Mientras masturbaba su coño lentamente, Alejandro no paraba de besar a Alicia y con la otra mano apretaba su cintura acercándola a su verga. Luego deslizó la misma hacia arriba hasta llegar a la altura de los broches del sostén.
Cuando liberó sus tetas del mismo llevó la mano hacia una de sus tetas para sujetársela con ímpetu.
El beso se hizo más fiero, Alicia sujetaba su cuello con fuerza mientras que lo besaba, a duras penas la joven sacaba su lengua, pero ese era un paso a la perdición. ¡Ya lo aprendería!
Cuando la supiera usar, nadie la detendría.
Al separarse un poco de su boca, Alejandro levanta la blusa y toma una de sus tetas para metérsela en la boca y empezar a chupársela mientras
acariciaba su espalda de manera sensual.
Alejandro ve ese pezón rosado todo rígido y esa aureola tan pequeña y hermosa que sentía que podía morderlo, lame la punta y parte de la teta de Alicia divisando cómo todo su cuerpo se erizaba.
Frotó un poco más su vagina, una que estaba completamente empapada con sus fluidos. La rubia estaba tan caliente por dentro que seguramente ella misma lo desconocía. Tenía un potencial tan sensual y morboso que pretendía hacerle ver.
Él sonríe con malicia mientras acuna su cuello y la vuelve a besar, pero con aquel beso jala un poco su labio inferior y profundiza su dedo.
- ¡Ahhhh! -gime la rubia contra la boca de Alejandro, mantenía los ojos cerrados como tratando de reprimir lo que estaba sintiendo.
Él penetra más su coño hasta que ella abre los ojos de par en par.
- ¡Ah ah ah! -jadea inclinando su cabeza hacia atrás mientras que llega al clímax.
Meneaba sus caderas de una manera enloquecedora que le ponía al CEO muy tensa la verga.
Unos segundos después, el pelinegro siente que su mano se humedece de sus fluidos. Alejandro muerde sus labios al ver la boca de ella semi abierta y esas mejillas rojas. Movía un poco más sus dedos hasta que ella medio sonríe, es cuando sabe que había acabado por completo.
Saca su mano del coño y ve que sus dedos estaban cubiertos de un líquido blanco. Por mucho tiempo no había hecho con una mujer, por lo general terminaba metiendo sus dedos en la boca de ella, pero esa noche... Alejandro se llevó sus propios dedos hasta su boca para lamerlo, cierra los ojos y disfruta de la dulzura de la que estaba hecha esa chica.
Alicia observa cómo Alejandro chupa sus dedos y eso la hace sentirse extraña. Cuando él termina la observa a los ojos.
- Has estado aprendiendo muy rápido.
- No entiendo por qué no termina con esto de una vez.
- Ya te lo dije, es más divertido hacerlo así. No tiene gracia que te folle de una vez, yo pretendo comerte lentamente -contesta sujetando su mentón -. No tenemos apuro, he dicho que nos tomaremos un mes.
Alicia aplana los labios ante sus palabras, era un sujeto bastante extraño, pensó.
- Debo regresar a casa.
- Muy bien...
- Alejandro la regresa a su asiento y pone el coche en marcha, mientras que conducía pensaba en el enorme problema que guardaba entre sus piernas. Su verga iba a explotar.
Alicia se mantuvo en silencio, luego observa al conductor hasta bajar la mirada y notar que el pantalón del hombre estaba bastante apretado. Esa enorme virilidad se podía apreciar claramente.
La joven lleva la vista al frente sintiéndose muy preocupada, cuando él decidiera meterle ese miembro en su coño le iba a doler mucho. Pone los ojos en blanco, ya no podía echarse para atrás, la casa estaba a su nombre, si no cumplía se quedarían sin hogar.
Todo dependía de ella.
La rubia observa su casa y luego al CEO a su lado.
- Ya me voy.
- Buenas noches, Alicia...-su voz le erizaba los vellos del cuerpo.
Alejandro la ve correr hasta su casa, hasta que se metió por la ventana, luego vuelve la vista al frente y muerde sus labios. Esa chica se estaba convirtiendo en una maldita obsesión para él.
[...]
