Bendito Karma © (En Proceso)

By R1Aguirre

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Nina no soporta el carácter sarcástico de Nico. A Nico le divierte el mal genio de Nina. Nico es el mejor ami... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17

Capítulo 3

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By R1Aguirre


Esta vez sí logré dormir toda la noche.

Al parecer necesitaba una humillación de parte de una aplicación de citas, acabarme el resto del vino y molestarme una vez más con Benjamín al ver las fotos de la boda de su hermana y encontrármelo ahí en al menos dos. Creo que entre más rápido termine el trabajo de Andrea mejor ¿No? Pero entonces me tuve que quedar dormida y ahora tendré que seguir torturándome otra noche.

Lo primero que hago después de despertarme es ver mi celular. Me doy cuenta que Benjamín todavía no me borra de sus redes sociales, porque tengo una notificación suya sobre alguna fotografía nueva que subió. No abro la notificación, pero de todas formas al entrar a mi perfil me encuentro dicha foto y es una selfie de Benja con la chica rubia de anoche.

A ver... debería solo ignorar esta publicación y ya ¿No? Pues noooo... a mí se me ocurre verla y darle click a la etiqueta... y sí, es el perfil de ella. Me doy cuenta que se llama Luciana y hago memoria por si alguna vez Benja la mencionó, pero nada se me viene a la mente. Su perfil es privado, pero hay dos cosas que se pueden ver perfectamente: Uno, que es la Gerente de una empresa petrolera; dos, en su actual foto de perfil hay un comentario de Benjamín. A ver, tampoco es algo sugerente, él solo menciona el lugar dónde ella se encuentra y la chica le responde que sí con un emoticón de risa.

Okey, sí hay algo un poco más sugerente después, él le respondió que la próxima vez que visite ese lugar será con él y el comentario es de hace dos días. O sea, la noche que me terminó y, exactamente, una hora antes de llegar al restaurante. Maldito Benjamín.

En fin, creo que mejor voy a levantarme.

Escucho silencio en el resto del apartamento. Tal vez Mariana ya se llevó todas sus cosas... ojalá... pero no, salgo de mi habitación y me doy cuenta que todavía hay dos cajas en el pasillo. Voy a llamarla, pero escucho murmullos en la cocina, cuando me acerco más me doy cuenta de que Mariana sí está y también están Tyler, su novio y la voz de alguna amiga suya que no logro reconocer. Qué suerte que esto de tener personas extrañas en mi apartamento ya va a terminarse. No debería escuchar conversaciones ajenas, pero escucho a Mariana decir mi nombre y ya no puedo evitar quedarme.

—Sí, así como oyes, al tonto de Benjamín se le ocurrió llegar con Luciana a la boda de Andrea y Nina estaba ahí.

—¿De verdad? ¿Pero no es que ya habían terminado el viernes? —Esa es la voz de la otra chica. A ver ¿Es qué todas las amigas de Mariana tienen que saberlo todo? —Bueno, sí está medio pendejo, pero se le perdona.

—Sé que es mi primo y que no debería decir esto, pero... ¿acaso no podía esperarse para al menos no ser tan obvio? Entiendo que ya estaba desesperado por terminar con Nina y comenzar una relación con Luciana, pero llegar de la mano de ella... ¿al día siguiente? Por Dios.

—¿Entonces la dejó por Luciana?

—A ver, no es que la dejó por Luciana. —Interrumpe Tyler esta vez. —Era obvio que esa relación entre Nina y Benja no iba para largo, él mismo me dijo que no se veía con Nina por mucho tiempo. Le gustaba, sí; pero hasta ahí. —Benjamín es un hijo de puta. Tyler hace una pausa y después agrega: —A ver, Luciana es más del tipo de Benjamín, es la gerente de una empresa. Sinceramente, nunca lo había visto tan entusiasmado por una mujer como ahora.

