Gojo Satoru
(Esto está enfocado en la juventud del personaje <3)
Te reíste.
- no, no puedes hacer eso, no puedes ser tan imbécil - negabas.
sus manos en la rejilla, mirándote con comprensión, creyéndose socrates.
– De verdad lo siento.... Nunca quise hacerte daño, yo jamás-
– ¿para qué fingir que esto te duele más a ti que a mí? - tiraste el cigarrillo de tus manos, y lo aplastaste en el suelo - te está costando más tiempo que esfuerzo.
Se quedó en silencio con la mirada perdida.
– Te esmeraste tanto en hacerme creer que me querías... que me lo creí - ojalá pudieras dignarte a mirarlo.
– ___ nada de lo que dije en su momento, fue mentira - su mano tocó tu hombro - Nada está mal contigo, eres hermosa, una mujer increíble, con gran sentido del humor y coincidíamos en muchas, no, millones de cosas-
– Dios mío – carcajeaste –
– pensé que... que podríamos ser buenos amigos... eras la persona más cercana a mí, estaba en mi momento más bajo, me salvaste de caer y-
– Amigos? - respondiste - De esos que saldrían a citas? que planean una vida juntos en la casa que juntos van a comprar con la comida que juntos van a comer en la cama que juntos van a usar? A ti te sube oxígeno a la cabeza?
Silencio... nuevamente.
Y creo que esa era la peor parte, mirarlo y mirarlo y mirarlo y seguir mirándolo.
Como a un perro siendo regañado.
Como si de verdad lo hubiese hecho sin querer.
Como si dentro de su propia mentira de verdad te quisiera.
Levantó la mirada con los ojos brillosos.
– Llórame lo que quieras... - aconsejaste- inténtalo durante 9 meses.
Asintió con entendimiento a esa frase, pues nada se compararía a cómo lo hiciste por él.
– lo sé.... Solo - secó sus lágrimas- No esperaba esto, de verdad no quería perderte.
Fuerte, aunque te temblara la mandíbula.
– si lo sé - te levantaste con el colmo traspasado – Hasta en el último minuto, solamente pensabas en ti.
Te miró sorprendido
"Qué, cómo, cuándo?"
De nuevo tendrías que explicárselo? Como si fuera incapaz de tener una maldita retrospección a lo que hace o dice?
Realmente necesitaba que le enseñaras qué hizo mal para que después se vuelva a equivocar con la misma certeza de que lo perdonarías?
Si.
Pero solo para que con la próxima ya no suceda.
–TÚ no querías que me fuera, tú disfrutaste esto, tú te salvaste, tú, después tú, después tú, tú y tú.
– No no, yo-
– Y tú de nuevo, ves lo que digo? – te giraste hacia él – Ah, verdad... una disculpa, solo estabas "enfocándote" en ti mismo.
Esquivó la mirada. Sabía que tenías razón.
– y si de paso dañas a quienes te ayudaron de "caer" pues importa un comino, comprendo - ultimo recuerdo de su rostro.
Al menos antes de subirte al autobús camino a tu casa.
Fue la duda en su expresión lo que demostró su estupidez, casi y ojalá genética.
Él realmente no entendía qué hizo mal.
Tu vida amorosa era de película.
Mucho drama para tan poco sentimiento.
La duda siempre recaía en lo mismo.
Por qué nadie te quería?
No no no, no eras tú. Basta ya con eso.
Por qué nadie sabía quererte? Un verdadero hecho sentir que la idiotez era incluso peor que la maldad.
Pues créeme que así sería mucho más fácil odiarlo.
Es decir.
si este fuese malo por decisión y no por boludo.
Porque ser tonto significa tener la posibilidad de pensar en lo que haces y decidir no hacerlo.
Es decir.
Se puso la venda en los ojos, para no saber en qué la iba a cagar.
Y cuando se la quita, queda sorprendido de haberla cagado tanto.
Te negabas a usar «esa» frase hasta que el momento de usarla llegase.
Y el momento llegó.
Todos son iguales.
Si, incluso él.
.
.
.
.
.
– aaah! De nuevo no me estás escuchando! – reclamó – nunca prestas atención cuando te hablo!
