Style | Jude Bellingham

By irelss_

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Una diseñadora de moda inexperta como era Aisha García, está metida en un enredo sin ser ni siquiera conscien... More

1: El chico del hospital
2: El móvil
3: Ridículo en el Bernabéu
4: Bofetada

5: Electricista sexy

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By irelss_

Aisha.

—La verdad es que no me creía lo que me decías siempre de que tu hijo no para quieto pero ahora lo entiendo perfectamente —dije mirando a Enzo, el hijo de tres años de mi hermana, saltando como un loco encima del sofá.

—Nunca me crees cuando te digo las cosas —Salma se sentó en una silla delante de mí dejando un plato de macarrones para cada una—. ¡Enzo, baja de ahí que ya está la comida!

Yo me reí y mientras tanto Dylan, el marido de mi hermana, salió de la cocina cogiendo en brazos a Enzo para sentarse los dos en la mesa.

—Cariño, creo que tienes que dejar de gritar algún día —dijo Dylan riendo y le dio un beso en la mejilla a mi hermana.

—No grito tanto —Salma nos miró a ambos.

—Créeme que si, he vivido quince años contigo, Salma —bromeé y ella me miró ofendida.

Estábamos a lunes. Había pasado más de una semana desde que fui al Bernabéu con Lucas. Y hoy mi hermana había venido a recogerme al trabajo porque habíamos quedado para comer en su casa. Antes solíamos comer juntas al menos un día a la semana pero ahora ya era más complicado porque vivíamos más lejos desde que yo me había mudado a mi piso sola y tenía bastante más trabajo que antes. Aún así, siempre intentábamos vernos seguido ya sea en persona o por videollamadas para actualizarnos un poco de nuestras vidas.

Tanto Dylan, Enzo, Salma y yo empezamos a comer en la mesa del comedor de la casa de mi hermana que era bastante grande. Mientras tanto se escuchaban las noticias de fondo en el televisor y algunos maullidos de su gato para que le diesemos algo de comida. Si, mi hermana era team gatos y yo team perros.

—¿Qué tal te va en el trabajo, Aisha? —se interesó Dylan.

—Ahora mismo estresada —respondí sincera sirviéndome un vaso de agua—. Faltan dos semanas para la semana de la moda de Madrid y todavía tengo que acabar algunos diseños que me han pedido clientas y llevarlos a la fabricación. Además yo también tengo que ir ya que soy estilista y todavía no sé qué ponerme. Pero lo superaré, no es un problema de primer mundo.

—Claro que lo superarás, eres una crack en tu trabajo. Después de todos los grados, diplomas y ciclos que has hecho, estás preparada para todo lo que se te interponga por delante. Además seguro que vas a ir guapísima como siempre —mi hermana habló después de beber agua.

—Intentaremos —reí—. ¿Qué tal os va el trabajo a vosotros dos?

—Yo también estoy un poco liada con las clases que tengo que dar porque me han cambiado el horario y ya me he perdido. Aunque estoy muy a gusto en el colegio que estoy ahora —Salma comió otro poco de macarrones con tomate.

Mi hermana mayor trabajaba como profesora de niños de primaria. La admiraba ya que se le daba muy bien su trabajo y estar con niños pequeños aunque a veces tuviese poca paciencia con Enzo. Yo sin embargo, nunca me había considerado una persona con mucho apego a los niños pequeños, simplemente no me llevaba tan bien con ellos como Salma. Ella tenía un don.

—Y yo voy bien siendo abogado, no me puedo quejar —me contestó Dylan ahora.

Enzo ya había acabado de comer, aunque se había comido menos de la mitad del plato de pasta. Se fue al salón a ver algunos dibujos en la televisión mientras le hacía la puñeta al gato.

—Mañana tengo que ir a acompañar a mamá a la sesión de quimioterapia —me dijo Salma.

—¿Quieres que te acompañe y vamos juntas?

—No hace falta, Aisha. Has estado tú yendo a todas las últimas sesiones, además tienes mucho trabajo. Ya nos encargamos papá y yo de las siguientes.

—Aún así creo que algún dia de estos iré a comer a casa así paso rato con ellos. Me gustaría pasar más tiempo con ellos de lo que puedo —le dije un poco apenada.

—Ya somos dos, pero siempre que podemos Dylan y yo vamos a comer con papá y mamá. Así también me llevo los cincuenta tuppers de comida que me da mamá —Sandra rio.

Pasé el día con ellos dos y con Enzo. Siempre que iba me divertía mucho porque os lo juro que esa casa era un desastre entre mi hermana y su hijo. Dylan era el que ponía algo de calma y orden.

Me fui de allí alrededor de las cinco de la tarde y conduje mi coche hasta llegar a mi piso. Nada más entrar en mi casa, coco se me tiró encima ladrando y moviendo la cola sin parar. Lo cogí en brazos sonriendo y acariciándole y él se dedicó a darme besitos por toda la cara. Cuando se calmo un poco lo dejé en el suelo y fui hasta mi habitación a cambiarme la ropa y ponerme algo más cómodo como unos pantalones de pijama y una camiseta ancha simple. Después me senté en el sofá con mi portátil en las piernas ya que tenía que acabar de pasar algunos diseños a una clienta.

Estuve así casi dos horas hasta que mi móvil sonó al lado de mí y vi que quien me llamaba era Greta.

—Hola Greta, ¿que pasa? —contesté.

—Hola Aisha, estoy en el estudio ¿podrías pasarte un segundo por aquí?

—¿Ahora? Son casi las ocho de la tarde ¿está todo bien?

—Si, bueno es que necesito tu ayuda en algo.

•••

—¿Has podido? —me preguntó Greta desde abajo.

—Lo intento pero por mucho que me estire, no llego —le dije poniéndome de cuclillas.

Greta me había pedido que viniera al estudio porque se había roto una bombilla del techo y ella sola no podía arreglarla ya que no llegaba ni subiéndose a una silla. El techo era bastante alto, por eso ninguna de las dos podíamos arreglar esa bombilla.

—¿No sería mejor llamar a un electricista? —me bajé de la silla mirándole cansada.

—¿Lo vas a pagar tu? —Greta cruzó sus brazos—. Los técnicos son carísimos además es una simple bombilla, nos apañaremos.

—¿Cómo, Greta? Ninguno de las dos llega ahí arriba.

—¿Lucas no puede venir? Él es alto, podría arreglarla.

—Está trabajando —le respondí mirando la hora—. Últimamente hace más horas porque tiene que cubrir a un compañero suyo que está de baja por paternidad, así que imposible.

—Mierda, es que nadie que yo conozca puede venir. ¿Tú conoces a alguien alto que pueda arreglar esto?

Suspiré mientras mi cabeza repasaba todas las personas que conocía. De repente miré a Greta y ella frunció el ceño.

—Conozco a una persona que es bastante alta...

—Pues ¿a qué esperas? ¡Llámale! —me mandó mi compañera.

Greta entró dentro de la oficina dejándome sola en la entrada. Encendí mi móvil y busqué el contacto de Jude. El día que tuvimos esa conversación en el Bernabéu, antes de despedirnos me dio su número por si acaso.

—¿Quién? —oí su voz desde el otro lado de la línea.

—¿No me tienes agregada? —le dije un poco ofendida.

—¿Aisha? mierda, lo siento —murmuró—. La verdad es que no tengo a casi nadie guardado en mi móvil porque se me olvida. Solo tengo a mis padres, mi hermano y algunos amigos.

—Haré como que te creo —bromeé.

—¿Por que me has llamado? ¿Pasa algo? —me preguntó.

—¿Estás libre ahora?

—Si, estoy en mi casa ¿por?

—¿Podrías pasarte por donde trabajo?

—¿Ahora? —su voz sonó confusa.

—Si, ahora Jude. Por favor —le rogué un poco.

—Vale, me cambio y voy —colgó y yo sonreí guardándome el móvil de nuevo.

—¡Greta, ya tenemos electricista! —le grité.

Mientras esperaba a que Jude viniese, me senté en la oficina delante de algunos bocetos que había hecho en papel de un vestido que estaba diseñándome para mí misma. Ese vestido era el que pensaba ponerme para el día más importante de la Fashion Week de Madrid. Pero todavía ni lo había terminado.

Un tiempo después escuché el timbre y miré a Greta que estaba en frente de mí.

—Yo me encargo, tú si quieres quédate aquí terminando tus cosas —le dije y ella asintió.

Salí rápido de la oficina y cerré la puerta para ver a Jude esperando fuera del estudio.

—Has llegado bastante rápido, creí que ibas a tardar más —le dije abriendo la puerta de cristal para que entrase.

—Vivo cerca de aquí, por eso. ¿Para qué querías que viniese?

—¿Sabes arreglar bombillas? —me crucé de brazos mirándole.

—¿Es enserio? —me miró sorprendido—. ¿Me has llamado para eso?

—Si, porque ni mi compañera ni yo llegamos ahí arriba —señalé la bombilla del techo—. Y eres el chico más alto de conozco así que te he llamado. ¿Me podrías hacer el favor? Por favor Jude —puse cara de pena haciendo un mini puchero.

Jude me miró los labios y pude ver como las comisuras de los suyos se curvaban en una sonrisa.

—Veré qué puedo hacer, guapa —se adentró más en el estudio y yo sonreí cerrando la puerta—. ¿Estás sola?

—No, Greta está dentro de la oficina —le señalé a una puerta blanca y Jude asintió.

De un momento a otro Jude ya estaba subido en una silla desmontando la bombilla mientras yo le miraba desde abajo con gracia.

—¿Todo bien por ahí arriba?

—Te lo estás pasando en grande con esto ¿no? —me echó una mala mirada.

—Es muy divertido verte como electricista, solo te falta el uniforme.

—No me pongo el uniforme porque no quiero ponerte más contenta de lo normal  —me dijo haciéndome reír.

—¿Crees que con ese uniforme podrías ponerme cachonda? Tendrías que estar desnudo para eso —le seguí la broma.

—Aisha, créeme que podría ponerte cachonda ahora mismo si quisiese —me miró y yo tragué saliva imaginándomelo. Le iba a contestar a eso pero él habló primero—. Pásame la bombilla nueva —alargó la palma de su mano y yo se la di.

La puerta de la oficina se abrió y salió Greta mirándonos a los dos, en especial a mí con los ojos muy abiertos. Yo solo rodé los ojos.

—¿Va todo bien? —le preguntó a Jude y él asintió.

—Bajaría a presentarme pero Aisha me ha dicho que no me mueva de aquí arriba hasta que arregle la bombilla.

—Que mentiroso —le miré seria.

—No hacía falta tampoco que bajases a saludarme, no me gustan las personas en general —le dijo y yo reí mirando como Jude se quedaba un poco confuso.

—De todas, formas me llamo Jude.

—Greta —le hizo un gesto con la cabeza—. Bueno, me vuelvo a la oficina. Supongo que Aisha ya te dará las gracias por lo de la bombilla así que hasta luego —se encerró de nuevo en el otro cuarto.

—Déjala, ella es así. Te acostumbrarás si vuelves por aquí —le expliqué al moreno que se me había quedado viendo.

—Ya, me imagino —suspiró y se bajó de la silla un poco sudado—. Eso ya está arreglado.

—Me sorprende que sepas hacer algo más que jugar a fútbol. Creía que los futbolistas solo estabais configurados para chutar un balón y poner los cuernos a vuestras novias.

—Estás muy equivocada entonces —me dijo riendo—. Me tienes que pagar por esto —se refirió a lo de la bombilla.

—Qué pena que no tengo dinero —me alcé de hombros.

—Pues entonces el electricista sexy no volverá a pasarse por aquí a arreglar algo —se giró para coger su chaqueta pero le estiré de la camiseta negra hasta ponerse en frente mía cara a cara.

—¿Y si le pago de otra forma, electricista sexy? —levante un poco mi cabeza para mirarle mejor ya que estábamos muy cerca.

Jude me miró fijamente a los ojos sin decir nada. Estaba como analizando mis expresiones.

—¿Y cómo me pagarías? —ladeó la cabeza.

Sonreí sin dejarme imponer mucho por él.

—¿Cómo quieres que te lo pague, Jude? —me acerqué más a él para estar a escasos centímetros. Pude notar que él se ponía nervioso porque tragó saliva—. No eres el único que puede poner cachondo al otro, que lo sepas.

El inglés pareció sorprenderse por lo que acababa de decir pero en seguida me cogió la cara suavemente con una mano girándomela para darle espacio a acercarse a mi cuello. Dejó un beso húmedo en esa parte de mi cuello que duró unos segundos y logró erizarme todos los pelos de mi cuerpo.

—Seguiría besándote durante horas sino fuera porque tu amiga está justo detrás de esa puerta —miró hacia un lado y después me sonrió.

•••••••••••••••••••••••••••••••
Después de mil años sin actualizar porque he estado con 0 ánimos, aquí tenéis capítuloooo. Lo siento❤️

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