La obsesión del CEO

By LunaSerena85

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Un millonario CEO se obsesiona con la bella hija de uno de sus empleados. Historia +21. Leer con discreción. More

1.- El CEO lujurioso e implacable
2.- La inocente hija del exempleado
3.- Pensando en ella
4.- Segundo encuentro
5.- Trato con una virgen
6.- Una probadita de ti
7.- Llamada caliente
8.- Castigo en el cuarto
9.- Gemidos en el coche
10.- Beso negro
11.- Sola en casa
12.- Oral
13.- Mujer
14.- Secuestrada en casa del CEO
15.- En el sofá
16.- Dolor y placer
17.- ¿Celos?
19.- Conociéndose
20.- Hembra
21.- Posesivo
22.- Más celos
23.- Orgullo
24.- Mentira
25.- La invitación
26.- Cumpleaños ardiente
27.- Acoso
28.- Chantaje
29.- Fin del trato
30.- Tragedia
31.- La verdad
32.- Confesión
33.- ¡Eres mía!
34.- Propuesta
35.- Final

18.- Celos

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By LunaSerena85

- Escucha, Alicia...

- No, escúcheme usted a mí... dijo que durante un mes iba a tener sexo conmigo, y yo acepté, pero ahora le digo, si va a follar con otras mujeres mientras lo está haciendo conmigo entonces no estoy dispuesta a cumplir ningún trato. Si va a tener sexo conmigo, entonces sólo lo hará conmigo ¡YO SERÉ SU ÚNICA MUJER DURANTE UN MES!

Esas palabras dejaron petrificado a Alejandro, únicamente podía ver a Alicia hablarle con mucha seguridad. Hasta ahora era la primera mujer que le decía una cosa como esa, mejor dicho que le ordenaba algo así.

- Luego de ese mes puede hacer lo que le dé la gana.

Y en medio de su estupefacción, ella le pasó a un lado dejándolo solo en la recámara.

La rubia bajó corriendo los escalones hasta llegar a la salida y termina por abandonar la mansión de Sangenis. No quería mirar hacia atrás, le aterraba saber que él estuviera siguiéndola.

Alejandro reacciona y es cuando se percata de que Alicia no estaba en la habitación.

- ¿Alicia? -la llama, pero en aquel lugar solo está él- Mierda...

Se da la vuelta y sale corriendo hacia las escaleras, al llegar a la planta de abajo la empleada de la limpieza lo intercepta.

- He terminado aquí abajo y...

- Ya te puedes ir.

Sale de la casa hacia el exterior mirando hacia todos lados.

- ¡Alicia! -la llama en voz alta- Demonios, esta mujer...

Corre hasta su coche para ponerlo en marcha, estaba tan molesto. Y cuando tuviera a esa rubia en sus manos se iba a enterar de lo que le haría.

[...]

Alicia deja las llaves de su casa en la mesa, revisa el contestador del teléfono fijándose que tenía un mensaje. Al reproducirlo la voz de su padre la alertó... luego se tranquilizó cuando le menciona que se regresaba al día siguiente por algunos problemas con el avión de su jefe.

La rubia suelta el aliento y se encamina hasta su cuarto, cuando alguien toca su puerta.

Ella se da la vuelta y ve la misma con miedo, luego escucha nuevamente los golpes y decide ir a ver quién era.

Algo desilusionada observa que era su vecino, Marcos.

Alicia abre la puerta y le sonríe al chico.

- Hola, he pasado ayer, pero no te he encontrado en casa.

- Lo siento, estuve haciendo unas cosas.

- Pero era algo tarde cuando pasé -Alicia se tensó.

- Seguramente ya estaba dormida - responde rápido.

El joven asiente con una media sonrisa en los labios.

- Bueno, vengo porque quería saber si mañana querrás salir conmigo y mis amigos. No me diste una respuesta el otro día, y me gustaría...

Pero mientras su vecino hablaba, ella percibe que un coche deportivo aparca en la entrada de su casa. Todo el cuerpo de Alicia se tensa en el acto, no existía dudas de que ese coche era de Alejandro.

Luego ve al rubio ante ella quien hablaba sin parar, y pensó en miles de formas de correrlo, pero no se le ocurrió ninguna. Sus piernas comenzaron a temblar, puesto que sabía que Alejandro se enojaría mucho.

De pronto recuerda que ese idiota flirteaba con esa la empleada del servicio, entonces, pensó, porque ella tenía que hacer su voluntad cuando él era un maldito mujeriego. El hecho de que no pudiera tener sexo con nadie más que él no significaba que no pudiera tener amigos.

Así que la rubia ve a su vecino con una sonrisa amigable.

- ¡Claro, por qué no!

- ¿En serio? -responde sorprendido el joven- Eso es genial, puedo pasar por ti por la tarde, ¿te parece?

- Seguro...

