalo y exhalo.

Puedo hacerlo.

Repito las palabras en mi cabeza como un mantra. Sin embargo, mis emociones aún, estaban demasiadas dispersas, para exigirme a mí mismo autocontrol. Aun así, levanto la mano en el aire, y la dejo caer sobre la puerta, golpeando una y dos veces.

Nada.

Ni un solo sonido.

La preocupación se apodera de mi ser, recordando las palabras de Jimin, seguidas de las de Haneul.

Pero el que más me preocupa es tío Nam, Hobi. Él no ha vuelto a ser el mismo desde que te fuiste, y desde que el abuelo Doyoung murió. Está deprimido y se la pasa en su oficina tomando y tirando cosas, cuando el alcohol ya no puede calmar su frustración.

E-él, no ha vuelto a ser el mismo.

Dios. ¿Estaba mi padre bien? ... Haneul, había dicho que estaba en su oficina. Entonces, ¿Por qué no respondía?

Con los nervios, apoderándose magistralmente de mis extremidades, tomo el pomo de la puerta y giro, agradeciendo a todos los dioses, cuando la puerta sede y se abre, sin más que un crujido.

Con el corazón, latiéndome a mil, me obligo a moverme, entrando a la habitación.

Entonces, todo se detiene a mi alrededor, como si alguien hubiese pulsado pausa en el mundo. Allí delante de mí, estaba un hombre que no conocía. Tuve que contener un grito ahogado. Me quede helado, observando al hombre al otro extremo la habitación.

No puede ser.

No podía ser mi padre, el que estaba frente a mí.

Tenía un aspecto terrible y cuanto más me acercaba, moviéndome en piloto automático, luchando enormemente por ignorar el hedor a alcohol y las botellas de Whisky, vacías y esparcidas en el suelo, peor era su aspecto. No se había afeitado, en quien sabe cuánto tiempo. Sus ojos estaban hundidos y huecos, agujeros negros en su rostro, demacrado. Parecía agotado, más que cansado. Como si lo que necesitara fuese la muerte, y no solo una siesta, después de lo que evidentemente era una resaca.

Me muevo a su lado, queriendo asegurarme que se encontrase bien, pero Taehyung se mueve rápidamente, tomando mi brazo y deteniéndome en el acto.

— Hoseok... —Advierte. —Tu padre no se ve, en un buen estado. Sera mejor, que regresemos en otro momento.

Niego con la cabeza y me suelto desafiante de su agarre.

— No me importa. Quiero hablar con él, Taehyung. —Afirmo. —Y no me voy a ir de aquí, hasta que me asegure, que se encuentra bien.

No sabía de donde había sacado tal fiereza, pero ver a mi padre en este estado, a causa de mis decisiones, me hizo darme cuenta, que no era mucho mejor de lo que él y madre, lo habían sido, cuando era un niño.

Taehyung, acepto mi decisión de quedarme, pero no se hizo a un lado, quizás, con el temor constante de que mi padre, despertara de su desmayo y me hiciese algún daño. Lo que él no sabía, era que el daño estaba hecho, desde que había entrado por esa puerta y la imagen de mi padre. Una que nunca había visto, me golpeara con violencia.

Suspiro, me lleno de valor y continuo, posando mi mano lentamente, sobre el hombro de padre.

— Padre... —Llamo, pero él no se mueve. Lo intento nuevamente. —Padre. Soy yo, Hoseok.

Esta vez, su reacción fue inmediata, y como si se tratase de un fantasma, mi padre se levanta de golpe, alejándose de mi lado y tirando en el proceso una copa vacía, donde seguramente, había estado bebiendo su Whisky.

Me estremezco de miedo, ante la reacción de mi padre y retrocedo. Taehyung, salta a mi lado protectoramente y me susurra algo, que no puedo escuchar, porque lo único que mis oídos aturdidos pueden escuchar, es el sonido de mi propio corazón.

Mi padre, seguía a pocos centímetros de mí, con sus hermosos ojos verdes, congelados en los míos. Sostenía mi mirada, con rostro indescifrable e inevitablemente, todo dentro de mi dolió. El silencio amenazando con asfixiarme.

Los segundos pasaban en silencio, mientras el aire entre nosotros se volvía cada vez más, pesado y espeso con la tensión. Los ojos de padre, parecían infinitamente oscuros, mientras miraba fijamente en mí.

Finalmente, después de unos segundos, que parecieron más como una eternidad, mi padre, musita. —Hoseok... —Luciendo tan conmocionado, como yo me sentía.

Lucho contra las lágrimas, que amenazan con salir de mis ojos. Mi visión se torna borrosa, y mis mejillas están ahora húmedas. Mi garganta y mis pulmones, no funcionaban. Quería darle una, tras otra explicación a mi padre, pero no podía hacer que mi cerebro, y mis cuerdas vocales trabajasen juntas, no podía formar las palabras que quería decir.

