"THE MURDER OF ME." |⚠ +18| O...

By K4t0o_

25.5K 3.2K 3.1K

# 1 🎖️Traumatismo [ 09/23 ] # 1 🎖️Muerte de personajes. [ 10/23 ] # 1 🎖️Lovecraft. [ 11/23 ] # 7 🎖️Th... More

[00]
[01]
[02]
[03]
[04]
[05]
Kaimós.
[06]
[07]
[08]
[09]
[10]
Onsra.
[11]
[12]
[13]
[14]
[15]
Kalopsia.
[16]
[ × ]
[ ×× ]
[ ××× ]
[20]
Zília.
[21]
[22]
[23]
[24]
[25]
Serendipia.
[26]
[27]
[28]
[29]
[30]
Hipofrenia.
[32]

[31]

412 48 40
By K4t0o_

Ha pasado un mes desde la última actualización y por fin podré actualizar al menos tres o cuatro capítulos esta semana ya que estoy en exámenes, lo que significa que no tendré tarea y por lo tanto: tiempo libre.

Me gustaría agradecer por las visualizaciones que tiene y los votos que ha logrado conseguir la novela, no esperaba que recibiera tanto apoyo en tan poco tiempo o que fuera siquiera bien recibida. Ya llevamos 39 (con esta)  partes publicadas de 57.

Ya sé que ahí dice 58 partes, pero siempre ocupo una para escribir mis ideas, los nombres de los arcos, que va a abarcar la historia, etc.

¡Y una cosa más!, para que puedan entender mejor el capítulo, les dejo aquí está imagen sobre el platillo que será preparado.

Tiene varios nombres, pero me salió en internet como "pollo a la borracha".

Me siento bien hipócrita cuando digo que voy a actualizar y al final no hago nada JAJAJAJA.

Les juro por mi vida que hoy, mañana o el Lunes vuelvo a actualizar.

El capítulo está algo raro pero les juro que tiene mucho que ver con el final, woah. Es como una especie de "Especial de Octubre".

— ×

Douma bajó de su vehículo polarizado en cuanto de nuevo llegó a su destino: Su hogar. Esa noche habría un enorme festín como cada Viernes. El menor bajó después de él y ambos empezaron a caminar hacia la enorme reja color vino la cual fue rápidamente abierta por los servidores de la mansión.

Un patio excesivamente elegante decoraba las afueras de todo el lugar, habían piedras pulidas de río en el suelo en decoración con las plantas vistosas junto con pequeños cuarzos distribuidos porodo el suelo. Árboles enormes eran decorados con luces de navidad color amarillentos haciendo juego con las lámparas de aceite colgados en cada poste de madera con enredaderas. Aquella reja vino era la única manera de acceder, media aproximadamente siete metros de largo y lo demás de la mansión era tapado con una anorme y gruesa barda color grisaseo bordada con alambres eléctricos de púas. En cada extremo habían al menos tres cámaras mirando a puntos distintos.

Cuando ambos entraron, los ladridos no se hicieron de esperar. Douma desvío la vista a los sonidos: perros. Perros entrenados específicamente para matar bajo el mando de un silbido solo audible para ellos. Al igual que él, el niño y su madre, se alimentaban exclusivamente de carne humana.

Nakime no vivía con ellos, ella vivía cerca de la frontera en donde su negocio abastecía más. Los visitaba constantemente, y cuando lo hacía siempre se llevaba kilos de carne cruda para poder alimentarse al menos un mes. En caso de no poder ir por ella, Douma se encargaba de enviarla con sus exportadores, los cuales no solo distribuían la carne a varios lugares del estado, sino tambien a otro país cercano.

Dependía el usuario.

La carne que estaba a poco de caducidad, que no se lograba vender, o que venía de personas de no tan buena calidad —en su mayoría betas—, era vendida en barrios pobres haciendola pasar por carne de cerdo y siendo más barata que el resto. Si bien no ganaba nada con eso, tampoco perdía nada. Jamás se quedaría sin ganado y lo sabía.

En lo personal, toda su familia se alimentaba específicamente de Omegas, según ellos "tenían más nutrientes" y detestaban el sabor de los Betas, si bien los compraba, no eran para él, sino para los festines de casta específicos que tenía. Habían personas que reservaban una fiesta privada en su secta y seleccionaban una casta en específico. Jamás compró Alfas, porque aparte de no ser un negocio factible, representarían un problema.

