Simplemente LUKAM Vol. 2: La...

By nicolasgodetti

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Sam le cuenta a Luke su pasado con Frank, involucrando detalles tan oscuros como muy lamentables que complica... More

2- Hermanos, parte 2
3- Tercer Acto
4- Puentes
5- Reina Miller
6- La batalla de los suegros
7- Viejos amigos
8- Jaque Blanch
9- Colisión de mentiras
10- Rey Miller
11- Consecuencias, parte 1
12- Consecuencias, parte 2
13- CAYDEN
14- Transición a lo peor
15- Ojo de tormenta
16- La jugada siniestra
17- Misión cumplida
18- Envenenados
19- Condenados, parte 1
20- Condenados, parte 2
21- Renacimiento
22- Lidia con la verdad
23- ¿Cómo se llama la obra?
24- Mi Superboy
25- Simplemente ellos

1- Hermanos, parte 1

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By nicolasgodetti


| | | TRES SEMANAS DESPUÉS | | |


   Es lunes 2 de febrero de 2018, o por lo menos eso indica el teléfono de Sam. Este último tiene las ideas un poco equivocadas, pero no es algo particular de ese inicio de semana, el cual estaba siendo bastante duro apenas con el tener que dejar atrás las sábanas y prepararse para una nueva jornada escolar.

   Las cosas con Luke han estado algo... complicadas, por decirlo de cierta forma. Aquel es el tercer lunes que pasa tras haberle revelado su mayor secreto: tiene un hermano mayor, el cual está vivo y se llama Frank. Sam no sentía que fuera la gran cosa adaptarse a ello y de ejemplo ponía en su cabeza a Vanessa y Zack, sus dos amigos más cercanos que lo habían entendido pronto.

   Las cosas eran distintas con Luke, a quien le costaba asimilar que no era hijo único, sino que tiene un hermano allá afuera. Sam intentaba ponerse en su lugar, pero no podía entender cómo necesitaba tanto tiempo...

   En ese aspecto, Sam se culpa un poco. Después de todo lo que sucedió con Derek, su mente divagó y quiso escapar de cualquier otra responsabilidad personal que tuviera en frente, volviendo su prioridad el intentar mantener el lazo con su mejor amigo. A pesar de esto, nada funcionó.

   Los intentos habían sido varios, pero Sam le perdió la pista a Derek. Lo último que supo de él es que estaba refugiado en casa de un amigo, cosa que tuvo que leer en un periódico online de chismes de celebridades. Derek no solo no respondía a sus mensajes, sino que parecía haber apagado su teléfono y no vuelto a prenderlo nunca más. Estaba muy preocupado, pero no es como que tuviera en sus manos el poder de hacer algo más al respecto, por lo que no tuvo más opción que continuar con su vida de la "mejor" manera posible.

   Mientras termina de guardar algunos de sus libros en su mochila, Sam se percata de que sobre la mesita de noche se halla un estuche de anteojos. Puede que Luke se lo haya olvidado el sábado, cuando se quedó hasta tarde para ver unas películas, porque sí, quizá el tema de Frank les ponga incómodos, pero eso no significa que no sigan juntos. Siguen siendo novios y se siguen amando.

   Su relación estaba en un punto bastante fuerte después de que tuvieron su primera vez y se podría decir que esto ayudó a que el golpe con respecto a lo de Frank no fuera tan duro para la relación. Quizá por eso Sam se lo soltó así, tal cual, en mitad de la noche... Aún duda si fue lo mejor, pero en ese momento sintió que ya no podía tenerlo guardado dentro y decidió simplemente soltarlo.

   Ahora debía sacar fuera su valentía y simplemente enfrentarlo.


   Y así como la hora de ir a clases llegó, la hora de salir de clases también lo hizo. La cara de Luke no había cambiado en ningún momento.

   Ya se encontraban, una vez más, en la habitación del castaño. Luke otra vez sentado en la cama, Sam otra vez distraído con algunas cosas. Su cuerpo y mirada estaban dirigidos hacia su clóset, ahí donde parecía buscar algo con total determinación. Tanteando el control remoto de la pantalla, Luke considera poner alguna película, aunque sea de fondo para que la incomodidad se disuelva.

   —Aquí está —dice finalmente Sam, rompiendo con el eterno silencio que se había formado en todo el ambiente.

   Al verlo venir hacia la cama, Luke ve a Sam cargando entre sus brazos su suéter rosado, una prenda que suele vestir a menudo. Esta vez, sin embargo, la lleva cargada con mucho más cuidado y ¿cariño? Es como si los trozos de tela que conectan con sus manos estuvieran entrelazados a sus dedos.

   Sam finalmente se sienta en la cama, justo frente a Luke.

   —Sé que has de tener mucho para decir... —dice Luke, evitando que Sam sea el que comience con la conversación—. Pero antes de nada, quiero que sepas que la confianza siempre fue algo muy importante para mí —dice por fin, con Sam bajando la mirada, avergonzado—. Ahora bien, sé que has de tener tus motivos de por qué esto surge apenas ahora y quiero escucharlos. Todos estos días lo he estado entendiendo y aceptando. Quiero escucharte, pero también quiero que tengas claro que esta revelación me ha dolido profundamente.

   —Te entiendo, te juro que sí —responde Sam en voz baja, extendiendo una de sus manos y tomando una mano de Luke, arrastrándola suavemente por sobre el suéter rosado, el cual ha quedado justo entremedio de ambos—. Lo que te estoy por contar es... una grieta familiar, por así decirlo. Se podría decir que antes de que esto pasara, éramos una familia, y luego ya no.

   Pasando a posar su mano libre sobre la mano de Sam que ya sostenía su otra mano, Luke le demuestra su total apoyo. Sam mantiene por un momento su mirada en el vacío. Sus ojos grisáceos se llenan de tormentos pasados...


| Chicago – julio del año 2010 |

   Tomando un balón con sus manos, un castaño de unos 10 años ríe a carcajadas mientras corre por la que, por su tamaño, pareciera ser una pradera, pero que en realidad es el patio trasero de la Finca Graham. El niño, Sam, está siendo perseguido por un chico de unos 15 años, igual de castaño que él.

   Su hermano mayor.

   A lo lejos y sentados en sillas reclinables están Samuel y Caroline Tanner. Ambos se encuentran a un lado de una parrilla, la cual está siendo controlada por una mujer de unos 60 años que luce un atuendo blanco y negro.

   Girándose para ver cómo su hermano mayor aún le persigue, el joven de 10 años se tropieza con el borde de la caja de arena del patio, cayendo dentro de la misma. La pelota rueda lejos, con el mayor corriendo a socorrer al menor. Se inclina dentro de la caja y lo ayuda a salir, limpiándole un poco la arena de la cara en lo que caminan tranquilamente hacia sus padres.

   —Voy por un poco de sal, señor Tanner —Le dice la mujer al mismo. Ella es Mercedes, una de las empleadas domésticas de la finca que tiene como gran tarea procurar que los Tanner-Graham estén cómodos en su estadía allí.

   Pasando a tomar control de la parrilla en su ausencia, Samuel se encarga de evitar que sus dos hijos se precipiten sobre la misma buscando robar algo, con todos riendo cuando el pequeño Sam logra apuñalar un pequeño trozo de verdura asada con su tenedor. Su hermano mayor solo bebe un poco de jugo.

   Dejando su vaso a un lado, Frank centra repentinamente su mirada en la puerta de vidrio de la cocina, desde donde les está viendo la hija de Mercedes. Formando una sonrisa en su cara, el castaño mayor le hace señas para que se sume a ellos, con Caroline detectando dicho accionar y molestándose.

   —Frank, cariño, ¿por qué no enseñas a Sam cómo andar en su patineta? —Propone Caroline, sorprendiendo un poco a todos—. ¿Qué pasa?

   —Es que... tú nunca quieres que yo ande en la patineta. Dices que es un juguete del diablo y que mis abuelos nunca debieron dármela —contesta Sam, con Caroline simplemente encogiéndose de hombros.

   —Lidia podría unirse a nosotros —dice entonces Frank, con la mala cara de Caroline volviendo a ella, solo que esta vez ante sus hijos.

   —Eh, n-no —Interviene entonces Samuel, para gratitud de su esposa—. La joven hija de Mercedes ha de tener tareas dentro de la casa. No la molesten.

   —Pero todo el tiempo está lavando ropa o barriendo. Solo tiene 13 años —La defiende Frank, con sus padres mirándose entre sí. No parecen saber qué decirle y Sam, el más joven de todos, parece darse cuenta.

   Sam también percibe un pequeño hilo de tensión que no le gusta nada...


   —En ese momento no lo supe con certeza. ¿Cómo podría? Solo tenía 10 años —dice Sam, estando aún en su lugar, solo que habiendo pasado a abrazar sus piernas sobre la cama. Luke le mira con atención, estando muy sorprendido por lo que Sam le ha contado, a pesar de aquello apenas ser el inicio—. Pero fue en ese momento cuando todo comenzó a desmoronarse.

   



   Tres semanas habían pasado desde la última vez que vio a Derek. 21 días en los que Frank había retomado su vida, trabajando en el bar, yendo a casa y así repetitivamente. Atrás se había quedado el perseguir empresarios criminales con viejos amigos. Su vida había vuelto a la relativa 'normalidad' que tenía hasta antes de conocer a Derek, pero el castaño no podía tomárselo con calma ni en sueños. El toque de Derek en su vida había sido muy fuerte.

   Antes de Derek, Frank limpiaba copas mientras veía algún partido de tenis o baloncesto en una de las pantallas del bar. Ahora, su mente estaba inundada de recuerdos y pensamientos. Por suerte para él, todos estos eran cercanos.

   "Una vida normal no se logra viviendo anormalidades".

   Frank tenía esa frase en su mente como si se la hubieran marcado con una herradura caliente. Así se sentía, pues la había dicho Derek cuando estaba en su punto psicológico más bajo. El día siguiente a la testificación de Derek en la corte, cuando se decidió de forma inmediata que Patrick Blanch pagaría con más de tres décadas en la cárcel por todos sus crímenes...

   El día siguiente a cuando descubrió que Derek, su Derek, tenía un lazo con su hermano Sam, a quien llevaba sin ver varios años.


   —Una vida normal no se logra viviendo anormalidades —dice Derek con un tono de voz totalmente apagado. No suena en lo absoluto a él. La expresión en su rostro, a su vez, no describe ni la más mínima emoción.

   Frank se encuentra a su lado, arrodillado sobre la alfombra. El pelinegro está en uno de los sillones individuales de la gran sala de la finca de James, uno de los pocos contactos que le ha quedado tras todo lo sucedido, y es que fue muy difícil para Derek descubrir que su agenda solo estaba llena de los amigos de Patrick. Amigos que confiaban solo en este y que, incluso, eran iguales.

   El propio James, quien se ofreció a resguardar a Derek del ojo público en su propiedad, está apoyado en una de las encimeras de la cocina, la cual si bien es tan inmensa como la sala, no está tan lejos y es parte del mismo ambiente.

   Así como Frank, James también luce muy preocupado.

   Desde que regresaron de testificar, ayer, Derek no había dicho nada.

   —Fui muy ingenuo al creer que podría ser feliz, a su vez que famoso —dice entonces, con el castaño viéndolo con tristeza y dudando si tomar su mano o no. Todo contacto físico que ha intentado producir con anterioridad ha sido rechazado y el terror ha inundado los ojos de Derek en cada ocasión. Lo que menos quiere es que algo así vuelva a suceder, por lo que continuará respetando su espacio personal—. Famoso... a la vez que exitoso.

   Para cuando Derek termina de pronunciar sus palabras, todo en el lugar se sumerge en un silencio desolador y que, para Frank, es desgarrador. Hay mil cosas que quisiera decirle al pelinegro en esos momentos, pero entiende que lo que necesita ahora es desahogarse y comunicar todo lo que cruza por su mente.

   Derek tiene que sentirse en un sitio seguro, donde no sea contraatacado incluso aunque el contraataque sea una construcción positiva contraria a lo que ha dicho. Aquel había sido uno de los tantos consejos que Frank y James habían recibido de la Doctora Stewart, la psicóloga a la que había asistido Derek.

   Las visitas a la psicóloga habían sido recomendación y en parte obligación directa por parte del tribunal, ya que se necesitaba un examen psicológico sobre la víctima para entender todo lo que había sufrido en manos del acusado, el cual tenía muy fuertes defensas legales a su favor. El caso, para su buena suerte, fue tomando un rumbo más humano debido al gran impacto social que tuvo. A pesar de la alegría que aquello podía suponer, Frank recuerda cuando Tom se los dijo y Derek simplemente se echó a llorar, levantándose de la mesa y encerrándose por enésima vez en su habitación. No sentía alegría o alivio, sino condena...

   Tal vez a Derek no lo iban a culpar de nada, pero el peso en sus espaldas que él mismo se cargaba era ya de por sí sumamente abrumador.

   De pronto, el sonido de un plato tocando la madera de la mesa devuelve a Frank al mundo real, lejos de sus pensamientos más oscuros. Derek, por su parte, pasó de ver la madera de la mesa a un plato con dos rebanadas de pizza. No necesitaba alzar la mirada, pues solo con ver sus pantalones de vestir sabía que se trataba de James, sumado a que Frank seguía arrodillado a su lado con sus manos temblorosamente posadas sobre el apoyabrazos de su sillón.

   —Sé lo que ambos esperan de mí —dice Derek, tomando una rebanada y dándole una mordida—. Pueden rendirse. No lo obtendrán.

   — ¿Puedo saber a qué te refieres? —Le pregunta Frank con calma.

   —Creo saberlo y... Derek, no espero eso de ti en lo absoluto —comenta James, sorprendiendo a Derek y confundiendo aún más al castaño.

   ¿Se está perdiendo de algo?

   —En cambio, él... creo que es lo único por lo que sigue aquí.

   —Basta de indirectas —espera Frank, pasando a ver con una mirada desafiante a ambos—. Si tienen que decirme algo, que sea ahora.

   —Frank... —Le habla Derek, con el castaño viéndolo a los ojos al instante y notando en este una muy extraña centralidad. Ya no parece herido— Todo lo que te dijo esa mujer, la psicóloga, tienes que olvidártelo. No pasará.

   — ¿Qué es lo que no pasará, Derek? Por Dios, deja de hablar en código.

   —No voy a sanar —Le dice Derek, confundiendo a Frank gravemente y haciéndole dirigir su mirada a James, quien tiene la suya por el piso. Divaga...— No voy a sanar, porque no hay nada que sanar. Esto que me pasó ha sido duro, sí, pero voy a superarlo y continuaré con mi vida. Sobreviviré.

   —Eso lo sé, Derek, pero no puedes simplemente saltarte pasos. Antes de que vuelvas allá afuera y seas un ejemplo para el resto de sobrevivientes tienes que asegurarte de convertirte en la versión más fuerte de ti misma.

   —Es ahí donde tu pensamiento y el mío se distancian, amigo mío —Le dice Derek, con Frank cada vez más confundido. "¿Amigo mío?" piensa—. Ya no voy a ser modelo. No quiero ser un ejemplo a seguir para nadie.

   — ¿Qué?

   —Estos últimos días me he dado cuenta de que soy mucho más que un simple modelo o una figura para las revistas. Soy una persona con muchos más atributos y muchas más características. Quizá no tenga una pasión tan fuerte como posar ante una cámara, pero tengo personas como tú, James o Sam por las que seguir adelante por más que ya no haga campañas en una playa —Le dice Derek, dejando a Frank ciertamente atragantado mentalmente con una de sus menciones. Ha sido ese "Sam" el que le devolvió a un total bloqueo mental.

   — ¿S-Sam?

   —Sí, mi mejor amigo —dice Derek, sonriendo un poco y golpeando con dureza en Frank. Esa es la primera vez que le ve sonreír en un gran tiempo...— Vive en Nueva York y es un amor de persona. Me ha llamado como mil veces y no he sido lo suficientemente valiente como para siquiera agradecerle. Mi idea es, cuando supere todo esto, ir a visitarlo de sorpresa y abrazarlo muy fuerte.

   —Yo... entiendo —dice Frank, tragando saliva con dureza.

