Eisherz

leisydiaz14

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«Él está encerrado en mi sótano y yo estoy condenada a enamorarme de él.» Desde el día en que Madison descubr... Еще

ADVERTENCIA
PREFACIO
Capítulo 1: Malakai
Capítulo 2: Despertar
Capítulo 3: Extraño
Capítulo 4: Sonrisa
Capítulo 5: Hambre
Capítulo 6: Genio
Capítulo 7: Volar
Capítulo 8: Secuestradora
Capítulo 9: Cavernícola
Capítulo 10: Temperatura
Personajes
Capítulo 11: Aren
Capítulo 12: Reloj
Capítulo 13: Importante
Capítulo 14: Corazón
Capítulo 15: Beso
Capítulo 16: ¿Sorpresa?
Capítulo 18: Proteger
Capítulo 19: Cita
Capítulo 20: Dibujo
Capítulo 21: Betsy
Capítulo 22: Límites
Capítulo 23: Almas
Capítulo 24: Pensamientos
Capítulo 25: Traición
Capítulo 26: Órganos
Capítulo 27: Cuento

Capítulo 17: Hermano

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leisydiaz14

Malik. Era un nombre que había escuchado pocas veces en mi niñez.

La primera vez que lo hice, mis padres habían estado discutiendo. Mamá lloraba y papá gritaba, todo eso mientras que yo jugaba en el salón. Ese día, mi padre se fue de la casa dejando un portazo detrás. No volvió hasta el día siguiente. Por su parte, mi mamá se hubo encerrado en su habitación a llorar. Yo era una niña, no entendía lo que sucedía. Así que toqué la puerta de mamá y no me fui hasta que me abrió.

—¿Quién es Malik? —fue lo primero que le pregunté. Sus ojos estaban rojos y empañados de tantas lágrimas. Se agachó frente a mí y me acarició la cabeza.

—Malik es tu hermano.

—¿Tengo un hermano? —cuestioné con una gran sonrisa en el rostro. No se imaginan cuánto deseaba en aquel momento tener a alguien con quién jugar. Mis padres pocas veces se detenían a jugar conmigo.

—Tenías... —masculló.

—¿Eh? —ladeé la cabeza sin entender.

—Tu hermano murió.

—¿Qué es morir?

Mamá parece que en ese momento se dio cuenta del error que había cometido al contarme aquello. ¿Cómo le explicas a una niña de cinco años el significado de la muerte? ¿Cómo le explicas que su hermano murió en un accidente de coche? Mamá no tenía la respuesta a esas preguntas, así que simplemente me dejó entrar a su cuarto esa noche y me dijo que era la hora de dormir. Ocupé el lugar de papá en su cama. No era la primera vez que lo hacía. Mi padre acostumbraba a trabajar de noche.

Después de ese día, cada vez que escuchaba su nombre, sabía que hablaban de mi hermano. La mayoría de veces era en discusiones como las de aquella noche y en desacuerdos pequeños. Más nunca pregunté por él, incluso con el transcurso de los años. No quería que mis padres cambiaran la sonrisa en sus rostros solo por decir su nombre. Porque eso era lo que siempre pasaba.

Y eso fue lo que me pasó a mí en este momento. Mi corazón comenzó a latir con fuerza y sentía mis oídos pitando.

—¿Qué... acabas de... decir? —logré formar la pregunta.

—Malik. —Eisherz volvió a decir su nombre, destrozando la idea de que yo hubiera escuchado mal.— En mi cabeza aparecieron imagines de esas dos personas. —inquirió señalando hacia uno de los cuadros colgados en la pared.— Son tus padres, ¿verdad? Ellos me llamaban "Malik".

Se detuvo por un segundo.

—Cómo me dijiste que se llamaba tu hermano. —continuó— ¿Soy tu hermano?

