FORBIDDEN LOVE

By Lej_27

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Kim Taehyung solo quería olvidar y pasar un buen rato, por eso después de una acalorada discusión con su jove... More

ADVERTENCIA
PROLOGUE
ONE
TWO
THREE
FOUR
FOUR.2
FIVE
SIX
SEVEN
EIGHT
NINE
NINE.2
TEN
ELEVEN
ELEVEN.2
TWELVE
THIRTEEN
THIRTEEN.2
THIRTEEN.3
FOURTEEN
FOURTEEN. 2
FOURTEEN.3
FIFTEEN
FIFTEEN.2
SIXTEEN
SEVENTEEN
EIGHTEEN
EIGHTEEN.2
EIGHTEEN.3
NINETEEN
NINETEEN.2
TWENTY.2
TWENTY-ONE
END
EPILOGUE
CHARACTER SPOILERS
THANKS

TWENTY

177 30 11
By Lej_27

Nunca llueve eternamente. 

(Brandon Lee)


CUATRO DÍAS DESPUÉS...

HOSEOK

— Si amor, no te preocupes. No voy a salir de la habitación hasta que regreses. —Prometo, como lo había hecho durante los últimos tres días, Tae asiente satisfecho y me da un corto beso antes de abandonar por completo la habitación.

Habían pasado tres días en los que había pasado de maravilla, sintiéndome como en el cielo. Viviendo mi propia luna de miel junto a Taehyung. Sin embargo, no podía olvidar el caos que habíamos dejado a nuestro alrededor, por nuestras decisiones. Tampoco quería, seguir huyendo toda mi vida. Escondiéndome como si fuese la peor persona en el mundo, lo cual quizás no estaba demasiado lejos, pero, aun así, quería darle esa tranquilidad a mi hijo.

Hermoso Jesús, y luego estaba Sejun, Jimin y el abuelo Doyoung. Quería volver a verlos y saber cómo estaban. Quería buscar a Yoongi y disculparme por haberlo dejado plantado, cuando lo único que había hecho por mí, había sido cuidarme y estar siempre para mí. Mi padre. No podía dejar de pensar en lo decepcionado que debía estar de mí. Quería ver a mi padre y explicarle todo.

Es por ello y que, a pesar de mis miedos de rechazo, me obligó a llenarme de valentía y fallarle está vez a Taehyung, incumplimiento a mi promesa. Salgo de la habitación totalmente decidido, y tomo el ascensor, bajando al primer piso.

Una vez en la planta baja, me dirijo a recepción, donde una hermosa chica rubia y alta detrás del mostrador me sonríe amablemente, preguntando.

— ¿En qué puedo ayudarlo, joven?

Le sonrió de vuelta y pregunto.

— ¿Puede usted prestarme un teléfono? —La mujer frunce el ceño y me mira con ojos interrogantes, por lo que añado inmediatamente. —Lo siento, déjeme explicarle. Es que he sido un tonto y he dejado ir mi teléfono al agua. Necesito llamar a mi esposo urgentemente, pero ahora mi teléfono se ha dañado.

La mujer asiente, como si ahora todo tuviese sentido. Entonces, sonriéndome nuevamente, me señala el teléfono puesto en el mostrador y lo señala, dándome así, permiso para tomarlo. Así que, avergonzado, por lo tonto que había sonado hace un rato, ¡Porque vamos!, ¿Quién en pleno siglo veintiuno no tenía un teléfono?, tomo el teléfono y murmuro. —Gracias. —La chica rubia asiente en mi dirección y se hace a un lado, para atender a una pareja que acababa de llegar, dándome así, un pequeño espacio a solas.

Sin poder evitarlo, una sensación de dolor se instala en mi estómago, mientras recuerdo el número de mi padre. Mi mano vibra con dedos temblorosos y no puedo detener el flujo de pensamientos negativos que inundan mi cabeza. Sin embargo, ya había tomado una decisión, y aparto violentamente cualquier pensamiento de mi cabeza, pulsando los botones del número de padre y finalmente marcando.

Nada.

Vuelvo a intentarlo una y otra vez más, pero no obtengo nada, aumentando mi nerviosismo.

¿Por qué no contestaba?

Jimin.

Joder. Debía de llamar a Jimin, seguramente el sí contestaría.

