Profesor de Amor; TKV

By kamieshiro

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*+:。.Donde hubo fuego, cenizas quedan. Más si se trata de un amor que lo tenía todo, pero nunca pudo ser。.。:+... More

*+:。.。Intro。.。:+*
*+:。.。Antes de leer。.。:+*
*+:。.。Capítulo 1。.。:+*
*+:。.。Capítulo 2。.。:+*
*+:。.。Capítulo 3。.。:+*
*+:。.。Capítulo 4。.。:+*
*+:。.。Capítulo 5。.。:+*
*+:。.。Capítulo 6。.。:+*
*+:。.。Capítulo 7。.。:+*
*+:。.。Capítulo 8。.。:+*
*+:。.。Capítulo 9。.。:+*
*+:。.。Capítulo 10。.。:+*
*+:。.。Capítulo 11。.。:+*
*+:。.。Capítulo 12。.。:+*
*+:。.。Capítulo 13。.。:+*
*+:。.。Capítulo 14。.。:+*
*+:。.。Capítulo 15。.。:+*
*+:。.。Capítulo 16。.。:+*
*+:。.。Capítulo 17。.。:+*
*+:。.。Capítulo 18。.。:+*
*+:。.。Capítulo 19。.。:+*
*+:。.。Capítulo 20。.。:+*
*+:。.。Capítulo 21。.。:+*
*+:。.。Capítulo 22。.。:+*
*+:。.。Capítulo 23。.。:+*
*+:。.。Capítulo 24。.。:+*
*+:。.。Capítulo 25。.。:+*
*+:。.。Capítulo 26。.。:+*
*+:。.。Capítulo 27。.。:+*
*+:。.。Capítulo 28。.。:+*
*+:。.。Capítulo 30-Final。.。:+*
*+:。.。Epílogo。.。:+*
*+:。.。Extra 1 (Taekook)。.。:+*
*+:。.。Extra 2 (Taekookv)。.。:+*
*+:。.。Extra 3 (Yoonmin)。.。:+*

*+:。.。Capítulo 29。.。:+*

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By kamieshiro

—¡¿Tú qué rayos haces aquí si hace unos días estuvimos contigo en Busan?!

Seokjin preguntó con sorpresa al tener en la puerta de su casa al chico que quería como un hermano menor.

—Jin hyung, bájale a tu tono de voz, por favor. Me vas a dejar sordo—se quejó, ingresando por completo a la vivienda.

—No importa, ¿qué haces aquí? Ni se te ocurra decirme que es por lo que creo que estoy pensando, Jeon Jungkook.

—Jinnie, espera.

—Tú no te metas, Nam. Porque es obvio que te vas a poner de lado de Jungkook—refunfuñó, dándole una mirada filosa a su pareja que yacía sentado en la mesa del comedor.

—Sí, vine por eso, pero no sucedió nada relevante. Así que puedes relajarte y no regañarme tanto—respondió con simpleza, quitándose la mochila de su espalda para sentarse en uno de los sillones de la sala—. Lo veré por el tiempo que esté aquí. Son solo dos días y luego me regresaré a Busan. No tienes razón válida para preocuparte, porque lo conservaré como un amigo y esto me ayudará a cerrar el ciclo.

La pareja de Namjoon suspiró con cansancio, masajeando sus sienes para no alterarse más de la cuenta.

—Si tú lo dices. Pero ver para creer.

—Pues sí, así que mejor aprovechemos esto como en los viejos tiempos—cambió su semblante triste a uno más alegre para calmar lo tenso del ambiente, invitando a los mayores a que le dieran un abrazo mediante un ademán—. Y de paso inviten a Hobi, quiero verlo y conversar con él.

Seokjin relajó su ceño fruncido, mientras que Namjoon aceptó la propuesta del menor, extendiendo su mano hacia su pareja para que también pudieran darle el abrazo que quería.

Luego de unos minutos, Hoseok apareció en el hogar de los Kim, saludando con efusividad a su amigo que no veía desde hace un buen tiempo. El grupo tomó asiento en los sillones a su disposición para conversar antes de decidir llevar a cabo una noche de películas.

El mayor de ellos se retiró a la cocina, porque les dijo que prepararía unas palomitas de maíz para disfrutar de forma más amena la película, sin embargo, continuaba con las palabras de Jungkook martillándole la cabeza una y otra vez.

Namjoon lo siguió sin que se diera cuenta, sobresaltándolo cuando lo llamó.

—Amor.

—Me asustaste, ¿qué sucede, Joon?

—¿Estás así por lo de Jungkookie? —inquirió, a pesar de conocer la respuesta.

—¿Así cómo? No te entiendo.

—Si sigues con ese semblante tan serio, la bonita piel de tu frente se arrugará y no habrá marcha atrás.

—¡Oh, no! —exclamó, llevándose la mano al entrecejo, notando que seguía en perfecto estado—. Eres muy malo.

—Perdón, Jinnie—rio por su efusiva reacción—Ya no tienes más tu ceño fruncido, pero ahora te encuentras perdido en otro mundo, lo que es peor.

—Si te soy honesto, no sé si creerle a Jungkook.

—Hazlo, dale un voto de confianza. No hay razón para que te pongas de ese modo después de que en el pasado se dejara llevar por ti para finalizar cualquier tipo de relación con Kim Taehyung, ¿no lo crees?

Y aunque en su momento Namjoon no pudo hacer la gran cosa por su dongsaeng, ahora no le queda de otra más que confiar en que el destino quería darle una nueva oportunidad para conseguir la mejor resolución para cerrar o retomar ese romance que fue interrumpido por circunstancias inesperadas.

Jin no pudo evitar que su labio temblara, pues la ganas de llorar le invadieron; muy dentro suyo captó el mensaje implícito en esas palabras, pero le era más fácil ignorarle en lugar de aceptar que su comportamiento fue el peor en ese entonces. Su pareja se le acercó para darle un fuerte abrazo que sí o sí lo relajaría.

—Perdón por haber sido tan grosero contigo hace un rato, Joon.

—Perdonado, Jinnie. Sé que cuando se trata de Jungkook te comportas de esa forma, pero ya debes dejar de hacerlo.

—Es que no lo quiero ver mal otra vez—respondió en voz baja, tratando de regular sus hipidos involuntarios.

—Ya amor, lo sé. No creas que a mí me dolió menos, pero lo logró sobrellevar. Deberías estar orgulloso de su fuerza de voluntad para seguir adelante.

—Lo estoy, tal vez debería disculparme con él.