Por un momento, la mirada de mi padre se desliza hacía, Taehyung, y eventualmente se vuelve a clavar en los míos, esta vez, dando un paso hacia delante. Cada vez, más cerca de mí. El miedo, se apodero de todas mis extremidades.

Estaba congelado en estado de shock a medida que observaba a mi padre, avanzar hacia mí. Había estado tan preocupado, por su estado de salud, que había olvidado el cómo sería su reacción, cuando me tuviese de frente. Ahora, que era nuevamente consciente, los nervios y la ansiedad, eran nuevamente presentes en mi cuerpo, haciendo que todo en él, se pusiese rígido.

Respiro profundo por la nariz, intentando calmar mi pulso acelerado, susurrando, cuando lo tengo demasiado cerca, que no puedo soportarlo.

— Padre, yo... —Sin embargo, mi padre levanta su mano en el aire, cortando mis palabras y sacando el aire de mis pulmones.

Cierro los ojos, esperando lo inevitable, cuando una enorme mano acuna mi mejilla, retirando una lagrima con su pulgar. Me quedo frio ante el contacto y luego mi padre, susurra dolorosamente, estrechándome entre sus brazos.

— Por Dios, Hobi, en verdad eres tú.

Espera. ¿Qué?

Me había esperado su furia. Había esperado ver, la decepción en el rostro de mi padre. Había esperado que este, arremetiera contra mí. Pero definitivamente, no había esperado la desolación y la compresión, mostrándose atraves de sus ojos. Mirándome, como si sintiese alivio de verme y no con odio.

Lo que no hacía, hacerme sentir mucho mejor.

No sabía si sentirme aliviado u atormentando, por el cambio de mi padre. Había sido fácil tratar de convencerme, que había sido el único sufriendo en esta familia, mientras era tratado como un marginado, a tener que enfrentarme a este nuevo cambio en mi padre, y ver que él, también estaba sufriendo.

Durante mucho tiempo, solo nos quedamos allí, en silencio y sosteniéndonos, el uno al otro. Finalmente, después de unos segundos, aun sin quererse alejar de mi lado, mi padre susurra.

— ¿Porque, Hobi?... ¿Porque lo hiciste? —Sabia lo que estaba preguntando. Dios. Por supuesto que lo sabía.

Mi estómago se contrae dolorosamente y me obligo a tomar aire, para mantenerme sereno. Entonces, miro hacia arriba, tratando de no estremecerme bajo la mirada de mi padre, musitando.

— Padre, lo siento mucho. Yo no quería. Juro que no quería. Pero todo paso tan rápido y yo no pude detenerlo. —Las palabras escapan de mis labios tontamente, sintiéndose como espinas en mi garganta. —Jamás busque enamorarme de Taehyung, pero todo empezó desde mucho antes, de lo que puedas creer. Juro, que quise detenerlo padre, pero ya era demasiado tarde y ...

— ¿Lo amas? —Mi padre pregunta, interrumpiendo mis palabras y tomándome por desprevenido. El corazón, me da un vuelco ante su pregunta. Y trago saliva fuertemente, desconcertado por su pregunta. El, alterna su mirada detrás de mí, justo donde Taehyung se encuentra situado, escuchando nuestra conversación atentamente, y entonces, reafirma su pregunta. — ¿Lo amas de verdad, Hobi?

Mi padre me mira larga y fijamente, mientras espera por una respuesta. Tanteo su pregunta, barajando mis respuestas y finalmente, me decido por la verdad.

— Lo amo, padre. Y-yo, lo amo.

Ya está. Lo había dicho, y no había vuelta.

Lagrimas calientes salen de mis ojos, abriéndose paso en mi alma y me muerdo el labio inferior, evitando sollozar. El pánico de lo que va a pasar ahora me asalta, y retrocedo solo un paso, por puro instinto de supervivencia. Sin embargo, una vez más mi padre me sorprender, cuando lo veo asentir con la cabeza y acortar la poca distancia, que había puesto entre nosotros, para acogerme nuevamente en sus brazos, al tiempo que promete.

— Todo va a estar bien, hijo mío. Te prometo que nadie va a hacerte daño.

— Oh Padre... —Digo con una exhalación, siendo lo único en poder articular.

Entonces, no digo nada.

No en situación, no ante ella.

No puedo.

Todo lo que puedo hacer, es negar vehementemente con la cabeza, como si se me estuviese acusando de algo.

Mientras mi padre sigue sosteniéndome con la misma vehemencia, como si tuviese miedo a perderme, el recuerdo del abuelo Doyoung me viene ahora, y tira de mi corazón.

Él tenía razón.

El único capaz de hacer que un sueño se cumpla, es el mismo soñador.

Sin embargo, no lo podía tener todo, y ahora él se había ido para siempre.