Cambiando el numero en el teléfono, marco una, dos y tres veces, pero nada. No obtengo nada. Y cuando me doy por vencido, una voz del otro lado del teléfono, me deja perplejo y con la mano congelada en el aparato.

— ¿Hobi? —Mi respiración se engancha en mi garganta, ante el sonido de la voz de Jimin. —¿Hobi, eres tú?...

Reprimo una mueca de dolor al escuchar su voz anhelante, mientras un largo silencio se derrama a mi alrededor. Aun así, me obligo a articular sonido alguno, limpiándome las manos de repente ahora sudorosas en mis jeans y trago saliva, mirando la punta de mis converse. Entonces, me aclaro la garganta y susurro con la voz rota.

— Jiminie.

Un pequeño jadeo abandona los labios de mi primo. Y no puedo evitar preocuparme por su reacción. A lo lejos, puedo escuchar a Jungkook, preguntarle. —¿Qué sucede cariño? —Pero Jimin no responde y en cambio susurra al teléfono.

— Ohh por Dios, Hobi. ¿De verdad eres tú? ...

Asiento con la cabeza como si Jimin pudiese verme y musito.

— Si, Jiminie. Soy yo. —El jadea nuevamente antes de que un largo silencio se extienda entre nosotros. Sin embargo, y después de un largo tiempo, no soy capaz de soportar más el silencio y susurro. —Lo siento.

Del otro lado de la línea, Jimin se quiebra y su llanto es desgarrador para mi corazón. Mis propias lágrimas hacen su recorrido por mis mejillas y las quito desesperadamente con el dorso de mi mano, mirando a mi alrededor, para asegurarme que nadie estuviese viéndome. Cuando me he asegurado de que la atención de alguna persona en la recepción, estuviese puesta en mí, y con la urgencia de acallar los lamentos de Jimin al otro lado del teléfono, espeto en voz baja.

— Joder, no. No Jimin. No llores. Yo estoy bien y ...

— Hobi—La voz lastimera de Jimin, me corta de golpe. — Escúchame—Algo desagradable asciende en espiral desde la boca de mi estómago, hacia mi garganta. Aun así, sigo escuchando. —Tienes que volver. Algo terrible ha sucedido.

Algo terrible ha sucedido.

Las palabras de mi primo hacen eco en mi cabeza, revolviéndome violentamente el estómago.

¿Qué era lo que estaba mal? ¿Qué había sucedido? ...

Con la urgencia y el desespero de obtener respuestas, pregunto.

— ¿Qué sucede Jiminie?

Silencio.

Jimin, no responde inmediatamente y aunque la pregunta pone una diana sobre mi corazón, sabiendo que la respuesta de Jimin, podría ser el dedo que apretara el gatillo, presiono con más insistencia.

— Jimin, ¿Qué es lo que sucede?... Me estas asustando. Por favor, dime que...

— El abuelo Doyoung, ha muerto.

Las palabras de Jimin, se convierten en dagas certeras para mi corazón. Clavándose y enterrándose profundamente, hasta dejarme sin respiración.

El abuelo Doyoung, ha muerto.

Cierro mis ojos y me recuesto sobre el mostrador, apretando fuertemente el teléfono móvil, como si con eso pudiese desvanecer las palabras de Jimin.

El abuelo Doyoung, ha muerto

No. Eso no podía ser cierto. ¿Verdad? ... Seguramente había escuchado mal... Seguramente, Jimin estaba siendo un mal primo y se estaba vengando de mí, por haber huido con Taehyung y no haberle contado nada.

No podía alinear un pensamiento con el otro. Todo era una mezcla, un revoltijo de colores y sonidos a mi alrededor. Eres casi, como si hubiese recibido un golpe que me estaba noqueando lentamente. Pero no podía quedarme callado, debía preguntar, debía exigirle a Jimin la verdad. Así que, abro mis labios, para obtener respuestas, pero de mi boca no sale sonido alguno. Mi garganta se siente obstruida y lo único que logro articular, es un sonido lastimero, cuando pregunto en voz bajita.

— ¿Qué?...

Hay un corto silencio del otro lado de la línea, segundos antes de que Jimin, diga.