—De todas formas, pudo asegurarse de que llegara bien ¿No? La dejó en un restaurante en las afueras de la ciudad y era casi media noche ¿Qué tal si le pasaba algo? Fue Nico quién la trajo.

—¿Nico? ¿El Nico que conocemos? ¿Nico trajo a Nina? —Tyler suelta una risita, entonces me pego más a la pared para escuchar:

—Sí ¿Por qué?

—Porque ninguno de esos dos se cae bien. No me quiero imaginar cómo fue el trayecto desde ese restaurante hasta aquí.

—Nico es el médico forense ¿No? ¿El papasito que vive en el edificio de en frente? —Interrumpe la otra chica. —¿Me lo puedes presentar?

Los dos, Mariana y Tyler sueltan una risa. Él le responde:

—Podría, pero tendrías mucha suerte si logras sacarle más de dos palabras a Nico, en serio.

Entonces mi celular suena provocándome un susto de muerte y se me cae, deja de sonar y es muy probable que hasta ya me quedé sin teléfono. Mierda. Recapitulando, yo estoy del otro lado de la pared, así que recojo el móvil de inmediato y entro a la cocina fingiendo que no estaba escuchando su conversación.

—Buenos días. —Me voy directo al refrigerador sin ver directamente a ninguno de los de los presentes. Ellos contestan lo mismo al unísono y después de sacar una botella de agua, los miro. Por supuesto que ninguno está hablando ya, solo están comiendo cereal en mi comedor. —No voy a estar en todo el día, puedes dejar tu llave en la mesa.

Mariana me dice que sí.

—Ya casi me voy, si quieres puedo darte un aventón a dónde vayas.

—No, pero gracias, mi auto ya está bien.

—¿Lo llevaste al taller?

—Sí.

Y salgo del comedor.

En el camino a mi habitación me cercioro que el teléfono funcione. Necesito tomar una ducha y camino al baño veo las historias de mis contactos y me topo con una de Nico, es una fotografía donde parece estar en el gym, sin camisa y la subió a las cinco de la mañana ¡Las cinco de la mañana, madre mía! No puedo evitar ponerle atención a los tatuajes, el del brazo derecho le cubre desde la muñeca hasta el pecho y el del brazo izquierdo le llega hasta el codo; además, el espejo de atrás refleja el que tiene en la espalda. Le comento la historia:

"Pareces un muro víctima del vandalismo"

Nico tiene cada músculo del cuerpo perfectamente tonificado ¿Cómo no? Si se ejercita hasta los domingos a las 5 de la mañana, por Dios. Cuando me doy cuenta que me he quedado viendo la foto más tiempo del que debería, bloqueo la pantalla y mejor me meto a bañar. Cuando estoy terminando, escucho la notificación en mi teléfono y cuando salgo veo la respuesta de Nico:

"Uno donde nunca va a estar tu nombre".

Para: Nico

"¿Me estás retando?"

De: Nico

"Sí.

Me tumbas en un combate de Muay Thai y me tatúo Nina en la frente".

Yo ni siquiera sé Muay Thai.

Escucho un golpe en la puerta y después la voz de Mariana quién dice que ya casi se va, quiero gritar ¡Por finnn! Pero no lo hago; en su lugar, tomo una calada de aire y abro la puerta con la mejor cara que podría hacer a esta hora, le respondo que le deseo un buen viaje y ella repite:

—Ya sabes, si algún día necesitas ayuda, no dudes en llamarme o a... —A cómo diga Benjamín... —Benjamín. —Ah, por Dios. —¿Habló contigo ayer, no?

—Mariana, de verdad agradezco tu intención, pero ya te lo dije, yo no necesito de ti o de Benjamín. No sé qué es lo que él te ha dicho, pero yo he vivido en este departamento desde mucho antes de que tú llegaras y jamás he necesitado de Benjamín o de alguien más.