— ¡¿Cómo te atreves a aparecer aquí, después de todo lo que has ocasionado?!

El sonido de la voz de Lía, me toma por sorpresa, congelado todo mi cuerpo.

— ¿No estas contento? —Ella presiona. —No te es suficiente, con haberte robado a mi marido, y haber matado al abuelo Doyoung, para que ahora vengas a burlarte de nosotros en nuestra cara.

— ¡Lía, basta!... —Mi padre y Taehyung, pronuncian al mismo tiempo.

Mi corazón está martillando tan fuerte en mi pecho que podría estallar, y por un segundo, creo que podría hacerlo, pero una risa sarcástica y carente de humor, resuena en la habitación. Con el corazón desbocado, me doy la vuelta para enfrentarlas, esperando no parecer culpable y débil, cuando mi madre, espeta duramente.

— Aun te atreves a pisar esta casa, después de todo el daño que has hecho.

Mis labios se tensan.

Su mirada oscura, envía un escalofrió de miedo atraves de mí. ¿Sería ella capaz de hacerme daño? ¿A su hijo? ¿Su hijo, que llevo por nueve meses en el vientre?...

El miedo, la conmoción y la ansiedad, se agitan dentro de mí, como una tormenta tempestuosa y cuando madre se acerca, me asalta el pánico.

Doy un paso atrás, en un intento de tratar de escapar de mi madre. Escapar de mi madre. Sonaba tan tonto que un hijo, quisiese escapar de su madre. Sin embargo, era lo que quería y tropiezo con el duro cuerpo de mi padre, que me sostiene. Quizás, fiel a su palabra de protegerme. Taehyung, también salta a mi lado y mira desafiante a las dos mujeres. A mi madre y a la mujer, que algún día amo y hoy aún era su esposa, porque un papel así lo decía.

Madre y Lía, se quedan de piedra, mirándome con rabia y odio. Ojos marrones, que desprenden ira, peligro y sed de venganza.

La combinación de sus emociones, me hizo estremecer violentamente.

Para completar la escena, Sejun aparece por la puerta, y me mira fijamente. Solo a mí. Sus ojos cansinos, albergan tantas preguntas, luciendo enloquecidos por la ira, pero el dolor acechaba en sus profundidades.

Mi corazón se hunde en un abismo del infierno, cuando veo su rostro agotado, seguramente de tanto trabajar, como lo había dicho Jimin. Y cuando, su mirada se desliza hacia Taehyung, comprendo que la ira, va dirigida hacia a él y no a mí.

No equivoco, cuando afirmando mi teoría, camina con violencia hacia Taehyung, y sin mediar palabra, lo toma por la camisa, estampando su puño en el rostro del mayor.

— ¡¿Cómo pudiste?! —Exige— ¡¿Cómo pudiste, llevarte a mi hermanito de esa manera y hacer, sufrir a mi hermana?!

Otro golpe, cae sobre el rostro de Taehyung, y yo me lanzo hacia delante, aferrándome al brazo de mi hermano.

— ¡Para! ¡Por favor, para Sejun! ¡Tienes que detenerte!...

Imploro, asustado y horrorizado. Sin embargo, Sejun no se detiene y me sacude de su brazo, lanzado otro golpe a Taehyung.

Grito.

— ¡Sejun! ... —Pero es en vano porque él no se detiene.

— ¡Eres un miserable, Kim Taehyung! —Escupe con odio. —¡Eres un miserable y debes pagar por lo que has hecho!...

Taehyung no responde.

Ni física, ni verbalmente.

Era como si estuviese aceptando los golpes de mi hermano por castigo. Estando de acuerdo de que se lo mereciese, y dejándolo tener este momento. Pero yo no puedo soportarlo, y grito nuevamente, cuando la sangre brota de su nariz.

— ¡Sejun! ¡Para por favor, lo vas a matar!

Finalmente, mi padre interfiere, exclamando con dureza. —¡Basta, Sejun! ¡Detente! — Ahora se ve más sereno y controlado, pareciendo ser nuevamente el hombre que conocía, a pesar de su rostro demacrado que mostraba otra cosa. Pero allí estaba, tomando el control de todo en su vida e intimidando a mi hermano, con su mirada.

Sejun se detiene de golpe y dándole una última mirada a Taehyung, lo suelta, retrocediendo. No dice nada, y acepta la demanda de mi padre, luciendo notablemente molesto y furioso.

Taehyung se incorpora, como si no hubiese recibo ni un solo golpe hace segundos, y se quita con el dorso de la mano, la sangre que escurre de su nariz, para posteriormente, limpiar su labio inferior.

Al ver la preocupación en mi rostro, musita.

— Estoy bien.

Una risa sarcástica, retumba en la habitación, llamando nuestra atención. Lía aplaude dramáticamente y cuando se detiene, viéndose llena de ira, murmura.

