Recházame

By KANEELI

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Almas gemelas, dos palabras que colocan el mundo de cualquiera de cabeza. Algo que todo lobo espera y anhela... More

Antes de leer
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Epílogo.

Capítulo 34

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By KANEELI


AURORA

El corazón me latia con fuerza en el pecho, tanto así que en algún momento pensé que me desmayaría.

Jamás pensé que él sería el que me estuviera buscando, aunque no dudaba que mis papás también lo hacían, fue él el que recorrió el bosque por tres dias seguidos hasta dar conmigo.

–Necesito volver –rompí el silencio.

Su ceño se frunció y me miró fijamente con sus ojos verdes que anhelaba poder ver nuevamente mientras estaba cautiva y ahora lo tenía justo enfrente de mí.

–¿Dónde específicamente? –preguntó.

–A la cabaña.

Negó y se colocó de pie con esfuerzo afirmándose el costado, ya que nos habíamos sentado por un momento para poder recuperar un poco de fuerza.

–Sabes que puedo...

–No –respondió tajante–. A ambas cosas.

Bufé ante lo segundo, porque ya lo había intentado varias veces, pero se negó a dejarme curarlo.

–Ya estoy bien –rodé los ojos–. Sané completamente.

–No me interesa, no lo harás.

Volví a rodar los ojos y lo observé.

Su olor era más fuerte ahora, si antes sentía que me nublaba ahora lo era aún más. No sé qué pasó o si hizo algo, pero el lazo lo sentía latir dentro tirándome hacia él.

Era como una especie de cuerda que nos mantenía cerca, si me alejaba un poco más de lo debido quería volver con él. Necesitaba tenerlo cerca, sentirlo, olerlo o simplemente saber que estaba a una mano de distancia.

Lo mire de pies a cabeza viendo sus ropas sucias con barro, rasgadas en algunas partes, tenía ojeras bajo sus ojos también y mi corazón se infló de amor por él, pero también de dolor por todo lo que tuvo que aguantar para llegar a mí.

Porque sabía que estar en su forma lobuna nunca fue su mayor fuerte.

–Aun así es muy guapo –Anahí suspiró y me emocioné.

–¡Hola! –grité de emoción–. Dios, te extrañe...no sabes la falta que me hiciste estos días.

–Yo también –aulló de tristeza–. Estaba en la oscuridad sola, te llamaba, pero nunca me respondiste. Fue horrible.

–Lo sé, me sentí igual –respondí viendo mis uñas–. No tenía a nadie, lo unico que podia hacer era escuchar al Al...

Me callé cuando recordé algo y alcé la cabeza encontrándome con la mirada de Brenin.

–Necesito tu ayuda –me acerqué a él–. Necesito hacer un hechizo.

–¿De qué? –frunció las cejas.

–El Alpha me pidió romper el lazo con su compañera, para que ella no sintiera nada de lo que le hacen –hablé rapido–. Tengo que hacerlo, no puedo no ayudarlo ahora que mi magia volvió.

–¿Alpha? –preguntó–. Entonces sí era él.

–Sí, era él... –me estremecí e inmediatamente Brenin me atrapó entre sus brazos–. Mi tarea era curarlo luego de que lo torturaran –apreté mi rostro contra su pecho olfateando su aroma a café–. Necesito ayudarlo –mi voz se quebró–. Siempre se preocupó por mí, pese a ser él el torturado, no puedo no hacerlo...

Un sollozó se me escapó sobrepasada ya por las emociones que había retenido por estos días, pero aquí en los brazos de él no pude resistir más. Su calor me daba la seguridad que necesitaba y había extrañado luego de todo lo sucedido.

Sus brazos se cerraron con fuerza a mi alrededor y una de sus manos acarició mi espalda mientras dejaba besos sobre mi pelo.

–Ya pasó, estás a salvo ahora...

Apreté su camiseta con mis puños y lloré todo lo que no había llorado dentro de esa cabaña, porque si lo hacía sabía que me hubieran pisoteado más de lo que ya hacían.

–Todo está bien roja –besó mi pelo–. Todo está bien.