- Bien, ya quedamos. Adiós Alicia.

Cuando su vecino se marchó, ella observa el coche. Él no se había bajado del mismo así que asumió que había visto absolutamente todo, y no supo por qué , pero estaba muerta del miedo.

Se queda un momento parada bajo el marco de la puerta mirando el coche, y para cuando su vecino desapareció de la vista, Alejandro salió del auto y desde donde estaba ella podía ver su enojo.

En tan solo algunos pasos, el CEO
llego a su casa adentrándose en la misma sin esperar que ella le diera permiso. Cierra la puerta detrás de él y la encara.

- ¿Para eso te has querido regresar a tu casa? ¿Para verte con ese pendejo?

- Le dije que no me podía quedar en su casa.

- Estás mintiendo, y encima vienes y le sonríes a ese cabrón.

- Yo tengo amigos, Alejandro.

- ¡Pues ese no!

Ella aprieta la mandíbula, era tan pedante y manipulador.

- No es nadie para impedirme que tenga amigos.

- ¿Te recuerdo el trato que tenemos? -le dice sujetándola del brazo, Alicia eleva un poco más la mirada ya que Alejandro era muy alto.

- Lo recuerdo muy bien, pero no por ello voy a dejar de tener amigos.

- ¡Y yo ya te dije que ese vecino tuyo no!

- No puede impedírmelo, y por esa razón mañana iré al cine con él. Le guste o no, además cuando se termine el mes ya no tendrá nada que ver conmigo.

¿Ella tiene una cita con ese pendejo de mierda?, piensa furioso el varón.

Ahora si estaba más encabronado que antes, no soportaba el hecho de que Alicia saliera con otros hombres. La verdad es que lo sacaba de sus casillas, en esos momentos estaba muy celoso.

- Tú no iras a ningún lado con ese idiota.

- i¿Qué dice?!

Alejandro jala bruscamente a Alicia, echándosela al hombro y la lleva hasta su habitación.

- Pero que está haciendo, ¿ha perdido la cabeza? ¡Bájeme! -ella patalea y lo golpea por la espalda, pero este no la baja.

En cuanto entraron en el cuarto, el CEO la deja en la cama y ella intenta huir, pero Sangenis la sujeta por las muñecas. Busca con la mirada algo que le sirviera para amarrarla y lo encuentra.

- No me vuelva amarrar, ni se le ocurra -la rubia le advierte, pero él hace caso omiso y termina por atarle las muñecas- Noooo... suéltame -le dice jaloneando las ataduras.

- Quédate allí quietecita.

- Estás loco, esto es secuestro- Alicia lo mira furiosa.

- Ya te lo dije, no irás a ninguna parte.

Alicia ensancha la mirada al escucharlo, luego aprieta la mandíbula y frunce la mirada.

- Usted sí puede tener amigas con las que coquetea, pero yo no puedo tener amigos con quien salir.

- No harás lo mismo que yo, ¡de eso nada!

- Tengo los mismos derechos que usted para hacerlo.

- No los tienes, ya he dicho que no irás a esa cita y punto.

- ¿Por qué demonios no puedo?

Alejandro rebusca en las gavetas de ella algo más para atarla, pero se detiene para darse la vuelta y verla.

- Ya te dije que tú eres MÍA, y no pienso permitir que ningún idiota te toque.

- ¡Es un amigo!

- Me vale mierda quién putas sea -dice, luego encuentra unas medias largas y con eso cree que puede atar sus tobillos- Ya que no quieres jugar en mi casa, jugaremos en la tuya - templa las medias mientras que la observa con mirada de pervertido.

Ella ve las medias y luego esos ojos azules penetrantes, su corazón da un respingo al escuchar esas palabras lo que la lleva a relamer sus labios.

Alejandro se aproxima a ella muy lentamente empieza a despojarla del pantalón que llevaba puesto, solo la deja con la pantaleta puesta.

Seguidamente ata sus tobillos a la cama dejando sus piernas abiertas.

- No me puedes hacer esto, mi padre...

- ¡Tu papá no llegará este día! -Alicia guarda su comentario y solo le queda observar.

- ¿Hará esto en contra de mi voluntad?

- Prometo no coger con ninguna otra mujer que no seas tú durante el tiempo que nos quede.

Alicia ensancha la mirada por su
contestación, si él prometía algo lo cumplía.

Ella muerde sus labios y suaviza un poco la mirada, luego mira hacia otro lado, en eso siente cómo Alejandro la sujeta del mentón y la hace mirarlo.

- No saldrás con ese chico,
¿entendiste?

- Pero, solo es un amigo - la terquedad de ella lo enloquecía.

Toma unas tijeras de la mesa y corta la blusa de Alicia, ahora sí estaba completamente expuesta para él. Alejandro sonríe al ver todo su cuerpo semidesnudo.

- Debes estar hambrienta.

