Alejandro llegó a la altura de las personas y de manera inmediata se bajó de su coche y corrió hasta donde estaban ellos. Rogando porque sus sospechas no fueran ciertas... al mirar bien a la persona tirada en el suelo se fija que era Alicia.
- No, no, no, Alicia...
Se arrodilla ante ella tomándola con cuidado, nota que su nariz sangraba y que tenía una herida en su mejilla, no podía saber qué tan lastimada estaba, por esa razón no la tocó mucho.
- ¿Usted la conoce?
- ¿Qué fue lo que paso? -pregunta sosteniéndola.
- La encontramos tirada aquí. No le hemos tocado ni nada.
- Llamen a una ambulancia, ¡ahora! - grita.
El CEO baja la mirada para verla, limpia su nariz de la cual brotaba mucha sangre. De sus labios también salía una fina línea de sangre, todo su rostro estaba golpeado y su ropa muy sucia.
- Alicia, despierta, vamos... -la anima, pero ella no reacciona.
Toma su pulso y lo siente bastante bajo, eso le preocupa mucho.
- Llegarán en media hora, señor -le dice el hombre manteniendo sus distancias.
- Eso es demasiado tiempo. ¡Morirá! No los puedo esperar.
Alejandro intenta ponerse en pie con ella en sus brazos para llevarla a su coche, las personas lo ayudaron a subirla al automóvil y rápidamente gira el carro para ir directo a la clínica.
Codujo como un loco, y de vez en cuando miraba hacia atrás para verla.
Estaba muy pálida y eso le angustiaba mucho...
Para cuando llegaron a la clínica, Alicia fue atendida de inmediato
mientras que el pelinegro se mantenía impaciente en la sala de espera. No le quedó más remedio que llamar al padre de la chica para avisarle lo que había sucedido.
En cuestión de una hora, Alejandro no tenía respuesta de Alicia y Jaime justamente había llegado.
- Señor Sangenis, ¿Qué es lo que pasó? Mi hija, ¿Qué pasó ? No entiendo cómo es que terminó en esta clínica.
- Jaime... -el CEO lo observa fijamente.
- No entiendo, ¿Por qué usted la encontró? ¿Qué clase de accidente tuvo?
- Eso no importa ahora, lo que interesa es saber cómo sigue ella.
Jaime lo ve, se le notaba lo muy desconcertado que estaba por todo lo que estaba ocurriendo. Y no era para menos, que tu jefe te diga una noticia como esa es para no entender nada.
Sin embargo, no podía romper la promesa que había hecho con Alicia.
- ¿Cómo es que mi hija tuvo un accidente? Ella estaba en la universidad -Alejandro tenía sus sospechas, ese maldito rubio tenía mucho que ver con todo lo que le estaba pasando a Alicia.
Y fue cuando al fin el doctor que atendía a la rubia sale de la sala, Alejandro se pone en pie al verlo.
- ¿Familiares de la señorita Guzmán?
- Soy su padre.
- La hemos dejado estable, sufrió una fractura de costilla y dislocación de un brazo. Algunas contusiones en la cabeza, pero le hemos realizado todas las placas y todo ha salido bien. La joven está fuera de peligro.
Alejandro suspira aliviado al escuchar la noticia, relame sus labios y deja de estar preocupado. Luego levanta la mirada para ver a Jaime.
- ¿Pero qué es lo que le ha pasado, doctor?
- No podría decirle, pero creo que ha sufrido un accidente de coche. Por los golpes en su cuerpo, es lo que me parece. Hay que esperar que ella despierte.
- ¿Un coche? -Jaime frunce el ceño y es cuando reacciona y se da la vuelta- ¿Usted ha atropellado a mi hija? - acusa a su jefe directamente.
El ojiazul se queda callado ante la acusación, pero es que ni él mismo sabía lo que había pasado.
- No, no he sido yo.
Sin embargo, pretendía defenderse aunque eso lo dejara al descubierto sobre su relación con Alicia.
- Entonces, ¿Cómo es que encontró a mi hija?
- Creo que el responsable de todo esto es ese chico, Marcos, el novio de su hija.
- ¿Marcos? -Jaime frunce el doble el ceño- Espere, ¿Qué tiene que ver Marcos con el accidente? ¿Y usted cómo supo dónde estaba mi hija?
Eran preguntas comprometedoras, y con respuestas que no tenía derecho a dar. No sin antes consultar con Alicia, pero en su estado dudaba que ella pudiera decir nada.