Lloré por unos minutos más hasta que finalmente poco a poco fue cediendo, pero no lo solté. Aun quería disfrutar de esto que me estaba dando, la seguridad, el afecto, todo aquello que sabía no sería duradero.

Porque, ¿cómo podría cambiar tanto su actitud de hace tres días a hoy?.

Sus desplantes aún son frescos en mi memoria, las noches que pase anhelando esto, el que me dejara sentirlo cerca, poder querernos sin temer nada, pero solo tengo las memorias de llorar hasta dormirme por no saber cómo llegar a él o que incluso me quisiera.

Sé que tenemos muchas cosas de qué hablar y que pese a sus palabras sobre no aceptar mi rechazo me dan ilusión, prefiero mantener la distancia por un tiempo hasta asegurarme de que nada de esto solo me llevará a ilusionarme más de lo que ya estaba antes y que la caída sea más fuerte.

Pero por el momento, disfrutaré de estar entre sus brazos.

–¿Podrías ayudarme con el hechizo? –pregunto olfateando su esencia.

Infla su pecho bajo mi oreja y suelta el aire en un gran suspiro.

–¿Qué tienes en mente?

–Tenía pensado adormecerlo, no romperlo –digo–. Porque si lo rompemos, dejarán de ser compañeros, pero si lo dormimos, solo evitará que ambos sientan lo que el otro siente, pero la unión seguira ahí.

Se quedó en silencio por unos momentos y alce la cabeza para verlo mirar la nada fijamente y mientras él hacía eso yo lo observaba a él.

Lo primero que vi fue la forma marcada de su mandibula, algo que me resultaba extremadamente sexy era el como se mostraba tan bien el ángulo de ella dándole aspecto varonil a su rostro. Su mentón que se formaba un pequeño hoyuelo, sus labios rellenos, la nariz puntiaguda que siempre envidié, pero no tanto porque pese a ser delgada y delineada el tabique igual tenía un pequeño levantamiento de cuando una vez se rompió la nariz.

Tenía ojeras bajo sus intensos ojos verdes que eran protegidos por unas cejas delgadas, pero también tupidas que se encontraban ligeramente fruncidas ahora formando una arruga entre ellas.

Alce una de mis manos y con el pulgar acaricié la zona deshaciendo la arruga mientras él bajaba la vista para verme.

Tragué saliva ante la intensidad de su mirada, aquella que siempre hacía temblar mis rodillas y ahora no era diferente.

–Para el hechizo necesitamos algo de él roja –hace una mueca con la boca–. Lo siento...

Me removí incómoda en sus brazos y bajé la vista.

–¿Qué? –preguntó tomando mi mentón con su mano obligándome a verlo–. ¿Qué es esa mirada?

–Bueno...eh yo quizas...–intenté ver hacia otro lado, pero toda su mano se aferraba a mi mentón–. Quizas tengo cabellos de él.

Le sonreí timidamente y sus ojos me escudriñaron por unos segundos antes de sacudir la cabeza como si fuera incapaz de creer lo que acabo de decir.

–¿Como? –volvió a preguntar–. ¿Cabello de él? ¿Cómo es eso?

–Bueno, yo eh...

–Habla ya roja.

Bufé y me removí hasta que me soltó y mire mis pies.

–Cada vez que lo curaba, le sacaba unos pocos mechones de pelo.

Alcé la vista y me encontré con su mirada asombrada y perturbada al mismo tiempo antes de soltar una carcajada.

–¿Y por qué hiciste eso?

–Porque tendría fe que saldría en algún momento y podría ayudarlo en algo, lo que fuera.

Negó con la cabeza y volvió a reír logrando que me uniera a él. La verdad nunca pensé en aquello como algo extraño mientras lo hacía, pero ahora que lo pienso bien si lo es un poco.

–Bien hagámoslo –aceptó–. Pero debemos acercarnos un poco a la cabaña, debemos estar dentro de su radar, sino no funcionará.

–Bien –asentí–. Vamos.

Nos guiamos por los rastros de olor que quedaron de cuando Derek y Dylan me trajeron y en unos pocos minutos la cabaña apareció frente a nosotros. Nos mantuvimos entre los árboles a una distancia prudente para no alertar a nadie, ocultamos nuestros olores y lo odié.