— No puedo creer que sean tan descarados. No puedo creer, que vengan aquí, para burlarse de mí. En mi casa. En mi propia cara. ¿Acaso no están felices de haberme visto, la cara de idiota, ya??

Las palabras salen con tanto odio, que mi estómago se contrae, mientras la miro asesinándome con la mirada.

Padre da un paso adelante y espeta con la mandíbula tensa.

— Basta, Lía. — Dice duramente. Toma un suspiro y luego agrega. —Vamos todos a calmarnos. Y entonces, vamos a hablar como personas civilizadas.

Como era de esperar, Lía y madre, muestran indignación.

— Ja. Como puedes siquiera sugerir, que hable de esto como si nada... —Hace una pausa y por momento, puedo jurar que vi debilidad y dolor en sus ojos, marrones. Los ojos que, en algún momento, quise heredar de madre. Pero entonces, como si una máscara cayera sobre sus ojos, oculta sus emociones y su rostro, se convierte en un poema. Pero la rabia e ira, siguen alzándose sobre ellos. Ella, continua. —Hoseok me quito a mi esposo. Se burló de mí y no le basto con eso, si no que ahora se atreve a venir aquí y burlarse en mi cara.

— Lía, tiene razón. —Al segundo, mi madre la apoya y respalda— Ni siquiera puedo entender, cómo puedes ponerte de su lado.

Padre niega con la cabeza.

— No me estoy poniendo del lado de nadie, mujer. —Hace una pausa y luego argumenta. — Lo único que quiero, es buscar una solución a todo esto, y que ninguno de mis hijos salga herido con esta situación.

Lía, ríe. Una risa totalmente carente de humor.

— Pues creo que es muy tarde para ello. —Dice. Entonces, me mira. Una promesa escrita en sus ojos, mientras me desafía con la mirada. Quería intimidarme. Sin embargo, no la dejaría. No como en el pasado. No podía, no le daría la absolución que probablemente quería. Así que la confronto y alzo mi mirada obstinadamente, quizás, siendo lo más desafiante que había hecho en años. Ella, sonríe y pregunta con malicia. —¿No es así, Hoseok? ... No crees que es demasiado tarde, para sentarnos a hablar como buenos hermanitos, después de que robaste a mi esposo, metiéndole por los ojos y engatusándolo, como la pequeña perra que eres.

Me quedo enmudecido. Mi presión sanguínea subiendo, mientras me le quedo mirando fijamente, sin saber que decir. Para mi suerte, Taehyung sale a mi rescate, diciendo.

— No vuelvas a llamarlo así, Lía.

Es una advertía y Lía, provoca, enarcando una ceja.

— O si no que. ¿Qué? ¿Qué vas a hacerme, Taehyung?

Sin embargo, el mayor no cae en su provocación y exhala un largo suspiro, pasando su mano por el cabello. Segundos después, dice.

— Lía. —Su voz suave y compresiva, quizás recordando, que fue la mujer que alguna vez amo y que seguramente, debía sentirse, herida y dolida. — Tu sabes, que las cosas no sucedieron como tú las estás haciendo creer. Hable contigo. Traté de enmendar todo esto y te pedí el divorcio. Pero tú, no quisiste aceptarlo. —La mirada que le dio, cuando dijo eso último, insinuaba que había algo más, que no estaba contando. Lía, se pone rígida por un momento y le da una larga mirada a Taehyung, como si no pudiese creer, que estuviese diciendo aquello.

Los demás en la habitación nos quedamos en silencio, también sintiendo la tensión espesa en el ambiente.

Por un momento, los ojos de Lía se deslizan hacia los míos. Están inyectados de odio y se arremolinaban con una mirada de emociones oscuras, que inundaron de pavor mi corazón.

Nunca la había visto así.

Parecía ansiosa por destruirme y causarme el mayor dolor posible. Sin embargo, se contiene y su mirada regresa a Taehyung.

— Ahora que lo mencionas. Y que nos estamos sincerando tanto. Creo que mi querido hermanito, estaría muy contento de saber, como es que heredo tan buenos dotes, para engatusar a los hombres.

La confusión llena mi rostro inmediatamente y Taehyung se pone rígido. Pero no solo él. Mi padre y Sejun, también lo hacen, prendiendo las alarmas en mi cabeza.

— Lía...Por favor, cállate — Mi padre advierte. Un deje de terror y horror, filtrándose atraves de su voz.

La sonrisa de Lía se torna aún más desagradable, y me preparo para lo que sigue.

— ¿Qué me calle? ¿Qué me calle, padre? .... —Pregunta ella, mirando a nuestro a padre. Retándolo y desafiándolo a que el mismo la callase. Sorprendiéndome, porque nunca la había visto, retando a nuestro padre de ese modo. — Por qué tendría yo que callarme, cuando estoy completamente segura, de que Hoseok, quisiese conocer la verdad. —Girándose hacia mí, me encara y me mira con desprecio, al tiempo que pregunta. —¿No es así, Hoseok? ¿No es así?...

