24 de diciembre...
Ese fin de semana de noviembre fue demasiado loco.
Con Nam Joon en el hospital el sábado, no pude hacer muchas de las cosas que tenía planeadas, pensaba pasar toda la tarde estudiando con Isla y llevarla al cine en la noche, pero todo eso se convirtió en una tarde y noche en el hospital hasta asegurarnos de que mi amigo estuviera bien y que su hermana se calmara por el susto que le había dado.
Sabíamos que se había intoxicado con algo que comió o bebió, pero después de un buen tratamiento y varios medicamentos, Nam Joon estaba como nuevo.
A pesar de que mi amigo se recuperó bien, siempre mantuve la espina de que su novia no quiso ir a acompañarlo.
Ella vio todos mis mensajes, pero no respondió ninguno. Incluso habiendo pasado eso, el lunes lo llamó para que fuera a hacer algo con ella, pero nunca se preocupó por lo que le había sucedido y eso me dejaba un pésimo sabor de boca.
Los exámenes finales los di casi dormido, pero pasé todo y eso me lleva a Navidad.
En Corea no celebramos Navidad, los niños reciben regalos, pero no la celebramos como el nacimiento de alguien importante.
Aquí la celebran, pero en casa no.
Isla insistía en que sería una buena idea pasar las festividades con ella y su familia, pero me negué porque imaginaba que sus padres no estaban al tanto de esa idea y seguramente ellos querrían asistir a misa y hacer algo religioso y yo no compartía esos ideales.
Mi plan para las fiestas había sido ir a un viaje de ruta con Jung Kook, Nam Joon y su hermana, pero Jung Kook se quedó flechado por una chica y dijo que iría a una exhibición de arte en la que ella se presentaba, Nam Joon dijo que saldría con Jasmin y la hermana de Nam Joon y yo no éramos lo suficientemente cercanos como para irnos a un viaje juntos. Frente a eso, mi plan B, era quedarme en mi cama durmiendo hasta cansarme y seguramente levantarme una que otra vez para tocar el piano.
Pensaba en algo simple, pero que me hacía muy feliz.
En la tarde del 24 de diciembre, cuando el sol se estaba poniendo, empecé a mirar la ciudad desde la ventana de mi habitación.
El mundo se veía pequeño pero brillante en ese momento, el sol se estaba poniendo y esos cálidos colores teñían la ciudad con pinceladas suaves y románticas.
Busqué mi guitarra en instintivamente y empecé a tocar skeletons, no es como si me sintiera como la letra de la canción lo decía, pero la melodía era suave y a mis ojos y oídos les gustaba la conexión entre lo que veía y lo que escuchaba.
Todo parecía tan simple y posible en ese momento.
" - mamá Jeong Min rompió mi juguete -me quejé llorando desconsoladamente
- no es cierto mamá, Yoon Gi no me lo quiso prestar -se quejó mi hermano "
Daegu tenía ruido fuerte en mi mente otra vez.
Recordaba la Navidad en Daegu.
A mi memoria venían los brazos de mamá y el olor al tabaco de papá.
Los celos de Jeong Min cuando yo recibía un juguete nuevo y él recibía ropa.
Lluvia.
Navidad.
Flores.
- tal vez sí debí regresar -murmuré dejando de tocar repentinamente
Llevaba tiempo sin sentir mi soledad en el departamento. Siempre me la pasaba estudiando, pasando tiempo con Isla o fuera de casa, así que nunca percibía lo solo que estaba.
No me molestaba.
Pero el silencio en casa, mezclado con los recuerdos de mi hogar tenían un gran peso, uno que dolía en mi pecho.
De un momento a otro escuché la puerta de mi departamento abrirse- gatito -escuché a Isla y salté de mi cama para recibirla
"No me dijo que vendría hoy"
- Isla -la saludé con un abrazo y ella rio bajo
- ¿cómo estás gatito?
- mejor ahora que está aquí -murmuré para dejar un beso en su frente
La miré de pies a cabeza, llevaba un calentador gris, su cabello recogido en una coleta alta y nada de aretes ni delineado. Eso me parecía extraño, pero se veía tan preciosa que solo podía pensar en besarla.
- ¿cómo has estado tú? -pregunté
Soltó un suspiro y rascó su nuca- peleé con mi papá -dijo y yo la miré curioso, sabía que esas discusiones la ponían de un pésimo humor, pero sobre todo la hacían sentirse tremendamente triste
- ¿quieres que hablemos sobre eso?
Negó con la cabeza y dejó su bolsita de tela sobre la isla de la cocina- no voy a pasar Navidad en casa -dijo con un tono seguro y yo la miré sorprendido
- ¿por qué no? -indagué- tus papás se preocuparán ¿no lo crees?
Negó otra vez- mamá sabe que vine aquí, en contra de la voluntad de cualquiera de los dos, pero -suspiró y empezó a masajear su sien con frustración
La razón por la que Isla peleó con su padres podía ser incierta, pero lo que era certero era la gravedad del asunto, noté que estaba tensa, sabía que lo que había pasado la había dejado mal emocionalmente y siempre me había buscado cuando tenía problemas en casa, pero esta vez éramos algo más que amigos, quizás los detalles, mi cuidado y apoyo emocional con ella podían tener más peso del que tuvieron alguna vez.
