Redención (Inazuma Eleven-Axe...

By Otra_chica_loca

47.8K 4.2K 1.5K

[Segunda temporada de El torneo (Inazuma Eleven-Axel Blaze)] Dicen que el humano es un ser para la muerte. Lo... More

Sinopsis
Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capitulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV (Parte I)
Capítulo XXV (Parte II)
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII
Capítulo XLVIII
Capítulo XLIX
Capítulo L
Capítulo LI
Capítulo LII
Capítulo LIII

Capítulo XLIV

324 36 3
By Otra_chica_loca

Estaba sin palabras. Me volví para mirar a Axel, sintiéndome anonadada.

Él apoyó su cadera contra el marco de la puerta y cruzó los brazos bajo se pecho con aire despreocupado. En jeans y remera con aire casual y su cabello cayendo lacio sin peinar.

Sus ojos eran un misterio, pero podía ver el tono de preocupación que estaba tratando de ocultar.

— ¿Qué piensas, Tess?

Me sentía extrañamente sin fuerzas, como si hubiese luchado durante horas y de alguna forma toda mi energía hubiese sido consumida. Me senté a los pies de la cama de Axel.

¿Qué podía pensar de que Axel Blaze hubiese ocupado gran parte de su tarde para remodelar su habitación para darme un lugar?

¿Qué él hubiese comprado ropa de mi talla y luego la guardase en sus muebles?

¿Qué hubiera comprado un tocador de mujer con maquillaje y lo hubiera puesto en la esquina de su habitación donde llegaban los primeros rayos de luz del día?

No era el dinero que pudo haber gastado lo que provocaba un nudo en mi garganta. Era el hecho de que hubiese escogido un pantalón de pijama con un sol sonriente bordado y que al tacto era impensablemente suave y felpudo.

También era el hecho de que hubiese dejado un cepillo de dientes nuevo justo al lado del suyo.

Eran los trazos de una vida normal que me prometía, era la sinceridad y la determinación de Axel por cumplir su palabra y extenderme la mano para que me quedara a su lado hoy, mañana y siempre.

—Puedo cambiarlas a la habitación de invitados si prefieres. —añadió Axel, comenzando a ponerse nervioso por mi silencio y malinterpretándolo. Vi como tragaba saliva y balbuceó torpemente. — Solo quiero que sepas que, si deseas quedarte, aquí tienes un lugar. Conmigo siempre tendrás un lugar. Nunca dudes de eso. Dime que piensas, Tess. ¿Es demasiado?

Sentí mi piernas temblar. Ni un golpe o insulto pudo haberme afectado a ese nivel. Mi corazón bombeaba con fuerza.

El amor de Axel era honesto y directo, me dejaba aturdida. Sin defensas donde esconderme, sin lugares donde refugiarme.

—Pienso que debiese dejarte más veces plantado si reaccionas así.

El rodó sus ojos, ignorando mi broma. Se apartó del marco de la puerta y avanzó en la habitación hasta sentarse a mi lado. Su hombro rozó el mío, pero no hizo ademan de abrazarme como si deseara darme el espacio suficiente, pero su olor y presencia me lleno por completo. Si cerraba los ojos, él estaba en todas partes.

—Gracias. —dije, recuperando mi voz. —Muchas gracias, Axel. No sé que decirte. ¿Realmente me estás invitando a vivir contigo? ¿Me quieres ver todos los días, saber que ronco a veces y hablo entre sueños otras tantas? ¿Estás dispuesto a eso? ¿A que Nehalennia te despierte a las seis de la madrugada para pedirte comida si es que yo sigo durmiendo?

Estaba tratando de pensar en más defectos, intentado convencerlo que yo no era una buena apuesta. Nunca había sido buena para nadie, ¿Verdad? Mi sola presencia traía dolor y desgracia. Incluso él había sido afectado por aquello en el pasado.

¿Por qué querría tenerme cerca de él? ¿Por qué me elegía si al final ambos sabíamos que yo no valía la pena?

Él se inclinó para besar mi mejilla y fue como si con eso callara a cada uno de mis demonios inquietos y finalmente me abrazó contra su cuerpo. Cada centímetro de mi cuerpo adaptándose al refugio que me ofrecía, al calor que se extendió por su piel.

Su voz fue solida y al mismo tiempo hecha de sueños y promesas.

—Totalmente dispuesto. —aceptó. –Si tu también aceptas que a veces también puedo roncar y que irremediablemente me comeré el último trozo de pastel. Que me cuesta mucho despertar en la mañana y deberás tenerme paciencia en ese aspecto porque dejo mil alarmas para al final levantar una hora después. Y si comenzamos a ver una serie juntos no perdono fácilmente que adelantes capítulos sin mi ¿Estas dispuesta, Tess?

A esta altura sospechaba que el podría confesarme que en realidad se había convertido en un asesino serial y a mí no me importaría. Le preguntaría si necesitaba ayudaba a ocultar las evidencias. Porque, si el me aceptaba, si él me quería junto a él, yo aceptaría todo.

Porque quería esto con demasiada fuerza que dolía. Quería ocupar ese cepillo de dientes, quería despertarlo y que desayunáramos juntos. Ir con Nelly a aprender a escondidas cual era aquella ciencia oculta de cocinar y sorprender a Axel con algo que no se esperaría.

Quería una vida normal. Días tranquilos junto a él, comenzar con él y darle la bienvenida a la noche bajo un mismo techo, donde nuestro mayor conflicto fuera decidir que cenar.

Y dolía por que nunca había tenido aquello. Dolía porque sabía lo frágil que era aquel sueño por más simple que pudiese parecer.

Me aferre a él, sintiendo su perfume y loción envolverme. Escuché el corazón de Axel retumbar contra mi oído y me oculté en su pecho, creyéndole cuando el decía que me protegería.

Él levantó mis piernas y las acomodó sobre su regazo. Sentada sobre él, pude mirarlo por completo. La sombra de la duda escondida detrás de sus ojos, quizás preguntándose si ha dado un paso en falso que amenaza con hacerme correr en dirección contraria.

Apoye mis manos en sus hombros.

— ¿Es un sí, Tess? —sus dedos se deslizan entre mi cabello y apoya su mano en mi nuca. Estamos tan cerca, que me puedo ver reflejada en sus pupilas oscuras. Su aliento roza mi rostro con cada palabra. — ¿Te quedas conmigo?

—Me quedo contigo, Axel. —afirmé. Durase lo que durase, me quedaría con él hasta el final me prometí.

Me regaló la sonrisa más hermosa que pude haber visto jamás, capaz de iluminar estancias enteras y lo suficientemente brillante para apartar cualquier sombra de duda de mi alma.

Ese, decidí, era mi nuevo lugar favorito. Entre sus brazos y con el sonriéndome.

Si era necesario, haría lo impensable para mantener esa sonrisa.

Se inclinó para besarme y por ese instante siento que no hay fuerza en la naturaleza ni persona sobre esta tierra capaz de separarnos. Nos hemos vuelto a encontrar, nos hemos vuelto a elegir y esta vez estábamos haciendo las cosas bien. Porque todo se sentía bien, encajando en su lugar.

El beso se profundiza y siento la fuerza que nos atrae a ambos y somos arrastrado a esa nueva necesidad que hemos descubierto juntos. Siento el deseo despertar mi cuerpo y ya no hay vuelta atrás. Rodeo su cuello con los brazos y lo atraigo hacia mí, mis dedos enredándose en la suavidad de su cabello. El se inclina hacia atrás en la cama y se deja caer sobre el colchón, llevándonos a ambos. Sus manos firmes recorren mi cintura y el calor me quema a través de la ropa.

Axel me mira desde abajo, levanta una ceja rubia. Veo un brillo malicioso en el marrón de sus ojos que se han oscurecido al dilatarse su pupila.

—Quiero que conste. —dice, tomando una pequeña pausa antes de besarme otra vez. —No te he traído a nuestra cama con engaños ni nada. He sido sincero...

Nuestra cama.