Me quede inmóvil, mirando a Lía por unos segundos, antes de apartar mis ojos y clavarlos en mi padre, buscando desesperadamente respuestas. Sin embargo, mi padre agacha la cabeza, haciéndome sentir miedo, porque era un gesto que nunca hacía. Miro a Taehyung y este tampoco es capaz de sostenerme de la mirada. Un deje de pánico, alzándose sobre sus ojos. Entonces, miro a Sejun, obteniendo el mismo resultado.

El terror me golpea y mis rodillas están temblando.

¿Qué era lo que me estaban ocultando?

¿Qué era, lo que todos parecían saber, menos yo? ...

— Q-que. ¿Qué es lo que sucede?... — Pregunto finalmente, incapaz de seguir soportando el aplastante silencio, un segundo más.

Cuando Lía abre la boca, mi padre abre los ojos. Luciendo duros y llenos de advertencia.

Taehyung salta a su lado ansioso y gruñe.

— No te atrevas a contarle nada a Hoseok. —Su mirada es suplicante, pero al mismo tiempo, amenazadora. — Puedes odiarme todo lo que quieras. Puedes desquitártela conmigo si así lo deseas, Lía. Pero déjalo fuera de esto.

Lía se queda de piedra.

La respiración se me engancha en la garganta y hay un largo silencio. El único sonido que podía escucharse, era el débil aullido del viento en el exterior.

Me sentía confundido y ahora que la duda estaba sembrada, quería respuestas. Respuestas, que nadie malditamente me estaba dando.

Así que recojo todas mis fuerzas, y exijo.

— Sera que alguien me quiere decir. ¿Qué es lo que sucede?... ¿Qué es lo que me están ocultando y no quieren, que yo me entere? —Nada. No obtengo absolutamente nada, de los presentes en la habitación, haciendo que mis nervios aumenten. Así que, utilizo otra táctica y presiono, como Lía lo había hecho anteriormente. —Lía... ¿Por qué no me dices tú, de una buena vez por todas, lo que nadie quiere decirme?... Ahh.. ¿Por qué no estás hablando? ....

La furia se enciende en sus ojos, y abre su boca decididamente. Sin embargo, de su boca no llega a salir sonido alguno, porque es mi madre, quien acorta la distancia y dice.

— Está bien, Lía. Yo me encargo de esto. — Mirándome a mí, asegura. — He estado esperando esto durante muchos años. Y creo que ha llegado la hora, de que sepas toda la verdad. De que sepas el secreto, que todos te ocultan y que me han obligado a callar, durante muchos años.

Por el tono de su voz, supe inmediatamente, que odiaría cualquier cosa que tuviera que decir. Entonces, vuelvo a tener esa sensación de asfixia y las náuseas, que se instalan en la boca de mi estómago, tampoco ayudan. De hecho, me siento mal, tan mal, que debo tomar una respiración profunda y refugiarme en Taehyung.

Por un momento, miro a mi madre y una sonrisa cruza su rostro. Pero lo que más me causo terror, fue su mirada. Tenía la mirada de alguien, que lleva demasiado tiempo usando una máscara, y que por fin se la quita, para mostrar su verdadero rostro.

Nada tenía sentido.

Pero, aun así, haciéndome el valiente, la insto a hablar.

— Entonces, ilumíname madre. —Escupo, las palabras salen de mis labios sin control.

Madre, responde con una risa. Una risa cruel que resuena por la habitación, y me deja paralizado. Mi padre, se tensa más como si eso fuese posible, y se mueve decidido hasta tomar el brazo de mi madre, exigiendo con los dientes apretados.

— Detente. Acaba con esto de una buena vez por todas, Jisoo.

Madre se suelta de su agarre y niega con la cabeza.

— No, Namjoon. No esta vez... Estoy cansada de fingir. Estoy cansada que. TU. hijo haga lo que le venga en gana y se salga con la suya. —La manera en que enfatiza la palabra hijo, hace que se me revuelva el estómago, pero me contengo y sigo escuchándola. —Ya no más. No voy a permitir que se meta con mi hija. No voy a permitir que se repita la historia, y se burlen en nuestra cara. No... Ya no más, Namjoon.

Cuando sus ojos se dirigen a los míos, puedo sentir a mi padre perder las esperanzas. Sin embargo, él dice como su último intento.

— No te atrevas Jisoo...

Una advertencia que como era de esperar, madre ignora, clavando su mirada oscura en la mía y con deleite en su voz, espetar.

— No eres mi hijo, Hoseok. Yo. No soy tu madre.

¿Qué?

