La oscuridad de la noche envolvía la ciudad, y en su corazón latía una figura enmascarada: Yugen, la luz de la noche. Con sigilo, se movía entre los edificios, sus ojos agudos escaneando las calles en busca de problemas. Habían pasado varios días desde la última vez que había cruzado caminos con Hawks, y aunque sus encuentros eran siempre un desafío emocional, no pudo evitar sentir una extraña mezcla de ansiedad y anticipación por su ausencia.
Mientras patrullaba en las alturas, un vago sentimiento la acosaba. Una sensación de estar siendo observada, de que no estaba sola en su tarea nocturna. Era algo que había sentido antes, una especie de intuición que se había vuelto una compañía silenciosa en sus vigilancias.
De repente, un ruido en el callejón cercano la alertó. Con un movimiento fluido, Yugen descendió silenciosamente al suelo, preparada para enfrentar cualquier amenaza que pudiera surgir. Sin embargo, en lugar de un villano, encontró a un grupo de gatos callejeros que jugaban en la penumbra.
Un suspiro escapó de sus labios ocultos tras la máscara. Se permitió una pequeña sonrisa al ver a los gatos. Eran una constante en su vida nocturna, seres que también habitaban las sombras de la ciudad y, de alguna manera, le brindaban cierta tranquilidad en medio de su doble vida.
Mientras continuaba su patrullaje, el sentimiento de ser observada persistía. Giró la cabeza, su mirada penetrante explorando los alrededores. No había nada fuera de lo común a la vista, pero la sensación permanecía, un eco inquietante en su mente.
—No hay tiempo para paranoias, Yugen.— se reprendió a sí misma en voz baja. Sin embargo, no pudo evitar la inquietud que persistía en su interior.
Mientras recorría las calles, los recuerdos de sus conversaciones con Hawks volvieron a su mente. Sus encuentros habían sido tensos, llenos de palabras no dichas y emociones entrelazadas. A pesar de su antagonismo inicial, algo había comenzado a crecer entre ellos, algo que Yugen no podía ignorar.
La ausencia de Hawks en sus últimas patrullas la había dejado con un extraño vacío. No podía evitar pensar en él, en sus conversaciones inesperadamente profundas y en las conexiones entre sus vidas. Se preguntó si su intuición sobre ser observada estaba relacionada con él de alguna manera, pero no pudo evitar sentirse incómoda ante esa posibilidad.
Finalmente, cuando la noche llegó a su punto álgido y la ciudad comenzó a dormir, Yugen se retiró a su escondite secreto. Se sentó en la azotea, su mirada fija en el horizonte. Las luces de la ciudad destellaban en la distancia, un recordatorio constante de su papel como Yugen, la luz que desafiaba las sombras.
La ansiedad por la ausencia de Hawks persistía en su mente, pero también estaba la incertidumbre sobre la sensación de ser observada. No estaba segura de qué hacer con todas estas emociones y preocupaciones entrelazadas. Mientras la brisa nocturna jugaba con su cabello, Yugen sabía que debía mantenerse alerta, en constante vigilancia, tanto de los peligros que acechaban en las calles como de las sombras internas que la rodeaban.
A lo lejos, una figura se recortó en el horizonte, acercándose con una velocidad impresionante. Los sentidos de Yugen se agudizaron mientras identificaba a la persona que se acercaba: era Hawks, el héroe con plumas. Su presencia inesperada hizo que su corazón latiera con fuerza, y una mezcla de emociones la invadió.
Hawks aterrizó con gracia junto a Yugen, sus alas desplegándose antes de plegarse a su espalda. Sus ojos se encontraron en un instante, y aunque no podía ver su expresión bajo su máscara, pudo sentir la intensidad del momento.
—¿Qué te trae por aquí, Hawks?— preguntó Yugen, tratando de mantener su voz tranquila. Hawks se encogió de hombros con una sonrisa enigmática.
—Solo estaba pasando por aquí y pensé que podría hacer una parada para saludar a la famosa Yugen.
—Famosa, ¿eh? No sabía que tenías una debilidad por las figuras enmascaradas.— Yugen no pudo evitar sonreír ante su tono ligero. Hawks se rió suavemente.
—Tú eres la única excepción.
Aunque sus palabras eran casuales, el ambiente entre ellos seguía cargado de una energía especial. Yugen todavía recordaba sus conversaciones anteriores, las preguntas sin respuesta y las conexiones que se formaban lentamente. Su mirada se cruzó con la de ella, y a pesar de que su rostro estaba oculto detrás de su máscara, Yugen pudo sentir la chispa de complicidad en su mirada.
—Sorprendente verte por aquí, Hawks.
—¿Me extrañaste?
—No te hagas ilusiones.— Yugen rodó los ojos, ya acostumbrada a su actitud juguetona. —Tengo asuntos más importantes en los que pensar.
—Oh, vamos, Yugen.— Hawks soltó una risa suave. —Sabes que me extrañaste. Soy irresistible.
Aunque Yugen intentó no mostrar su irritación, no pudo evitar sentir una chispa de enojo. No le gustaba cómo Hawks siempre jugaba con ella, burlándose de su seriedad. Sin embargo, esta vez decidió tomar una nueva estrategia, aunque una pequeña parte de ella seguía preguntándose si había más detrás de su ausencia. No podía evitar sentir que había algo que Hawks no estaba compartiendo con ella, algo que iba más allá de las responsabilidades de un héroe.
—Por supuesto, Hawks. He estado despierta todas las noches, llorando por tu ausencia.— respondió con un tono de voz sarcástico. Hawks soltó una risa genuina, apreciando su respuesta.
—Ves, eso es lo que me gusta de ti, Yugen. Siempre tienes una respuesta afilada.
—¿Te has mirado al espejo alguna vez?— respondió Yugen con una ceja alzada. —Tienes más plumas en la cabeza que sentido común.
—¡Ay, eso me dolió, Yugen!— Hawks fingió sorpresa, poniéndose una mano en el pecho. —Deberías cuidar más tus palabras si quieres que te ayude a atrapar a los villanos.
A pesar de su exterior serio, Yugen no pudo evitar sonreír ligeramente. Aunque la dinámica entre ellos era complicada, no podía negar que los momentos de banter con Hawks eran una distracción bienvenida de las tensiones de su vida nocturna.
—¿Vienes a darme algún consejo heroico esta noche?— preguntó Yugen, retomando el tono más serio de la conversación. Hawks asintió, pero su sonrisa nunca desapareció por completo.
—Quién sabe. Tal vez solo vine a asegurarme de que no hayas perdido tu toque sarcástico.
Mientras continuaban su charla, Yugen se dio cuenta de que no importaba cuán enigmático o bromista fuera Hawks, había algo genuino en su interacción. Aunque estaban en lados opuestos del espectro de la justicia, había una conexión entre ellos que no podía negar. Yugen decidió que no iba a ceder ante las bromas de Hawks tan fácilmente; estaba decidida a seguirle el juego y ver quién de los dos lograba aguantar más. En medio de las sombras de la noche, una nueva dinámica estaba tomando forma, una que podría traer tanto respuestas como complicaciones en el futuro.
—¿Qué hay de ti, Yugen?— Hawks se inclinó hacia adelante, una sonrisa pícara en su rostro. —¿Alguna novedad emocionante en tu vida de vigilante últimamente?
—Oh, claro. He estado luchando contra los villanos, salvando al mundo, el tipo de cosas normales.— Yugen lo miró con una mezcla de suspicacia y diversión. Hawks levantó una ceja en respuesta.
—Vaya, debería haber adivinado. ¿Y algún avance en descubrir quién es la enigmática Yugen?
—Ah, la eterna pregunta.— respondió Yugen, manteniendo su voz equilibrada. —Pero bueno, las mejores mentes están trabajando en ello.
—Sí, seguro.— Hawks soltó una risa suave. —Pero, ¿sabes? A veces me pregunto si te tengo más cerca de lo que crees.
Yugen se congeló por un momento. La casualidad de sus palabras le recordó la extraña sensación de ser observada durante sus patrullas nocturnas. A pesar de su intento por mantener la calma, su intuición la alertaba de que había algo más detrás de las palabras de Hawks.
También vino a la mente de Yugen aquella cena, Yuuki había compartido una comida con Hawks, Mirio y Makio. La conversación había sido complicada, pero Yugen no podía evitar preguntarse si en aquel entonces Hawks ya había descubierto su verdadera identidad. Si eso fuera cierto, ¿por qué seguía jugando con ella? ¿Por qué no la había expuesto o confrontado?
La idea la dejó perpleja. Si Hawks había descubierto quién era en realidad, eso cambiaría todo. Se preguntó si era posible que su ausencia en sus patrullas fuera una especie de estrategia para ponerla nerviosa. Aunque intentó restar importancia a esos pensamientos, no pudo evitar que la duda se apoderara de su mente.
—¿Qué quieres decir con eso?— preguntó Yugen, su voz teñida de cautela. Hawks se encogió de hombros con una sonrisa enigmática.
—Oh, solo que a veces, cuando menos te lo esperas, las piezas del rompecabezas pueden encajar de maneras sorprendentes.
—Estás jugando, ¿verdad? Si tienes algo que decir, dilo de una vez.— Yugen lo miró fijamente, una mezcla de intriga y desconfianza en sus ojos. Hawks rió, disfrutando de la tensión que estaba creando.