- Me he salido de su casa sin comer, ¿qué cree?

- De acuerdo, pediré algo para comer.

Una hora después de haber comido, Alicia observa cómo el jefe de su padre empieza a hurgar en sus cosas. Mira minuciosamente sus pertenencias sin decir una palabra; ya la estaba poniendo nerviosa a decir verdad.

- ¿Qué es lo que está buscando?

- Nada, solo deseo conocerte un poco más.

- ¿Por qué?

Ni él mismo lo sabía.

Alejandro se da la vuelta para verla atada a la cama, luego detalla ese hermoso cuerpo que lo hace encender.

Se encamina hasta la cama mientras que se despoja de su camisa y de sus zapatos, estaba bajo la atenta mirada de Alicia y eso lo encendia.

- Qué te parece si jugamos un poco...

Alicia traga saliva al ver la desnudez de ese hombre, era tan varonil que le alteraba los nervios.
Inconscientemente muerde la carne interna de sus labios al detallar que él se acercaba a la cama y empezaba a gatear hacia ella.

Cuando llegó a sus labios, chupó el inferior lo que la llevó a cerrar los ojos, luego sintió que sus besos fueron descendiendo por su mentón y cuello, chupó la piel de su escote con suavidad y ternura que la hizo temblar.

¡Antes no la besaba de esa manera! pronto fue descendiendo un poco más abajo hasta llegar a sus tetas. Las besó por encima de la tela mientras que sus manos hacían maravillas en el resto de
su cuerpo.

Alicia gime al concebir esos labios
infernales sobre la parte de sus costillas, él la besaba tan apasionadamente, su lengua caliente lamía su piel ocasionando que todos los vellos de su cuerpo se erizaran.

- Hoy voy hacerte mía, Alicia. ¡Solo mía!

Lo oye decir llevándola a tragar saliva en seco... percibe el aliento caliente de Alejandro sobre la liga de sus pantaletas y cierra los ojos esperando el mágico momento, pero no llega, él sigue bajando para besar sus muslos, rodillas y el resto de su cuerpo. El pelinegro se detiene en sus pies y sin asco se los chupa.

- ¡Ahhhhh! -la hace gemir.

La rubia tensa el nudo de su muñeca, pero no logra liberarse. Retuerce un poco su cuerpo mientras que Alejandro sigue besándola sin parar.

- Alejandro-clama su nombre.

Él al escucharla mencionar su nombre, siente una punzada en su pecho, levanta la vista y nota aquella expresión de deseo en el rostro de Alicia. En ese momento, el ojiazul se dijo que le haría el amor a esa mujer.

Libera las piernas de Alicia, y luego hace lo mismo con sus muñecas. Se acomoda a un lado de ella y esta lo abraza, ambos se funden en un beso lujurioso y sin decir una palabra tocan sus cuerpos de una manera bastante diferente a la de antes.

EI CEO suelta el broche del sostén de ella mientras besa su cuello, al ver sueltas sus tetas baja los labios y toma uno de ellos con su boca. Empieza a chupárselo, al mismo tiempo que ella lo
sujeta de su cabello.

Las manos de Alejandro tocaban su piel suavemente, y otras veces apretaba su carne con fuerza.

- Alicia, te deseo -gime contra el pezón de su teta.

Toma el mismo con la mano y lo aprieta para luego llevárselo a la boca una vez más y chuparlo con más fuerza que antes.

Él termina por subirse sobre ella, abre sus piernas con la rodilla y se cuela entre las mismas. Deja su peso sobre sus brazos para poder observar el rostro de la rubia. Ella también lo ve en silencio.

Algo estaba pasando, pero no deseaba descubrir qué era.

- Alejandro...

- Shhh...

Automáticamente, el pelinegro la hace darse la vuelta quedando boca abajo, él se desprende del pantalón para volver acomodarse detrás de ella. Entreabre un poco sus nalgas y desliza dos dedos
desde su coño hasta el orificio de su culo.

Ella ya estaba bastante mojada.
Toma su verga por la base, masajea un poco y descubre la cabeza del mismo que ya estaba babeado por Alicia.

Mete una almohada bajo el vientre de la rubia para elevar un poco su culo, conduce su pene hasta los labios de su vagina y presiona la cabeza contra el mismo.

Se sentía un poco más estrecha que antes y era porque mantenía cerrados sus muslos, cierra los ojos y con un poco más de presión intenta metérselo de nuevo.

- Joder, que bueno esta tu coño
Alicia.

- ¡Ahhhh! -jadeó ella sujetándose de la almohada.

- Estás muy caliente y tu coño está muy apretado... Lo haremos aquí en tu cama para que nunca se te olvide que follaste conmigo en este mismo lugar... en el lugar donde eras un niña ¡AHORA TE FOLLARÁ EL HOMBRE QUE TE HIZO MUJER!

Continuará...

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