- Jaime, será mejor que espere a que su hija reaccione. Ella podrá contar todo lo que pasó con ese accidente.
El padre de Alicia pestañea reiteradas veces, aunque su jefe tuviera razón no dejaba de pensar por qué él estaba en la clínica, y por qué había encontrado a su hija en la calle. De momento no preguntaría nada más hasta que Alicia reaccionara.
El hombre se sienta y espera a que Alicia fuese trasladada a un cuarto y pudiera recibir visitas, sin embargo no dejaba de pensar en lo que su jefe le había dicho, Marcos tenía que ver con ese accidente, ¿pero cómo?
[...]
Alejandro regresó de la cafetería a la sala de espera percatándose de que Jaime se había quedado dormido en la silla. Ya era muy tarde, y aun no les avisaban si Alicia había sido llevada a
un cuarto.
El CEO deja el café al lado de Jaime y se queda parado viendo por la ventana cuando nota que el médico sale y este le informa que ella ya estaba descansando en una habitación. Y como estaba dormida, aun no podía recibir visitas.
Sin embargo, Alejandro necesitaba verla antes de que Jaime despertara.
Mueve sus influencias y logra colarse en la recámara de la rubia... al verla tendida en la cama con todos esos hematomas en su rostro y parte de su cuerpo,
Alejandro descubrió lo importante que era ella para él.
Alejandro aplana los labios al acercarse a la cama, toma la mano de Alicia para apretarla un poco y fue entonces cuando ella empieza a mover la cabeza.
EI CEO espera un poco y nota cómo ella abre los ojos muy lentamente.
- Alicia -susurra su nombre.
La rubia pestañea varias veces hasta que por fin abre los ojos por completo y enfoca su mirada en él.
- ¿Alejandro? -frunce el al verlo allí a su lado- ¿Qué pasó ? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde estamos? -trata de incorporarse, pero un fuerte dolor se instaló en su costado.
- No, no hagas eso -Alejandro la sujeta para acostarla de nuevo en la cama- Tienes algunas heridas importantes, no puedes moverte mucho. Alicia, ¿Qué fue lo que pasó?
Ella lo ve fijamente para luego mirar hacia otro lado.
- ¿Qué paso? ¿Qué te hizo ese sujeto? - Alejandro la sujeta de la mejilla para que lo mirase- He ido a la universidad para buscarte y no te encontré, alguien me dijo que te habías ido en la moto con ese tipo y estuve como loco buscándote por todas partes, hasta que vi a ese idiota sin ti y fui en tu búsqueda.
- Alejandro... -susurra con un hilo de voz. Su corazón estaba acelerado, él había ido a buscarla.
- Dime, necesito saber lo que pasó en esa carretera. Te encontré medio muerta, ¿se puede saber qué hacías en ese lugar con ese pendejo de mierda?
A ella le tiembla el labio, sentía atoradas las palabras en la garganta.
- ¿No confías en mí? -pregunta él seriamente fijando sus ojos azules en ella.
- Él me llevó a ese lugar, me amenazó e intento obligarme a...
- ¿A qué? ¿Qué te hizo?
- No me hizo nada - baja la mirada- Logré escaparme antes de que pudiera hacer algo, pero entonces, ese coche salió de la nada y me atropelló. Luego ya no supe qué más sucedió conmigo.
- Ese bastardo te dejo tirada a tu suerte, no le importó si habías muerto, lo vi salir de esa carretera a toda velocidad y fue cuando supe que algo sucedió contigo.
Lo que no comprendía era porque ella aceptó irse con él a ese lugar de mierda, tan alejado de todo.
- ¿Por qué, Alicia? ¿Por qué te has ido con él? -se inclina hacia ella.
- Me amenazó con contarle todo a mi padre sobre lo de nosotros, nos descubrió y me dijo que si no hacia lo que él decía le iba a decir muchas cosas. ¡El sabe todo, Alejandro!
El CEO aprieta la mandíbula al ver los ojos de Alicia ahogarse en lágrimas, ese maldito muchachito nunca le dio buena espina.
- En la fiesta y en tu casa, ¿me has mentido? -necesita conocer su respuesta. Pero la rubia se mantiene en silencio- Alicia, dime la verdad.
- Sí -responde entre sollozos- Te mentí, tuve que hacerlo -suelta varias lágrimas en el proceso de confesión.