Ella solo asiente y yo después de decirle una vez más que espero que le vaya bien, esbozo una sonrisa que se disipa al mismo instante que cierro la puerta. Ruedo los ojos y salgo por la otra que va directo a mi habitación. Termino de arreglarme y cuando ya estoy lista para irme todavía la escucho hablar en su recámara. Tomo mi bolso, las llaves de mi auto y salgo de ahí bajo la mirada de esa otra amiga suya que está bastante cómoda en mi sofá. En fin, cuando llego al elevador, me encuentro a la misma pareja del otro día.

Ah, carajo.

Otro viaje largo desde este piso hasta el primero.

Cuando las puertas se abren y ellos pasan, casi de inmediato ella se monta a horcajadas sobre él y comienzan a besarse ¿Será este algún fetiche? No lo sé. Entro y sin querer hago contacto visual con el tipo quién justo en ese momento ha abierto los ojos. De inmediato miro en otra dirección, pero no es que haya mucho hacia donde ver en un espacio reducido con espejos.

Las puertas se abren finalmente y yo salgo casi disparada en dirección al parqueo. Desactivo la alarma de mi vehículo, abro la puerta y una vez frente al volante, lo enciendo. Sí, funciona. Cierro, tomo una calada de aire y lo pongo en marcha de retroceso para salir de ahí. A ver, a ver, no puede ser tan difícil. Logro salir despacio, después giro y ya estoy camino hacia la entrada, pero entonces veo los autos pasando a toda velocidad frente a mí.

A ver, solo tengo que buscar el momento exacto para meterme en la carretera y ya está. Lo intento una vez, pero me detengo; una vez más y el siguiente auto está muy cerca; una tercera vez y ya me sudan las manos. Mierda. Un intento más y el claxon de un vehículo provoca que casi me dé un infarto.

Mejor me voy caminando.

Me regreso y lo dejo cómo estaba. Salgo del edificio caminando y de inmediato caigo en cuenta que a pie no llego ni de coña. Me detengo y le hago parada al primer taxi que veo, pero me ignora. Maldita sea. Intento con otro y pasa lo mismo. Maldición. Saco mi teléfono para ver si alguno puede pasar a recogerme; pero entonces, en el momento que levanto la mirada, veo la camioneta de Nico y cuando creo —más bien espero— que no me haya visto, comienza a cambiar de carril. Se detiene en frente, baja la ventana y lo primero que dice es:

—¿Dónde está tu auto?

—Adentro.

—¿No funciona?

—Sí, pero... —A ver, que tampoco le voy a decir a Nico que no pude meterme en el tráfico. —Olvidé mi licencia y no quiero regresarme. —Hace un ademán para que suba del lado del copiloto y para evitarme más preguntas, lo hago.

Sobre el asiento está una chaqueta de cuero, suya me imagino, la tomo y la dejo sobre mis piernas para ponerme el cinturón. Nico no pone en marcha el auto, lo único que dice es:

—Sé que estás mintiendo.

—No estoy mintiendo.

—Te subiste a la camioneta sin pelear, sé que estás mintiendo ¿Qué pasó con el auto? —Hay unos cuantos vehículos detrás que tocan el claxon cuando rebasan a Nico, pero él no se mueve, me está viendo a mí.

—¿Puedes avanzar?

—No me has dicho a dónde vas.

Y eso es verdad. Entonces caigo en cuenta de otra cosa: La casa de mi abuelo está afuera de la ciudad.

—Voy a la casa de mi abuelo y no está tan cerca...

—Bueno, yo tengo tiempo.

Y pone en marcha el vehículo. Iba a decirle que me dejara en la parada más cercana, pero sé que de todas formas va a decir que no, así que solo le doy la dirección. Por suerte, Nico no es de hablar mientras conduce, así que gran parte del viaje es en silencio, hasta que lo veo extender el brazo para tomar algo del portavasos y me lo da. Cuando lo tomo me doy cuenta que es un caramelo de limón.

—Gracias.

—¿Qué pasó con el auto? —Madre mía, pensé que ya habíamos dejado esa conversación atrás.