Douma, por su parte, se alimentaba exclusivamente de mujeres.

Sabían deliciosas.

Cuando de nuevo estuvieron ambos en la  sala de la mansión, Douma dió un vistazo rápido a todo; muebles vino con toques dorados en los bordes, una enorme alfombra hecha de piel humana y las decoraciones eran huesos pulidos que eran igual del brillosos que el mármol. El enorme candelabro en el centro era color rojo intenso, y en las paredes de la sala —la cuál era normalmente ocupada para las reservaciones— habían cabezas de animales disecadas. Ninguna se repetía, todas eran de distintas especies incluyendo animales en riesgo de extinción y mayormente exóticos. Hasta el fondo, una enorme pecera llena de pirañas de panza roja decoraba las entradas hacia las escaleras rumbo a las habitaciones de congelación para la carne.

En cada extremo de la habitación, había un hombre Beta a la espera de alguna orden sin siquiera moverse o sin hacer el mínimo ruido; pareciendo más estatuas que humanos.

Entre todo el miserable silencio de la sala, Douma fue el primero en hablar; como siempre.

— Sabes que hacer. — le dijo a su acompañante, el cuál desvío la mirada al pasillo del cuarto de congelamiento para carne.

El menor dió unos pasos hacia enfrente, y mientras alzaba su miraba con superioridad, asintió.

— Lo sé. — Fue lo único que le dijo, y como si se tratara de una persona sin vida empezó a caminar con la mirada perdida. Eso parecía la mayor parte del tiempo: un muñeco.

Siempre había sabido cocinar, eso era algo que siempre había hecho desde más niño cuando su padre no estaba en buenas condiciones para hacerlo.

Siempre fue como una especie de 'ama de casa' para su padre. Si bien no era el único hijo, era al que el mayor más le gustaba molestar, y por lo tanto: el más débil.

Siempre había sido débil, lo sabía.

Lo sabía mejor que nada.

Cuando llegó al cuarto de congelamiento lo único que hizo fue ver las listas de las comidas de ese día. Habría un buffet privado por parte de un gobernador y la cena serían dos Omegas. Al ser una persona de élite bastante exigente, Douma se encargaría por si mismo de preparar a las personas.

Hizo lo de siempre, tomar un delantal de carnicería y ponerlo encima de su camisa no sin antes quitarse el saco de su traje. Cuando Douma cocinaba, el siempre estaba ahí para ayudar, ya que al ser sumamente especial la preparación el rubio no se arriesgaba a dejársela a los cocineros ya que debía ser excesivamente meticuloso cada paso.

Él, por su parte; solo se limitaba a ver, ayudar a sacar las viseras a la basura, quitarles el cabello con tijeras para mutilar pollo, o deshacerse de la primera capa de piel, la cual no servía para la preparación debido a la suciedad.

El día de hoy se prepararian dos personas, dos hombres: Un beta y un Omega, ambos de 16 años.

Cuando escuchó la voz de su tutor , caminó a la cocina, en donde se veían dos jóvenes desnudos amarrados de cada extremidad boca arriba con las cabezas tapadas con sacos para patatas. A juzgar por el ruido semimudo, supo que tenían cinta en su bocas. Intentaban moverse sobre la fría mesa de metal.

Douma estaba en una de las esquinas, afilando un cuchillo de carnicero largo con bordes color blancos. Al lado de él, una radio portátil reproducía una canción parecida a la de una disco vieja semimorderna con tono sumamente alegre; Shunshine lolipops and rainbows.

Se centró en la melodía mientras buscaba en uno de los cajones de la cocina un par de guantes blancos. Tomó aire para retomar fuerzas; se sentía una mala persona cada vez que ayudaba a matar a gente posiblemente inocente o con pocos recursos. Hacia lo mismo siempre: Respirar profundamente, darse fuerzas, aclarar su mente y trabajar. Se jugaba la vida en cada movimiento; y lo sabía, sabía que con cualquier error que cometiera Douma podría simplemente cocinarlo como los adolescentes que estaban ahora en la mesa intentando safarse.