- ¿Por él? -el CEO traga saliva en seco- ¿El chupete que vi en tu cuello te lo hizo él a la fuerza?
- Sí.
- ¿Mentiste por sus amenazas o por otra razón?
En eso no estaba segura de ser sincera, si le confesaba que se había enamorado de él ¿Cuál sería su reacción? La joven relame sus labios ante la duda.
- Alicia, necesito que me digas -el pelinegro se inclina un poco más hacia ella quedando a pocos centímetros de sus labios.
- Alejandro... -musita su nombre con unas enormes ganas de besarlo.
- i¿Qué está pasando aquí?! -la voz de Jaime sobresalta a la pareja que de inmediato lo mira.
El padre únicamente estaba observando a su jefe, ahora si que no comprendía qué demonios estaba pasando, primero él encuentra a su hija en medio de la nada y ahora lo descubría en su habitación a escasos centímetros de ella.
Lo que lo lleva a pensar en algo verdaderamente descabellado y aterrador, el hombre mayor frunce el ceño y da algunos pasos hacia donde estaban ambos.
- Señor Sangenis, me puede explicar qué demonios está haciendo en la habitación de mi hija.
El ojiazul observa a Jaime manteniéndole la mirada. Si tenía que enfrentarse a él lo haría por Alicia.
- Puedes dejarme a solas con mi papá, por favor -pero ella termina por correrlo, lo que lo lleva mirarla- Necesito hablar con él.
Alejandro relame sus labios, luego asiente y se encamina hasta la puerta sin decir una palabra. Y es cuando escucha lo que Jaime le dice a su hija.
- Me puedes explicar qué estaba haciendo mi jefe aquí, y porque estaba tan cerca de ti Alicia. ¿Qué es lo que se trae contigo?
EI CEO se detiene a mitad del corredor y frunce la mirada, ¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Le iba a dejar todo a ella? el pelinegro se da la vuelta y regresa a la habitación.
- Papá, por favor, deja que te explique lo que está pasando.
- ¿Lo que está pasando? ¿Eso qué significa? ¿Acaso tú y mi jefe tienen algo? ¡Eso es lo que tratas de decirme! -la voz de su padre se hizo un poco más fuerte lo que la pone nerviosa-¿Te metiste con mi jefe?
- Ella no lo ha hecho, ¡He sido yo el que la ha buscado!
La voz de Alejandro captó la atención de Alicia, quien ensancha la mirada al verlo parado bajo el marco de la puerta, él había regresado cuando le dijo que se marchara. Y verlo allí dando la cara la hacia sentirse algo emocionada.
- ¿Qué me está diciendo? -Jaime se da la vuelta para enfrentarlo.
- Papá...
- Tú no digas una sola palabra
Alicia.... -Alejandro detecta agresividad en las palabras de Jaime, se veía un tipo tranquilo, pero al parecer cuando lo enfadaban se convertía en otro.
- Alicia y yo hemos mantenido una relación en secreto, y todo ha sido por mi causa. Yo la incité, la busqué, hasta que ella aceptó.
La rubia oye atentamente, dándose cuenta de que él se estaba echando toda la culpa, la estaba librando de la humillación de que su padre se decepcionara completamente. La joven veía a Alejandro dar la cara y nunca se imaginó que él se echaría toda la carga.
- ¿Cómo demonios se le ocurrió hacer una mierda como esa? ¿Usted sabe la edad que tiene mi hija? ¡Es una niña! Es un maldito infeliz -y de la nada, Jaime se abalanzó contra Alejandro lanzándole un puñetazo en la cara.
- ¡Papá! -Alicia grita al ver lo que pasó- No, papá, por dios.
- ¿Cómo pudiste, Alicia? ¡Con mi jefe! este hombre te dobla la edad, ¿en que estabas pensando? -Jaime se voltea para verla, mientras que ella derrama lágrimas sin parar- ¿Qué pasa con Marcos? Es un chico de tu edad, tuviste que involucrarte con un tipo mucho mayor que tú, ¿te has vuelto loca?
La joven respiraba agitadamente ante el reclamo de su padre, luego ve a Alejandro, quien se limpiaba su labio ensangrentado. Este la mira fijamente, y por un instante, esa mirada le dio valentía para enfrentar a su padre.
Ya era mayor edad, podía enamorarse de quien quisiera aun cuando esta persona no le correspondiera.
Continuará...