La obsesión del CEO

By LunaSerena85

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Un millonario CEO se obsesiona con la bella hija de uno de sus empleados. Historia +21. Leer con discreción. More

1.- El CEO lujurioso e implacable
2.- La inocente hija del exempleado
3.- Pensando en ella
4.- Segundo encuentro
5.- Trato con una virgen
6.- Una probadita de ti
7.- Llamada caliente
8.- Castigo en el cuarto
9.- Gemidos en el coche
10.- Beso negro
11.- Sola en casa
12.- Oral
13.- Mujer
14.- Secuestrada en casa del CEO
15.- En el sofá
16.- Dolor y placer
17.- ¿Celos?
18.- Celos
19.- Conociéndose
20.- Hembra
21.- Posesivo
23.- Orgullo
24.- Mentira
25.- La invitación
26.- Cumpleaños ardiente
27.- Acoso
28.- Chantaje
29.- Fin del trato
30.- Tragedia
31.- La verdad
32.- Confesión
33.- ¡Eres mía!
34.- Propuesta
35.- Final

22.- Más celos

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By LunaSerena85

La rubia ensancha la mirada ante sus palabras de amenazas... luego siente cómo la verga de Alejandro presiona su coño con tanto ímpetu que la hizo estremecerse.

Con la mano libre, el pelinegro comenzó aflojar la parte de debajo de su pantalón al mismo tiempo que ejercía fuerza contra sus muñecas. En lo que se siente libre de su ropa, sus piernas comienzan a temblar.

- ¡Deténte! No podemos hacerlo aquí...

Y es cuando ella escucha la cremallera del pantalón de Alejandro, él no le quitaba los ojos de encima; todo aquello lo estaba haciendo muy rápido.

En segundos la rubia siente la piel desnuda de las piernas de Alejandro seguidamente de su verga presionando su coño.

Automáticamente muerde sus labios al sentir que el pene de Alejandro invade el interior de su coño; sin que pudiera evitarlo, Alicia suelta un suspiro ronco proveniente desde el fondo de su garganta.

Alejandro entierra su pene con fuerza dentro de la vagina de la rubia y sacude la mesa cuando empieza a penetrarla.

Movía sus caderas tan rápido contra la pelvis de ella, la chica se aferraba a sus brazos envolviendo sus piernas alrededor de su cuerpo; la joven jadeaba con fuerza.

- ¡Alejandroooo! -grita arqueando su cuerpo.

EI CEO seguía penetrándola mientras admiraba su rostro ponerse colorado, luego baja la vista y ve cómo su verga entra y sale del coño de ella. Ya estaba salpicado de los fluidos de la rubia, lo cual lo excita más.

Humedece su dedo pulgar con saliva y lo lleva hasta la protuberancia rosada de Alicia, la frota mientras sigue penetrándola muy duro.

- ¡Ahhhhhh! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! -ella no contenía los gemidos, salían de su garganta de manera tan natural que encendía la sangre de Alejandro.

El ojiazul se aferró a su cintura apretándola con bastante fuerza justo cuando empezó a eyacular dentro de ella.

- ¡AAAAAHHHH! -Gime con fuerza al descargarse por completo.

Alicia también lo sigue dejándose llevar por el momento, al final suelta su cuerpo y termina por desplomarse sobre la mesa con las piernas temblorosas. Su respiración era rápida y agotada, luego siente la frente de Alejandro posarse sobre su estómago.

La rubia baja la vista y lo ve sujetarla de la cintura mientras que su frente reposa pobre su cuerpo.

- Alicia, ERES MÍA y no quiero que te veas a solas con ese chico -ella ensancha la mirada al escucharlo hablar.

No se lo decía de manera arrogante, su voz sonaba algo más pasiva. Sin embargo, ella no podía permitir que él la manipulara a su antojo. Si le permitía eso desde ahora en lo que restaba de semanas, Alejandro se iba a poner peor.

Tenía que entender que no todo el mundo iba a hacer lo que él quisiera.

- Entiende que yo puedo tener todos los amigos que quiera, que solo son amigos -Alejandro traga saliva al escucharla.

- Bien -dice incorporándose.

Alicia se baja de la mesa y empieza a vestirse al igual que él. Lo mira de reojo notando su expresión seria, estaba furioso.

- Alejandro...

- Debo volver a la oficina -la interrumpe ajustando sus traje, se aproxima a ella y planta un beso en sus labios de manera posesiva.

Luego se da la vuelta para encaminarse hasta la salida. Ella lo ve marcharse y no tiene el valor de decirle nada. En lo que cierra la puerta, Alicia suelta el aliento.

Alejandro se queda un momento en la entrada de la casa mirando fijamente a su coche, su mandíbula estaba muy tensa y su cerebro no paraba de pensar en las palabras de Alicia.

[...]

