Me desperté al sentir caricias en mi cabello.
-No quería despertarte, lo siento- dijo una voz.
-¡Lili! ¡Despertaste!- dije incorporándome rápido de la camilla -Llamaré al doctor-
-No hace falta, vino hace un rato a verme.
-¿Y por qué no me dijo nada?
-Le pedí que no te despertara ¿Estuviste toda la noche aquí?- preguntó.
-Desde que me enteré, siendo sincero.
-Ve a casa, debes descansar- pidió.
-¿Y dejarte? Ni de coña- negué.
-No me va a pasar nada, tranquilo- dijo tratando de calmarme.
-No, aquí me quedo, no pienso irme a ningún lado- dije firme.
-Pablo... debes ir a casa... ¿qué hay de tus padres? Vinieron el fin de semana a estar contigo y y-
-Mis padres están bien, me han pedido que los mantenga al tanto de cómo estás, no tienes que preocuparte por ellos- dije interrumpiendola.
-Buenos días Ga- dijo una voz entrando a la habitación -¡Pulga! Estas despierta ¿Cómo estás? ¿Te duele algo? ¿Quieres algo?
-Estoy bien Ferri, tranquilo. Pablo se quedó conmigo toda la noche.
-Así es; yo me la pasé entre habitaciones, pero él no se despegó de ti ni un minuto- dijo Ferran.
-Ve a casa a descansar un poco- pidió nuevamente mi novia.
-Per-
-Sin peros, Ferran se quedará conmigo ¿verdad?- dijo viendo al susodicho.
-Lili tiene razón, haz estado aquí desde ayer, ve a descansar un poco, yo me quedo con ella- habló Ferran.
Finalmente luego que Lili insistiera en que debía ir a descansar, llamé a papá para que viniera por mí.
Me despedí de mi novia con un beso en su frente y me fui a casa a ducharme, a comer algo y dormir un poco.
Luego de eso, acompañé a mis padres y a mi hermana al aeropuerto.
-Mantenme informada de Lili, Pablo- pidió mi madre al despedirse de mí -Es una chica muy maja-
-Lo es- coincidió mi padre.
-No la cagues con ella- dijo Aurora y la miré mal.
Esperé que abordaran el avión y me pedí un taxi para ir de vuelta al hospital.
LILI:
-Deberías ir a descansar tu también- le dije a mi hermano.
-Estoy bien- me dijo.
-¿Hace cuánto fue tu última comida?- pregunté.
-No lo sé, el café que me dio Sira ayer.
-¡Ay por favor! Hasta yo sé que el café no cuenta como comida- dije.
-¿Y qué querías que hiciera? ¿Qué te dejara sola y me fuera a comer?- preguntó irónico.
-Si- contesté.
-Pues no, no te voy a dejar sola.
-Bien, entonces llama a Sira, que venga y te vas a comer y fin del problema- dije.
-No voy a llamar a Sira.
-Entonces le llamo yo- lo reté.
-Que no.
-Que sí.
-No.
-Sí.
-No y-
-Que sí y ya.
-¿Por qué pelean ahora?- se escuchó una tercera voz.
-¡Sira! Tu novio necio, no quiere hacerme caso e ir a comer y descansar un poco- dije a la morena.
-Amore... vamos, debes ir a comer- le dijo.
-No Sira, no pienso separarme de ella- habló mi hermano.
-¿Y si me quedo yo? ¿Confías en mí para quedarme con Lili?
-Si per-
-¡Ay está! Me haz dado la razón, ahora ve a comer y a dormir un poco- le pidió la morena.
Luego de un rato, finalmente convencimos a mi hermano de ir a casa a dormir y comer algo.
-¿Se puede?
-¡Eric! Claro que sí. Pasa- hablé.
-¿Cómo estás?- preguntó.
-Bien ¿que hay de tu brazo?
-Ya esta en su lugar- dijo riendo.
-¿Qué hay de tu muñeca?
-Ya la unieron- dije de igual forma.
-¿Y tu pierna?
-Al final, me esguincé la rodilla, al parecer no puedo caminar bien en 20 días, pero estoy bien.
-Me alegro. Me voy que Alicia me está buscando- dijo despidiéndose -Chau-
-Chau- dijo Sira.
-Chau.
-Los chicos vinieron ayer, estaban muy preocupados por ti- dijo la morena.
-Lo sé, lo siento.
-No tienes que disculparte, no fue tu culpa- me dijo.
-Lo sé, pero se siente como si lo fuera- me sinceré.
Sira me abrazó con cuidado, tratando de no lastimarme y me puso una película en la televisión.
Me quedé dormida.
-Me alegra que despertaras. Tenemos que hablar- dijo una voz en cuanto abrí los ojos.
-¿Y Sira?- pregunté.
-Se fue hace un rato.
-¿Sobre qué quieres hablar, Ferran?
-No más auto para ti Lili- soltó.