—¡NO! —exclamé, mucho más alto de lo normal. Eisherz se sobresaltó.— No lo eres. Debes de haberte confundido. A lo mejor escuchaste mal las palabras. A lo mejor las personas que te llamaron así no eran mis padres. A lo mejor no eran recuerdos, a lo mejor solo tuviste un sueño lúcido. Sí. Eso puede pasar.

—Madison. ¿Qué sucede? ¿Tan malo es que yo sea tu hermano?

—¿Qué?

—No lo veo como algo malo. Es decir, sería algo positivo. Eso querría decir que soy parte de tu familia.

¿Parte de mi familia? Eisherz era mi familia. No tenía que ser mi hermano para eso.

Pero no. Él no era mi hermano. Era un ser de otro mundo. No había chance de que fuera mi hermano. Ni en sueños.

—¿Dónde está Aren? —pregunté.

—Está en el patio. —inquirió mi chico algo extrañado, señalando hacia sus espaldas.

Encontré a ojos rojos dentro de "la piscina", sentado sobre el flotador con unas gafas negras y bebiendo refresco de naranja con una pajita de un vaso de cristal que sostenía en su mano. El agua se veía mugrienta, pero a Aren no parecía importarle.

—Aren. —vociferé su nombre. Se bajó las gafas y me observó.

—¿Para qué soy bueno? Además de lo que ya sé, por supuesto. Que es... —fingió pensarlo, para luego elevar una de sus comisuras— todo.

—No estoy para bromas. Esto es serio.

—No era una broma... —murmuró.

—¿Qué posibilidad hay de que Eisherz sea mi hermano? —solté sin más.

—¿Tu hermano? —frunció el ceño, pensativo— ¿Eso es cuando dos humanos son hijos de la misma persona?

—Sí. Aren. Eso mismo es.

—¿Me estás diciendo que el su... es decir, —negó con la cabeza— Eisherz, es hijo de tus padres?

—Eso es lo que yo te estoy preguntando.

—Bueno... eso no soy capaz de decírtelo.

—¿Cómo que no?

—No lo sé todo, terroncito.

—Eisherz viene de otro mundo. —digo lo sabido— Debe tener sus padres por allá.

—Es más complicado que eso. Además, no puedo responder con seguridad.

—Aren. —inspiré a profundidad— Es simple ¿Eisherz es mi hermano o no?

—Soy un cambiante. No soy un humano. Nosotros no nos reproducimos. Así que no, no es tan simple.

Mi cabeza quería explotar ante la posibilidad. Sentí una mano posada sobre mi hombro.

—Mad...

Sin darme cuenta, me había apartado de Eisherz. La idea de que fuera mi hermano ponía en juego mis principios. No podía haberme enamorado de mi hermano. Estaba jodidamente mal.

Sostuve a Eisherz de la muñeca y lo llevé a rastras conmigo, escaleras arriba. Ignoré la frialdad de su piel, era algo a lo que ya me había acostumbrado. Saqué la llave que colgaba en mi cuello y abrí la habitación de Malik.

—Ayúdame a buscar. —exclamé. Comencé a vaciar todos los cajones en el suelo y a escarbar. Necesitaba encontrar aunque fuera una foto del rostro de mi hermano.— Saca toda la ropa del armario y busca cualquier cosa que te parezca conocida. —le ordené a mi chi... a el chico de hielo.

Había polvo por todos lados. Antes de Eisherz, nunca había entrado aquí a nada. Y por lo que veía, ni mi tío ni mi tía lo habían hecho tampoco. Mi teléfono comienza a sonar, entre un estornudo diviso el nombre de Landon y cuelgo la llamada, dejando el dispositivo a un lado y concentrándome en mi búsqueda. No encontré ninguna foto escondida y parecía que Eisherz tampoco había encontrado nada. De hecho, observaba cada objeto y pieza de ropa con detenimiento.

Cuando ya estaba la habitación hecha un desastre, alcancé la caja dónde mamá guardaba las fotos de Malik. Sabía que ahí no había ninguna foto de su rostro, pero se me estaban acabando las opciones.