Contengo un grito ahogado, con mi pecho apretándose con un dolor agudo, mientras experimento ese aturdimiento de conmoción, que atraviesa a una persona, cuando escucha algo que no puede creer real y su cerebro no puede procesarlo.

Ella, ¿No habría querido decir aquello? ¿Verdad? ...

Ella, solo decía aquello porque quería proteger a, Lía. Y era entendible, porque Lía siempre había sido su favorita. Pero entones recuerdo el terror en el rostro de Sejun, Taehyung, y mi padre, y sé que no es una maldita broma. Pero, aun así, mi tonto corazón no puede aceptarlo. Se niega a hacerlo y quiere creer, que todo es un mal entendido o una cruel broma de mi madre, solo para castigarme.

Estoy haciendo todo lo posible para contener las lágrimas y clavo mi mirada en la suya, mirando profundamente en sus brillantes ojos marrones, rebosantes de tanta emoción. Sin embargo, ninguna es buena. Solo veo dolor, oscuridad, ira, odio y sed de venganza. Todo ello, me hace estremecer.

Taehyung me rodea por detrás con sus brazos y me sostiene, cuando pregunto.

— ¿Qué estás diciendo, madre?

Su mirada se aferra a la mía. Parece gratamente feliz de ser ella, la que me contase todo, saboreando mi cara de confusión y el dolor que seguramente, se filtraba atraves de mis ojos aturdidos.

— No sabes lo cansada que estaba de fingir. —Dice—No sabes, cómo me costó soportar veintidós años, criando al hijo del amante de mi esposo, sin poder decir ni una sola palabra. Me moría de repulsión, cada vez que me llamabas madre. Cada vez que tenía que fingir algún tipo de afecto por ti. Y no sabes, lo malditamente feliz que fui, cuando logré mandarte lejos, a ese internado en parís... Fue un alivio para mí. Un verdadero y gran alivio, para mí.

Las lágrimas caen por mis mejillas, haciendo que mi visión se vuelva borrosa. El tamborileo de mi corazón se apodera de mis pensamientos y miedos. Entonces, mi corazón se aprieta dolorosamente, cuando todo cae en su lugar. Ahora tengo respuestas para todo, absolutamente todo.

¿Cómo no pude saberlo? ¿Cómo es posible que nadie, nunca me haya contado la verdad? ...

Niego con la cabeza, como si con eso pudiese cambiar la realidad, y clavo mis ojos llorosos y suplicantes, en los de madre.

— ¿Por favor, dime que todo lo que acabas de decir es una mentira?... ¡Por favor! ¡Dilo!

A mi lado, Taehyung susurra con dolor. —Hoseok, por favor. No te humilles más. —Pero lo único, en lo que puedo prestar atención, es al sonido que sale de la garganta de mi madre, antes de decir. —Nada. Absolutamente nada de lo que he dicho, ha sido una mentira. He dicho, lo que quería decir y ni una sola palabra, ha sido una mentira. —La sonrisa en su rostro se burla de mí, mientras las lágrimas siguen nublando mi visión. Decido cerrar los ojos, mientras muero lentamente por dentro y me resigno a la verdad. Y como si no fuese suficiente, con todo el sufrimiento que estaba sintiendo, mi madre decide que no es suficiente y sus palabras no se detienen. — Eres un bastardo, Hoseok.

— Madre... —Sejun, espeta horrorizado, al tiempo que padre, exclama. —Jisoo, por favor.

Ella, no se detiene.

— Eres el fruto de la traición y del pecado. Un bastardo, que ahora lleva otro bastardo en su vientre. Por eso te maldigo a ti y a tu maldito engendro.

— ¡Jisoo! ¡Basta! ...

El aire se aprieta en mis pulmones. Y lo único en lo que puedo pensar, es en salir de allí.

Tenía que salir de allí.

Necesitaba aire.

Necesitaba pensar.

El dolor me cierra la garganta, me contrae los pulmones y no puedo respirar. Retrocedo, sin saber a dónde voy y entonces, corro sin saber a dónde ir. Me dirijo a la puerta principal, bajo los gritos de Sejun, Taehyung y mi padre, para que me detuviese. No lo hago y sigo hacia delante, cruzando el vestíbulo y saliendo por la puerta.

Para cuando salgo, deteniéndome en los peldaños delanteros, me siento mareado y en lo único que puedo pensar es mi bebé.

Trato de calmarme y me hundo en los escalones.

Inhalo y exhalo.

Mi mente es un desastre.

¿Y ahora qué?

¿Qué podía hacer? ...

Toda mi vida había sido una red de mentiras, desde la infancia. Toda mi vida me había preguntado, porque mi madre o la mujer, que hasta hoy creía era mi madre, parecía odiarme tanto. No lo entendía. No lo entendía, a pesar de que las señales siempre estuvieron y la verdad, estaba ahí delante de mí, tan clara como el agua.