—Nada, de verdad. —Entonces, se detiene en un semáforo en rojo y aprovecha para girar todo su torso hacia mí y mirarme fijo. Nico lleva una camiseta blanca de mangas cortas, una gorra hacia atrás y sus gafas usuales. Comúnmente le mantengo la mirada, pero hoy prefiero apartarla y mirar al frente: —Es que odio el tráfico.

—¿Odias el tráfico?

—Sí, odio el tráfico y puedes burlarte todo lo que quieras. —Y sí se ríe, pero no habla. Arranca el vehículo de nuevo cuando el semáforo cambia de color. —Y no me preguntes cómo obtuve la licencia.

—No iba a hacerlo, pero ya me dio curiosidad.

No digo nada más, ni él, porque todavía se está riendo. El aire acondicionado dentro del vehículo está bastante potente y yo solo llevo un crop top sin mangas y pantalones. Inconscientemente, intento taparme los brazos con la chaqueta de Nico y, al parecer, él lo nota, porque lo apaga, pero no dice nada. Le quito la envoltura al dulce y me lo llevo a la boca. Es entonces cuando mi celular suena y lo que veo es un mensaje de Valentina, la novia de Nicolás:

De: Valentina Valero

Si te invito a mi cumpleaños ¿Vendrías?

Ah, le ha agregado un corazón.

—¿Cuándo es el cumpleaños de tu novia?

—La próxima semana...

—Bueno, creo que acaba de invitarme.

—Dile que no.

A él le respondo con una risa y a su novia con un "por supuesto que sí". Ya casi estamos llegando a la casa de mi abuelo y lo diviso desde una cuadra antes peleando con el vecino. Nico aparca exactamente en frente justo en el momento que él —mi abuelo— apunta con el bastón al hombre que está al otro lado de la cerca. Nico sonríe y se le ocurre:

—¡Ah, mira! Ya veo el parecido.

—Qué gracioso. —Cuando abro la puerta, mi abuelo mira hacia nosotros. Antes de bajarme, le advierto a Nico: —Solo gira y te vas.

Pero es Nico por Dios ¿En qué momento se me iba a ocurrir que solo iba a girar e irse? O tal vez es lo que hubiera hecho si yo no lo hubiera mencionado ¿Cómo no se me ocurrió? Pero, en fin, cuando mi abuelo está caminando hacia nosotros, Nico baja la ventana y le dice:

—Buenos días. —Yo hasta me tiré de la camioneta para que él se fuera más rápido. Ahora estoy rodeando el vehículo y mi abuelo mira de mí, a él.

—Buenos días ¿Tú cuál de todos los novios eres?

—El de los domingos. —Le responde él tan fresco. Mi abuelo se ríe, le extiende la mano y le dice:

—Mucho gusto, novio de los domingos. —Pero no es todo, también se le ocurre soltar: —¿Quieres pasar? Tengo café y galletas.

—No. Gracias, papá. Nico ya se iba. —Y me giro levemente hacia él: —¿Verdad?

No lo va a hacer, madre mía. Esboza una sonrisa cínica y ya sé lo que se viene a continuación, pero entonces se dirige a mi abuelo y le dice:

—Me encantaría, pero tengo que estar en la morgue en menos de una hora.

—¿La morgue?

—Nico descuartiza muertos y esas cosas. —Le contesto yo, de paso lo estoy tomando de la mano e intentando llevármelo adentro, pero hace resistencia. —Es médico forense.

—¿De verdad? —Le digo que sí y se vuelve a Nico: —¿Quieres venir otro día que tengas más tiempo para conversar un rato?

—No quiere.

—Sí quiero.

—Sí quiere, Nina. —Ahora me está hablando a mí. —Tengo que conocerlo mejor, por si algún día llego a parar a la morgue y él tenga que descuartizarme, mejor estar en confianza ¿no?