Pies en la tierra.
– ay... perdón perdón perdón – sostuviste sus manos – ahora si, qué querías?
– no, ya no lo quiero.
– vengaaa – revoloteaste su cuerpo – te estoy escuchando! No desaproveches!
– apenas te cuente se te irán los ojos por la ventana otra vez! – contestaba – todo por culpa de tu casi algo!
– ey ey! Esa boquita!
– Ya es momento de que hablemos de él! Que lo superemos!
– como si tu estuvieras metido en la historia – te burlaste – ya está más que superado Satoru
Botaste el humo de tu boca.
– superado?
Asentiste.
– superado de que no buscas llenar ningún vacío?
– ni uno solo.
– te diste cuenta de que era feo?
– horriblemente feo.
– tan superado que crees en el amor nuevamente?
– sip.
– estarías con alguien?
– si mis sentimientos lo permiten, pues de cabeza.
Sus pupilas se dilataron
– Estemos juntos entonces.
espera.
– vale.
Espera.
Qué?
– qué dijiste?
– qué dijiste tú? – un brillito sobresalía de su mirada.
– no, n-nada – titubeaste con el corazón bombeando más sangre de lo normal-
– ....
– ....
– vámonos?
– vámonos.
Incluso cuando el tren se calma y las vías parecen correctas, estas corren el riesgo de desviarse.
El maravilloso riesgo de desviarse.
– Aaagggh!! Me meo! – pedaleó sus pies en el sofa
– pero ve al baño hombre!
– No
El puchero en sus labios lo volvía incluso mas tierno.
Tierno.
Bonito.
Gojo era bonito. Su peinado ridículamente llamativo, los ojitos celestes de imbecil y la sonrisa amplia, deslumbrante, sincera.
Era lindo.
Y recibía tus melosos abrazos sin problema porque también era meloso y eran melosos juntos y meloseaban juntos.
No solo eso.
También era sexy, hasta cierto punto.
Cuando se encuentra el momento de pelear por su ridícula pero real sed de ganar, aquel semblante serio pero nunca tan enfermizo, su cuerpo bombeante y fuerte, la velocidad de sus pies y aquella espléndida gota de sudor cayendo de su frente.
Si... el cumplía con todo.
Era lindo.
Era sexy.
Era guapo de forma linda y de forma sexy.
Te meterías con él, si.
Solo por ser lindo y sexy...si
Pero tan testarudo era tu pecho que se negaba a navegar más allá.
Entonces hay que obligarte a admitirlo, pedazo de idiota.
No, obviamente no solo era lindo y sexy.
Gojo era bueno, era amable.
Es y será siempre un hermoso modelo a seguir.
Tonto e idiota, una llama de fuego incapaz de quemar porque, en qué mundo Satoru podría hacerte daño? Y lo vuelve aún mas idiota, como puedes ser una llama de fuego si no quemas?
Y te replanteas si el motivo de Satoru realmente es quemar y te das cuenta que no.
Que también es como el agua, capaz de darte tranquilidad en tu cerebro para irónicamente "calmar las aguas" pero ojo que nunca tan liquido
y entonces se vuelve viento para tu rostro, un viento tibio, libre, que te dedica todas aquellas alternativas impulsivas que en algún momento tomaste pero no, no sería tanto.
misma forma en que se vuelve firme como la tierra, su destino fijo ante sus ojos, nada ni nadie capaz de remover lo que solo él sería capaz de proponerse y si se tiene que morir que se muera, con la firmeza de que la decisión será meramente suya y entonces, la duda regresa.
Qué era Gojo aparte de bonito y sexy?
Tengo una mejor.
Qué estabas dispuesta a recibir de él?
Todo? Nada?
Solo su hermosura y sensualidad?
Te dabas cuenta rápido de la situación.
Él estaba hecho para contagiar su enfermedad.
La enfermedad de ser todo lo que te gustaría recibir de alguien.
Cada síntoma de él significaba para ti una hermosa forma de afrontar la vida.
Era lindo y sexy y por tanto, todo lo demás.