Esa combinación de palabras es suficiente para desarmarme y volverme a ensamblar. Una nueva urgencia toma control y mi juicio se apaga por completo. Me entrego a la parte más primitiva de mi alma y solo quiero a Axel. Lo deseo tanto que duele.

Y el tiempo se vuelve apenas una sugerencia.

Dejo mi mano apoyada sobre su pecho, la palma abierta sobre su corazón.

—Las palabras para después. —le pido, sintiéndome agitada. —Te necesito. Por favor. Ahora.

Y lo veo frente a mis ojos como su rostro se transforma. La ferocidad se adueña de su mirada, aquella naturaleza salvaje que lo convirtió en el legendario jugador de fuego vuelve a aparecer frente a mi presencia.

Apenas queda algo de razón en él.

Él también se entrega a su instinto y somos dos personas enceguecidas de deseo por el otro. Y me doy cuenta de que lo quiero todo. Sin frenos, sin barreras de contención. Con el pie en el acelerador a fondo sin miedo de enfrentar ninguna curva.

—No te contengas. —le ruego. —Porque yo no lo haré.

Más rápido de lo soy capaz de registrar, Axel cambia nuestro lugares. Él se impone sobre mi dejándome bajo su cuerpo y siento la presión de cada uno de sus músculos aprisionándome. Sus manos atrapan las mías y me inmoviliza sobre la cama. Sus dedos se entrelazan con los míos y veo las lenguas de fuego naranjas y rojas rodear sus antebrazos y bajar hasta sus dedos. Las llamas serpentean desde su piel hasta la mía y siento el calor de su fuego en mi piel. Percibo el olor a chamuscado de las sábanas, pero en mi piel su fuego es un invitación.

Sus ojos son más oscuros de lo que alguna vez podría recordar. Axel se había abandonado a sus más bajos impulsos y yo le había dado bandera verde a todo.

—No sabes lo que pides, pero te lo daré.

Abro mi boca y antes de poder asegurarle que lo aceptaría todo, sin importar nada, él se adueña de mi boca y siento todo su poder. Su ferocidad, su valentía y su amor.

Si cree que es el único que había estado refrenando en nuestros encuentros hasta ahora, se equivoca. Le devuelvo el beso con la misma osadía y abandono que él, le exijo más, le doy más. Nos enzarzamos en una batalla entre ambos y veo el regocijo en la mirada de Axel. Veo su anhelo, como si hubiese estado esperando oír el eco de la canción de su corazón hace mucho tiempo y finalmente hubiese sido respondido.

Lo amo.

Y se lo digo y se lo demuestro con cada caricia, con cada beso.

Se transforma en una adicción tan profunda que sé que me será difícil ver el fondo de todo esto.

Y también se con absoluta certeza que, si esto no funciona, nos destruirá a ambos tan profundamente que jamás volveremos a ser iguales.

Hubo una Tessa antes de Axel Blaze, pero no habrá una después de él.

Lejanamente escucho un ruido extraño y segundos después siento el agua como la lluvia caer sobre nosotros. Las llamas que nos rodean chisporrotean y el humo se curva sobre nuestras cabezas. Nuestra ropa arde y nos desasimos de ella porque comienza a ser una molestia. Veo fuego naranja y dorado, el cuerpo de Axel siendo un lienzo de pincelazos de fuego aquí y allá como si alguien dibujara líneas en el agua y me doy cuenta de que mi cuerpo está bajo el mismo efecto.

Aturdido y como si mirase a través de una niebla espesa, Axel es capaz de levantar su cabeza y de articular un par de palabras con la voz ronca. Me obligo a concentrarme lo suficiente para entender lo que esta diciendo, pero mis manos cosquillean por callarlo y que vuelva conmigo.

—Hemos activado la alarma de incendios, Tess

Las gotas de agua caen como lagrimas por su rostro. Su cabello gotea sobre mí. Tomo su rostro entre mis manos y lo llevó conmigo otra vez, volviéndonos a sumergir en nuestro delirio.

Apenas oímos el siseo del fuego con el agua o del humo que se esta extinguiendo. El mundo podría arder a nuestro alrededor y sabríamos con certeza que habríamos sido nosotros los culpables.