—Sí, debes hacerlo. Jungkookie creció muy bien y en estos últimos años se convirtió en una persona más hermosa de lo que ya era. Y si sucede algo más con ese chico, es porque tenía que ser de esa forma.

—Es verdad, él es el mejor. Lo único que deseo es que encuentre a alguien que lo quiera bien, como tú y yo, pero concuerdo contigo. Si se presenta esa situación, debo estar ahí para él como siempre.

—Lo hará, ya verás que sí. Gracias por abrir tu mente—dejó un sonoro beso en la frente de su pareja, mientras con el dorso de su mano Seokjin se limpiaba las pequeñas lágrimas que rodaron por sus mejillas.

—Gracias por reconfortarme siempre de la mejor manera, cariño.

—No agradezcas, precioso, para eso estoy—dicho esto, Namjoon le robó un beso a Seokjin y ambos se miraron con ese amor tan fuerte que se profesaban por el otro—. Bueno, mi hermosa luna, concentrémonos en preparar esas palomitas y otras botanas más o si no los chicos vendrán a hacerlas ellos mismos. Ya sabes que aman comer a montones y en esta ocasión no será diferente.

—Claro que sí—le sonrió con ternura.

Entre ambos elaboraron todos los aperitivos, logrando que el mayor se sintiera un poco mejor.

Porque tal vez sí se equivocó al creer que debía mantener a Jungkook en una cajita de cristal luego de todo lo que vivió, pero solo el tiempo se lo diría. Hoy en día, este Jungkook no era el mismo que tuvo que enfrentar algo tan fuerte como lo que experimentó cuando trabajaba en la universidad de Seúl.

Se transformó en alguien tan fuerte y seguro de sí mismo, demostrando que se valoraba a más no poder y por esa misma razón, Seokjin suponía que Jeon tomó la decisión de alejarse de lo que le haría daño por su cuenta.

La venda en sus ojos desapareció por fin y ahora lo único que podía hacer era disculparse por dudar de su juicio, mientras le apoyaba en lo que decidiera en lugar de juzgarle.

Su adorado chico con hoyuelos tenía tanta razón, por lo que se lamentó de no escuchar su explicación de una forma calmada en lugar de atacarle, pues era cierto que solo el azabache era el último que tenía la última palabra para tomar las decisiones que trazarían el resto de su vida.

Como siempre debió ser, ya fuera para bien o para mal.

Porque de estas experiencias siempre se aprendía algo.

Por otro lado, Jimin revisaba su celular a cada rato, esperando a ver si Taehyung le enviaba algún mensaje diciéndole que la cita con su antiguo profesor fue de maravilla y que tratarían de arreglar su relación. Ya habían transcurrido unas cuantas horas desde lo último que supo de él, así que lo más seguro es que faltara poco para leer lo que su amigo tenía que contarle.

Con desesperación, Park rogaba en su mente que el problema que años atrás él mismo creó por sus malas y egoístas decisiones, tuviera una solución definitiva.

—Por favor, que todo salga como deseo. Así dejaré de sentirme tan mal por lo que te hice y por lo que seguí haciéndote al pensar que no estabas afectado con esto, TaeTae—suplicaba en susurros, mientras apretaba el móvil con sus manos, sin fijarse que una persona entró a su habitación.

—¿Qué fue lo qué hiciste, Jiminnie?

—¡Yoongi! —el susodicho se acercó hasta el borde de la cama donde su pareja yacía sentada.

—Te hice una pregunta, Jiminnie. No estoy jugando, eso se escuchó demasiado serio.

—¿Eh? N-No es nada—bajó la cabeza, sin valor de mirarlo a la cara.

—Cómo que no. Puedes confiar en mí, cariño. Yo no te voy a juzgar.

Yoongi tomó asiento a su lado, agarrándole de la mano para regalarle leves caricias en sus nudillos.

Tengo tanto miedo de que te des cuenta de que soy un egoísta y te alejes por completo de mí.

Fue lo que el rubio pensó, mientras su rostro se descomponía por las diversas emociones que lo embargaban.

—¿Mmm? —cuestionó al notar el silencio y el rostro cabizbajo de su pareja—. Vamos, estos días has estado muy raro y el simple hecho de que estés tan nervioso, me angustia bastante. Ya te lo he preguntado antes, pero haces como si nada y eso me confunde.

—Es q-que yo le hice d-daño a Tae—tartamudeó.

Luego de meditarlo por unos segundos, Jimin optó por ser sincero por primera vez con ese tema. Ya no se equivocaría más, haría lo correcto y le contaría a Yoongi la verdad. Necesitaba desahogarse al no tener cara para hacerlo con su amigo, pues eso era lo que más le pesaba en el alma tras ser consciente de que le arrebató su felicidad.

—Te escucho.

Y así fue comenzó su relato sin omitir ningún detalle. Abrió su corazón y reveló sus secretos, de los que nadie más que él tenía conocimiento. Su esposo le escuchaba con absoluta atención hasta que el rubio finalizó con su historia, percibiendo en el proceso que las caricias que estuvo recibiendo se detuvieron. Además, Min poseía un rostro que no sabía cómo descifrar, lo que lo preocupaba el doble.

—¿Yoon?

La simple mención de su nombre bastó para que Yoongi lo cuestionara con varias preguntas.

—¿Por qué esperaste tanto para decirlo? ¿Por qué fuiste tan egoísta? ¿Acaso no consideraste como debió sentirse luego de que tú hicieras tu vida conmigo y él se quedara de esa forma? ¿No pudiste notar que siempre ponía una máscara de indiferencia tratando de no hacer tan obvio que en realidad le dolió que su historia con ese profesor terminara así?

—Y-Yo...

—No, Jimin. Como te dije, no soy nadie para juzgarte, pero lo que hiciste estuvo muy mal—declaró con severidad—. Se supone que antes de lo que sentías por él, estaba tu lealtad y el apoyo debías darle por la amistad que compartían.

—Te juro que pensé que no le afectó, porque durante mucho tiempo siguió como si nada hubiera pasado—dijo a punto de quebrarse y llorar con fuerza.

—Mira, tal vez yo perdí el contacto con él por mucho tiempo, pero pude notar que algo cambió dentro suyo. Su sonrisa era falsa y su felicidad momentánea. No sé a ciencia cierta cómo fue la relación que tuvo con el tal Jeon...

—Jungkook—completó Jimin, porque durante todo el relato se refirió a él solo con su apellido.

En ese preciso instante, Yoongi unió los cabos y recordó lo que Hobi, su buen amigo, le contó en el pasado.