Nico suelta una risa, mi abuelo se vuelve a él y le extiende la mano diciéndole que ya no le quita más tiempo y que espera volver a verlo el domingo que esté disponible. Entonces su esposa lo llama y por fin mi abuelo decide entrar, cuando él se da media vuelta, Nicolás me dice en voz baja:

—Me equivoqué, no se parecen en nada.

—¿Acabas de aceptar una invitación de mi abuelo para tomar café con galletas?

—Tú aceptaste la invitación de Valentina y yo acepté la de tu abuelo. Estamos a mano.

Estamos a mano, dice.

—Bueno, de todas formas, es muy probable que ni siquiera se acuerde que te invitó de aquí a la otra semana. Demencia degenerativa.

—¿Por Alzheimer? —Le digo que sí con un gesto, hay un breve silencio y después suelta: —Bueno, a mí no me olvidan tan fácil. —Suelto un bufido, Nico se ríe un poco y pregunta: —¿Necesitas que venga por ti?

—No. Hoy trabajo con una amiga, ella va a llevarme. Gracias, por cierto.

—A la orden. Adiós, pulga.

Ruedo los ojos, él solo suelta su risa típica y se va. Estoy atravesando el jardín de la casa cuando mi teléfono suena de nuevo y miro en mi pantalla otro mensaje de Valentina, solo dice que va a confirmarme el lugar y la hora.

—Me gusta más este novio, que el otro. —La voz de mi abuelo me hace estremecer, no me había fijado que estaba viéndome desde la puerta.

—Este no es mi novio, papá. Ni el otro, de hecho, ya no se habla más de él en esta casa.

—Ni siquiera me acuerdo cómo se llamaba ese otro ¿Cuál era su nombre?

—No me hagas mencionarlo.

—¿Benjamín? —Escucho una voz detrás de él. Entonces la melena cobriza de Francia aparece detrás de mi abuelo, él le repite que ya ordené que no se habla más de él en esta casa y ella agrega: —Ya lo imaginaba, subió una foto con otra mujer esta mañana ¡Es un hijo de su puta madre!

—¡Francia! —Grita Glenda, la esposa de mi abuelo, desde adentro. Mejor sigo avanzando y voy a cambiar de tema, pero Francia sigue tirándole mil maldiciones a Benjamín y de paso, agrega:

—¿Qué abuela? Tú misma dijiste que era un hijo de puta.

Y le da un galletazo.

—¡Yo no digo esas palabras!

—Ya basta. —Intento detenerlas, cierro la puerta a mis espaldas y, entre medio de las dos, agrego: —Ya dije, no se vuelve a hablar de Benjamín en esta casa. —Glenda se acerca a mí y me da un abrazo apretujándome completa. —Auch.

—Además... —Interrumpe mi abuelo. —A rey muerto, rey puesto. Ya existe otro novio, es un médico forense.

—¡Qué no es mi novio! —Entonces las dos, Glenda y Francia, me miran y tengo que repetir: —No es mi novio y además es el mejor amigo de Benjamín, así que definitivamente no. —Eso parece que va a generar más preguntas, así que mejor salgo de aquí por ahora. Me vuelvo a Francia y le pregunto: —¿Nos vamos ya? —Y es mi abuelo el que responde:

—¿Y a donde van ustedes dos?

—A mi estudio de pole. —Responde ella. —Yo necesito buenas fotos para publicidad y Nina necesita más contenido para sus páginas.

—Bueno, irán hasta después de almuerzo.

—Ni siquiera es la hora de almuerzo.

—Igual vamos a comer algo. —Dice él. Glenda está preparando algo, así que me veo en la obligación de sentarme esperando que no se les ocurra más preguntas o comentarios sobre Benjamín... o Nico, por suerte no. Mi abuelo toma la mermelada, la mantequilla de maní y dos panes y le habla a su esposa: —¿Sabías que a Nina no le gustan las orillas del pan?

—Sí cielo, me lo has repetido como cincuenta veces todos los días desde que nos casamos hace diez años.