Estaba bien, todo estaba bien. Hasta que reconoció el olor. Un olor parecido al pan o a un biscocho venía del Omega. Reaccionó a los segundos y se giró con brusquedad para ver al cuerpo del muchacho. Rápidamente caminó hasta uno de los bordes de la mesa en donde venía la información del ganado junto con la receta de su preparación.

«Kamado Tanjiro; 16 años.
— Omega.

Preparación:
Plato al estilo "Humano a la borracha".

(...)»

Quiso vomitar.

No fue hasta que escucho el sonido de unas tijeras siendo sonadas a propósito que fue cuando giró su vista semiborrosa al hombre tras él, el cuál ajustaba su bata de carnicero mientras subía a la música de la radio.

Retrocedió.

Sintió sus piernas flaquear y su boca seca de repente; un sentimiento horrible empezó a escalar su estómago hasta su esófago haciéndole imperventilar mientras que las náuseas revolvian sus tripas con desesperación.

— ... ro..., uro...

Su vista empezó a nublarse de poco en poco y sus ojos infierno se mancharon de agua. No, no podía llorar, lo sabía. Podía costarle la vida.

De nuevo, escucho a la lejanía como le llamaban, pero por alguna razón su cuerpo no reaccionaba del todo.

— ¿...juro...?

Douma, por su parte, estaba de pie frente al niño; mirandole con un toque de curiosidad mientras repetía una y otra vez su nombre. A juzgar por su estado, supo que ni siquiera estaría escuchándolo completo. ¿Cuando fue la última vez que se puso así? Recordó cuando después de la primera persona que vió ser "preparada" se encerró en su habitación bajo la excusa de sentirse cansado. Lo escucho llorar toda la noche a pesar de la lejanía que tenían las habitaciones.

Viendo cómo el tiempo se pasaba cada vez más rápido y sin haber preparado a los muchachos aún, decidió irse por una opción más agresiva pero que estaba casi seguro que funcionaria: Lo abofeteo.

El menor se hizo hacia atrás por inercia chocando con la barra de la cocina y tirando algunas cosas mientras su mano se dirigió a su mejilla roja. No le había pegado fuerte, pero aún así el dolor estaba presente.

— Te necesito ahora bien — Le dijo, y después miró como el mayor ajustaba los bordes de una de las mesas de metal — Acabas esto y te dejo tiempo libre. Pero ahora necesito que reacciones. No me obligues a pensar que no me eres útil.

El sonido semimudo de Tanjiro intentando hablar y quejarse se escuchó entre el silencio de la cocina. Cuando su vista enfocó mucho mejor y su respiración empezó a estar semiregular; miró lo que había en las mesas antes vacías.

Al lado del Beta, un par de jeringas. Supuso que lo había dormido. Al lado de la segunda mesa, la del Omega, había un galón de cerveza, guantes, entre materiales de corte.

Sabía lo que venía, no era la primera vez que se hacía ese tipo de preparación; sin embargo está vez estaba seguro que ese día moriría la última pisca de humanidad que deseaba tener.

Las siguientes palabras que escucho fueron «Abre sus piernas» y teniendo en juego su vida, lo hizo. Aquellas cuerdas que amarraban firmemente los pies del chico en la mesa fueron jaladas a lados contrarios para abrirlas; después, las flexionó para que quedara en una posición similar a la de un parto natural. Acostado, con las piernas flexionadas hacia arriba y abiertas dejando su pelvis semialzada. Otras cuerdas fueron atadas en la flexión de sus rodillas para evitar que pueda estirarlas.

Todo esto mientras las quejas del chico se escuchaban de fondo y la asquerosa canción de tonalidad feliz se reproducía en bucle.

Desvío su mirada de la entrepierna del joven y la desvío a lo que había al lado de la mesa: El galón de cerveza recién salido del congelador cubierto de metal. Recordó la vez que lo tocó sin guantes; sus manos se quedaron pegadas y perdió parte del pellejo de sus palmas.

El sonido de unas tijeras siendo abiertas y cerradas para comprobar el filo sonó haciendo escuchar a la música como una tontería y a los quejidos como si no fuesen nada.