Sostuve una foto en la que salía papá y recordé sus últimas palabras: "Recuerda... La familia primero."

Familia...

—¡Eisherz! —me acerqué a pasos rápidos hacia él y lo sostuve por los hombros— ¿No recuerdas nada más?

—No, Mad...

—¡Intenta recordar! —Eisherz se sobresaltó ante mi grito— Puedes volar, supongo que intentar que recuerdes no debe ser tan difícil. Esfuérzate un poco.

—No funciona así.

—Venga ya. Puedes hacerlo. ¡Pon de tu jodida parte también! Este tema nos incumbe a los dos.

—Mad. Solo sé lo que ya te dije. No puedo forzar a que aparezcan esas imágenes en mi cabeza...

—¡¿No puedes o no quieres?!

El chico de hielo dio un paso en retroceso ante mi ataque, chocando contra la pared.

—¡Recuerda, maldita sea! —comencé a golpearlo suavemente en el pecho— ¡Inténtalo!

En ese momento sentí como alguien me agarró del antebrazo y me alejó de un tirón, dejándome tirada en el suelo.

—Cálmate, terroncito.

Observé a Aren mientras secaba las lágrimas de mi rostro. Había comenzado a llorar hacía unos minutos. Esta situación me sobrepasaba. Me hice un ovillo en el suelo cuando comencé a ver como Eisherz y ojos rojos discutían. Todo esto era mi culpa. Había perdido el control. Había golpeado a mi chico...

Mi chico... ¿Aún seguía siéndolo?

—No le digas nada. —escuchaba las palabras de Aren a lo lejos— ¿No ves como está?

—Pero ella me pidió que si recordaba...

—Escucha mis palabras. No le digas nada.

—Se lo voy a decir.

—¡Ey! —levanté la mirada para observar como Aren tapaba la boca de Eisherz con su mano para evitar que hablara. Fue entonces cuando el chico de hielo le mordió la piel.

—¡Betsy! —gritó y yo fruncí el ceño— Ella ha aparecido en mis recuerdos.

¿Nuestra vecina ha aparecido en la mente de Eisherz? Afortunada...

—Ella no tiene nada que ver con esto. —habló el peliazul.

—¿Y cómo estás tan seguro?

—Porque... —ojos rojos dejó de hablar. Juraría que se había mordido la lengua.

—Me lo imaginaba.

Me puse de pie, sacudiéndome el polvo del trasero. Limpié mis lágrimas y me encaminé hacia la salida.

—¿A dónde vas, terroncito?

—A buscar respuestas.

Estuve días vigilando a mi vecina a través de la ventana del cuarto de mis padres, que era con la que tenía visión perfecta de su terreno. Pedí una semana de vacaciones en el trabajo para dedicarme en completo a resolver esto. Esperaba el momento en que ella y su marido estuvieran fuera de casa al mismo tiempo, para irrumpir en su casa. No le podía hablar de Eisherz, sin saber qué me ocultaba primero. Aunque ella conocía a mi... al chico de hielo, nunca me dijo nada al respecto.

A pesar de llevar casi una semana observando su rutina, nunca vi a su marido salir de casa. Recuerdo que cuando ella se presentó en mi casa la primera vez, me dijo que vivía con su esposo y su mascota.

Pero... ahora que lo pienso, nunca he visto a ninguno de los dos.

Miro mi reloj, ya es hora de que Betsy se vaya al supermercado. Levanto la mirada y, en efecto, la chica sale, se monta en su auto y se marcha.

Ya mañana debo volver a trabajar, no puedo perder más tiempo.

—¡Aren! —bajo las escaleras corriendo.

Eisherz y ojos rojos están sentados en el sofá jugando con una ¡¿play?! ¿De dónde la habrán sacado?

Creo que es mejor no preguntar.