El siguiente día, Alicia no recibió ninguna llamada por parte del jefe de su papá, por una parte eso le dio tranquilidad puesto que no tenía que desnudarse o dejarse tocar. Pero por otro lado, le resultaba muy extraño no saber de él.
Para su desgracia, su padre había llamado y le pidió el favor de que le llevara el almuerzo que había dejado.
Jaime era un poco quisquilloso y no le gustaba la comida de la cafetería, por esa razón se llevaba el almuerzo listo.
Pero se le había olvidado ese día, y allí estaba ella, preparando las cosas para salir a llevárselo. Su padre trataba de no dejar la oficina sola por mucho tiempo, ya no trabajaba en la parte de ventas, pero si en la de registros.
Alicia toma el transporte para ir a la empresa sintiéndose un poco inquieta, sabe que existía mucha posibilidad de que se lo encontrara a él, aunque contaba con que eso no sucediera. Su padre estaba dos pisos abajo de Alejandro, tenía que ser mucha casualidad.
La rubia llega a la empresa y coge las escaleras para subir con la vianda de su padre, al entrar en el piso va directo hasta la oficina de su papá y lo encuentra sumergido en una montaña de trabajo.
- Hola papá, disculpa que me he tardado mucho en venir.
- ¡Alicia! -dice con una sonrisa -. Descuida, no pasa nada. Deja la comida allí y vete rápido, no quiero que mi jefe te vea y se vuelva esto un mal entendido.
- Claro, papá -aunque ella sabía que eso era imposible de que sucediera.
Alicia se despide de su padre y se da la vuelta cuando de la nada choca con el pecho de un sujeto.
- Lo sient... -pestañea al ver que era Alejandro el que estaba llegando a la oficina.
- ¿Cómo le va, señorita Guzmán? - pregunta con aquella voz que la hizo tensarse.
- Señor Sangenis -Jaime se pone en pie al ver a su jefe en la entrada -. Mi hija me ha traído el almuerzo, pero ya se iba.
- ¿Ah sí?
Alejandro observa a Alicia sin disimulo alguno, mientras que ella había palidecido en segundos.
- Ya me voy, con su permiso -pasa a un lado de Alejandro y él la ve de soslayo irse por las escaleras.
- ¿Se le ofrece algo, señor Sangenis? - pregunta Jaime.
- No, solo quise ver cómo le iba.
- Todo está en orden.
- Muy bien...
EI CEO cierra la puerta y se dirige directo a las escaleras sabiendo que Alicia no podía ir muy lejos.
- Alicia, detente... - ella lo escucha y se detiene abruptamente. Muerde sus labios para girar el rostro y ver a ese hombre bajar las escaleras pareciendo un león hambriento -. ¿A dónde vas tan rápido?
- Debo regresar a casa.
- ¿De verdad? -le pregunta llegando frente a ella -. Te ibas a ir sin darme nada a cambio, eso está muy mal de tu parte.
- Pero si no me ha llamado en todo el día.
- ¡Ah!, así que has estado esperando que te llamara, eres una pervertida, Alicia.
Ella ensancha la mirada y niega, no cayó en cuenta de la magnitud de sus palabras. En eso, Alejandro envuelve su cintura sujetándola de la nalga.
- Debido a mi falta de atención, pretendo recompensártelo.
- ¡¿Aquí?!
- Aquí mismo, nadie usa las escaleras.
Y la besó , envolviendo el interior de su boca con su lengua. Ella le respondió de igual manera y automáticamente le echó los brazos al cuello. El pelinegro golpeó bruscamente el cuerpo de la rubia contra la pared y levantó una de sus piernas a la altura de su cintura.
Ese día ella utilizaba un vestido suelto, lo que le permitía deslizar la mano por su muslo hasta tocar una de sus nalgas. Metió la mano por debajo de las pantaletas hasta sentir la abertura que separa las nalgas.
Siguió el camino hasta encontrar el pequeño orificio de su ano, y al tocarlo ella se separó un poco de él para verlo con asombro.
- Cuando dije que probaría todo de tu cuerpo, me refería a todo, Alicia. Eso quiere decir que tu culo también me lo pienso coger, así que no te sorprendas.
