Operación D ©

By G_Marian

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"Para investigar un suceso en un lugar tan pequeño primero debes ganarte la confianza de las personas que res... More

Prólogo
Cap.1=Boca Suelta
Cap.2=Hermana
Cap.3=No
Cap.4=Comida
Cap.5=Explicaciones
Cap.6=Aire Fresco
Cap.7=Arañazos
Cap.8=Nada fue real
Cap.9=Concentración y enojo
Cap.10=Por el sol
Cap.11=Por la luna
Cap.12=Fiebre
Cap.13=Descanso
Cap.14=Despertar
Cap.15=Antonio
Cap.16=Recuerdos
Cap.17=Excusas
Cap.18=Esto está mal
Cap.19=Gato encerrado
Cap.20=Paciencia
Cap.22=No te dejes
Cap.23=Roces
Cap.24~Vergüenza

Cap.21=Aire Fresco

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By G_Marian

Capítulo veintiuno

Molly

Lo hice. 

Lo pregunté. 

Sinceramente no sabía si hacerlo o no, ya que en mi mente estaba la posibilidad de que Mason se metiera en un problema, pero aquí vinimos a recolectar información, no a pasar el rato de compras o enferma en una cama; además, después de lo que sucedió anoche estoy más que segura que él no sabrá como defenderme el día que tengamos que salir y dar explicaciones frente a los superiores. 

Esto es supervivencia o morir. 

—Laura, Laurita —mi jefe me da una sonrisa de oreja a oreja haciendo que en mi interior desconfíe inmediatamente de todo lo que me va a decir, —tú y los demás pueden llamarme como gusten, porque al final mi nombre es una combinación rara, — se encoge de hombros de manera desinteresada —cosas de madres las cuales no se deciden nunca por un nombre y terminan llamándote por todos los que creyeron que serían buenos. 

¿Por todos los que serían buenos? 

¿Entonces eso quiere decir que todos los nombres que conozco de él no son más que apodos? 

—Aún así, — digo y comienzo a jugar con mis manos de manera nerviosa para disimular lo directa que estoy llegando a ser —me gustaría saber su nombre principal para no faltarle el respeto en algún futuro cuando haya algún malentendido. 

—Ya te dije que no sucede nada, puedes llamarme por cualquier nombre — da un paso junto a la señora Carolina y la ve directo a los ojos para luego pasar a los míos —pero si tanto insistes en saber, —suspira —me puedes llamar por Antonio... Antonio Dh...

 —Hermanita, — Mason habla después de todo el rato de haber estado con nosotros en silencio —yo ya tuve esta conversación contigo y te comenté que nuestro jefe se llama Antonio, ¿No sé a qué se debe la pregunta a estas alturas? —cuestiona de manera demandante y capto el mensaje inmediatamente. 

No debo tener dudas con eso, es lo que me trata de decir, pero es que ya no sé que pensar, porque cada vez que aparezco de la nada o espío un poco siento que aquí todo está mal.

Doy una afirmación con mi cabeza —Gracias por responder mi pregunta.

—No es nada, Laura. Tanto Carolina como yo queremos que te sientas cómoda en esta casa y si una de las maneras para sentirte cómoda es responder tus preguntas, lo haremos siempre que podamos —termina esto último llevando su vista a Mason.

Levanto mis cejas un poco confusa por este acto; no obstante, sacudo mi cabeza dejando el tema de lado cuando mi estómago comienza a rugir cual león.

—Eh... Seguramente ya notaron que tengo hambre —balbuceo —y ya no tengo nada más que preguntar, así que, ¿Me puedo retirar a mi desayuno? —cuestiono —¿O me necesitan para otra cosa? —miro a los jefes delante de mí esperando alguna orden de estos y ellos niegan.

—Carolina y yo estábamos de paso, —el señor Antonio acomoda su ropa mientras que ve atentamente los ojos de su esposa —pensábamos ir a la empresa para algunos ajustes, ¿Cierto, cielo?

—Así es, Laurita —la señora Carolina hace un ademán con su mano en mi dirección —no te preocupes por nosotros, ya nos íbamos —toma el brazo de su esposo —espero que tengas un buen desayuno, linda, nos vemos —dicho esto ambos se dan la vuelta y salen de la enorme casa mansión, sin mirar atrás, dejándonos solos a los dos.

Eso fue un poco extraño, pero se sentía mucho mejor que la sensación que me da el estar a solas con él, y es que el mero hecho de pensar en que esta detrás de mí hace que se me ericen todos los pelitos del cuerpo.

Cálmate Molly, Mason no muerde y no te puede hacer nada en un lugar en donde todo el mundo nos puede ver; además, él tiene pendientes contigo, porque no termino de responder con respecto al tema de que la operación jamás tendrá éxito.