El parecido de Sejun y Lía, con... Con Jisoo. El trato. Todo. Todo, lo había gritado. Pero yo, no quise escuchar y darme cuenta de la verdad.

Quería gritar de frustración. Quería hacer tantas preguntas y obtener un poquito de tranquilidad. Pero lo único que logro hacer, es quedarme allí, sentado, mientras muero de dolor lentamente. Mientras la verdad se burla de mí, en mi cara, retorciendo mi alma.

Me quedo allí, mirando a la nada por un largo tiempo o al menos así lo percibo, hasta que la voz de mi hermano, me saca de mis pensamientos.

— Hobi.

Se hunde a mi lado y yo lo miro con las lágrimas empapando mi rostro.

— Sejun...

Mi voz se atasca y me cubro el rostro con mis manos, llorando más fuerte. Sejun aprieta mi hombro y luego, me abraza indeciso, atrayéndome a su cuerpo. El susurra.

— No te contengas, Hobi. Llora todo lo que tengas que llorar.

Y así lo hago.

Lloro con el corazón roto en pedacitos, hasta que los espasmos se hacen evidentes en mi cuerpo. Sejun, me sostiene fuertemente contra su cuerpo. Justo al lado de su corazón, y me deja llorar, hasta que simplemente ya no puedo llorar más, y logro encontrar mi voz, musitando bajito.

— ¿L-lo? ¿Sabias? —Quiero saber—¿Sabias, que ella no era mi madre? ...

Sejun, traga fuertemente y asiente, confirmándome lo que ya sabía.

— Si. Lo supe unos días antes, de tu quinceavo cumpleaños. —Hace una pausa, como dudando si debiese contarme, lo que sea que estuviese recordando y luego se decide, diciendo. —El. Tu padre doncel, me busco y me conto todo. Me dijo la verdad. Sin embargo, no pude hacer nada. Madre y padre, me hicieron prometer no decir nada. —El hace una mueca, como si lo costara decir las palabras. —Madre, ha sido muy cruel contigo. Y en ese momento, cuando supe la verdad, de cierta manera la entendí, pero no pude justificar sus actos, Y me prometí, que te protegería de sus malos tratos... Lo siento, Hobi. Te he fallado.

El corazón se me aprieta cuando escucho sus palabras. ¿Creía que me había fallado? ...No... Sejun, nunca me había fallado. Lo entendía y recordando el pasado, pude con claridad todas las veces que intento defenderme de mi.... De Jisoo.

No había nada que perdonar y quería que él lo supiese.

— No, Sejun. Tu nunca me has fallado. Soy yo quien te falle y debo pedirte perdón, por defraudarte. Lo siento, Sejun. Lo siento.

El niega.

— No, Hobi. No hay nada que perdonar.

Entonces, nos sostenemos en silencio, Sejun siendo mi soporte y yo, el suyo propio.

Miles de pensamientos corren por mi mente. El primero es el abuelo Doyoung. ¿El también lo había sabido?... Dios... ¿Por qué me habían mantenido engañado por tanto tiempo?... Después, pienso en el doncel que se supone es mi padre. Y no puedo entender, porque me dejaría. Porque me dejaría a merced de una mujer, que jamás me amaría.

Amante...Había dicho Jisoo. Yo era el hijo del amante de mi padre. El fruto de la traición y el pecado. Y aun, no podía entender, porque me habría dejado con ella. Entonces, lo odie. Lo odie, por dejarme con una mujer, que evidentemente me odiaría. Lo odié, por abandonarme y haberme dejado en un lugar donde jamás fui feliz. Donde me humillaron, me ultrajaron y me hicieron desconfiar de mi valía.

Si no hubiese sido por el abuelo Doyoung, Sejun y Jimin, mis pocos días en esta casa, hubiesen sido un infierno.

— Tu padre me dio esto para ti. —Sejun dice, y me reincorporo. Mis ojos caen inmediatamente en la pulsera, que no me había quitado, desde que la había recuperado. Lo escucho con curiosidad. — El día de tus quinceavos. Cuando me busco y me conto la verdad. Me hizo prometer que te la entregaría. Entonces, te la di y tuve que decir que era mi regalo, porque para ese momento. Madre y padre, ya me habían obligado a callar. —El hace una pausa y luego agrega nuevamente, con dolor en su voz. — Lo siento mucho Hobi.

Sin embargo, ya no puedo oírlo y mis ojos permanecen fijos en la pulsera.

Vive. Sueña. Ama...El grabado en letras pequeñas, parecer burlase de mí. Pero entonces, solo me concentro en otra cosa.

¿El, me quería? ¿Mi padre doncel me quería? ... Porque si no era así, no podía entender, para que se había molestado en buscar a mi hermano, y hacerle prometer que me entregaría la pulsera.