Al día siguiente, Alicia llevó sus papeles a la universidad y en seguida podía comenzar.

Apresurarían su ingreso para que no perdiera tantas clases, y eso fue un alivio para ella.

Su padre estaba muy contento de que consiguiera plaza, y ella también lo estaba... al salir de la primera clase del día, Alicia se topa con Marcos, su vecino.

Justamente pasaba por el mismo corredor donde ella estaba.

No podía evitarlo, y menos cuando él la había pillado a lo lejos. Y al verla, sale corriendo a su encuentro.

- ¡Alicia! ¿Qué ha pasado ayer?
¿Estás bien? Ese tipo te ha llevado a rastras.

- Estoy bien, no te preocupes.

- ¿Pero quién es? ¿No es el sujeto del banco? -Alicia se tensa.

- Es el jefe de mi papá, le ha pedido que me recogiera en la universidad porque él no podía venir por mí. Y ya sabes cómo es mi papá de sobreprotector, supongo que su jefe no tomó a bien verme contigo. Quizás mi padre le dijo algo.

Su vecino la mira extrañado, y ella rogaba porque él se creyera el cuento.

- Entiendo, pero se comportó muy raro contigo.

- Sí, supongo. Pero por favor no le comentes nada de esto a mi padre, su jefe me ha prometido no decirle nada.

- De acuerdo, no hay problema.

Alicia se siente un poco más aliviada al saber que Marcos guardaría silencio.

Si se iba de boca con su padre se metería en muchos problemas.

- ¿Quieres ir a la cafetería conmigo? -en eso ella recuerda a Alejandro y su petición.

- Tengo una clase en media hora.

- Tienes tiempo para tomar algo conmigo, vamos.

El joven la sujeta de la mano y se la lleva por el corredor. Alicia ve la unión de sus manos y siente como si estuviera traicionando a Alejandro. Ese sentimiento de culpa la estaba comiendo por dentro.

Y no debería de sentirse de esa manera, puesto que ella y Alejandro no mantenían ningún tipo de relación seria.

Solo quedan unas semanas, luego de eso puedo hacer mi vida con quien quiera, se dice, pero pensar en eso la hacía sentir peor de lo que ya estaba. Es que la mirada azulada de ese hombre la tenía metida entre ceja y ceja, y era como si él estuviera allí viéndola.

Así que termina por soltarse de la mano de Marcos con la excusa de sujetar su mochila.

[...]

Al terminar todas sus clases, Alicia abandona la universidad satisfecha de que no estaba tan perdida.

- ¡Alicia! -escucha su nombre en un grito llevándola a girar el cuerpo.

- Espera, yo también he terminado hoy, podemos regresar juntos a casa.

Ay no, por favor, no otra vez, piensa la rubia.

- Yo tengo una moto, puedo llevarte las veces que salgamos a la misma hora.

- ¡Oh, no Marcos!, de verdad es que no es necesario que te tomes tantas molestias.

- Vivimos en la misma calle, no es molestia. Además no tengo nada más qué hacer, vamos...

Ella muerde sus labios al ver que él se dirige hacia una bonita moto de carreras. La joven observa aquella moto y siente pánico.

- No creo que a papá le guste mucho que me suba en una motocicleta como esa.

- Tranquila, iré muy despacio -el rubio le sonríe- Será mejor que lleves mi casco -le tiende un enorme casco negro.

Alicia hace intento de sujetarlo cuando sus ojos enfocan a un coche deportivo aparcar delante de la moto de su vecino. Ella traga saliva en seco porque sabe a quién le pertenece ese coche.

- ¿Qué pasa? -dice el joven al ver el coche deportivo- ¿El jefe de tu papá?

De pronto, Alejandro se baja del automóvil pareciendo tan atractivo y arrogante a la vez, se queda parado al lado de su coche mirándola fijamente.

Ella sabía lo que estaba esperando...

La joven rubia mira a su vecino con cara de culpa.

- ¿En serio? ¿Tienes que irte con él? -el chico da un paso hacia ella, y Alejandro se pone alerta.

- Sí, debo irme. Seguro mi padre le pidió el favor de nuevo.

- Parece un jefe gruñón, es extraño que se preste para hacer de tu chófer.

- Eso pienso yo, muchas gracias por ofrecer llevarme a casa. ¡Nos vemos mañana!

- Seguro...

Ella se encamina hasta el coche mirando fijamente a Alejandro. Era increíble que le estuviera haciendo eso, pero por otro lado algo dentro de ella vibraba de la emoción. No estaba segura de sí Alejandro hacia eso con otras chicas, pero por alguna extraña razón se sentía especial.

- ¿Se puede saber que estás haciendo aquí? -Susurra ella.

- ¡Sube al coche! -Alicia hace los ojos en blanco, y termina subiendo.