— El abuelo Doyoung, sufrió un infarto, cuando se enteró que te habías ido con Taehyung. Los médicos no pudieron hacer nada, por salvarle.

Ohh Dios mío.

¿El abuelo Doyoung, había muerto por mi culpa?

Mi corazón latió dolorosamente y tuve que tragar con fuerza, para no desvanecerme allí mismo.

El abuelo Doyoung había muerto y todo había sido mi culpa. Por mis acciones. Por mis decisiones. Y eso era algo, que nunca en la vida me iba a perdonar. Por Dios, ni siquiera había estado para darle el último Adiós.

Antes de que pudiese formar otro pensamiento en mi cabeza, parpadeo y sacudo la cabeza volviendo a la realidad. La voz llorosa y rota de Jimin, continua en el teléfono.

— Hobi, debes volver. Por favor.... Desde que te fuiste todo ha sido un caos—Hay una corta pausa, antes de que Jimin, agregue—Sejun, no ha parado de trabajar como un loco, como si con eso, pudiese escapar de la realidad. Tía Jisoo y Lía, se han vuelto más histéricas y no han parado de acosarme, para que les diga donde estas. —Otra pausa—Pero el que más me preocupa es tío Nam, Hobi. Él no ha vuelto a ser el mismo desde que te fuiste, y desde que el abuelo Doyoung murió. Está deprimido y se la pasa en su oficina tomando y tirando cosas, cuando el alcohol ya no puede calmar su frustración.

Lágrimas de enojo y tristeza, escocen en la parte posterior de mis globos oculares. Algo día controlaría mis emociones, pero ese día definitivamente no sería hoy. No hoy, cuando cada palabra de Jimin, estaba siendo como un puñal certero para mi corazón. No hoy, cuando estaba escuchando, como había destruido a mi familia.

— Por favor vuelve pronto, Hobi. Yo también le he pasado mal sin ti...

Es lo último que alcanzo a escuchar del otro lado de la línea, cuando las lágrimas se apoderan de mi rostro y el teléfono cae de mis manos, colgando en el mostrador con un ruido sordo. Mi corazón se detiene por una mili fracción de segundos y la temperatura comienza a subirme por el cuerpo. La cabeza empieza a darme vueltas, nublándome la vista y piernas flaquean como una gelatina.

Ohh, mierda. Un ataque de pánico.

No necesitaba un maldito ataque de pánico en estos momentos.

Me concentro en tomar bocanadas grandes de aire y respirar, cuando una voz amable a mis espaldas me hace girar aturdido y confundido.

— ¿Joven se encuentra usted bien?

Obligándome a abrir los ojos, me limpio los ojos con los dedos, recogiendo las lágrimas y frotándolas en las palmas de las manos. Miro fijamente a la chica frente a mí, la misma que me había prestado el teléfono hace un rato, con rostro preocupado y una cena levantada en interrogación.

Me las arreglo para inhalar inestablemente, antes de preguntar

— ¿Disculpe? — Mi voz tiembla.

— ¿Qué si se siente usted bien? ... Luce pálido.

¿Qué si me sentía bien?

Joder, no.

Me sentía enfermo. Mi estómago revuelto y frio, con la bilis haciendo saltos mortales, para salir de mi garganta. Sin embargo, no era algo que le diría a la recepcionista y como puedo la mantengo hacia abajo por pura fuerza de voluntad, diciendo.

— Sí, no es nada. Gracias por el teléfono.

Por el rabillo del ojo, puedo ver a la recepcionista abrir la boca, quizás para preguntar e insistir un poco más, por el motivo de mis lágrimas. Sin embargo, no me quedo para escucharle y me giro inestablemente, tratando de no tropezar con mis propios pies.

Mientras avanzo hacia al ascensor sintiéndome débil, un escalofrió antinatural se precipita por mis brazos; quería gritar y correr, halar de mi propio cabello y luego seguir llorando. Sin embargo, hago un esfuerzo enorme por controlarme y me adentro al ascensor, mi mente siempre en el abuelo Doyoung.

Inevitablemente, los recuerdos llegan como un Flash. Rápido y doloroso. Las imágenes se cuelan atraves de mi mente llegando hasta lo más profundo de mi corazón, desgarrándome por dentro y matándome ante lo cruel de la vida.




Flashback

Cuando el príncipe llegó, le dijo al padre de Cenicienta que esa no era la hija que buscaba, que se probara el zapato la otra hermana. Y así se hizo. Como la otra hijastra tampoco le cabía el zapato, se cortó el talón, pero la sangre y la información de las palomas volvieron a delatarla.

Jimin, chillo aterrorizado y apretó más mi mano por debajo de las mantas, a medida que el abuelo Doyoung, nos relataba por milésima vez.

El príncipe preguntó por la tercera hija, pero el padre de Cenicienta no quiso enseñarla diciéndole: "Tengo otra pobre hija de mi primera mujer, que siempre está en la cocina, pero esa no puede ser la novia que buscáis". El príncipe insistió en verla y Cenicienta se lavó un poco y acudió a la llamada del apuesto galán.

El príncipe le probó el zapato que encajaba a la perfección y al mirarla a la cara reconoció a la hermosa doncella que había bailado con él y le dijo al padre de Cenicienta: "Esta es la verdadera novia que busco, la tomaré como esposa.

El pequeño Jimin a mi lado, sonríe complacido y suspira emocionado, como si nunca en la vida, hubiese escuchado el cuento de la cenicienta. Por mi lado, sonrió para mis adentros, por lo tonto de la historia, pero disfrutando de la sensación de tranquilidad que me brindaba mi primo y mi abuelo.

Finalmente, el abuelo Doyoung, finaliza, diciendo.

El padre aceptó ante la presencia pálida de la madrastra y las hijas de ésta que no podían creer lo que estaba ocurriendo.

Cenicienta se montó en el caballo con el príncipe y cuando pasaron por delante del sepulcro de la madre de la joven, las palomas comenzaron a decir: "Sigue príncipe, sigue adelante, sin parar un solo instante, pues ya encontraste la dueña del zapatito pequeño". Tras esas palabras alzaron el vuelo y se posaron sobre los hombros de la joven doncella. Cenicienta y el príncipe vivieron felices.

Jimin suspira, diciendo.

Yo también quielo encontrar a mi plincipe azul y viajal por todo el mundo en caballo, a su lado.

Rio por lo absurdo de sus palabras y espeto.

No seas tonto, Jimin. Los plincipes azules no existen. Solo son cuentos e histolias inventadas, para nosotlos los niños. Pero no existen.

Jimin hace un puchero, fulminándome con la mirada y soltando mi mano, como si le hubiese lanzado la peor de las ofensas.

Eso es mentila. Los plincipes azules si existen.

Que no existen, Jimin. —Refuto, enfureciendo al más bajo—Lo que pasa, es que tú eres un soñadol y crees en todos esos cuentos, que el abuelo Doyoung nos cuenta antes de dormir.

Eso es mentira...

Jimin, susurra ya, al borde de las lágrimas. Es ahí, donde el abuelo interviene y espeta.

Basta jovencitos. —Para dirigirse hacia Jimin y picar su nariz, murmurando con ternura —Cuando seas grande, encontraras a tu príncipe azul que te lleve en su caballo. Y aunque debo decirte y decepcionarte, avisándote que quizás no sea como en los cuentos de princesas, vivirás tu propio cuento de hadas si así lo deseas y luchas por ello. —Jimin seca sus lágrimas con el dorso de su pijama y sonríe esta vez complacido y contento por las palabras del abuelo.

El abuelo Doyoung, se gira ahora hacia mí, e instintivamente, bajo la mirada avergonzado. Él sonríe por mi reacción y levanta mi rostro con su dedo índice. Entonces, dice.

No tiene nada de malo ser un soñador, Hobi. Tú también puedes ser un soñador si quieres.

Pero madre dice que debemos vivil con los pies puesto en la tiela. Que soñal, es pala personas débiles, que no tienen oficio.

El rostro del abuelo se tornó sombrío y después de unos segundos finalmente dijo.

No le prestes atención a la bruja y loca de tu madre. —Jimin y yo nos miramos, soltando una carcajada, por las palabras del abuelo. — Todos los niños deberían soñar. —Asiento, deteniendo mi carcajada y prestándole nuevamente atención al abuelo. El continua. —Y ten siempre esto presente, Hoseok. Ningún soñador es pequeño. Ningún sueño es demasiado grande para alcanzar. Y solamente un soñador puede hacer que un sueño se convierta en realidad. Luchando, esforzándose y creyéndolo. —El abuelo, levanta su mano y toca mi corazón, afirmando. —Pero debes creerlo. Creerlo de verdad, Hobi.

Fin flashback



La preguntara era. Si lo creía con todas mis fuerzas, ¿el abuelo Doyoung regresaría?...

Enormes y gruesas lágrimas, corren por mis mejillas cuando salgo del ascensor. Inmediatamente me adentro al interior de la habitación y cierro la puerta a mis espaldas, corriendo hacia el pequeño cuarto de baño. Una vez frente al retrete, me doblo y dejo que el contenido de la noche anterior, se vacié de mi estómago.

El mundo estaba borroso en los bordes, y cuando termino de vaciar el contenido de mi estómago, me tambaleo hacia atrás. Entonces, mareado, con los pulmones doloridos y la vista nublada, me siento en la fría baldosa, intentando respirar. Los pulmones se me agarrotan cada vez lo intento y lo único más fuerte que las palabras de Jimin, anunciando la muerte de mi abuelo, es el rugido de mi propia sangre junto al latido de mi corazón.

Grito y golpeo la pared a mi lado, hasta que mis nudillos sangran y la mano se me adormece. Entonces, solo así, puedo detenerme, pero no me levanto del piso y cubro mi rostro, con mis manos ensangrentadas.

Eres un doncel hermoso mi Hobi. Lleno de luz y alegría. No permitas que nadie apague tu belleza interior.

— ¡NOOO!... Grito desde lo más profundo de mi alma...— Abuelo...















(...)

TAEHYUNG

Cuando entro a la habitación, con las bolsas de desayuno en la mano, busco a Hoseok con la mirada y no lo encuentro por ningún lado.

¿Pero, donde demonios se había metido?...

Como todas las mañanas durante los últimos tres días, que nos habíamos estado hospedando en el hotel, había salido temprano para conseguirnos desayuno. Me tomaba alrededor de una hora e inmediatamente regresaba al hotel para estar junto a Hoseok. Como siempre, el menor me esperaba en la cama, ya sea, viendo la televisión o leyendo un libro. Sin embargo, mis ojos no lo encontraban esta vez y los nervios e inquietud, se apoderaron de mi cuerpo, congelando mis nervios.

— ¿Hobi, cariño? —Llamo, pero no obtengo respuesta. Inmediatamente supe que algo andaba mal. —¿Hobi?...

¿Adónde había ido?

Dejando las bolsas en la mesita, al lado de la pared derecha, doy un paso hacia adelante, percatándome de que la puerta del baño está abierta. Inmediatamente me dirijo allí, con las alarmas sonando en mi cabeza.

Para cuando me detengo en el marco de la puerta, lo primero que mis ojos ven, es a un Hoseok tirado en el piso, con las manos en su regazo, como si tuviese miedo. Pero... Mierda. ¿Era eso sangre?...

— Oh, Dios mío...—Exclamo aterrorizado, de que se hubiese hecho daño, y por puro instinto protector, corro, dejándome caer a su lado, mientras tomo sus manos y las inspecciono. Mis pensamientos corriendo en mil direcciones diferentes. —Oh, Dios, Hobi. ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?...

El niega con la cabeza y lágrimas gruesas se derraman por sus ojos.

La desesperación me invade, y con el corazón martillando fuertemente dentro de mi pecho, agarro su barbilla e inclino su rostro hacia el mío.

— Hobi, bebé, háblame por favor, ¿Qué sucede?... Me estas asustando.

El menor se rompe más, como si fuese posible, y su voz suena rota y delgada, cuando susurra.

— El abuelo Doyoung a muerto, Tae. El abuelo Doyoung ha muerto por mi culpa.

Trago saliva con dificultad, procesando las palabras del menor. ¿Qué? ¿Jung Doyoung, muerto? ... No. No tenía sentido. Además, ¿Cómo Hoseok, podría saber algo así?...

Inclinando todavía su barbilla hacia mí, pregunto.

— ¿Quién te dijo tal cosa?

Hoseok hipa, en un intento fallido de controlar sus lágrimas, susurrando.

