Blood White I (La historia de...

By Idoia_G

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Bianca aparece sin saber cómo en un almacén. Una preciosa mujer le dice que le dará la libertad, pero Bianca... More

Apertura y consejos.
Sinopsis
Intro Bianca
Intro Gabriel
Intro Sila
Cap. 1
Cap.2
Cap. 3
Cap 4
Cap 5
Cap 6
Cap. 7
Cap 8
Cap 9
Cap 10
Cap 11
Cap 12
Cap 13
Cap 14
Cap 15
Cap 16
Cap 17
Cap 18
Cap 19
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
Cap. 25
Cap. 26
Cap. 27
Cap.28
Cap. 29
Cap. 30
Cap.31
Cap. 32
Cap. 33
Cap. 34
Cap. 35
Cap. 36
Cap. 37

Cap. 38

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By Idoia_G

31/01/2011

Son las tres de la mañana, miro el reloj nerviosa. Sila y Gabriel deben estar a punto de llegar. Llevan cuatro días en Colombia haciendo negocios. Velkam ya me ha avisado de que han llegado al aeropuerto.

Sólo han estado fuera cuatro días, pero les he echado de menos. Sobre todo a Gabriel, pero reconozco que Sila me ha dejado al frente del club estos días y no me creo la cantidad de cosas que hay que hacer. Papeleo, personal... Este sitio es enorme, enorme. La discoteca, las fiestas privadas. Todo ha seguido su curso sin incidentes.

Kaleb me ha echado un manilla, menos mal.

Me vibra el celular en la mano. Miro la pantalla, es Ekaterina.

— Dime Eka.

— Acaban de llegar. Los he visto entrar en el despacho.

— Gracias preciosa —le digo y cuelgo.

Me pongo frente al espejo y me peino un poco las ondas de mi pelo. Perfecta. Sonrío y salgo del cuarto de Gabriel, donde le estaba esperando. Pensaba que vendría aquí directamente. Es lo que me dijo cuando hablamos hace dos días por última vez. Y quiero contarle que ahora que Sila estará aquí al menos un mes, quiero que me acompañe a Europa a buscar a mi familia. Contarle eso y besarle. Quiero besarle mucho.

Recorro el largo pasillo y bajo hasta la planta donde está el despacho. Veo a las chicas trabajar mientras paso por aquí, veo a algunos clientes de la barra que me miran con lascivia al verme pasar. Estoy empezando a acostumbrarme a esta mierda.

Mi estómago da un vuelco por los nervios de encontrarme con ellos. A Sila le contaré un poco de cómo han ido las cosas y a Gabriel después, le daré la bienvenida que se merece. En la cama.

Rebaso al tipo de seguridad que se pone al comienzo del pasillo. Se llama Aritz. Es un nombre raro y creo que es español. El tipo me saluda con una sonrisa y me deja entrar. Recorro otro pasillo y llego al despacho. Tomo aire antes de llamar. Veo que la puerta está entreabierta y cuando voy a dar con los nudillos, veo como Sila acuna la cara de Gabriel que mantiene los ojos cerrados a su contacto. Me pego a la puerta y escucho atentamente.

— Gabriel, te echo de menos. Necesito que me mires. Por favor, hazlo.

— Siento que, si no se lo cuento, si seguimos callando, la estamos fallando.

¿Hablan de mí?

— Olvídate de ella por un momento y mírame a los ojos —miro por el rabillo del ojo y veo como Gabriel y ella se miran intensamente—. Necesito que confíes en mí. Quiero protegerla tanto como tú.

— Sila —las manos de Gabriel apartan las de ellas y las toma entre las suyas—, quiero hacerlo, pero estoy confundido con todo esto.

Sila besa sus manos y se sienta sobre sus rodillas. Mi estómago va a terminar con un úlcera si sigo con estas ganas de vomitar cada vez que los veo juntos. Debo entender que, si se van a casar, van a estar así muchas veces. Y debo vivir con ello.

— Gabriel, confía en mí, como lo has hecho siempre. No voy a hacerte daño, quiero lo mejor para ti. Se lo prometí a Irina. Y lo voy a cumplir hasta el último día de mi vida.

Gabriel se derrumba al escuchar el nombre de Irina. Sila levanta su cara y le besa en los labios.

— Te necesito Gabriel —le dice—. Necesito que me mires como la miras a ella, como la mirabas a ella.

El beso se vuelve más intenso. Y debo ser masoca porque necesito seguir aquí mirando esto cuando me está destrozando el alma.

Sila se levanta rompiendo el beso y comienza a abrirse la blusa con premura bajo la mirada intensa de mi hombre.

— Hazme el amor Gabriel.

— Sila, no... — pero le veo mirarla y dudar. Veo como mira los tersos pechos de Sila, claramente operados y relamerse.

— Gabriel —Sila le toma de las manos y le levanta para acto seguido colocar las manos de Gabriel sobre su trasero—, hazme el amor como solo tú puedes hacerlo. Demuéstrame que sigo viva, que sigo aquí dentro, que tú y yo seguimos siendo tú y yo.

— Mi amor —Gabriel acaricia la espalda de Sila por debajo de la blusa y comienza a besar su cuello. La ha llamado mi amor. Algo que no puedo concebir después de todo lo que he pasado a su lado.

— Gabriel, te necesito —gime de placer Sila y echa la cabeza hacia atrás.