- ¿quieres ver una película? -le pregunté intentando cambiar de conversación y ella me miró con sus ojos cristalinos y asintió con la cabeza- ven aquí -dije para volver a atraparla entre mis brazos- no sé qué haya pasado, pero sé que te lastima así que sácalo todo princesa, llora todo lo que necesites -murmuré
Mi pecho empezó a humedecerse por sus lágrimas y sus brazos se aferraban a mi cuerpo.
Quería saber qué pasaba, pero no era mi deber si ella no quería abrirse conmigo.
Debía respetar ese espacio.
Unos minutos después se separó de mí y respiró profundamente, noté sus ojos hinchados y su nariz roja como la de los renos de las fiestas.
- amo la Navidad ¿sabes?, pero odio sentirme así hoy -rió con algo de tristeza
- estoy aquí para ti princesa -le dije y ella asintió
- siempre he estado agradecida de tenerte ¿lo sabes? -reí con algo de pena y ella plantó un beso en mi mejilla- ¿puedes prestarme el baño? Necesito lavarme la cara -dijo riendo y yo asentí
Pensé en el hecho de que amaba la Navidad, eso lo sabía a la perfección, tenía muchos aretes navideños y mucha ropa para la ocasión, pero yo sabía muy poco sobre las tradiciones de la fiesta, imaginé que lo primero debía ser la música y la decoración, no tenía ninguna de las dos, pero la música se resolvía con internet. No sabía nada respecto a la comida, pero en las películas las familias siempre comen pavo, el pollo en mi congeladora podía sustituirlo. Siempre brindaban con champan, quizás brindar con jugo de uva podía ser una buena opción también.
Le iba a dar a Isla una Navidad amena.
Saqué los filetes de pollo del congelador y todos mis aliños que estaban entre los estantes de la cocina. Para ese momento, Isla salió del baño y me miró curiosa.
- ¿qué haces?
- preparo pollo -dije con obviedad y ella rio extrañada
- ¿para qué?
- será nuestra cena de Navidad
- ¿de qué hablas si tú no celebras Navidad?
- este año la celebraré -dije acercándome a ella- es nuestra primera Navidad juntos ¿no crees que deberíamos festejar?
Ver sus ojos iluminarse en cuanto dije eso, me llenó el corazón, le había encantado la idea y no dudó en hacérmelo saber con beso efusivo. Sus labios me hacían saber lo feliz que estaba por ello y sus manos no dejaba de apretarme contra su cuerpo en un caluroso abrazo.
Isla empezó a dar saltitos de felicidad y se convirtió en un extraño tipo de ardilla, no tenía idea de qué hacer, pero estaba llena de energía. Encendió la televisión y puso una película para que hiciera ruido, después se lavó las manos y entró a la cocina para preparar una ensalada y un postre que vio en internet. Mientras tanto, yo me encargué de preparar el pollo lo mejor que pude y lo metí al horno para que tomara un mejor sabor.
Fue la primera vez en mi vida que celebré la Navidad, pasé la noche entre risas y chistes de Isla, me mandó a comprar alcohol porque dijo que no sería tan divertido brindar con jugo de uva, pero solo tenían cerveza en la tienda cercana.
Bailamos mientras esperábamos que el pastel y el pollo estuvieran listos y más o menos a las diez de la noche, terminamos de limpiar y preparar la mesa para comer.
Isla dijo que generalmente reciben la Navidad con ropa elegante o bonita para la ocasión, pero esta iba a ser una vez única, la íbamos a recibir en pijama y calentador.
La comida nunca había tenido un sabor tan dulce como el de ese día, todo sabía bien, incluso el pastel al que le había faltado azúcar.
Comimos muy lento a diferencia de otras veces, conversamos de todo y de nada hasta que la comida se acabó y tuvimos que lavar los platos, entonces nos sentamos en mi sofá y empezamos a ver una película que Isla eligió.
Esperamos hasta que dieran las doce y fuimos a mi habitación a oscuras para brindar mientras mirábamos la ciudad y cómo los fuegos artificiales iluminaban el cielo.
Todo fue hermoso esa noche.
Tenía a Isla sentada entre mis piernas y ambos bebíamos nuestras cervezas mientras conversábamos. Sus dedos se entrelazaban con los míos y de vez en cuando un pequeño beso se colaba entre nosotros.
Jamás imaginé tener una conexión tan fuerte con una persona, ni mucho menos imaginé que conocería a alguien que realmente llegara a amar.
- te amo -murmuré y ella volteó sorprendida, la miré con una sonrisa y besé la punta de su nariz- te amo demasiado Isla
Noté que sus ojos empezaban a empaparse y acaricié su mejilla con dulzura- yo te amo a ti Yoon Gi -murmuró acariciando mi mano
Limpié una traicionera lágrima que empezaba a resbalar por su mejilla y ella rió avergonzada- perdona, estoy demasiado sentimental últimamente, creo que voy a menstruar -dijo y yo reí junto a ella
- no te disculpes por ser humana -dije y ella se acurrucó en mi pecho
Así pasamos el resto de la noche y madrugada. En un abrazo que nos mantenía cálidos a los dos, uno que conectaba nuestros latidos y respiraciones y volvía el mundo y la existencia misma tan perfecta.
Mi Isla, no tienes idea de lo profundo que es mi amor por ti.
- ¿quieres volver esto oficial? -lo dije sin pensarlo demasiado
- ¿qué?
- ser pareja para todos y no solo para nosotros
Rió con timidez.
- ¿quieres ser mi novia?
- ni siquiera tienes que preguntarlo -murmuró para después besarme