— H-he llamado a Jimin. —A pesar de su dolor palpable, el menor me da una mirada de disculpa y agrega inmediatamente. —Tenía que hacerlo Taehyung.

Pero ahora eso es lo menos importante, y pregunto, como si ya no supiese la respuesta.

— ¿E-el, te ha dicho eso? ...

Hoseok asiente y entonces se apoya en mi pecho, mientras las lágrimas empapan mi camisa.

— Oh, por Dios, Hobi, lo siento. Lo siento mucho. —Rodeándolo con mis brazos, trato de consolarlo y brindarle mi apoyo.

Él se estremece violentamente y suelta en un hilo de voz, desgarrado.

— Todo ha sido mi culpa, Tae. El abuelo, ha muerto por mi culpa.

Niego, pegándolo más a mi cuerpo. Sintiendo su dolor como mío propio, y con la urgencia de calmar su pena.

— No. No, Hobi. —Afirmo. —No ha sido tu culpa.

El menor no responde y se queda ahí, llorando en silencio, mientras cada pequeño espasmo de su cuerpo, hacía que mi corazón se estrujase. Viéndose como una mariposa atrapada allí, contra mis brazos. Delicada y frágil, inmovilizada donde estaba.

Sabia cuanto Hoseok, debía estar sufriendo. Sabía que Jung Doyoung, había sido una persona importante en la vida de Hoseok, considerando que el menor, había dejado toda su vida construida con esfuerzos, tirada en parís, para venir a corea y estar a su lado, después de enterarse de su enfermedad.

Deseaba poder volver el tiempo atrás, y frenarme a mí mismo de acercarnos. De empujar a Hoseok a las miradas. Las acusaciones. La incredulidad. La confianza rota. Y el dolor por la pérdida de su abuelo. Pero era demasiado egoísta, y sabía que, aun devolviendo el tiempo atrás, no sería capaz de alejar a Hoseok de su vida.

No recuerdo, ni estoy seguro de, en qué momento, había levantado a Hoseok del piso y lo había llevado a la cama, ayudándolo a acostarse y regresando al baño, bajo las protestas del menor, por irme de su lado, para tomar el pequeño botiquín de primeros auxilios, que había visto cuando nos hospedamos el primer día.

Para cuando regreso, Hoseok yacía acurrucado en la cama. Sus ojos, están secos ahora, y hay una especie de vacío, de finalidad dentro de él, junto con el temor sin forma y doloroso en su rostro, que me destruye por dentro y me hace querer, gritar y romper cosas, para calmar mi frustración.

Cuando Hoseok se percata de mi presencia, sus fríos ojos recorren mi rostro, segundos antes de deslizar su mirada lejos de la mía. El dolor golpea fuertemente, atravesando en mi interior, y observo su lenguaje corporal, durante algunos segundos, preguntándome si este era uno de esos momentos, en los que necesitaba mis palabras o mi silencio. Si necesitaba recordar u olvidar. Que se aferrara a su angustia o que la dejara ir. Sin embargo, me negaba a mantenerme un según más alejado de él, y me muevo por inercia, deteniéndome a su lado y dejando el botiquín en la mesita de noche. El menor no se mueve.

Suspiro frustradamente y paso mi mano, por mi cabello, segundos después, musitando.

— Debo limpiar las heridas en tus nudillos, cariño. —El menor ni se inmuta y las facciones de su rostro, expresan desolación y tristeza. Por lo que, suspiro y lo intento nuevamente. — Sé que estas herido, y que nada de lo que te diga, va a hacer que tu dolor desaparezca. Pero... ¿Puedes hacerlo por el bebé, Hobi? ¿Por favor?...

El labio inferior de Hoseok tiembla, pero me mira antes de asentir. Le extiendo la mano y el, la toma temblorosamente, levantándose y ubicándose como se lo pido. Entonces, tomo sus manos y dejo un suave beso en cada una de ellas, antes de comenzar a limpiar.

Hoseok tiembla y se retuerce, cuando el alcohol hace contacto con su piel, pero es fuerte y se deja limpiar la sangre seca, sin ninguna protesta. Después de varios segundos, finalmente termino de limpiar, y de proteger las manos del menor, con un vendaje.