No tengo la conciencia suficiente para ocupar mi aura y cortar el agua sobre nosotros. Mi poder saltar de mi control y vemos destellos de luz dorada al azar rodearnos. El fuego sube y baja por el cuerpo de Axel, a veces ocultando partes de su cuerpo y otra veces revelando otras.

La fiebre y la insensatez nos consume.

Estamos en caída libre.

Pero nos encanta.

[...]

—No porque me compres ropa significa que esta bien que termines destruyendo lo que traigo.

Uno de sus ojos se abre somnoliento. Veo la curva de su sonrisa ladeada que me ofrece.

—Quizás eso signifique que debas venir sin ropa la próxima vez. —sugiere, apretándome contra su cuerpo bajo lo que queda de mantas chamuscadas. Hemos terminado recostados en el suelo y lo peor del asunto es que no puedo recordar en que momento caímos de la cama.

Sus labios se acercan a mi oído. Su voz ronca y profunda cosquillea contra mi piel y me estremezco.

—Lo siento, iremos de compras y te lo compensaré. Podemos aprovechar de escoger una nueva cama.

El sonrojo sube desde mi cuello y se intensifica en mis mejillas al recordar lo sucedió minutos atrás. Trago saliva avergonzada al pensar en la destrucción que hemos dejado y el sin fin de plumas del relleno del colchón que nos rodean como nieve medio chamuscada.

Siento el temblor de su risa. Me ha visto sonrojada y le provoca gracia.

Él es un sinvergüenza, pero yo estoy a medio camino de la conversión y todavía me quedan algo de reparos.

—Hemos armado un buen lio. —digo.

Axel vuelve a reírse y su voz se oye rasposa.

—Me sentiría defraudado si no lo hubiésemos hecho.

—Se supone que fui criada con elegancia. —dije, fingiendo estar escandalizada. — ¡Bajo los refinados estándares ingleses ni más ni menos!

Los labios de Axel cayeron sobre mi hombro desnudo. Siento sus dientes hundirse en mi piel y estoy completamente segura de que eso se sumara a la docena de marcas que me ha dejado, las que van en perfecta sintonía con las que le he dejado yo en su piel morena y perfecta.

—Eres mi perfecta chica inglesa. —afirmó con solemnidad. —Si alguien pregunta, juraré sobre mi tumba que te he obligado a sucumbir bajo mis malvadas perversiones. Tu honra quedará intacta.

Me duele el abdomen de tanto reírme. Axel sonrió cómplice y también terminó riéndose a pesar de que intentó fingir seriedad.

—Somos un desastre. —dije entre risas.

—Prefiero el termino calamidad.

—Una plaga, querrás decir. Como las langostas.

Nos reímos juntos, acurrucados en el suelo en medio de los destrozos provocados por ambos, pero más felices que nunca.

Siento la mano de Axel acariciar mi rostro, como si no pudiese creer que estuviera aquí con él. Me besa nuevamente, esta vez despacio y lento como si en vez de ser dueño del fuego, fuera el dueño del tiempo que se extiende entre nosotros.

— ¿Te parece ayudarme en algo? —pregunta con suavidad.

Media perdida, entorno mis ojos para mirarlo.

— ¿En qué estás pensando?

Una sonrisa taimada se adueña de su rostro. Y veo el encanto y seducción digna de un diablo. Se lo que va a preguntar antes de que lo diga.

—Esta alfombra. —dice él, golpeando con los nudillos la lana gris entretejida bajo nosotros. —Siempre he querido cambiarla. Nunca me ha gustado ¿Te parece si me ayudas a conseguir una excusa para deshacerme de ella? Así aprovechamos de comprar una que combine con la nueva cama.

Apoya ambos codo a ambos lado de mi cabeza y me mira desde arriba. Siento el rugir de su pulso en mis oídos.

Muerdo mi labio inferior. ¿Estaba preparado nuevamente? Le doy una ojeada y me doy cuenta de que esta más que listo.

—Axel Blaze. —digo, con lentitud. —Haces honor a tu titulo de jugador de fuego, ¿No es así?