Las manos de Gabriel bajan por su cuerpo y le levanta la falda. Veo la brillante pistola de Sila en su muslo y como ella da varios pasos hacia atrás. Gabriel la alza y sigue besándole el cuello. Las piernas de Sila le rodean su cintura.

— Gabriel te amo tanto que me moriría sin ti. Tú me das la vida. Ha sido así siempre —le dice entre jadeos.

Se que me estoy destrozando, pero necesito esto para abrir los ojos de mi realidad con él. Él no puede estar siempre para mí, porque estará siempre ella, antes que yo, siempre.

Sila abre la cremallera de Gabriel con sus manos y baja como puede sus pantalones y el bóxer. Gabriel camina con ella y la apoya en una estantería. Acto seguido la penetra.

Una vez.
Otra vez.
Otra...
Otra...

— Gabriel te amo, dámelo todo Gabriel. Álzame al cielo. Te necesito, no me dejes nunca, por favor —la voz de Sila se convierte en una más dulce y suplicante.

De repente la veo una mujer vulnerable, una mujer rota. Y las lágrimas me inundan la cara. ¿Qué demonios hago?

— Nunca te dejaré, te lo prometo. Te quiero —dice Gabriel de repente.

Y con eso, sé que no necesito nada más para comprender que he perdido. Que estoy fuera de este juego.

Cierro los ojos, giro para apoyarme en la pared y dejo mis lágrimas correr. Me muerdo un dedo con fuerza para ahogar mi llanto y que no puedan oírme.

Sus gemidos llegan a mis oídos, como un recordatorio de lo que sé que he perdido.

Salgo corriendo y me dirijo al baño más cercano, cerca de las salas de reservados de la zona de discoteca. Entro en uno de ellos y lloro. Lloro todo cuánto necesito.

— ¿Estás bien? —la voz de una muchacha me hace frenar un poco y abrir los ojos.

Abro la puerta y una preciosa chica de no más de veinte años está frente a mí.

— Sí —le sollozo obligándome a parar.

La chica me tiende un pañuelo y me sueno los moscos frente a ella.

— ¿Un tío o una tía? — me pregunta la chica cruzándose de brazos.

Pienso mi respuesta.

— Ambos —le digo con pena.

— ¿No me digas que tu chico te ha puesto los cuernos con una de tus amigas?

Lo pienso de nuevo antes de responder. Es lo más parecido a lo que me pasa, así que, asiento.

— Siempre es la misma historia. Si se ha liado estando tú aquí con otra que se hace llamar amiga. Mándalos a los dos a tomar por culo. Soy experta en el tema —me sonríe y le devuelvo el gesto—. Ten —me tiende otro papel—, es mi número, por si algún día quieres llamarme y contarme tu mierda. Quizá yo te cuente la mía también, es la mejor terapia de todas. Me llamo Drew.

La chica me tiende la mano y se la aprieto con fuerza.

— Yo soy Bianca —le digo.

— Un placer. Nos vemos por ahí.

La chica sale del baño y yo tras ella. Tomo el celular y llamo a Velkam.

— ¿Pequeña? —me responde

— Velkam, ¿el avión está aún en el hangar?

— Si, de hecho, estoy hablando con el piloto.

— ¿Podría adelantar el viaje a esta noche?

Silencio...

— ¿Velkam?

— Sí, el piloto dice que podría. Pero es una locura, Gabriel estará cansado...

— Gabriel no vendrá —le corto.

Comienzo a notar de nuevo un enorme nudo en el estómago.

— Esto... —parece dudar— Bien... Vale. Escucha iré a buscarte, tardo una... media hora. Te recojo frente a la puerta del club.

— Perfecto, haré tiempo, necesito que me lleves al piso a recoger algunas cosas.

Cuelgo y me dirijo a la zona de discoteca. Necesito estar en un sitio donde no conozca a nadie. Donde nadie pueda preguntarme cómo estoy. Me voy a la pista, justo al centro. Cientos de cuerpos sudorosos bailan al compás de la música.

Nunca he estado en esta parte se la sala. Pero, la gente normal de mi edad suele venir aquí a menudo. Me acerco a la barra y pido un cocktail, le pido al camarero el que más alcohol tenga. Necesito quitarme este dolor de mi pecho. Necesito anestesiar mi cuerpo.

El camarero me mira reconociéndome, pero me da igual. No hago nada malo y no le debo explicaciones de lo que hago a nadie.

Una vez el licor me ha hecho entrar en calor, bailo un poco apoyada en la barra y miro el reloj.

Es la hora. Salgo de la discoteca y cruzo la calle.

Escucho un grito, una bocina y me giro a la derecha.

Dos enormes luces se dirigen hacia mí a una velocidad incalculable.

Un sonido atronador me envuelve y no soy capaz de reconocer qué está pasando. Pero, de repente todo se vuelve oscuro. Y no siento nada. Solo los ojos de Klaüs regresan con fuerza a mi mente y sé que esto es malo.

CONTINUARÁ...

Bienvenidos al Blood White. Bienvenidos al final de la primera novela, de la primera parte de esta historia que no solo es de Bianca. Si no donde Sila y Gabriel se harán más fuertes.

Ahora que has conocido a Bianca. Toca cambiar de historia, y continuar con esta maravillosa novela.

Os espero muy pronto para resolver qué ha pasado con Bianca tras este accidente.
¿Qué pasará entre ella y Gabriel?
Y también conoceremos más de cerca a otro protagonista de esta historia.

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