Porque no podia sentirlo a él.

–Bien, hagámoslo aquí –anunció comenzando a sentarse en el suelo con una mueca de dolor–. Ven.

Lo miré con fastidio por no dejarme curarlo porque yo ya estaba completamente bien ya que mi curación era rapida al ser Alpha, pero él al no ser dominante con su lado licantropo se demora más en sanar.

Me senté junto a él y saque los cabellos que tenía del Alpha en el bolsillo de mi pantalón. Brenin volvió a reír cuando se los mostre y lo ignoré mientras se ponia serio para hacer lo que teníamos que hacer.

Nos sentamos uno frente al otro y carraspeó antes de colocarse serio, cerró sus ojos un momento y cuando los abrió brillaban en azul dejándome ver la magia que fluia en ellos. Imite sus acciones y deje la mía fluir mientras tomaba la mano que me tendía.

lunae deae –"Diosa Luna" murmuró–. paenitet me actio mea –"lamento mis acciones"–. Repite despues de mi roja, confractus link –tomó los cabellos con una mano y los apretó contra la mía–. confractus link –con la mano libre formó una pequeña navaja de hielo y la acercó a mi palma antes de hacer un pequeño corte juntando mi sangre con los cabellos–. confractus link.

Repetimos esas palabras dos veces más antes de que sus ojos volvieran al verde intenso, rompió parte de su camiseta y envolvió la palma de mi mano con ella.

–Ya está listo.

–¿Por qué ocupaste mi sangre? –pregunté con curiosidad viéndolo envolver mi mano.

–Así puedes devolver el vínculo a su normalidad.

Lo miré sorprendida por haber dejado esa responsabilidad en mis manos y más aún cuando terminó de vendarme y besar el dorso de mi mano con suavidad.

Abrí la boca para responder algo, pero me callé cuando un grito de dolor vino desde la cabaña. Me estremecí al reconocerlo y me coloque de pie rapidamente para ir en su ayuda, pero Brenin me agarró de la muñeca y me mantuvo en mi lugar.

–¿Qué haces? –me volví hacia él para tirar mi mano–. Suéltame.

–No.

Otro grito vino con más intensidad y mi corazón se aceleró comenzando a tirar con más fuerza, pero su agarre era ferreo en mi muñeca.

–Suéltame Brenin –supliqué al escuchar el dolor en sus gritos–. Por favor...

Los ojos se me llenaron de lágrimas mientras él me tiraba a sus brazos y me abrazó.

–No roja, lo siento...–acaricio mi cabello mientras yo me estremecia ante un nuevo grito–. No se cuantos son, aún estoy herido y no puedo dejar que vayas sola.

–Por favor...–suplique aferrandome a su camiseta con fuerza–. Tengo que ayudarlo.

–Déjame sanar, solo será un momento y luego te prometo que iremos –me abrazó con fuerza ante otro estremecimiento–. Te acompañaré al fin del mundo si quieres, pero no ahora.

Los gritos siguieron por no sé cuando tiempo con intensidad, dejándome saber cuánto estaba sufriendo y mi propio corazón sufría por él.

¿Sus gritos eran capaces de escucharse hasta acá fuera todo este tiempo? ¿O algo había sucedido? Igual no me sorprendía que nadie llegara a la ayuda, porque seguramente si alguien lo noto simplemente fue eliminado.

Me refugié en los brazos de Brenin una vez más mientras intentaba tapaba mis oídos para no escuchar su dolor, pero era inevitable.

Lo unico que quería era poder ayudarlo y rogaba internamente que la sanción de Brenin se apresurara, porque si yo intentaba sanarlo el no sentiria y me detendría asi que no quedaba de otra que esperar porque tampoco me dejaría ir.

"Iré a ayudar lo prometo", prometí en mi mente a la nada, pero pensando en el gran hombre que estaba sufriendo a costa de la codicia de otros.

"Prometo que iré"


•❀∘✿∘❀∘✿∘❀∘✿∘❀∘✿•

Lamento la demora

Me distraje viendo el documental de los Kelce jejej

Nos leemos <3

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