—Oh, Yugen, siempre tan directa. Pero no te preocupes, no tengo ninguna revelación sorprendente en este momento.
Aunque su respuesta parecía serena, la inquietud seguía retumbando en la mente de Yugen. La mención de las piezas del rompecabezas encajando parecía demasiado oportuna, demasiado cercana a sus pensamientos. ¿Podría Hawks realmente estar al tanto de algo? Decidiendo no mostrar sus cartas, Yugen se cruzó de brazos con una sonrisa desafiante.
—Está bien, Hawks. Tú ganas esta vez. Pero recuerda, la próxima vez podría ser yo quien sorprenda.
—Tomo la advertencia.— Hawks se rió, levantando las manos en señal de rendición. —Pero ahora, creo que es hora de que retome mi papel de héroe y deje a la enigmática Yugen en paz.
Con un último gesto, Hawks desplegó sus alas y se elevó en el aire, desapareciendo en la oscuridad de la noche. Yugen se quedó sola en la azotea, sus pensamientos agitados por la extraña conversación que acababan de tener. Aunque las palabras de Hawks parecían ser ligeras y juguetonas, no podía evitar sentir que había algo más detrás de ellas.
La noche envolvía la ciudad con su manto oscuro, y en el corazón de esa oscuridad, Yugen, la luz de la noche, se movía con agilidad entre los edificios. La inquietud seguía resonando en su interior, y aunque su encuentro con Hawks había sido ligero y juguetón, no pudo evitar sentir que había algo más en juego, algo que iba más allá de las bromas.
Mientras patrullaba, la sensación de ser observada persistía. Yugen siguió adelante, sus sentidos alerta mientras intentaba discernir cualquier amenaza. De repente, un ruido en un callejón cercano la hizo girar. Antes de que pudiera reaccionar, una figura emergió de las sombras, y su corazón se aceleró al reconocer al individuo.
Era un hombre vestido en una capa oscura, su rostro oculto tras una máscara ominosa. Aunque su apariencia era desconocida para Yugen, algo en la forma en que la miraba la hizo sentir un escalofrío. La tensión se espesó en el aire mientras sus ojos se encontraban en un momento cargado de electricidad.
—¿Quién eres?— preguntó Yugen, su voz resonando con autoridad mientras se mantenía en guardia. El hombre enmascarado soltó una risa fría, una risa que resonó en las paredes del callejón.
—Ah, Yugen, la enigmática vigilante. He estado siguiendo tus pasos, observando cada movimiento tuyo en las sombras.— La revelación hizo que Yugen apretara los puños.
—¿Por qué? ¿Qué quieres de mí?
El hombre se acercó lentamente, su voz cargada de un fervor oscuro.
—Quiero descubrir tu verdadera identidad, Yugen. Eres la esperanza de esta ciudad, la luz que desafía la oscuridad. Pero también eres un misterio, y estoy dispuesto a llegar hasta el final para desvelar ese misterio.
—No te dejaré hacer daño a esta ciudad ni a mí. Si crees que puedes enfrentarme, estás muy equivocado.— Yugen se mantuvo firme, su confianza intacta a pesar del peligro que enfrentaba. El hombre enmascarado soltó una risa oscura y amenazadora.
—Oh, Yugen, no entiendes. Soy tu mayor admirador, tu mayor fanático. Pero también soy quien te revelará al mundo.
Sin previo aviso, el enmascarado desató su poder, controlando las sombras a su alrededor. La oscuridad se retorcía a su comando, formando tentáculos y figuras amenazantes que avanzaban hacia Yugen. Ella respondió con rapidez, convocando su control sobre los elementos químicos. Flamas estallaron de sus manos, iluminando el callejón con un resplandor ardiente.
El combate se intensificó, una danza de sombras y fuego que llenó el aire con una energía ardiente. Yugen luchó con determinación, esquivando los ataques oscuros y contraatacando con sus propios poderes. Sin embargo, el enmascarado era hábil y poderoso, y su fanatismo lo impulsaba a luchar con una ferocidad abrumadora.
A medida que la batalla continuaba, Yugen se dio cuenta de que estaba ante un enemigo formidable. Aunque estaba acostumbrada a enfrentar villanos, este parecía ser diferente. Era alguien que estaba dispuesto a todo por su obsesión, y eso lo hacía impredecible y peligroso.
Finalmente, después de un intercambio feroz de poderes y ataques, Yugen encontró una abertura en la defensa del enmascarado. Sabía que el quirk del enmascarado estaba relacionado con las sombras y la oscuridad, por lo que buscó una manera de neutralizarlo temporalmente. Reunió los elementos adecuados y, con un movimiento rápido y preciso, generó una reacción química que creó un destello de luz brillante.