Mi mente es un puto desastre y ya no quiero pensar más. Así que, aparto cualquier tipo de pensamiento que quiere colarse en mi mente, y me permito ser envuelto nuevamente en los brazos de Sejun, dejando que su cuerpo, me brindara el consuelo y la protección que, sin duda alguna, necesitaba en estos momentos.



















(...)

TAEHYUNG

Me quedo inmóvil mirando a Hoseok y Sejun hablar por un largo tiempo. Ellos se sostienen el uno al otro y después de unos largos minutos, se separan. Sejun, le da un beso al menor en la parte superior de su cabeza y posteriormente se levanta, pasando por mi lado. Entonces, se detiene un momento. Su mirada se clava en la mía y aunque puedo jurar, que no soy su persona favorita en este momento, el deja su orgullo y enojo a un lado, espetando.

— Cuídalo.

Con esa simple palabra, Sejun regresa al interior de la casa y yo me quedo allí de pie, inmóvil y sin saber que hacer ahora.

Cuando me armo de valor, camino hacia Hoseok y me detengo a su lado, dejándome caer en el lugar, donde Sejun había estado anteriormente. Miro a Hoseok y veo lo triste que se ve. Su angustia es evidente. Su expresión es como una tormenta. Podía ver la confusión y el dolor arremolinándose en sus ojos azules. Pero no digo nada. No puedo. En cambio, me acerco a él y él se acerca a mí con los brazos extendidos. Lo que me da alivio y me hace agradecer, que no se esté encerrando en sus pensamientos y alejándome de él.

Me siento enojado y mal, por saber que él tuvo que enterarse de la verdad por mi culpa. Sin duda alguna, el que lo haya elegido a él, fue el detonante para que Lía y su madre, arremetieran contra él.

Ella fue jodidamente vil. Trato a Hoseok como una mierda todo el tiempo y tengo que admitir que me costó mucho escuchar y contener el deseo de dirigirme hacia la mujer y romperle el cuello. Mi pecho ardía de ira y odio tan fuerte, que amenazó con hacerme implosionar, pero me contuve y me obligué a controlarme.

Tenía que controlarme alrededor de, Hoseok. Ya una vez la había jodido magistralmente. Tenía que controlarme ahora y ser el soporte que Hoseok, necesitaba ahora para conectar a tierra.

Con el pensamiento taladrando en mi cabeza, lo tomo en mis brazos y lo abrazo. Mi corazón comienza a latir rápidamente y la cercanía me da ganas de consolarme con él. Entonces, nos quedamos allí durante unos minutos, antes de que Hoseok, susurre con voz muy baja.

— Lo sabias. —No es una pregunta, es una afirmación. Y entonces, se separa solo un poco, para clavar su mirada en la mía, el dolor y la rabia cruzando su hermoso rostro. —Lo sabias. Y me lo ocultaste, Taehyung. ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? ...

Trago fuertemente y bajo la atenta mirada del menor, respondo a su pregunta.

— Quise hacerlo. Pero entonces supe lo del bebé y el accidente y ya no pude. —Lo miro a los ojos, queriendo que él me crea y continuo. — Cuando Lía me conto todo, quise ser yo quien te contara todo, pero no era una verdad mía para contar. Tampoco quería que la noticia le hiciera daño a nuestro hijo y entonces, decidí callar.

Hoseok se queda por un momento atónito, cuando algo parece encajar en su cabeza. Abre la boca y la cierra, sin saber que decir. Sin embargo, luego de unos segundos, parece encontrar el sonido de su voz, y pregunta.

— ¿Por eso no aceptaste huir conmigo, cuando te lo pedí?... L-lia, te amenazo con contarme la verdad. ¿No es así?

Asiento y el vuelve a caer en mis brazos totalmente indefenso.

— Oh, Dios mío.

Durante un largo tiempo, creo que solo nos quedamos allí, existiendo el uno para el otro. Entonces, decido que es suficiente y le ayudo a levantarse para salir del jardín delantero de los Jung. Lo que menos necesitaba Hoseok, era seguir un segundo más en esta casa y que su madre o Lía, salieran para terminar con lo que habían empezado.

Mientras tomo a Hoseok de la mano y lo guio a la carretera, para tomar un taxi y dirigirnos a la casa de Jungkook y Jimin. Me prometo proteger a este hermoso chico, no dejarlo solo, y nunca jamás, dejar que nada ni nadie, lo dañara en la vida. Y era una promesa que cumpliría, sin importarme las consecuencias.

Hoseok ahora era mío. Mío para cuidar. Y esta vez, no lo defraudaría. 






😥😥😥







Capitulo 20-2parte.

OJO: Mis queridos lectores, el próximo capitulo será el final, después de eso, hare el epilogo, un extra, y finalmente daré por terminada la historia.  


#FORBIDDEN LOVE. 💜



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