2 horas después
— Mm, está bueno —Dije saboreando mi Kebab, realmente no se como no lo probé antes.
— Te lo dije —Me dijo Misho, mientras le daba otra mascada a su Kebab.
Seguí comiendo pero de igual manera sintiendo un aire tenso, ya que hace unas horas casi nos besamos, pero no llego a nada. Por lo menos no provocó que canceláramos nuestra salida, por un minuto pensé que sería mejor decirle que no luego del casi beso, pero no iba a dejarlo tirado.
Observe a Misho comer, al parecer tenía bastante hambre, parecía un niño feliz con su comida favorita. Sonreí con ternura.
— ¿Sabes? —Dije llamando su atención—. Me recuerdas a mi hermano —Sonreí con nostalgia.
El me miro atento.
— ¿Por qué?
— Comes igual que el —Reí ocasionando que el también lo hiciera
— Y ¿donde está tu hermano ahora? —Preguntó mientras se limpiaba las manos y comenzaba abrir un segundo Kebab.
— Se encuentra en Alemania —Sonreí nostálgica—. No lo veo hace tres años, sólo por videollamada.
Misho me acaricio el brazo, provocando una corriente eléctrica que viajo por todo mi cuerpo.
— Lo lamento, quizás pronto lo volverás a ver, nunca se sabe.
Asentí ante su comentario, seguimos conversando de distintos temas mientras terminábamos nuestra comida. Me comentó de varias cosas de su infancia, unas que ni siquiera se como esta vivo.
Al terminar volvimos a su auto y nos regresamos al bloque de departamentos.
— Sana y salva en casa —Dijo mientras nos acercábamos a mi puerta.
— Gracias por todo Misho —Le sonreí mientras abría mi puerta—. Y sobre el-
— Tu tranquila, estás cansada, otro día podremos hablar de eso —Dijo sonriéndome amenamente.
Me acerqué a darle un abrazo de despedida, primero se sorprendió un poco pero luego rodeó sus brazos a mi alrededor. Me separé lentamente, porque a decir verdad estar entre los brazos de Misho es muy cómodo, sentía una sensación rara.
Se sentía como estar en casa.
— Nos vemos Dani —Dijo alejándose hacia su departamento.
Me despedí con mi mano para acto seguido cerrar la puerta. Sentía mi corazón latir a mil por hora.
Oh no.
No me estaré enamorando, ¿verdad?
Porque si es así, soy capaz hasta de cambiarme otra vez de departamento.
Borré esos pensamientos de mi cabeza y me dirigí a darme una ducha para por fin poder ir a dormir.
( . . . )
Eran aproximadamente las nueve de la mañana, y yo me encontraba haciendo un poco de ejercicio para despejar la mente.
Realmente no me agradaba del todo el hacer ejercicio, pero debía hacerlo para poder ganar resistencia al bailar. En un principio me cansaba con una coreografía, ahora he ganado bastante resistencia y aguanto unas cuantas.
Me vi en la obligación de parar mi rutina, alguien estaba golpeando a mi puerta y era bastante insistente.
Por un minuto me paré.
¿Que pasa si era..?
No.
Tiene una orden de alejamiento y no sabe dónde vivo.
Respire profundo y abrí la puerta.
— ¡Mi amor!
— Mami —Recibí gustosa su abrazo, el cual definitivamente necesitaba.
— ¿Como estás, corazón? —Dijo entrando en el lugar.
— Bien ma, ¿y tú? No tenía idea que viajarías —La ayude con una bolsa que traía, mire dentro y vi un rico Pie de Limón.
— Bien hijita, vine con tu padrastrito para acá, el iba a venir pero se tuvo que conectar a una reunión —Explicó.
— Mira tu —Reí—. ¿Y donde se están quedando?
— En un hotel del centro, me acordé que me habías mandado la dirección cuando llegaste así que vine de sorpresa —Sonreí por sus ocurrencias, ella se sentó en uno de los sofás de la sala.
— Gracias por venir mami.
Ella me hizo un gesto para sentarme a su lado, pero antes fui a servirnos un pedazo de pastel para cada una y poder conversar.
Nos pusimos al día en todo, especialmente en su último viaje con mi padrastro, estuvieron en Bali por casi un año y me contó que fue maravilloso y una de las experiencias más mágicas que ha tenido.
— ¿Tu te sientes bien? —Dijo recolocándome un mechón de pelo detrás de mi oreja.
— Si te refieres a lo que pasó, si. Me siento mucho mas tranquila aquí, lejos de todo —Me sinceré, mi mamá sonrió triste.