Su sonrisa es una trampa en la que estoy dispuesta a caer voluntariamente. Se inclina, como si quisiera contarme un secreto.

—Es curioso que después de hoy, muchos también te podrían considerar a ti una jugadora de fuego, Theressa Whitelaw.

Enredo mis dedos detrás de su cuello.

—Mi secreto está en mi aura. —susurro, como si fuera una confesión. —Me permite adaptarme a los requisitos de la situación, cariño.

Esta vez, soy yo la que toma la delantera.

—Ahora sabrás porque dicen que el alumno siempre supera al maestro. —le advierto, antes de atraerlo hacia mí. —Has sido mi primera vez, pero te juro que ninguna mujer con la que has estado se va a comparar a mí. A nosotros juntos.

Cuando Axel se comienza a reír, me desconcierta por completo. Y mi concentración se rompe por completo.

— ¿No me crees? —pregunto, al borde de la irritación. Miserable. ¿De que servía intentar seducirlo si el terminaba riéndose?

—Tess. —dijo Axel, con suavidad, como si fuera una niña que hay que explicarle las cosas con paciencia. —Sé hace mucho tiempo que ninguna mujer puede compararse contigo. No hay competencia que ganar, porque ya te has llevado todos los premios. Eres mi corazón, Tess. Eres la única mujer que deseo y que amo.

Estoy indefensa ante él.

Estoy completamente a su merced.

Trago saliva con dificultad y Axel nota mi nerviosismo. Se regocija al descubrirlo y sonríe, antes de besar mi frente, mi mejilla y mi boca.

—Mi Tess. —susurra, como si no pudiera terminar de creer que este con él en ese momento. Me abrazo a él, y el desliza su brazo por mi espalda para sostenerme contra su torso. Se medio incorpora hasta lograr sentarse en el suelo, buscando apoyo en el borde de la cama y me lleva con él.

Apoyo mi mejilla en su piel desnuda y cualquier plan de seducción ha muerto por completo. Quiero quedarme así el resto de mi vida. Él esconde su rostro en mi hombro y nos acurrucamos uno junto al otro, solo con el ruido de nuestra respiración y de nuestros corazones creando la canción más dulce jamás inventada.

Lo que queda de noche lo pasamos así, hasta que la mañana llega y ambos sabemos con cruel certeza que aquella burbuja de tranquilidad y amor que hemos creado esta a punto de deshacerse a nuestro alrededor.

El mundo sigue su ritmo y somos obligados a volver a la realidad.

Es el día de la fiesta de Edgard.

Y hay un pensamiento sombrío que tira y destruye mi felicidad recién creada. 

Pero no soy capaz de pensar en eso cuando veo el rostro de Axel al despertar. Un rayo de sol se filtra sobre la mitad de su mejilla hasta sus labios. Veo como sus pestañas oscuras se remueven hasta que sus ojos se abren. El profundo marrón de su mirada me da el buenos días adormilado. No soy capaz de resistirme a acariciar con la punta de mis dedos su mejilla y cuando el me sonríe para saludarme, encuentro la fuerza necesaria para enfrentarme a la fiesta de esa noche.

—El primer día. —dice Axel con la voz ronca, apartando los mechones de mi rostro con sus dedos. 

—¿De que? —me atrevo a preguntar.

—De los muchos que nos esperan, amor mío. 

____________________________

lo siento, me encantan las cosas dulces y románticas así que me disculpo si alguien quedo con un shock de azúcar <3

Continue Reading

You'll Also Like

197K 22.1K 37
En donde Emma Larusso y Robby Keene sufren por lo mismo, la ausencia de una verdadera figura paterna.
4.4K 369 66
Que pasaría si además de que existan los viajes en el tiempo gracias a los maletines de la comisión, en el tiempo también existiera un mundo paralelo...
94.9K 6K 65
Esta seria tu vida si fueras adoptada por Sir Reginald Hargreeves. Pero sufres de una enfermedad llamada "von Willebrand" que preacticamente es sangr...
920 71 10
¿Qué hubiera pasado si nunca me encontraba contigo? ¿Y si nunca me sonreias? ¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este? En una noche tranquil...