   — ¿Te vas a poner celoso? —Le pregunta Derek, alzando su mirada hacia Frank y el castaño rápidamente quitando de su cara todo rasgo expresivo.

   —No, no, para nada. Además, es tu mejor amigo, no el amor de tu vida.

   —Bueno, mitad y mitad, a decir verdad —dice Derek, volviendo a echar la cabeza atrás. Frank vuelve a quedarse helado—. No sé en qué punto estemos en estos momentos ya que la última vez que hablamos largo y tendido él me dijo sin más que sabía que yo gustaba de él, yo me enojé y, bueno, él ya tiene novio, pero... siento que se podría crear algo bueno entre nosotros. Algo mejor.

   — ¿Te meterías en su relación para quedártelo?

   —No lo sé, no tengo cabeza para eso ahora —dice Derek, volviendo a enderezarse y continuando su rebanada de pizza.

   —Entonces... serías capaz de meterte en la relación de tu mejor amigo y no quieres ser un modelo a seguir para futuras generaciones de víctimas de una industria que está lejos de limpiarse —dice Frank, con Derek tan solo siguiendo con su comida. Para ese entonces, James ha vuelto a alzar la mirada y le ve con determinación—. No te reconozco... —dice el castaño, deteniendo al instante los gestos de Derek. Para cuando este se gira hacia él, lo ve irse.


   Dándose cuenta de que lleva media hora puliendo una copa, Frank alza su mirada y ve que cada vez hay más clientes, por lo que se va a atenderlos.

   Ya pensará más en sus problemas luego.




   — ¿Y cómo era tu vida en aquel entonces? —Le pregunta Luke a Sam, quien se mantiene pensativo por un momento—. Me hablaste de cómo al crecer Frank se centró en su carrera deportiva en busca de una beca universitaria y tú te enfocaste en los mil talleres a los que te inscribió tu madre, pero ¿cómo eras tú emocionalmente hablando y cómo era tu relación con Frank?

   —Era... buena, por así decirlo —dice Sam, comenzando a actuar un poco nervioso, con Luke percatándose—. Las cosas iban bien. Es decir, no sabía todo el drama que vivían mi hermano con Lidia y mis padres, pero... yo... eh...

   — ¿Sam? ¿Me estás ocultando algo otra vez? —Le cuestiona Luke, con la respiración de Sam alterándose y soltando un sollozo repentino.

   —Lo siento, yo... hay un detalle, por así decirlo —dice Sam, con la vergüenza apoderándose de toda su persona. Luke se sorprende y se asusta un poco. Nunca había visto a su novio actuar así—. En la escuela todo me iba bien. Aquí en casa, mis padres me ocultaban todo lo de Lidia, pero...

   —Hey, con calma —Le dice Luke, retomando la unión de sus manos y logrando que el castaño le vea a los ojos—. Respira hondo y luego dímelo.

   —Yo tenía 13, estaba asustado. Estaba descubriéndome. Había conocido a... a Mikey —dice Sam temeroso, pero se tranquiliza cuando Luke no reacciona de ninguna forma ante aquel nombre. En ese instante, al mayor solo le preocupa que Sam se sienta lo más cómodo posible y continúe—. Yo... le dije a Frank que era gay —dice Sam de pronto, con Luke acertando en su suposición mental—. Y él me rechazó con toda su homofobia —dice entonces el castaño, ahora sí que tomando por sorpresa a su novio y dejándole ciertamente boquiabierto.


. . .


Nota de Autor: ¡¡HOLAAAA!! A quien sea que esté ahí, espero que estés muy bien y ojalá que este primer capítulo te haya gustado. Es un nuevo comienzo, a su vez que una continuación bastante directa, pero bueno, de todas formas es muy fuerte. Ni yo supero aún lo de FRANK TANNER, así que ni quiero pensar cómo debes estar tú, jajaj.

Bueno, como hice en SL 1, aquí también seleccioné una canción por capítulo, para que refleje un poco la historia, a los personajes, sus situaciones... 

Y en esta ocasión, la historia da inicio con un momento bisagra para los LUKAM, así que sí o sí tenía que elegir una canción que representara una auténtica revolución emocional y así es como llegué a mi siempre amada Sign of the Times de Harry Styles.

—Nico 💛

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