En eso estamos de acuerdo.

—Ya piensas hablarme, terroncito.

—Mad... —el chico de hielo baja el mando y siento su mirada sobre la mía, pero no me atrevo a mirarlo de vuelta. En cambio, agarro a Aren del brazo, llevándolo conmigo.

—¡Ñia! ¿A dónde me llevas?

—No preguntes.

Abro la puerta de la entrada, y cuando la voy a cerrar, veo a Eisherz acercándose.

—No nos sigas. —exclamo.

—Pero Mad...

—No puedes salir de casa.

Entonces cierro la puerta, sintiendo una opresión en el pecho. No puede ser mi hermano. No puede.

—Escúchame lo que te voy a decir, Aren. —exclamo, aún llevándolo a rastras conmigo— Vas a hacer lo que te diga y no vas a protestar.

—¿No me digas?

Llegamos al porche de la casa de Betsy y suelto a ojos rojos justo al lado de la entrada.

—Conviértete en un... bicho o lo que sea y ábreme la puerta desde adentro.

—¿Y por qué debería hacer eso, terroncito? —exclama mientras se cruza de brazos y sonríe de medio lado.

—Porque... ¿estás viviendo de gratis en mi casa y aún no te he echado.?

—Estoy cuidando a Eisherz. Soy su protector. Tengo derecho a estar a su lado.

—Aún así, puedo echarte. —inquiero— Yo puedo cuidar a mi... Eisherz.

—Y no lo dudo pero, no te ofendas, tú no puedes transformarte en una Quimera.

—¿Puedes hacer eso? —exclamo.

No sé de qué te sorprendes, si ya se convirtió en un dragón delante de ti.

—A lo que me refiero... ¿Qué puedes ofrecerme tú para que yo acepte hacer lo que tú quieras?

Hell boy...

—¿Acaso no quieres saber tú también quién es Betsy de verdad? Estabas interesado en ella.

—Ya yo sé lo que tengo que saber. —ojos rojos bajó los brazos y comenzó a acercarse a mí— Así que dime, ¿qué me darás a cambio de ayudarte?

Me pongo en estado de alerta al instante.

—¿Qué quieres? —mascullo, luego de alejarme lo más posible de él, para evitar que su aroma tenga influencia sobre mí.

—Veo que has aprendido la lección.

—No vas manipularme de nuevo.

—Está bien. —se encoje de hombros— Quiero un beso.

—¿Perdona? —exclamo con real sorpresa.

—Cuando yo quiera, como yo quiera y en donde yo quiera.

—Estás mal de la cabeza si piensas que te voy a dar un beso. —bufo— Además, los clichés como estos, ya pasaron de moda. Sé más ingenioso.

—Pues entonces no podrás entrar en esta casa. —pone cara de fingida tristeza— Y tendrás que vivir con la incertidumbre toda tu vida, sin saber si Eisherz es tu hermano o...

—Vale. —murmuro en un susurro poco audible.

—¿Qué dijiste? —Aren coloca sus dedos detrás de una de sus orejas y eleva su mirada— No escuché lo que dijiste.

Maldito mentiroso. Lo odio con todo mi ser.

Piensa el ladrón que todos son de su misma condición...

¿Me acabas de decir mentirosa?

—Que acepto. —digo con rapidez— Ahora abre la maldita puerta.

Ojos rojos sonríe.

—Y para que lo sepas, los clichés como estos... nunca pasan de moda. —Es entonces cuando una de sus manos se convierte en un tentáculo raro y viscoso, que toma la forma de una llave en dónde deberían ir los dedos.

—¿A qué animal se supone que pertenece eso? —cuestiono sin poder evitarlo.

—Un medulpo. —responde, poniendo cara de asco— Sí, sí. Ya sé lo que piensas. Son asquerosos. A mi tampoco me hace mucha ilusión convertirme en uno, por eso solo transformé mi mano. Sus tentáculos pueden ser de utilidad para... —detiene sus palabras al ver la confusión en mi rostro— ¿Qué pasa?