El destello de luz impactó directamente en los ojos del enmascarado, desorientándolo momentáneamente y distrayéndolo lo suficiente como para hacerlo tambalear. En ese breve instante de confusión, Yugen aprovechó para lanzar una combinación de compuestos químicos que interactuaron con la oscuridad que rodeaba al enmascarado.
La reacción química resultante causó una interferencia en el quirk del enmascarado, debilitándolo y dificultando su capacidad para controlar las sombras. Las sombras que lo rodeaban se desvanecieron gradualmente, permitiendo que Yugen lo inmovilizara con mayor facilidad. Aprovechando su entrenamiento en combate y sus habilidades de control, ella lo desarmó y aseguró sus manos, neutralizando su capacidad de usar su quirk.
Con el quirk del enmascarado temporalmente neutralizado, el combate se volvió más equilibrado y Yugen logró someterlo. Aunque estaba exhausta por el enfrentamiento, su determinación y habilidades le permitieron prevalecer. Con el enmascarado finalmente derrotado y desarmado, Yugen pudo confrontarlo y buscar respuestas a sus acciones obsesivas.
—¿Quién eres realmente? ¿Por qué estás tan obsesionado conmigo?
—Soy alguien que quería entender la luz que ilumina esta ciudad.— El enmascarado levantó la cabeza, su voz temblorosa pero firme. —Alguien que pensó que podría descubrir el secreto detrás de la enigmática Yugen.
Yugen miró al enmascarado con cierta compasión. A pesar de su obsesión y su intento de hacerle daño, vio la humanidad en sus ojos. Por personas como él era por lo que apreciaba su anonimato y que su reconocimiento se quedara en las sombras, si bien, sabía que la minoría de fans estaban así de locos, no podía permitirse acarrear actitudes así.
—No puedo cambiar quién soy, ni puedo dejar de ser Yugen. Pero también sé que la obsesión y el fanatismo solo conducen a la oscuridad. Si realmente deseas entender mi luz, entonces debes encontrarla en ti mismo.
—Tal vez tienes razón. Tal vez he perdido mi camino.— El enmascarado bajó la cabeza, pareciendo abrumado por las palabras de Yugen. Yugen extendió su mano hacia él, ofreciendo una oportunidad de redención.
—Aún puedes elegir un camino diferente. La ciudad necesita más que fanatismo y obsesión. Necesita esperanza, valentía y compasión.
El enmascarado miró la mano de Yugen, y después de un momento de duda, la tomó. Fue un gesto pequeño, pero significativo. Yugen miró al enmascarado con ceño fruncido, su guardia aún en alto. A pesar de que el hombre parecía haber sido afectado por sus palabras, ella no podía permitirse bajar la guardia por completo. La amenaza que representaba seguía fresca en su mente.
—No te dejaré ir tan fácilmente. Aún no comprendo tus verdaderas intenciones y motivos para actuar de esta manera.— Su tono era firme y decidido, demostrando que no iba a permitir que el enmascarado escapara sin rendir cuentas. El enmascarado bajó la mirada, como si estuviera considerando sus palabras. —Has puesto en peligro a esta ciudad y has atacado a una persona que solo trata de protegerla.
—Lo sé, y estoy dispuesto a enfrentar las consecuencias de mis actos. Si decides entregarme a la policía, lo aceptaré.— El enmascarado levantó la mirada, su expresión sombría.
Yugen lo estudió durante un momento, evaluando sus palabras y su sinceridad. Aunque había sido su enemigo, también veía la humanidad en él, las dudas y las luchas internas que lo habían llevado por este oscuro camino. Sabía que tenía la responsabilidad de tomar una decisión.
—No voy a tomar la justicia en mis propias manos.— Dijo Yugen finalmente, manteniendo su mirada fija en el enmascarado. —Pero tampoco puedo permitir que te vayas sin más. Debo asegurarme de que enfrentes las consecuencias de tus acciones.
El enmascarado asintió en silencio, como si hubiera esperado esa respuesta. Sabía que su obsesión lo había llevado por un camino peligroso, y ahora tendría que enfrentar las repercusiones.
Juntos, Yugen y el enmascarado caminaron hacia el lugar donde la policía había sido alertada de la confrontación. A medida que las luces parpadeantes de las patrullas se acercaban, Yugen se dio cuenta de que su papel como vigilante a menudo implicaba tomar decisiones difíciles, no solo en la lucha contra los villanos, sino también en la búsqueda de la justicia real.
El enmascarado fue esposado por los oficiales de policía, y Yugen observó la escena con una mezcla de determinación y compasión. Aunque había sido su enemigo, también era un recordatorio de que las personas podían cambiar si se les ofrecía una oportunidad para redimirse. Con un suspiro, Yugen se preparó para regresar a su escondite.
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-Yugen.