– Aaahh~ finalmente – se devolvía subiendo el cierre de su pantalón – Sabía que una segunda ronda de pollo no era conveniente!
– Satoru – llamaste.
– ah?
– Tu estarías conmigo?
Crudo silencio, la televisión de fondo con solo 15 de volumen.
– te refieres como amigos?
Negaste.
– Estarías conmigo románticamente?
Te reías en lo mas profundo y cruel de tu mente.
¿Por qué demonios estaba tan pálido?
– No entiendo.
– solo contéstame – sonreíste.
– yo... pues...
– pero no me veas como amiga en este momento! Céntrate solo en lo romantico! – interrumpiste – Piénsalo bien! Quieres estar conmigo?
Sus ojitos buscaban en los tuyos la broma.
No la encontró.
Y entonces vió en esta extraña conversación la oportunidad de confesarse.
Dios, finalmente la oportunidad confesarse.
– que estúpida pregunta – murmuró.
– contéstala.
La esperanza en tu voz.
– claro que estaría contigo! – sonrió con un cosquilleo de felicidad en su estómago, triunfante, feliz – ¡ si estoy enamorado!
Silencio crudo y la televisión seguía sonando con tan solo 15 de volumen.
El tiempo corría, pronto se haría tarde.
Mañana había que entrenar con nuevo material y los profesores seguirían como siempre.
Harían entonces 25 grados.
También había que comprar comida.
Aah.. y no tenías dinero....
Nada de eso importaba, porque ustedes seguían allí. Mirándose, entendiéndose.
Satoru se rió en lo profundo de su mente.
¿Por qué demonios estabas tan pálida?
– Es broma?
– te pregunto lo mismo - remató – es broma?
– lo mío es real - te apuntaste
– no, lo mío es real - se apuntó
Suspiraste cerrando los ojos y dejando caer tu cabeza en el respaldo del sofá.
Gojo siguió tus movimientos.
Y ambos tenían una sonrisa descarada en sus caras.
– es que seremos tan tontos para el amor? – preguntó al aire.
Reíste ante ello.
– Para todo, no solo en el amor.
– eso es malo, no? – continuaba – somos nosotros y el mundo.
– Mmm... no del todo.
Te miró de reojo.
– como es eso?
– Míralo de esta forma. Si no fuésemos así de idiotas, nunca nos hubiésemos confesado el uno al otro.
Sonrió con las cosquillas en su estómago.
– las personas astutas se niegan a guiarse por las emociones – seguiste – prefieren estar con una persona que les garantice seguridad, incluso si no la aman en lo más mínimo.... Incluso si la dañan.
– ya veo – comprendió con sorpresa
– nosotros no – lo miraste tiernamente – y henos aquí...
– pero yo te amo! – levantó su cuerpo para mirarte con detenimiento y encanto.
Más encanto que detenimiento.
– si te amo, así sea el más idiota de todo el mundo, me sigo sintiendo seguro!
Wow.
Vaya.
Increíble como toda tu persona reaccionó a aquellas palabras.
Desde la sangre de tu cabeza.
Desde el sudor de tus manos y espalda.
Desde tus vellos en punta.
Wow.
Algo destacaba a este chico.
Algo tenía de especial este personaje principal.
Y es que Gojo Satoru nunca te miente.
El nunca, nunca, te miente.
A él si podías creerle.
A él si que podías amarlo.
– Si... yo también – murmuraste con una pequeña pero muy muy pequeña lágrima en tu ojo derecho.
Llorabas solo de uno a veces.
– por qué lloras?
– porque quieres estar conmigo – sonreías embobada – y yo contigo.
– y? – siguió sin entender.
– Y me amas.
Asintió confundido.
– Y mucho.
Asintió confundido.
– y yo también a ti.
Sonrió instantáneamente.
– si, así es. Somos correspondidos querida ___ – te abrazó lentamente encima del sofá buscando comodidad y consuelo para entregarte – y nos casaremos y seremos muy felices juntos.
Reíste insólita.
– estás loco.
– Nah ... solo estoy enamorado.
Basado en hechos reales a excepción del final feliz.
Volví tarde, pero volví y recuerden.
No todos iguales.
Uno peor q el otro ☠️