Todo cuadraba a la perfección. Jungkook sufrió tanto como Taehyung cuando se separaron.

—¡Mierda, Jimin! ¡La jodiste a lo grande! ¡Fuiste un tremendo idiota egoísta!

Jimin lo miró con un poco de confusión y Yoongi no demoró en explicarle a lo qué se refería en concreto. El profesor Jeon nunca tuvo malas intenciones con Taehyung, pero con sus estúpidas decisiones, le hizo un daño mucho más grande.

Porque a pesar de eso, Jimin tenía un motivo significativo para negarse desde el inicio. No fue solo por él. En realidad, quería el bienestar de su amigo, pero las formas con las que actuó fueron las peores que pudieron ocurrírsele. Hiriéndole para protegerlo sin importarle sus sentimientos, guiado por su sentir egoísta.

—Sí, soy un estúpido, pero tampoco actué de loco, Yoongi.

Su pareja le observó con un rostro circunspecto, dispuesto a escuchar la verdadera razón que influyó al rubio para actuar de esa manera.

—Comprendo mejor el panorama, Minnie. Sin embargo, sigo pensando en que debiste ser sincero y a partir de eso, Tae hubiera escogido si se arriesgaba o no.

—Lo sé, no te lo dije por tratar de justificarme, pero quería que entendieras un poco más la razón por la que me cegué e hice lo que hice—respondió, con lágrimas cayendo de sus ojos.

Yoongi suspiró para después atraerlo en un abrazo.

—Tranquilo, Minnie. No quería sonar tan tosco contigo, porque sé que te arrepientes de verdad y has cambiado. Yo soy testigo de eso. No eres el mismo Jimin que conocí en la universidad. La terapia te ayudó bastante para que dejaras de desvalorizarte a ti mismo siempre que podías.

—Sí, fui inmaduro, pero comprendo que por más asustado que estuviera, no debí actuar así, porque al final herí a Tae y no lo protegí como tanto quería—se acurrucó en el pecho ajeno y el susodicho le dio palmaditas en su espalda con la intención de reconfortarle—. Por eso, se lo diré cuando lo vea. Quiero quitarme este peso de encima.

—Me alegra escuchar eso. Estoy seguro de que, a pesar de todo, Tae no te odiará. Él es muy bueno y comprensivo.

—Lo sé, pero eso me hace sentir mal de todas formas. No debería de querer volver a verme en toda su vida.

—Ya está, Minnie. No puedes cambiar tu pasado, porque de nada sirve arrepentirse. Ahora trata de transformar el futuro y ojalá no sea demasiado tarde.

—Gracias, Yoon. Tú también me inspiraste a ser una mejor persona, menos inseguro, más confiado y sobre todo más feliz a tu lado.

Jimin le sonrió con lágrimas secas en sus mofletes, que su esposo se dedicó a limpiar con cuidado.

—Te volviste mi musa, Jimin. Mi total inspiración y quería que tú fueras consciente de eso con tus propios ojos. Hemos crecido mutuamente y nos hemos complementado a la perfección.

—A veces llegué a sentir que no te merecía. Fuiste tan bueno conmigo, en tu tiempo libre hacías canciones para mí, me dabas todo tipo de detalles, y me trataste como lo más hermoso de tu vida.

—Porque eso eres. Y desde que me disté la oportunidad de demostrarte lo que sentía, más ganas le puse a mi deseo de que te vieras con los mismos ojos que yo te veo. Así que no me des tantos créditos, bonito—le dio un casto beso en la frente y tomó su mano con delicadeza—. Ahora espera ese mensaje de Tae y le cuentas todo, pero hasta entonces acompáñame al piano, quiero tocar algo en el piano para que se te suba el ánimo.

Jimin asintió con la cabeza y le robó un beso a su esposo para luego susurrar—. Te amo mucho, Min Yoongi.

—Yo te amo más, Min Jimin.

Ambos se sonrieron con cariño antes de fundirse en otro cálido abrazo.

Jimin agradecía con su vida tener a Yoongi a su lado, porque no sabría qué hacer sin él. Su otra mitad llegó sin previo aviso, a pesar de ser la peor persona en ese tiempo.

No obstante, trataría de remediar su error, y si su castigo era perder a su mejor amigo, al menos tendría el consuelo de su esposo, y con eso trataría de salir adelante por un futuro mejor, sin culpas que le carcomieran el corazón.

Una hora después, Taehyung estaba de vuelta en su hogar, dispuesto a contarle a su soulmate acerca de su reencuentro con Jungkook. Se puso una ropa más cómoda antes de acomodarse en su cama y agarrar su móvil para iniciar una nueva conversación por KakaoTalk.

Hoy a las 7:30 PM

Yo:

Jiminnie, ya volví,

Y estoy con todos los sentimientos encontrados.

Jiminnie:

Tae, hola.

Supongo que no te fue mal, ¿verdad?

Yo:

Bueno, es que no sé ni cómo explicarlo.

Al principio fue incómodo, pero luego todo fluyó como si el tiempo no hubiera pasado.

Conversamos mucho, nos pusimos al día con la vida del otro.

Me contó que le ha ido muy bien en Busan.

Y que está soltero.

Jiminnie:

Wow, me alegra leer eso.

Entonces, ¿se dieron una oportunidad o algo así?

Yo:

No exactamente, pero mañana también nos vamos a ver, así que hay que ver que sucede.

Algo es algo, ¿no? 😅

Jiminnie:

Ohh, entiendo.

Tae, antes de perder la oportunidad, debo contarte algo que no puedo guardar por más tiempo.

Yo:

Ya, Minnie, pero antes de que me cuentes ese algo, necesito hacerte una pregunta.

Jiminnie:

Está bien, Tae. Dime.

Yo:

Hoy Jungkookie me dio la impresión de que me insinuó que yo era algo más que un amigo tuyo. Y eso me dejó un tanto confundido. No me lo dijo tal cual, pero luego de meditarlo es a la única conclusión que he llegado. Son solo imaginaciones mías, ¿verdad?

Jiminnie:

Tae, perdóname.

Yo:

¿Por qué me pides perdón, Jimin?

Me estás asustando.

No seas tan serio.

Jiminnie:

Porque yo fui el culpable de que tu relación con Jungkook no prosperara.

Yo le mentí diciendo que era tu pareja, y por eso, se alejó de tu lado sin permitirte que les des explicaciones.

Soy el peor amigo, ya lo sé.

Pero estoy muy arrepentido.