Cuando Douma se acercó hacia el con las tijeras en mano, guantes y un cubrebocas puestos del mismo color de su bata de carnicero fue cuando desvío la mirada al suelo y apretó sus puños con impotencia sin querer ver lo que estaba a nada de pasar.

Por la cavidad anal del chico era obvio que no podría caber un galón entero, así que se utilizaba exactamente la misma técnica que se ocupaba con el pollo: ampliar la zona.

— Necesito que veas bien. Tú harás lo mismo con el otro chico. No quiero errores.

Y entonces, en silencio, observó como una de las manos de Douma tomaba el miembro flácido del joven para alzarlo y que "no estorbara". Con la otra mano las tijeras se aproximaron a su entrada anal y se encrustaron en la carne como si fueran navajas cortando como si nada. Los gritos ahogados empezaron a sonar opacando la música.

Cerró los ojos fuerza y apretó de nuevo sus puños. Escuchó el sonido de la carne siendo cortada junto con el hueso pélvico superior y los cartílagos. Los gritos jamás se detuvieron y escucho como la piel chocaba desesperada contra la mesa por querer safarse; los lloriqueos agudos y las veces que Tanjiro azotaba su cabeza  contra la mesa como una forma de desahogo.

Cuando se digno mirar se encontró con una de las escenas más asquerosas que ya había visto en ese lugar. El pene del chico había sido mutilado; casi arrancado. Sus testículos estaban cortados en dos haciendo una herida enorme que bajaba desde sus testículos y parte del miembro mutilados hasta su ano, dejando una anorme abertura ahuecada. Una cascada de sangre bajaba desde lo que había sido alguna vez su entrepierna y los órganos se alcanzaban a ver perfectamente adentro haciendo énfasis en el intestino grueso el cuál estaba partido en su mayoría a la mitad. Miró como algunas tripas se movían por culpa del vacío que ahora había y como la sangre brillosa poco a poco perdía su color a una oscura por el oxígeno.

La carne llena de cueros y músculos semiblancos dejaban ver la capa de grasa amarilla rodear a la perfección la herida y el borde del hueso pélvico.

Sintió náuseas y rápidamente su boca se llenó se llenó de su propia saliva como un indicador de vomitar; pero lo aguantó.

Tenía que hacerlo.

— El Galón. Rápido, está muriendo. Debe rellenarse antes de morir.

Aquellas palabras resonaron en su cabeza varias veces, y cuando escuchó un gruñido por parte del mayor fue cuando rápidamente se puso unos guantes de cuero que estaban en la mesa y cargo el galón como pudo. Lo acercó poniéndolo frente a la entrepierna de Tanjiro y lo acostó para que su forma cilíndrica fuera más fácil de incrustar.

Douma metió sus manos en la herida y amplio sus manos para estirar la piel y abrir más la entrada, dejando al exterior los intestinos los cuales rápidamente formaron un prolapso decendiendo de la cavidad pélvica inferior hacia la mesa, pero fueron bloqueados por el galón. Y así fue como el menor empezó a empujar.

Lo único que se escuchaba dentro de la cocina aparte de la canción, eran de nuevo los sonidos ahogados de borbotones que emitía Tanjiro al igual que su espalda y cabeza ser azotada contra la mesa; retorciéndose.

El borde metálico gélido hacia que la piel se pegara con rapidez y al ser empujado desgarraba todo lo que tocaba, arrancandolo. Pellejo por pellejo y carne por carne fueron arrancados de a poco en poco al pegarse al galón como si fueran un imán y cuando Douma empujó por completo el galón para meterlo de una vez por todas; la bolsa de patatas que cubría la cabeza del chico cayó con brusquedad mientras se manchaba de sangre y un sonido viscoso y húmedo fue lo que le dió fin a los gritos.

El cuerpo de piel pálida recientemente mutilado dejo de moverse de repente y sus piernas y abdomem dieron unos últimos espasmos erráticos por la memoria muscular.

Él retrocedió rápidamente y sintió ganas de vomitar; arcadas salieron de su boca y el sonido vomitivo era lo único que podía escuchar. Unas manos tocaron sus hombros y cuando alzó la mirada se topo con los ojos arcoiris a los que tanto les tenía; los ojos de su ahora "padre."

Quiso llorar.