La rubia ensancha la mirada y él vuelve a besarla, ella seguía tensa, pero Alejandro continúo estimulándola suavemente.
Tocaba el orificio de su ano y frotaba el mismo lentamente, al mismo tiempo que la besaba con morbosidad.
La unión de sus bocas creaba un sonido lascivo, él ignoro en esos momentos el hecho de que ella era virgen y decidió disfrutar de su cuerpo.
Lánguidamente empezó a deslizar la pantaleta por su muslo hasta dejarla desnuda de cintura para abajo.
Alejandro se acuclilla, levanta la mirada y ve los ojos expectantes de la rubia, luego hace que Alicia se dé la vuelta y levanta la falda de su vestido y se mete por debajo de él.
Él mira ese culo redondo y firme y lo primero que hace es apretar sus nalgas, seguidamente abre sus piernas y un poco sus nalgas, desde allí puede ver el ano de ella y no se lo piensa dos veces para llevar su lengua hasta él.
- ¡Ahhhh! Nooo, ¿Qué hace?
EI CEO la siente tensarse, pero él la sujeta con fuerza para que no se le escape. Sigue lamiéndole el culo mientras abre un poco más sus nalgas.
El hombre mete el rostro por completo en la abertura hasta alcanzar a chupárselo.
La oye gemir al mismo tiempo que eleva un poco el culo hacia arriba, eso le da la facilidad a él de llevar la lengua hasta la fistula de su cuerpo; baja un poco el rostro y desde allá atrás lame su coño.
Abre los labios vaginales con sus dedos y mete la lengua hasta el fondo.
- ¡Ah! detente, por favor, no sigas...
Pero él no le presta atención, sigue chupándole el clítoris sorbiendo esa pequeña y rosada protuberancia con fuerza.
Alicia elevaba cada vez más el culo, y a veces se agachaba un poco para poder sentir su lengua con más potencia en su coño.
Alejandro llevó su dedo pulgar hasta el hoyo de su ano y empezó a ejercer presión con el mismo al tiempo que le chupaba la vagina.
Hundía de a poco su dedo y solo lograba escuchar por parte de ella gemidos, no se estaba quejando, hasta que Alicia empezó a jadear, ella misma abrió más las piernas y subió su vestido hasta la cintura, elevó el culo y se dejó descargar en la boca del CEO.
Alejandro se bebió todos los fluidos orgasmicos de la rubia, limpiando su coño con la lengua hasta dejarlo sin un rastro de sus líquidos. Su dedo pulgar estaba un poco enterrado en su culo y terminó por sacarlo cuando ella acabó por correrse.
Levanta la vista y la ve con la frente contra la pared, eso le hizo sonreír.
Ahora ya no le daba tanta pena abrirle las piernas para que se la follara, quizás ya estaba casi lista para coger de verdad.
- Parece que lo has disfrutado - susurra él sobre su oreja una vez que se pone en pie, pegó su cuerpo contra el de ella que seguía desnuda de cintura para abajo.
- Alguien puede vernos aquí.
- Nadie bajará , Alicia -gime comiéndose el lóbulo de su oreja.
- Debo irme...-dice jadeando.
- Aún no puedes irte.
De pronto ella escucha la cremallera de unos pantalones y eso la hizo ver la pared con ojos de susto, pero a la vez, estaba tan ansiosa. ¡Había perdido la cabeza!
- Todavía queda un asunto inconcluso.
Al cabo de unos segundos, la rubia siente cómo Alejandro abre sus nalgas de la nada y algo presiona su ano lo que la hizo fruncir el ceño. Presionó las manos contra la pared esperando qué más proseguía.
- ¿Qué es lo que hará?
- Probaremos...
Ella traga saliva y muerde sus labios suavemente al sentir la verga de Alejandro presionar su culo, lo que imaginó que era la cabeza del pene se adentró solo un poco por su ano lo que la llevó a fruncir el ceño y sus labios.
- No -jadea como niña pequeña.
Alejandro se detiene al introducir una minuciosa parte de la cabeza de su verga, no lo podía negar, tenía un pene muy grande para esa chica virgen.
Continuará...