Taehyung soltó un jadeo, el pecho le dolía como si no pudiera respirar. Estaba por sufrir una crisis nerviosa. Esto debía ser una maldita broma, pero como pudo logró escribir una contestación coherente.

Yo:

¿Qué demonios me estás contando, Jimin?

¿Por qué hiciste una mierda así?

¿Acaso era tan mal amigo que por eso me apuñalaste por la espalda de esa forma?

No te reconozco, tampoco lo comprendo.

Jiminnie:

Nooooo.

Claro que no, Tae. Eso no lo digas ni de broma.

Eres y serás el mejor amigo que pude tener en mi vida.

Yo:

¿Entonces?

Jiminnie:

Quizá este no es el sitio más idóneo para confesarlo, pero en ese tiempo estaba perdidamente enamorado de ti.

Ahora comprendo que fue un jodido capricho mío.

Nunca fue amor como él que sentí y siento por Yoongi.

Yo:

Me quitaste la oportunidad de ser feliz.

Todo encaja a la perfección.

Cómo te comportabas con él.

Cómo me celabas por lo mínimo.

Cómo te quejabas por todo.

Y al final lograste tu objetivo, pudiste deshacerte de Jungkook.

Estabas enamorado de mí, pero como tú mismo dices, yo era un simple capricho para ti.

Nada era real.

Jiminnie:

Lo sé y lo lamento tanto.

No tienes idea de cómo me arrepiento de mis actos.

Pero ahora solo puedo pedirte que no te niegues a darte una oportunidad con él si todavía no es demasiado tarde.

Yo:

En serio no comprendo cómo pudiste hacerme esto.

No tengo palabras para describirlo.

Jiminnie:

En mi ignorancia creí que te protegería, pero al final terminé dañándote.

Yo:

Sí, no sabes cuanto sufrir por eso a pesar de no demostrarlo.

Jiminnie:

Fui un ciego total.

Por ese motivo te contaré mi motivo principal para actuar como lo hice.

No espero que me perdones ahora, ni mucho menos, pero quiero que sepas que temía que salieras mal parado por esa relación que parecía que solo traería desgracias para ti.

Yo:

Te leo.

Jiminnie:

Sabes que mamá y yo siempre fuimos muy unidos, así que no era raro que me contara acerca de las cosas que vivió cuando era joven.

Entre estas anécdotas me hizo una advertencia muy clara, pues me dijo que nunca se me ocurriera fijarme en un profesor en el colegio o en la universidad, no importaba si me bajaba el cielo o las estrellas, porque ella en su propia piel experimentó que esos eran los peores.

Mi mamá tuvo una relación con uno de sus profesores de universidad, este hombre se ganó su total confianza y luego la apuñaló por la espalda de la mejor forma.

Luego de endulzarle el oído, le dijo que deberían dar el siguiente paso para consolidar su relación. Ya te puedes imaginar a que me refiero.

Y esa mala fama que se consiguió por esto, la persiguió por un largo rato hasta que por suerte conoció a mi padre y él fue el primero en querer conocer su punto de vista y no juzgarla como el resto.

Pero eso no quita que casi perdiera todo lo que ganó con su esfuerzo por haberse enamorado de un patán.

Yo:

Jimin...

Jiminnie:

Sí, yo sé que no debí comparar ambas situaciones, pero mi miedo fue más grande.

Al principio no tuve nada en contra de Jeon, pero al ver que tú estabas tan emocionado, me cegué por lo que sentía y por el temor a que repitieras la misma historia que mi mamá.

Ya suficiente tenías con tu fama de ser un coqueto y rompecorazones como para que te sumaran un rumor de que te metías con profesores y quizá por ese motivo lograbas ser de los mejores calificados en la universidad.

Debería haberte advertido en lugar de actuar como lo hice. Fui un grandísimo idiota egoísta.

Lo lamento tanto, Tae. Sé que no merezco tu perdón, por lo que comprenderé cualquier decisión que tomes respecto a nuestra amistad, Tae. Así que no te preocupes por eso.

Yo:

Nunca podría odiarte, te conozco desde hace años y eso no cambiará de la noche a la mañana.

Es obvio que estoy molesto contigo, lo suficiente como para no querer verte a la cara por ahora, pero tampoco quiero perder tu amistad.

Sé que desde que conociste a Yoongi creciste como persona y a pesar de que me seguiste ocultado esto, quiero creer que te arrepientes de verdad.

No sabría decirte cuando te perdonaré, pero lo haré. Solo dame tiempo, ¿sí?

Ahora mismo tengo mucho que resolver.

Debo poner mis sentimientos en orden y ver qué pasa.

Puede que no sea muy tarde o simplemente es algo que ya no tiene solución y lo único que puedo esperar es contar con su amistad.

Pronto tendré que conversarlo con él y tú no solo deberías disculparte conmigo.

Jiminnie:

Gracias, Tae.

En serio no sé qué hice para merecerte. Y te prometo que ya veré como hago, porque él también merece que le dé una explicación y una disculpa.

Pero ahora déjame redimirme.

Yo:

¿Qué?

Jiminnie:

Quiero hacerte una pregunta.

¿Siguen intactos tus sentimientos por él?

Yo:

Desde el día que estuve seguro de que se ganó mi corazón.

Jiminnie:

Entonces, ¿qué esperas?

Ve por él.

Dile todo.

No importa si me haces quedar mal, porque me lo merezco.

Pero recupéralo y vuélvanse novios.

Yo:

¿Qué dices?...

Jiminnie:

Hazlo, Tae. No tardes más, porque no sabes si ese tiempo puede marcar una gran diferencia entre lo de ustedes.

Yo:

Pensándolo bien, en esto si te haré caso.

No quiero volver a perderlo.

Aunque igual respetaré su decisión si no quiere que me quede a su lado.

Jiminnie:

Así me gusta.

Yo:

Ya hablaremos más a fondo de todo esto, Jimin.

Y de paso, me aclaras otras dudas, porque ahora trataré de recuperar al amor de mi vida.

Jiminnie:

Una vez más lo siento y suerte, sé que lo lograrás.

Al terminar esa conversación, Taehyung no se lo pensó dos veces para pensar en un plan en el que lo arriesgaría todo, esperando que su amado no lo rechazara en el proceso. Porque quería que Jungkook estuviera entre sus brazos una vez más, de los que nunca debió irse.

📚

Jungkook se encontraba descansando en su improvisada habitación, la que sus dos hyungs le asignaron luego de que su sesión de películas finalizara. Ya había terminado de ponerse su cómoda pijama con la intención de ir directo a los brazos de Morfeo. Sin embargo, no paraba de recordar la bonita tarde compartida con Taehyung.