Asique él debería ser el que este nervioso en este momento, no yo.

—¿Por qué no comiste arriba? —pregunta rompiendo el silencio que hay entre los dos —Siento que es más cómodo que bajar a comer en la mesa de la cocina rodeada por todo el mundo. —cambia radicalmente de tema, le sigo la corriente y me giro para ver como se balancea de un lado a otro mientras mantiene las manos en sus bolsillos.

—En el cuarto ocurrió algo de lo que no quiero hablar, —le paso a un costado y escucho sus pasos detrás de mí —y tampoco me gustaría que estuvieses indagando de las cosas que me disgustan o no.

—¿Y es que acaso dije que iba a buscar que es lo que te molestó como para bajar de la habitación? —cuestiona abriendo la puerta de la cocina para mí y lo veo directo a los ojos.

La verdad es que si lo creo tan loco como para hacerlo, pero si le digo eso entro en el mismo círculo vicioso de siempre en donde le digo que está coqueteando conmigo y según él soy yo la que se imagina cosas; no obstante, podría contradecir este argumento diciendo exactamente sus palabras antes de que ocurriera lo que no debió haber ocurrido nunca en la habitación, pero estoy segura de que se inventaría otra excusa.

Me limito a rodar los ojos y cruzo hacia el otro lado de la moneda en donde las chicas de servicio que hay en toda la casa no dejan de vernos a ambos como si fuésemos unos extraterrestres.

—¿Hola? —digo dudosa e inmediatamente todas se levantan cual ejército por las mañanas —Eh... ¿Todo bien? —entro — ¿Por que siento que todo el mundo está extraño hoy? —digo por lo bajo e inmediatamente regresan a su puesto sin siquiera despegar la vista de su plato.

—Tal vez es porque eres mi hermana e hice de todo cuando te enfermaste —Mason tira de la manigueta del refrigerador y saca una botella de agua para tomarla —además de que estoy contigo.

En parte, él tiene razón.

Las personas se comportan extraño cuando está él, ya es algo común de ver.

Niego abiertamente dejando ese tema de lado debido a los gruñidos de mi estomago y saco un plato hondo de la alacena para servirme lo más fácil de preparar en estas situaciones.

Cereales. 

≫—¿En serio piensas desayunar eso a esta hora? —mi querido hermano, valga la redundancia, me quita el plato antes de que pueda tirar la leche en el bowl y levanta una ceja de manera incrédula —arriba tienes de todo, ¿por que la necesidad de venir aquí, sentarte y comer cereal? — cuestiona medio exaltado y yo solo observo el show que le estamos dando a las chicas. De verdad, es que siento que no piensa y en algún momento me va a meter en un problema serio. — Explícame, porque no entiendo; además, no tienes ni siquiera dos días y medio de descanso y ya andas diciéndole a Antonio y a Carolina que te ofreces para hacer cosas. 

—Señor Mason, si no quiere que la señorita Laura coma cereal, con gusto yo le puedo preparar lo que ella quiera de manera rápida —Spirit habla haciendo la aparición que ni siquiera había notado y se levanta de la mesa, camina en nuestra dirección y soba mi brazo derecho al verme mientras me pregunta que es lo que deseo de comer. 

—No tienes que preocuparte por hacerme algo, Spirit, es solo que Mason siempre exagera las cosas —trato de quitarle le palto y este retrocede —y se comporta como un niño inmaduro que no deja a los demás resolver las cosas y mucho menos intenta terminar de aclarar las cosas que deja pendientes, ¿cierto, hermano? —cuestiono con ironía en mi voz haciéndole saber de la conversación que dejo inconclusa. 

Sus ojos oscuros pasan a mieles por un segundo haciendo que nuevamente recuerde que esto ha sucedido varias veces y no le he preguntado nada al respecto, pero como siempre me dirá alguna de todas las mentiras que tiene preparadas.

Yo ya no sé que deba o no creerle. 

—Yo no sé de lo que estás hablando, hermanita —deja el bowl en la mesa —pero si quieres que te aclaré alguna duda que tengas puedes decírmela en frente de todos, no creo que sea algo tan malo como para no poder hablarlo aquí, ¿no? —extiende uno de sus brazos señalando a todo el personal, incluyendo la jefa Leprince y Britney quienes traen bandejas de comida en sus manos, aparentemente, de lo que había en el cuarto.

Sé que se está escudando con la gente y no es justo, pero a la vez también puede que tenga razón en señalarme que hay demasiadas personas como para iniciar un cuestionamiento o discusión frente a ellos de temas que se supone que no podemos hablar.

Doy un gran suspiro olvidando por completo el desayuno y me aparto de manera considerable de ellos mientras que dejo que mis pies me lleven a la parte trasera de la casa.

Quiero aire freso, necesito aire fresco.





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