— Bien hecho, cariño. —Susurro, besándolo en la mejilla y ayudándolo a acostarse nuevamente en la cama.

Cuando hago el amague de tomar el botiquín, para regresarlo a su puesto, Hoseok se estremece y toma mi mano, susurrando bajito.

— Quédate a mi lado... —Y así lo hago.

Me acuesto a su lado y lo acuno contra mi pecho, siendo su soporte. Él se deja hacer, cuando mi mano va a su cabello naranja y lo acaricio con el más suave toque. Un largo silencio se extiende entre nosotros, mientras que, por dentro de mi cuerpo, algo brinca, algo dentro de mí, también se llena un poco de pánico. Miedo a perder a Hoseok, miedo a que después de esta noticia, Hoseok, decidiera dejarme y alejarme de su lado.

Una sensación vertiginosa se extiende en mi como un incendio forestal, ante el pensamiento de perderlo. Lo aprieto más contra mi cuerpo y atesoro encima de mi corazón, como si alguien pudiese arrebatarlo en cualquier momento de mi lado.

Me obligo a detener el flujo de pensamientos negativos en mi cabeza, concentrándome solo en Hoseok, y continúo acariciando su cabello con suavidad. Hoseok suspira y a los pocos segundos, la somnolencia parece apoderarse de él, porque su respiración se torna tranquila y su pecho sube y baja, aun ritmo, muy suave. Sin embargo, no soy capaz de confirmarlo, para no ver su sombrío rostro adolorido. Y en cambio, me quedo allí, brindándole consuelo en silencio. Cuidando sus sueños, y salvando cualquier pedacito de tranquilidad y paz, que pudiese tener.



















(...)

HOSEOK

Abro los ojos y me encuentro con los de Taehyung, sentado en una silla junto a la cama en la que estaba dormido. Seguramente el, la había rodado, porque no recordaba que estuviese ahí, en ningún momento. Pero... ¿En qué momento había dejado la cama?

Mi corazón martillea y late dolorosamente, cuando inevitablemente, la voz de Jimin hace eco en mi cabeza, recordándome la muerte de mi abuelo. Trago con fuerza y cierro los ojos por un momento, tratando de mantener las lágrimas a raya. Es entonces, cuando Taehyung se percata, de que ya he despertado, y se levanta inmediatamente de la silla, haciéndose a mi lado y contemplándome a los ojos, para posteriormente, atraerme hacia él, dándome consuelo, sin que yo se lo pidiera.

Después de unos segundos, soy capaz de moverme y rodeo a Taehyung con mis brazos. Abrazándolo mientras mi corazón se rompe, y los pedazos andrajosos de mi alma, se desgarran por completo y el aplastante peso del fracaso, rueda sobre mí, como una ola, arrastrándome hacia el mar.

— Hay que regresar a casa.

Digo en un hilo de voz, sintiéndome demasiado cansado.

El mayor exhalo un suspiro largo y asiente.

— Ya he arreglado eso.DiceHe conseguido un vuelo que sale en dos horas.

Suspiro y entierro mi cara en el hueco del cuello del mayor, con mi estómago convirtiéndose en nudos ansiosos. Incluso pensar en regresar, me trajo una sensación de pánico apretado en el pecho

Pero tenía que hacerlo.

Tenía que volver con mi familia y afrontar las consecuencias de mis actos.

Tenía que volver y pedir perdón al abuelo Doyoung, por haberlo dejado solo. Por haberle fallado y por ser el causante de su muerte. Porque, pese a lo que Taehyung haya dicho antes, el único responsable de la muerte del abuelo, había sido yo.

Me muerdo el labio, tratando de canalizar el dolor de mi corazón a una sensación física, que me conectara a tierra. Quería ser fuerte, pero maldita sea, no lo era. Este sufrimiento me estaba consumiendo por dentro, y lo único que pude hacer, fue aferrarme al cuerpo del mayor, hasta que el momento de regresar a Seúl, llegara. Mientras tanto, seguiría aferrándome al mayor, antes que nuestra separación inevitable llegara.

Porque después de lo sucedido, seguramente no podría ser tan egoísta y quedarme con su amor. ¿Verdad??







😥😥😥


Capitulo 20-1ra parte. 

#FORBIDDEN LOVE💜

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