Un detalle que lo dejó un tanto descolado fue que su hyung le dijera que mañana quería conversar con él, a lo que Jeon le cuestionó que no existía motivo para esperar más. No obstante, Seokjin se mantuvo firme, alegando que necesitaba descansar y recuperarse del viaje, porque sabía que ese tipo de ajetreo le sentaba mal.

El docente no comprendía el motivo de esa charla, ni siquiera se imaginaba de lo que trataría, pero ya lo descubriría al día siguiente.

Cuando por fin pudo sentarse en la mullida cama, tomó la mochila que descansaba a los pies de la mesita de noche, y acto seguido, sacó su móvil para conectarlo al tomacorriente. El dispositivo yacía totalmente muerto. No encendía gracias a la escasa batería que poseía, aunque sabía que no era su culpa porque desde que arribó en Seúl, no tuvo tiempo disponible para poder cargarlo.

Suspiró por la boca, lo único que quería era enviarle un mensaje a su antiguo estudiante para desearle buenas noches y concretar detalles extras para la salida del día siguiente, aunque Jungkook nunca se esperó que en su pantalla aparecieran tantas notificaciones de llamadas perdidas.

Se asustó en demasía al comprobar que todas estas le pertenecían a Taehyung.

¿Acaso le sucedió algo malo? No podía ser posible. Él lo dejó sano y salvo en su hogar tras su reunión. Segundos después de procesar la situación, se golpeó la frente con la mano. Nadie estaba libre de sufrir un accidente doméstico, por lo que tal vez el castaño no tenía una persona cercaba a la que pudiera acudir.

Quizá era muy paranoico de su parte, pero en casos como estos, ninguna posibilidad podía ser descartada.

Sin querer darle mayor importancia, el joven se cambió de ropa otra vez antes de salir del cuarto, esmerándose en ser silencioso para no alertar a nadie en el proceso. Con sigilo, cruzó por el largo pasillo, rogando no despertar a sus hyungs y provocar un interrogatorio que lo pudiera retrasarlo más de la cuenta.

Cuando estuvo fuera de la vivienda, contactó al servicio de Uber de forma inmediata. Apagó su teléfono, que logró reunir poca batería con la idea de conservarla por si se le ofrecía cualquier cosa en lo que visitaba a Kim.

El taxi no se demoró en llegar al departamento del joven de piel canela, gracias a la presión extra que le dio al conductor sobre que se trataba de una emergencia. Además, al ser pasadas las diez de la noche, el tráfico había cesado en demasía, lo que facilitaba el proceso.

Se bajó del vehículo lo más rápido que pudo, mientras le decía al hombre que se quedara con el cambio. De todos modos, el dinero no era un problema para él.

Jungkook corrió hasta la entrada del hogar de Taehyung. Tocó el timbre con insistencia, aunque se preocupó más al no obtener la mínima respuesta del otro lado. Se jaló el cabello debido a la frustración que sentía, pensando en romper la ventana o la puerta para disipar cualquier temor.

Jeon dejó de divagar cuando la puerta se abrió, encontrándose con un castaño con las mejillas y la nariz sonrojadas a causa del llanto que hace poco había parado. La mayor evidencia de esto era el brillo de las lágrimas que empapaban su rostro.

Antes de que siquiera preguntarle qué fue lo que le pasó, Taehyung se abalanzó hacia el cuerpo ajeno para abrazarlo con fuerza hasta obligarlo a entrar al departamento. Como pudo, Jungkook cerró la puerta, pues se le dificultaba bastante que Taehyung estuviera pegado a él como si su vida dependiera de ello.

—Tae, ¿qué te sucede? ¿Te lastimaste o algo así? ¿Por qué estás llorando?

Las preguntas fueron pronunciadas con un tono de preocupación que logró enternecer a Kim, quien apenas atinó a negar con un movimiento de cabeza. Se sentía tan patético por creer que el mayor ignoró sus llamadas como si quisiera darle a entender que no quería prestarle atención, pero era ahí estaba él, abrazándole con tanta fuerza para que sus preocupaciones se desvanecieran y la confianza emergiera.

El menor no tardó en notar que el susodicho poseía una respiración agitada, lo que le hizo pensar que dejó todo de lado para acudir a su llamado. No sabía cómo contarle acerca de esa verdad de la que recién era consciente, porque temía su reacción y su respuesta, pues a pesar de tratar de mantenerse reacio a hacerse ideas sobre retomar su relación, el hecho de que Jimin le contara eso, cambiaba muchas cosas entre ellos.

—Jungkookie, ¿tú me sigues queriendo? —cuestionó con voz temblorosa, mientras sus ojos se volvían a cristalizar. Se puso muy sensible después de asimilar la confesión del rubio, pero eso era lo de menos dada la situación.

Ya estaba mentalizándose sobre las respuestas que pudiera obtener. Tampoco podía hacerse el loco luego de soltar esa interrogante que lo mantenía con los nervios de punta.

Sería mentira no aceptar que a Jungkook casi se le corta la respiración después de escuchar esas palabras. Porque por más fuerte que se mostrara al resto, actuando como si nada hubiera pasado y siguiendo adelante con su vida, él jamás pudo olvidar a su estudiante, al hermoso chico que con sus encantos terminó enamorándolo como si le hubiese puesto un hechizo. Lo amaba tanto, porque se metió en su corazón y sabía que de ahí jamás saldría, por más que intentara arrancárselo del pecho.

Él era suyo y esperaba que el contrario pudiera ser de él.

Así que, esperanzado por esa interrogante, Jeon asintió con seguridad, mientras percibía la manera en la que Taehyung se tensaba entre sus brazos. Sin embargo, se separó de su cuerpo lo suficiente como para obligarle a que iniciaran el tan anhelado contacto visual.

Ambos pares de orbes se conectaron con cariño, fundiéndose en una mirada. Reconociendo que ese sentimiento nunca desapareció, porque vivía escondido en las profundidades de sus almas, ansiando demostrarse lo tanto que se amaban.

Sí, amor. Eso era lo que les unía. Ese sentimiento sublime que hacía latir sus corazones con fuerza. En este momento eran innecesarias las explicaciones, pues lo único que querían era sentirse cerca.

—Nunca he dejado de amarte, Kim Taehyung, eso es algo que no debes dudar jamás—tomó su mentón, acariciándolo con parsimonia.

Una linda sonrisa se dibujó en el rostro del mencionado, fascinando a Jungkook, que no se creía estar experimentando una emoción tan incontrolable.

—Entonces, continuemos con lo que quedó pendiente el día de la fiesta.

Sin más que agregar, Kim se lanzó a esos labios que tanto necesitaba volver a probar, queriéndole transmitir que él también conservaba de manera intacta el amor intenso y recíproco hacia su persona.

El joven de piel nívea no tardó en corresponderle, rodeándole con sus brazos hasta acortar la distancia entre sus anatomías, mientras Taehyung se colgaba del cuello ajeno.

Era un beso dulce, un tierno roce de labios, los cuales añoraron encontrarse desde hace tres largos años.

El contacto le supo a gloria a los involucrados, porque sus belfos unidos eran como su propio cielo en la tierra. Fue cuestión de segundos para que ese cariñoso gesto subiera de nivel, reclamándose con necesidad por estar tanto tiempo separados.

La lengua del mayor pidió permiso para entrar en la cavidad contraria, y el menor no se lo negó para darle acceso, pues siempre le fascinó que tomara la iniciativa para ser atrevido. La pareja se vio envuelta en una batalla por quien tenía el control absoluto de ese beso tan apasionado y demandante, en el que había succiones y mordidas que los calentaban con una velocidad impresionante.

Las manos de Jungkook acariciaban la cintura de Taehyung, mientras el susodicho enterraba sus largos dedos en las hebras azabaches, tirando de ellas por puro placer. Se separaban lo justo y necesario para recuperar el aire que sus pulmones les exigían para funcionar, sin embargo, ninguno de los dos quería detenerse por nada del mundo.

Solo eran ellos dos, en aquel ambiente abrasador que les inundaba el corazón de felicidad y les aceleraba el pulso como nunca antes.

Jungkook salió del trance en el que se sumergió después de que Taehyung no le diera tiempo a responder a causa del ronco gemido que oyó por parte del castaño, que lo llenó de anticipación ante lo que podría suceder. Lo único de lo que tenía plena consciencia era que, si escuchaba ese sonido una vez más, Jeon mandaría todo al carajo y después no sabría cómo parar.

No obstante, la última parte de racionalidad que le quedaba lo incitó a hablar.

—Tae, no es importante dejarnos llevar de esta manera. Tenemos mucho tiempo de sobra a partir de ahora. Solo quiero estar a tu lado, me siento satisfecho con esto.

No mentía, porque lo menos que deseaba era que Kim creyera que esa razón era lo único para lo que lo quería. Eso sí que nunca, pues soñaba con que Taehyung se convertiría en el centro de su mundo y que él lo viera de la misma forma. Le era fácil visualizar una vida en la que los dos nunca se descuidaban, siempre se comunicaban y luchaban por robarse sonrisas por el resto de sus días, sin que ninguno sintiera arrepentimientos de escogerse como parejas.

—Kook, después hablaremos. Quiero sentirte ya, no me importa si estás arriba, luego podemos cambiar roles— informó, juntando sus frentes para que sus narices rozaran en un tierno beso esquimal—. Hazme el amor, por favor.

Hace tiempo conversaron al respecto, por lo que el tema de quién era el activo y el pasivo poco les importaba. Mucho menos ahora que tendrían una vida entera para aventurarse a probar cualquier cosa que se les antojara.

El azabache jadeó ante el ruego por parte de su acompañante, pero en su rostro estaba pintado el anhelo por una confirmación—. ¿Seguro, Tae?

—Nunca antes estuve tan seguro de algo—sonrió para darle confianza—. Así que cállate y bésame.

(Parte kookv +18, si no les gusta, pueden saltarla sin problema hasta un poco antes de que el capítulo se acabe. En el próximo se viene la vkook, espérenla con ansias.)

Dicho esto, Taehyung dirigió a Jungkook hasta su habitación con cierta torpeza al no quererse separar. Entre risas y besos provocativos que desbordaban complicidad, llegaron a su destino. El mayor soltó el firme agarre de la cintura ajena para acomodar al castaño con cuidado y suavidad sobre la cama.

El menor se sentía tan emocionado, porque el azabache lo trataba con tanta dulzura que podría derretirse como chocolate entre esas manos y descansar en esos brazos que deseaban apresarlo y no dejarle escapar hasta que ambos estuvieran satisfechos.

La pareja siguió en la ardua tarea de atrapar los labios del otro, hasta que Jungkook fue descendiendo por el cuello de Taehyung, paseando su boca por las clavículas visibles gracias al estilo de camisa que el castaño portaba, pero que en estos momentos le parecía un completo estorbo. Así que, sin querer tardar mucho más, lo despojó de la prenda superior, dejando su torso desnudo a la vista de sus orbes chocolate.

Se separó de él para admirar la obra de arte que tenía a su disposición, aquella a la que quería cuidar y mimar como merecía, porque en ese preciso instante los malos recuerdos no existían. Tampoco pensaba en la charla que debían tener, solo eran ellos dos, descubriendo la pasión mediante el cuerpo impropio.

—Eres precioso, Tae—susurró embelesado, mientras al aludido las mejillas se le encendían en un intenso rubor.

—No más que tú, Koo—debatió, pero Jungkook negó con suavidad.

La piel acanelada le resultaba tan atrayente al mayor, que por esa misma razón comenzó a besarla con ahínco. Aventurándose en la zona de su abdomen, para luego ir subiendo con un camino de besos por la tersa dermis, deteniéndose en los pezones oscuros que fueron mordisqueados y besados por igual, mientras se quitaba la parte superior de su ropa para quedar en las mismas condiciones que el joven debajo de él.

A estas instancias, Taehyung era incapaz de retener los suspiros y leves gemidos que se le escapaban, pero sabía que esto era solo el comienzo del verdadero éxtasis. Cuando dejó de entrecerrar los ojos, contempló con deleite la anatomía bien trabajada de su acompañante, provocando que ansiara más contacto de piel con piel.

El castaño lo atrajo hacia sí mismo con el fin de que sus dermis calientes se rozaran más. Con delicadeza, levantó el rostro del mayor con sus manos para besar esos labios rojizos que le parecían tan apetecibles. Mordisqueó el belfo inferior de ese joven que lo encendía tanto, haciéndole abrir más la boca para iniciar un juego provocativo con sus lenguas que ya se reconocían a la perfección.

Los chasquidos entre los besos inundaban la habitación, en conjunto a las caricias que se daban mutuamente, recorriendo sus cuerpos sin la mínima intención de detenerse, pues el tacto contrario les quemaba de forma exquisita.

Pero por más que la pareja quisiera seguir de esa forma, Taehyung ya se estaba desesperando. Su pantalón se volvió tan fastidioso conforme recibía estimulaciones por todo lado, gracias a que su erección se apretaba contra la tela dolorosamente por estar tan necesitada de atención.

—Jungkookie, ya...

El azabache comprendía su insistencia, porque él también vivía esas ansias en carne propia. No veía momento para quitarle la última prenda al menor y hacer lo mismo con la suya para tranquilidad de ambos.

Sin despegar su boca de la contraria, le bajó el pantalón, dejándolo solo con ropa interior. Al ver esto, Taehyung no dudó en dirigir la mano de Jungkook sobre la fina tela que cubría su masculinidad, mientras que con la otra desabrochaba el pantalón del joven que le fundía el cerebro con cada movimiento que hacía sobre él.

Jungkook lo torturó al masajear con lentitud ese bulto, hasta percibir como el susodicho le bajaba por completo su pantalón. La destreza de la mano de Taehyung fue excelente, porque también imitó su acción en su erección necesitada de cariño. Lástima que esas caricias superficiales ya no les bastaban, por lo que se despojaron de la última prenda con rapidez.

Se observaron con profundidad, desnudos y ansiosos, con sus miembros despiertos en su totalidad. De todos modos, las palabras sobraban entre ellos, porque con esas miradas se lo decían todo.

Taehyung se acomodó mejor para dar el primer paso, Jungkook yacía expectante hasta que descubrió cuál era su intención, pues su falo fue atrapado entre las manos de su acompañante; masturbándolo con un ritmo tortuoso, primero lento, luego suave, hasta que sin previo aviso lo llevó a su boca.

Jungkook gruñía extasiado, estaba haciendo maravillas en su miembro y sus expresiones eran la mejor confirmación para Taehyung.

El menor lamía desde la base hasta la punta, dedicándole especial atención a su glande, pero ayudándose con su mano también, la cual descendió un poco para acariciar sus testículos.

Cuando al fin paró con la felación, Jungkook suspiró aliviado, porque si seguía de esa forma, se terminaría corriendo, y no quería eso. Después se dedicaría a darle amor a esa boca como tanto deseaba, pero por ahora los juegos previos sobraban.

Taehyung le mostró una sonrisa orgullosa y cargada de lascivia al detallar como el líquido pre seminal brillaba en el falo ajeno junto a los restos de su saliva.

—Tae, necesito prepararte.

Ante esa declaración, Kim dio su consentimiento y señaló el cajón de su mesita de noche, donde Jeon encontraría lo necesario. Jungkook se alejó con la respiración agitada, dispuesto a tomar el envase de lubricante, sin embargo, se sorprendió al no encontrar condones.

El castaño pareció comprender qué sucedió al notar su nerviosismo pintado en su cara, pues ese podría ser motivo para detener los avances de esa noche.

—Estoy limpio, por hoy quiero sentirte en mi interior sin nada de por medio.

—Yo también lo estoy, prometo ir despacio.

El menor le sonrió, porque Jungkook demostró que, así como era un total apasionado, todavía conservaba su parte protectora con su persona. Un detalle que le encantaba, porque él sería igual si la situación fuera al revés.

—Lo sé, por favor, no te detengas.

El castaño se recostó nuevamente para dejarle camino libre a que se acomodara entre sus finas piernas. Con solo sentir la cálida respiración de su acompañante en dicha zona, se estremeció de pies a cabeza y con ese incentivo, Jungkook cubrió uno de sus dígitos con lubricante para comenzar con su tarea.

El menor se removió un poco por la intromisión, sin contar la incomodidad que hace tiempo no sufría, pero lo bueno es que no tardó en acostumbrarse al distraerse con los besos del azabache en la parte interna de sus muslos, mientras le regalaba caricias al perfecto trasero en el que se iba a hundir con rudeza.

Comenzó a mover su dedo dentro del castaño, y este gimió más alto en respuesta. Por lo que metió un segundo, repitiendo la acción con constancia, hasta qué tres de sus dígitos alcanzaron ese punto dulce gracias a los movimientos circulares y de tijeras, que expandían poco a poco el interior del joven con dedicación.

Taehyung se sentía en las nubes, quería mucho más e inconscientemente marcó un vaivén con esos dedos dentro de él. Jungkook sonrió de lado y supo que era la hora de parar y cambiar sus falanges por algo que enloquecería al menor, quien estaba más que listo para recibirlo.

El azabache detuvo sus movimientos y retiró sus dedos, causando que su querido amante experimentara ese vacío tan característico, por lo que fue inevitable que un puchero apareciera en su boca que fue irresistible no besar.

—Tranquilo, bonito, vamos con calma, ¿sí?

Taehyung afirmó con un movimiento de cabeza y Jungkook le regaló un casto beso en su frente.

Alineó su miembro en la entrada que se contraía en anticipación y con calma fue entrando, el castaño dejó escapar un gritito, pues aquello no se comparaba a los dedos que lo prepararon con antelación y que con ayuda del lubricante se deslizaron con suma facilidad hasta hacerlo ver las estrellas.

—Esperaré a que te acostumbres, hermoso—expresó, acariciando las hebras castañas, mientras se obligaba a mantener el control, porque el calor que lo resguardaba lo estaba volviendo loco, incitándole a querer más.

Taehyung también aprovechó la posición para abrazar la cintura fina de Jungkook con sus piernas, mientras gozaba de los besos depositados en su rostro colorado.

—K-Kookie, ya puedes moverte.

Luego de esa indicación, el azabache marcó un ritmo lento y tortuoso, las oscilaciones de su cadera arremetían con la pelvis contraria, sin darle piedad a su próstata por la tortura de aquellos sublimes movimientos.

Las manos del castaño se aferraron con fuerza a las sábanas, contoneándose debajo del cuerpo ajeno al notar que la intensidad con la que era penetrado subía. Sus gemidos y jadeos se mezclaban en el ambiente, aunque no tardaron en ser silenciados a causa de los besos pasionales que se daban.

Se separaban cada cierto tiempo por aire, pero eso no evitaba que quedaran pequeños hilos de saliva que demostraban lo demandante de la unión entre sus labios hinchados y rojizos. Sus pieles ahora yacían cubiertas por el sudor que poseían un bonito toque perlado que era algo digno de apreciar al ser totalmente erótico.