— Te vuelvo a pedir perdón por no haber visto las señales.
— No, no, tú no tienes porque mamá, la única que no pidió ayuda fui yo —Dije agarrando su mano, reconfortándonos a ambas.
— Lo sé, pero se supone que las mamás siempre sabemos todo y yo no pude —Dijo abrazándome.
— Lo importante es que ya pasó ma, estoy segura y tranquila aquí —Dije sobándole la espalda.
— Si hija, no sabes cuánto te he extrañado pero se que aquí estarás mejor —Se separó sonriéndome orgullosa.
— Así que tendrás que venir a visitarme —Las dos reímos y nos dimos un último abrazo.
Mi mamá me pregunto si ya había salido a conocer, mi respuesta fue negativa ya que Misho solo me mostró unas pocas cosas, pero nada turístico.
Misho...
¿Que estaría haciendo?
Basta Daniela, sácatelo de la cabeza.
Por ello decidimos ir a conocer, me bañe y arregle para poder ir con mi mamá hacia su hotel a buscar a mi padrastro. En el camino le llamamos para que nos esperara en el lobby e irnos de inmediato.
Al llegar el se subió al auto y me dio un abrazo apretado, que también necesitaba bastante. Desde ahí mi mamá le pidió al chofer que se fuera a un lugar turístico que nos podía gustar, el se dirigió al "Museo del Prado."
Empezamos por ahí y terminamos con una visita a un zoológico acuario de por ahí, en eso nos dieron las cinco de la tarde. Yo ya estaba completamente agotada y también tenía un poco de hambre por más que hubiéramos almorzado, pero estaba sumamente feliz de estar con dos de las personas más importantes en mi vida.
Ahora estábamos en una plazita que había ahí cerca, sentados tomando el aire. Ellos hablaban pero yo me encontraba completamente desconectada disfrutando del momento, hasta que mi teléfono comenzó a sonar dentro de mi bolso.
Me sorprendí al ver su nombre en la pantalla y sonreí por inercia.
— Holis —Contesté la llamada.
— ¿Como andas linda? —Respondió Misho del otro lado.
— Bien, estoy con mi mamá —le conteste alegre.
— Que bueno —Se notaba que estaba sonriendo.
— Y tú, ¿en que andas?
— Yo estoy en casa, y te llamaba porque pensé que estabas en casa pero veo que no —Rió.
— Si, pero ¿necesitabas algo muy urgente? Igual no estoy tan lejos —De igual manera podía llegar al departamento si es que necesitaba algo importante.
— No, no te preocupes, simplemente te iba a preguntar si querías venir a cenar conmigo —Sentí como mi respiración se corto.
No sabía que responder ante eso, realmente no quería enamorarme de Misho, si, es verdad que es muy guapo y en este tiempo que llevo conociéndolo es una gran persona y un gran chico, pero tenía miedo de estar otra vez en una relación.
Ay, ¿porque siempre tengo que ser tan dramática?
— Igual ya me iba ir —Mentí—. Créeme que mi mamá y mi padrastro están en su mundo y quiero dejarlos disfrutar de sus días en Madrid —Eso ya no era tan mentira.
— Okey, entonces ¿te vienes a cenar a mi casa? —Sonreí a más no poder frente a su entusiasmo.
— Sip, ahí estaré.
Nos despedimos y me quede embobada viendo el teléfono.
— Hija —Me llamo mi mamá—. Con Claudio ya nos vamos al hotel, ¿quieres venir?
— Muchas gracias por la invitación —Dije sonriéndole a ambos—. Pero ya tengo un compromiso.
Se miraron y sonrieron con picardía.
— Hey, no es lo que piensan —Les aclare de inmediato.
— No te preocupes, corazón —Claudio se acercó a abrazarme a modo de despedida—. Será otro día.
— Si, total estaremos casi todo el mes —Dijo mi mamá viniendo hacia mi y abrazándome también.
— Entonces nos vemos —Dije mientras me dirigía hasta un lugar que habían taxis—. Los amo.
— Nosotros más —Gritaron al unísono.
Yo reí, hoy había sido un día maravilloso, ahora esperaba que la cena con Misho transcurriera tranquila y no pasara nada extraño.
O quizás si pasaba algo, no me molestaría en lo absoluto.
Holiiii, cómo andan? Espero que les haya gustado el capítulo, hoy fue un poquito más de relleno para poder conocer a los papás de Dani y un poquitito de lo que la atormenta.
Les mando muchos besitos🫶🏻