- ¿Qué era lo que pretendías hacer? - Alejandro le reclama una vez dentro del auto- ¿Te ibas a subir a esa moto?

La rubia lo mira con expresión de culpa.

- Lo ibas hacer, ¡lo sé! vi tus intenciones cuando pensabas tomar ese casco -reclama furioso.

- ¿Qué haces aquí? - la rubia evade sus reclamos sin sentido.

Alejandro se endereza mirando fijamente al frente, le enfadaba que ella intentara evadir el tema del tipo ese.

Era tan ciega para no darse cuenta de que ese pendejo de mierda solo quería enamorarla, pensaba él.

- Te dije que no te quería ver con ese pendejo, y vienes a querer subirte en su motocicleta -aprieta el volante con fuerza.

- Si me vas a llevar a casa, será mejor que lo hagas de una vez. Este coche está llamando la atención de todo el mundo.

- Bien -responde molesto y pone en marcha el coche a casa.

Media hora después cuando Alicia baja del coche de Alejandro, observa como él se aleja en el mismo, la joven niega con la cabeza y luego se dirige hasta su casa.

- Por qué carajos no reconoce que está muerto de los celos.

[...]

A la medianoche, Alicia dormía plácidamente en su cama cuando de la nada escucha el sonido de su móvil... se incorpora bruscamente buscando el aparato para callarlo. Al encontrarlo, observa que Alejandro la estaba llamando.

- ¿Qué crees que estás haciendo? - susurra con el corazón en la mano, y no era porque temía que su padre la descubriera, si no por su llamada.

- Abre la ventana de tu cuarto.

- ¿Qué dices? -responde mirando hacia la ventana, en eso ve una sombra y es cuando cae en cuenta de lo que estaba pasando.

- ¡Alicia, abre!

Desenvuelve sus piernas de la sábana y sale corriendo hacia la ventana, en cuanto la abre ese enorme hombre ingresa en su cuarto como el perfecto ladrón.

Quién lo diría, con aquel traje y ese porte tan elegante colándose por la ventana de una joven 20 años menor que él.

- ¿Te volviste loco? -susurra- Mi padre está en la otra habitación, si te ve aquí, descubrirá lo de nosotros.

- ¿Eso te preocupa? -su pregunta la desconcertó.

- ¡Claro que me preocupa!

Alejandro observa el atuendo de Alicia y termina por morder la carne interna de sus labios, luego los relame y da un paso hacia ella para envolver su cintura con sus brazos.

- Pues a mí lo que me importa es que traigo los huevos cargados de leche y necesito descargarme.

- ¡Suéltame! Si alguien ve tu coche aparcado afuera, o si mi padre...

- Shhh... eso no será problema -musita contra sus labios semi abiertos- No he venido aquí para que me des un sermón, sino para vaciarme los testículos dentro de ti -añade besando sus labios.

A pesar de la vulgaridad, Alicia, al sentir la suavidad de la boca de Alejandro siente como si se derritiera en sus brazos. Era inevitable no sentirse de esa manera.

Él mete su lengua hasta lo más profundo de su boca mientras que la sostiene con sus brazos, luego eleva un poco su cuerpo del suelo y camina hasta la cama con ella en brazos.

El CEO se acuesta con Alicia sobre el colchón metiéndose entre sus muslos.

- No, espera... -lo detiene al sentir que su verga roza contra su vientre- No podemos, mi papá puede escucharnos. Es muy peligroso, debes irte.

- No he venido a medianoche solo por un beso, Alicia. Ya te dije que necesito descargarme y en tu coño vaciaré toda mi leche, aquí y ahora...

- No me puedes poner en esta situación, esto no es lo que acordamos.

- Acordamos que te cogería a la hora que quisiera, y donde quisiera... y este es uno de esos momentos.

Finaliza sus palabras para volver a besarla, al mismo tiempo que introduce su mano por debajo del camisón que llevaba puesto logrando llegar a la suavidad y tersura de su teta.

- Joder Alicia, tus tetas me encienden -gime contra su boca para ahogar los gemidos de la rubia.

El CEO afinca su cuerpo sobre el de ella consiguiendo frotar su verga contra su coño, solo la fina tela de esas bragas era lo que los mantenía separados; pero no sería por mucho tiempo.

Le saca el camisón a Alicia dejando sus tetas al descubierto, estaban puntiagudas y toda su piel erizada.

- No quiero hacerlo, no aquí y ahora.

- Tienes que abrirme las piernas cuando yo quiera, ese es el trato... aunque sea medianoche, tienes que cumplirme como mujer... aunque sea por un mes eres mi mujer y puedo cogerte a la hora que yo quiera -le dice quitándose el saco con prepotencia.

El mayor temor de Alicia es que su padre los descubra y sepa que ella es amante de Alejandro Sangenis.

Continuará...

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