— Recoje eso y ve a tu cuarto. — Le dijo, casi burlándose de él mientras le daba una sonrisa cínica y su mano con guante bañanda en sangre acariciaba su cabello, manchandolo de rojo. — Es todo para ti hoy. Mañana revisaras la agenda y harás el conteo de ganado.

Asintió lentamente y la mano que estaba en su hombro le soltó; bajo la mirada llena de agua y caminó hasta el borde de la mesa contrario al que estaban.

Y ahí estaba él. Con sus ojos rojizos al igual que su cabello y pequeñas pecas. Una cicatriz adornando uno de los extremos de su frente y la calidez del pequeño rubor natural que siempre se le hacía a causa del frío. Todo totalmente arruinado. Sus ojos ahora estaban apuntando hacia arriba haciéndolos casi blancos por completos mientras los vasos sanguíneos se remarcaban por dentro. Su rostro lleno de sangre desde la barbilla hacia arriba y su boca abierta en su totalidad mientras parte de sus tripas colgaba de ella y la otra parte estaban regadas en el suelo.

Con sus guantes y mientras sentía sus ojos picar; tomó cada trozo de las entrañas ajenas para meterlas a una bandeja metálica que sería dada a los perros guardia del patio.

No pasó mucho para que ahora estuviera en su habitación dentro del baño sentado en el frio suelo de la regadera mientras el chorro de agua frío le caía en la cara y él abrazaba sus rodillas, escondiendo su cara entre ellas.

Lloro como nunca lo había hecho ese día. No podía soportarlo más, simplemente era mucho para él. Tenia 14 años de edad y estaba seguro que todo lo que pasaba quizá, y solo quizá: se lo merecía. Pero eso no era justificación para que la vida le obligara a hacerle algo tan horrible a una de las personas que llegó a querer demasiado en su momento; Tanjiro, un joven panadero que conoció de mera casualidad al entrar a comprar pan para la cena. Su hermana, Nezuko, iba en su secundaria también.

Eran muy buenos amigos y consideró en su momento a la familia Kamado como la suya propia cuando su padre llegaba borracho a la casa y tenía que escaparse de alguna manera para evitar los golpes que recibía sin una razón.

Escuchó algunos toques en la puerta y eso le hizo dar un pequeño brinco en su lugar y abrazarse a si mismo más fuerte mientras sus brazos temblaron por los nervios. Escuchó la voz de su tutor.

— Pronto vendrán los que solicitaron el servicio. En lo mientras, ¿Bajas a cenar? Enmu vino y trajo panquecitos. Sé que te gustan y bueno, pensé que sería buena idea qu-

— No Señor, gracias. — se apresuró a responder dejando salir su voz lo más firme y sería que pudo, después se escondió aún más entre sus rodillas cuando escuchó el picaporte de la puerta moverse y el sonido chirreante de la puerta siendo abierta.

Douma se recargó en el umbral de la puerta y miró el cuerpo del menor en el piso siendo mojado con el ahora débil chorro de agua. Ladeó un poco su cabeza como si sintiera curiosidad y soltó un «Ja, como quieras», casi en un tono alegre.

Ambos se quedaron en silencio, ninguno sabía exactamente que decir.

El menor pensó en su familia, específicamente en su hermano mayor. Deseo que todo saliera como esperaba. Su hermano era fuerte, lo sabía. Podría con todo.

Nunca había conocido a alguien tan inteligente como él, tan valiente, tan alegre, tan compasivo.

Estaba seguro que en donde sea que estuviera, estaría bien. Y que encontraría la manera de encontrarlo y salir de entre las manos de quién sabía que era Akaza.

Alzó un poco su cabeza y sus cabello rubios le taparon la vista; los quito de su cara y miro a su mayor el cuál no se había movido del umbral.

— Se que soy duro contigo — le escuchó decir, y después Douma sonrió un poco — Pero todo esto es por tu bien, Senjuro.

Continue Reading

You'll Also Like

511K 52.2K 131
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
166K 4.4K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
630K 58.3K 45
"ADAPTACIÓN" Me ví obligado a casarme con el hombre más frío, cruel, orgulloso, prepotente y multimillonario de todo el país solo por un contrato que...
194K 16.5K 35
|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo...