— LE VAS A PEDIR A MI HYUNG SER TU NOVIO — gritó el menor.
— Da gracia que estamos solos, porque sino ya te hubiera volado el hocico de un golpe.
— Lo siento. Entonces, ¿qué tienes en mente? — preguntó.
— ¿Recuerdas todas las veces que peleábamos y nos hacíamos bromas?
— Ni lo pienses, se va a enojar.
— Es para no olvidar lo bonito que no la pasábamos.
— ¿Quieres hacerle una broma a Hoseok, para luego declararte?
— Si — sonrió.
— Dios mío, cada quien y sus fetiches raros. ¿Qué tienes en mente?
(♡)
La mañana había sido horrible para Hoseok, había tenido que ir solo a la universidad porque Yoongi no tendría ninguna clases ese día y para su mala suerte, Jungkook nunca llego.
Estaba a punto de darle el primer bocado a su comida cuando su teléfono vibro.
Jungkook: hyung, necesito que venga de emergencia a su departamento, esta saliendo gas por todos lados.
Hoseok mentiría si dijera que en ese preciso momento en lo único que pensó fue en Yoongi. Se levantó rápidamente y salió corriendo en dirección a su casa.
Hoseok nunca en su vida había sido una persona atlética, nunca había pisado un gym y mucho menos había corrido como loco 10 cuadras.
En sus pensamientos solo estaba Yoongi, ¿El estaría bien?, si algo le pasaba a Yoongi no sabía que sería de él.
Cuando llego a la puerta de su casa y la abrió, no pudo mas, coloco sus manos sobre sus rodillas y comenzó a tratar de llenar de aire sus pulmones.
Todo el departamento estaba lleno de humo, su visión era escasa. Pero el sabía perfectamente como llegar a la habitación de Yoongi. Abrió apresuradamente y en la cama estaba Yoongi. Se apresuro a ir hasta él y comenzó a tratar de despertarlo, pero no funcionaba. Estaba comenzado a desesperarse.
El humo comenzaba a desaparecer, pero Yoongi no reaccionaba. Hoseok lo tomo en brazos y comenzó a llorar.
— Gato feo, despierta no me dejes solo, tengo miedo — decía entre sollozos — Ahora que voy hacer, a quien voy a molestar.
Yoongi solo sonreía, amaba que le dijera gato feo.
— Yoongi, despierta, te juro que no te hablaré feo, también prometo darte muchos besos, ver todas las películas que tu quieras — hipeaba— también prometo no llamarte nunca más gato feo.
— Lo envolvió en sus brazos y siguió llorando. Pero de repente un estruendo lo hizo callar. En la puerta estaba Jungkook, con un lanzador de confeti en la mano.
— Hobi
El mencionado volteo hasta sus piernas de nuevo. Yoongi estaba despierto, con una sonrisa maligna.
— ¿Qué es todo esto?
Hoseok se levantó de la cama, importandole poco que Yoongi cayera al colchón. Su mirada se mantenía sería.
— Sorpresa hobi — exclamó el menor.
Hoseok volteo a ver a Yoongi, quien ahora tenía un ramo de girasoles en la mano y una caja verde.
Yoongi le sonreía, pero a Hoseok estaba demasiado serio, no le había causado nada de gracia eso.
— ¿Crees que esto es gracioso, Yoongi?
— Hoba — quizo tomar su mano, pero el rubio la quito— era una pequeña broma.
— Creí que ya habíamos dejado esto por la paz, Yoongi.
— Lo hice para recordar los viejos tiempos. Pero en realidad quería preguntarte otra cosa.
— No quiero escuchar nada — hizo el amago de irse pero Yoongi lo detuvo del brazo.
— Solo escúchame. Respetaré lo que quieras hacer.
Yoomgi pensó que tal vez si se había pasado un poquito con la broma.
— Hoseok, eres la persona más linda y encantadora que he conocido. Una persona alegre, inteligente, comprometida y amorosa. Se que fui estúpido muchas veces contigo y que siempre demostré lo cretino que puedo llegar a ser. Pero desde que mi cabeza y mi corazón comenzaron a verte de otra manera, no puedo evitar sentir y experimentar todas estas sensaciones, que cada día crecen más y más. Hoseok me gustas mucho, más de lo crees imaginar y tal vez desde hace más tiempo del que crees. Lo único que quiero es despertar contigo todas las mañana, ir juntos a la universidad, tomarnos de la mano en todos lados, compartir momentos lindos contigo, cuidarte, consentirte. Quiero hacer muchas cosas contigo, porque me gustas mucho Hoseok — dejo los girasoles en la cama y sostuvo ambas manos — Jung Hoseok, ¿Quieres ser mi novio?
Hoseok como siempre, estaba llorando. Pero ahora eran lágrimas de felicidad y con un muy entusiasta "si" le respondió.