Me río cuando él me da el sándwich de mantequilla de maní con el pan sin las orillas.

—Gracias papá, aunque ya no tengo ocho años.

—Pues para mí siempre vas a ser mi niñita de ocho años, Nina. —Cuando Francia suelta un gritito de angustia fingida, mi abuelo se carcajea y le dice: —Y tú también, cabeza de zanahoria. —Ese el apodo de cariño que le puso desde que se pintó el pelo de rojo. También le prepara un sándwich y se lo da al momento que ella toma el lugar junto a mí en la barra de la cocina.

—¿Qué día es hoy? —Pregunta mi abuelo de pronto.

—Domingo.

—Ah bueno. —Y se va. Entonces solo quedamos Francia y yo, porque Glenda ha ido detrás de él. Los observo en el pasillo intercambiar unas palabras y cuando Francia se levanta a tapar los envases de la mermelada y la mantequilla de maní, le pregunto:

—¿Cómo sigue?

Francia no responde por varios segundos, después se aclara la garganta y casi en un susurro dice:

—Su enfermedad está empeorando, pero creo que ya sabemos que eso es así. La cita con el neurólogo es en cuatro meses y eso fue lo más cercano que logré conseguir. —Además también está viendo para el pasillo donde mi abuelo y Glenda están. —Hoy es un buen día, pero otros no tanto. Por cierto... —Saca algo de su bolso. —Se me había olvidado entregarte esto.

—¿El lente que te pedí?

—Tus deseos son órdenes. —Y hace una reverencia. —Y no me lo robé, por si es lo que te estás preguntando.

—No era lo que me estaba preguntando, pero qué bueno que aclaras.

En fin, no nos dejaron salir hasta mucho después del almuerzo y ahora tendré menos tiempo para grabar, producir y editar. Francia conduce como si está en una competencia con Toretto, así que llegar a su estudio tal vez no nos tome mucho tiempo. Estoy probando el nuevo lente que ella misma me regaló y en el momento que tomo una fotografía, mi cerebro reconoce la cara de la persona que acabo de ver, pero no es solo eso, sino que había un tipo rodeándole la cintura y besándole la boca.

No, imposible. Veo la fotografía y... no me jodan.

—¡Detente! —Francia lo hace sin ninguna precaución, pisa el freno hasta el fondo y si no es el por el cinturón, bien podría haber salido por el parabrisas. —Ah mira, era mi meta del día, pegarme contra el tablero.

—¡Me gritaste! No puedo reaccionar bien con gritos ¿Por qué me dijiste que me detuviera? Alguien pudo habernos chocado por detrás.

—Igual sería su culpa por no guardar la distancia. —Estoy viendo la foto, haciéndole zoom, quiero pensar que no es ella y solo es alguien que se le parece, digo... se está besando con un tipo, en público, en las afueras de un restaurante. —No me jodas.

Me quito el cinturón y me paso al asiento de atrás. Francia parece confundida, pero lo único que hace es orillarse y aparcar, según ella "antes de que nos maten". De paso, aprovechando que no hay más autos estacionados, le pido si puede retroceder un poco más.

—¿Qué estamos haciendo?

Ni siquiera yo sé qué estoy haciendo. Con mi cámara, apunto de nuevo a donde están las dos personas y con suficiente zoom, confirmo que es ella.

—Oh por Dios. —Entonces Francia también se pasa al asiento de atrás. Me pregunta qué es lo que estoy viendo y yo todavía estoy procesando toda la información. —Es la novia de Nico, con otro hombre.

—¿Nico?

—El médico forense amigo de Benjamín que hoy me llevó a la casa del abuelo.

—¿El que dice que es tu nuevo novio?

—Sí y no es mi novio.