-¿Qué? ¿Por qué?- pregunté. No entendía a qué se refería.
-Por esto mismo- dijo apuntando la camilla.
-Pero no fue mi culpa, lo sabes.
-Lo sé, pero no puedo arriesgarme otra vez... Lili, pensé que te perdía, ¿Sabes lo que es estar en casa y que de la nada llamen a tu móvil diciéndote que tu hermana ha tenido un accidente? ¿Ah?
-Pe- pero mírame, estoy bien, estoy aquí.
-Si, estás en una cama de hospital Lili, cuando deberíamos estar en casa viendo películas- dijo.
-Ferri, por favor, no me quites los autos nuevamente- pedí.
-Lo siento, pero no pienso arriesgarme por tercera vez. No puedo perderte, entiéndeme.
-Créeme que te entiendo, pero no fue mi culpa- dije nuevamente.
-Perdón, pero ya tomé la decisión- dijo firme y mis lágrimas empezaron a caer por mis mejillas. Esto no era justo.
Ferran salió por la puerta unos instantes después y mis lágrimas seguían bajando por mis mejillas.
-Toc-toc ¿Puedo entrar?-escuché una voz proveniente de la puerta y yo asentí.
-¿A qué no sabes q-? Ey, bonita ¿Qué tienes? ¿Todo está bien? ¿Te duele algo?- preguntó preocupado.
-No, tranquilo, todo bien- dije absorbiendo mi nariz.
-Sabes que puedes decirme lo que sea, ¿verdad?
-Lo sé... Al parecer estoy castigada- dije luego de unos segundos tratando de sonreír.
-¿Castigada? ¿Por qué? No entiendo.
-Ni yo, pero Ferran no me quiere detrás del volante nuevamente.
-¿Cómo qué nuevamente?
La haz cagado, Lili. Me dije a mí misma dándome una bofetada mental.
-Lili, ¿a qué te refieres con nuevamente?- preguntó en tono serio.
-Bien. Te lo diré, siéntate- dije señalando la silla a un lado de la camilla.
-¿Recuerdas la vez que fuimos a rentar los autos en Qatar?- pregunté y el asintió -¿Recuerdas que Ferran y yo hablamos antes de subir a los autos?- volví a preguntar y asintió nuevamente.
-¿Eso qué tiene que ver?- dijo.
-Esa vez Ferran no quería que condujera.
-Sigo sin entender- intervino.
-Hace tres años, comencé a conducir, iba al supermercado, llevaba a mamá al banco, cosas pequeñas; pero poco a poco fui cayendo en el mundo de las carreras callejeras. Mis padres no lo sabían, ni siquiera Ferran, hasta que un día se me salió decirlo frente a él, me hizo prometer no volver a correr, y yo acepté con la condición que me dejara correr una última vez, cosa que él no estuvo totalmente de acuerdo, pero logré convencerlo. Finalmente, llegó el día de la carrera; había convencido a Ferran de ir a verme correr, luego de estar un rato ahí, llegó mi turno, ya había revisado niveles y todo estaba bien con el auto; en la última curva, había aceite derramado con agua, perdí el control del auto, choque contra el quitamiedos y el auto volcó. En el accidente, me facturé la pierna, y 4 costillas, se perforó mi pulmón y me esguincé las cervicales; estuve en cuidados intensivos por una semana, mi corazón se detuvo de camino al hospital, y por segunda vez en la sala de operaciones; los doctores dijeron que fue un milagro que sobreviviera- dije.
Al terminar de hablar, vi como la primera lágrima que estaba conteniendo, cayó por su mejilla, pude ver el dolor en sus ojos.
-Pablo... dime algo por fa- pedí al ver que no decía nada.
-No puedo... yo lo... siento, perdón- dijo levantándose de la camilla, a la cual se pasó conforme iba contándole -Perdón- habló por última vez antes de cruzar la puerta para salir de la habitación.
-¡Pablo!- grité en un intento de que volviera pero fue en vano -Pablo...- susurré una última vez antes de romper en llanto.
No tardó mucho tiempo Ferran en aparecer en mi habitación.
-Pulga, ¿qué tienes? ¿Y Gavi?- preguntó preocupado acercándose a mí al verme llorando.
-Se lo he dicho, le he contado la verdad, ya lo sabe... y... ahora se ha ido- dije antes de volver a llorar.
Me aferré a mi hermano, me sentía como una niña pequeña, indefensa, débil...
Sabía que contarle todo esto era una mala idea, como siempre, yo y mi estúpida bocota, pero finalmente lo hice; aunque era obvio que reaccionaría así, quiero decir... nadie quiere alguien defectuoso en su vida, alguien a quien cuidar, alguien por quien preocuparse, y menos a alguien como yo, cuyas cicatrices siguen ahí a pesar de ser casi invisibles.
--------------------------------------------------------------
Me dolió este capítulo:(