—¿Un qué?

—¿No sabes lo que es un medulpo? —niego con la cabeza— Así que aquí no los han descubierto aún... Bueno, tendría sentido. Ustedes los humanos son débiles y la presión del mar los mataría antes de llegar al lugar en que viven en el océano.

Quiero seguir preguntándole, pero mi atención cambia al ver la puerta abierta.

El interior de la casa está a oscuras. No hay ninguna lámpara encendida y no entra la luz solar porque las cortinas están puestas. Como no traje mi teléfono, no tengo forma de alumbrarme.

—Aren, busca el interruptor.

—¿Otro beso por el interruptor? —bufo.

—Olvídalo.

Espero a que mis ojos se adapten un poco a la oscuridad y me muevo en la habitación con cuidado mientras busco la ubicación del interruptor en las paredes. Tengo miedo de que su perro aparezca de repente y nos delate.. O me muerda, peor aún. Para sorpresa de todos, encuentro el interruptor más rápido de lo que esperaba y lo presiono. Es como si las paredes estuvieran...

—Vacías. —mascullo cuando la habitación se ilumina.

Me quedo de piedra al notar que el salón se encuentra completamente vacío por dentro. Observo la cocina, en dónde único hay una hornilla sobre la repisa, platos sucios dentro del fregadero y envases vacíos tirados en todos lados.

Estoy bastante sorprendida, no esperaba encontrarme con un panorama como este. Betsy parece una chica organizada y de buenos modales.

Me muevo hacia el segundo piso, con Aren siguiéndome de cerca. Lo que me encuentro arriba es prácticamente lo mismo que encontré en el primer piso: todo vacío, como si esta casa estuviera deshabitada y la hubieran abandonado hace años. A excepción de esta habitación.

En cuanto la abro, me doy cuenta de que esta chica es más que una simple vecina. No se mudó a esta casa por casualidad, nunca estuvo casada, nunca hubo una mascota viviendo aquí. Solo tenía un objetivo en mente.

Un sonido proveniente de la planta baja, me alerta de que tengo que salir de aquí.

—Aren. Besty volvió... —susurro a la nada, ya que ojos rojos no se encuentra a mi lado.

¿Desde cuando se marchó?

Niego con la cabeza y me apresuro hacia la escalera de mano que vi antes. Siento sus pasos subiendo los escalones. Soy lo suficientemente rápida para llegar al tejado antes de que note mi presencia. Camino con cuidado hacia el borde más cercano a mi casa.

—¿Y ahora cómo se supone que..?

Antes de que pueda decir nada más, alguien me está llevando en brazos y acabamos de saltar hacia el patio de mi casa. El calor de su cuerpo me resulta conocido, como un dejá vú. Ojos rojos me sonríe de medio lado.

—¿Cuántas veces tengo decirte que la escaleras se hicieron para usarse, terroncito?

❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄

¡Holiss, congeladas!

Primero que nada, paso a recordarles que tenemos un grupo de WhatsApp abierto, exclusivo para esta historia. Por allí paso adelantos y les aviso de las actualizaciones. Aquí les dejo el link: https://chat.whatsapp.com/CXi6NC49SMoIj2O1QOA6nk

PD: Si no pueden unirse, me escriben al privado y les paso el link.

Segundo y antes de pasar a las opiniones, les advierto que yo escribo tallas turbias y raras, después no digan que no se los advertí jeje

Ahora sí, opiniones:

Mad tratando mal a nuestra paleta humana *llora*

Betsy apareciendo en los recuerdos de Eisherz jumm

Aren siendo Aren jeje ¿Quién quiere que ese beso se dé? 7v7

¿Qué creen que descubrió Mad en la habitación de Betsy?

Ahora sí, nos vemos pronto mis niñas.

XOXO

La Congelada Mayor.

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