Le tomo otra foto justo en el momento que él vuelve a darle un beso en la boca a Valentina, lo siguiente que hace es apretujarle el trasero, ella se ríe y después le da un beso más. En ese preciso momento es que el tipo mira en esta dirección y... ¡madre mía! Que a ese lo conozco también. De mi bolso saco la tarjeta que el tipo que se llama Samuel me dio en la boda de Andrea y marco el número que está ahí. Sigo viéndolos por la cámara. Escucho el primer tono y el sujeto se saca el teléfono, arruga el entrecejo y contesta.

P... madre.

A ver... guardaba la esperanza de que no fuera el mismo ¿Okey? Digo, ayer lo había llevado a la mesa donde estaban Nico y Valentina y ella misma se lo había presentado a Nicolás.

—Buenas tardes, habla Samuel.

No me jodas.

—Hola, Samuel. Soy Nina ¿Me recuerdas? La fotógrafa de la boda de Andrea. Me diste tu número ayer, bueno... tu tarjeta más bien.

—Oh sí ¡Por supuesto que me acuerdo! —Entonces le dice algo a Valentina, se aleja un poco y después continúa hablando: —¡Nina, qué gusto! No pensé que llamarías.

—Ya lo pensé bien y podría estar interesada en el trabajo del que me hablaste, no sé si todavía está disponible, pero me gustaría tener más información.

—¿En serio? Déjame hablar con mi amigo ¿Okey? Te aviso en cuánto tenga su respuesta ¿Este es tu número, verdad?

Entonces en ese momento, otra figura conocida también aparece en mi campo de visión, está saliendo del restaurante tomado de la mano de la chica rubia que llevó a la boda de su hermana, pero esta vez no solo lo sostiene del brazo, sino que está agarrados de la mano, riéndose, besándose, abrazándose, como si fueran una pareja formal desde hace mucho tiempo.

—Sí, este es mi número.

—Bien, guardaré tu contacto y te escribo en cuánto me conteste ¿Okey? —Después de que le digo que sí, agrega: —Que tengas buen día, Nina.

—Igual tú, muchas gracias.

Una vez que cuelgo, quito la sonrisa. A ver, a ver... recapitulando... Valentina está besándose con otro hombre frente a un restaurante donde también están Benjamín y su nueva novia.

—Espera... —Habla Francia. —¿Ese es Benjamín?

—Sí.

—¿Y está con su nueva conquista riéndose, abrazándose y besándose en frente de un restaurante cuando apenas acabas de terminar con él?

—Técnicamente, él me terminó a mí por ella.

—Lo repito ¡Es un hijo de su puta madre!

El tipo Samuel, regresa a tomar de la cintura a Valentina y le da otro beso, uno sensual, más largo, más coqueto y juguetón... todo esto frente a Benjamín. Repito, Benjamín, el amigo de toda la vida de Nicolás.

Les tomo otra fotografía más, porque si esto me lo hubieran contado, yo no me lo hubiese creído. Madre mía.

—Oye, si tuvieras novio y te pusiera el cuerno ¿Te gustaría que te dijeran?

—No... bueno sí, oye... no sé, no puedes hacerme estas preguntas a quema ropa.

—Bueno, Nico me dijo que él sí prefería que se lo dijeran.

—¿Y vas a decírselo?

Entonces veo la última conexión de Nico, en este momento debe estar trabajando y esto no es algo para decir a través de un mensaje de texto. De paso, la burbuja de chat con Valentina sigue abierta y ella tiene una foto de perfil con Nicolás.

—Sí, por supuesto que sí.



______

Más personajes aparecerán en mi cuenta de Instagram. En mi perfil hay una historia destacada que se llama #BenditoKarma, ahí iré subiendo a los modelos de cada uno. Recuerden que esto es solo un aproximado según las características físicas que los personajes poseen.

Si quieren apoyarme en redes sociales, tengo:

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Y un grupo de Facebook: Leyendo a Rox

Cualquier mensaje, duda o comentario me lo pueden dejar por privado aquí en Wattpad ♥

Esto se comienza a prender :D Nos leemos en el próximo cap ♥

XOXO.



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