Mientras Jungkook seguía moviéndose dentro suyo, este tomó el desatendido miembro ajeno entre sus manos para bombearlo con fuerza. Taehyung le seguía el paso, guiándose por las fuertes y certeras estocadas que arremetían en él, impulsándose a sentirlo con mayor profundidad.

—Ahhh, s-sigue así—lo animó con la voz más ronca de lo normal, perdido en el delirio de las fuertes sensaciones que lo azotaban.

—¿Te gusta así, Tae? —preguntó, orgulloso de aumentar la velocidad—. ¿Ahí?

—Sí, sí, sí. Joder, Kookie me estás llevando al cielo—confesó con los ojos entrecerrados por la excitación que recorría su sistema, sin poder evitar arquear un poco la espalda en el proceso.

—Me das mucho crédito, cariño. Tú estás tan apretado que siento que no quiero salir nunca de ti—susurró en un tono profundo antes de dedicarse a besar el suave lóbulo de su oreja, el cual era uno de los puntos erógenos de Kim, sin descuidar la tarea de masturbarlo conforme lo penetraba con rudeza.

—Entonces, nunca te vayas de mi lado—pidió en medio de un gemido, estaba tan cerca de explotar.

—No lo haré, no hasta que tú me digas lo contrario.

Las paredes internas de Kim abrazaban a su miembro de una forma que lo seguía incentivando a no parar con ese vaivén que impuso y que ahora de ambas partes se había sincronizado, el cual provocaba que sus corazones latieran con fuerza en un mismo compás.

—Mmmhh, eso no pasara jamás...

Jeon se sintió tan feliz, tan dichoso y Taehyung no se quedaba atrás. Por esa misma razón creyó que era tan necesario confirmar con palabras lo que su cuerpo expresaba con cada reacción provocada por ese acto en el que no solo se unieron físicamente, pues sus nombres también se grabaron en sus corazones de forma mutua.

Se pertenecían desde el inicio y así estuvo destinado a ser desde hace tiempo.

Una vez más, Jungkook se dedicó a besar cada centímetro de la piel ajena, mientras se deleitaba con esos gemidos que eran música para sus oídos. No tardó en dejarle marcas que Taehyung llevaría con orgullo, porque su amado tenía todo el derecho de poseerlo de esa manera, de reclamarlo con cada embiste certero que le daba.

—Te amo, Jeon Jungkook, como no te haces una idea—afirmó con seguridad y con los ojos cristalizados por el placer y el sentimiento tan cálido que removía su interior—. Ya no importa lo que sucedió, solo quiero que lo tengas claro.

—Yo también te amo, Taehyung, ya lo conversaremos. Ahora solo quiero que te sigas sintiendo mío, porque no te dejaré ir jamás.

Jungkook le sonrió a Taehyung con tanto amor, y con los ojos brillosos por las lágrimas que trataba de contener. Sabía que algo había detrás de todo lo sucedido, pero ya no le importaba, porque estaban juntos una vez más.

Aunque no negaría que se sentía idiota por haber dudado tanto en el pasado, pues ahora comprobaba que ese castaño nunca dejó de amarlo con la misma intensidad con la que él lo hizo. Y a pesar de que en ese tiempo su relación nunca tuvo un nombre, era incorrecto creer que el sentir de sus corazones cambió en algún momento.

Porque todas las sonrisas, los momentos, y las conversaciones fueron lo más real y bello entre ellos.

—Vamos, bebé, córrete conmigo—su voz salió en un susurro que complació a Kim, quien entrelazó sus manos, las cuales encajaban a la perfección. Porque eran como la pieza del rompecabezas que les faltaba en sus vidas.

—¡Dios, Kookie! —exclamó cuando las embestidas fueron más profundas cómo para no darle tiempo de recuperarse, pues su próstata estaba siendo atacada sin compasión.

Se sentía tan estimulado, sinceramente Kim era un desastre de gemidos para ese momento.

—No sabes lo encantador que es escucharte así, TaeTae.

Unas estocadas más que iban de la mano con el bombeo constante y sincronizado al miembro del castaño, junto a las caricias en los firmes glúteos de su amante por parte del mencionado, fueron el detonante ideal para hacerlos alcanzar al ansiado clímax.

Taehyung se dejó ir entre ambos abdómenes, mientras Jungkook le siguió dejando su esencia en su agujero.

Ambos gimieron al unísono, siendo arrastrados por esa ola de placer que les dio una descarga de electricidad en sus cuerpos. El castaño temblaba con violencia, nunca antes tuvo un orgasmo tan desgarrador. Jungkook tomó su mano y le besó los nudillos, sin salir de su interior.

Taehyung lo miró encantado, porque ese era su hombre, el amor de su vida, el único que logró atrapar su corazón, al cual no dudaba en entregárselo en bandeja de oro, porque sabía que lo atesoraría de la misma manera en la que él haría con el suyo.

El azabache volvió a unir sus labios en un dulce beso que los hizo suspirar, lentamente se deslizó fuera de su intimada para acomodarse a su lado con la intención de atraerlo a su pecho. Kim se acurrucó contra él, sintiéndose en tanta paz al escuchar los latidos del que fue su querido profeso, mientras lo abrazaba con fuerza. Dejando unos besitos en la dermis en la que descansaba su cabeza, ayudándose de su mano que trazaba figuras irreconocibles en esa zona, ganándose unas dulces risitas, que quería escuchar por el resto de su vida.

Además de notar que sin querer encontró una zona sensible en su mayor, por lo que al menor le llenaba de orgullo saber que a partir de ahora tendría el tiempo necesario para ir experimentando y descubriendo más cosas a lado de su amado.

El sueño llegó a ellos con calma, envolviéndoles después de haberse fundido juntos, de conectarse en profundidad, de haberse entregado completamente al otro y por supuesto, de haber hecho el amor, con ese balance tan único y especial que los dejó satisfechos.

Ya llegaría la mañana y lo aclararían todo, pero por ahora, solo necesitaban esto, es decir, descansar en los brazos contrarios y sentirse tan cerca. En medio de ese ambiente en el que se desbordó la pasión y por supuesto, se reafirmó su tan puro amor.

Continuará...

Gracias por leer, mis corazones. Como siempre, espero leer sus opiniones en los comentarios. Tengan en cuenta que Jimin no vive en la misma ciudad de Tae, por esa razón no le quedó de otra más que contarle todo por mensaje. 

Pero dejando eso de lado, ¿si les gustó la reconciliación?

Nuestro querido Taekook todavía debe conversar, pero por algo se empieza, ¿no lo creen?

Nos leemos en el final y en el epílogo.

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