Wollif

By Luevell

46.6K 3.8K 140

Xia sufre un accidente y despierta en una laguna, en medio del bosque, con un lobo a su lado. Hay algo extra... More

Capítulo 1: Mi salvador.
Capítulo 2: La laguna.
Capítulo 3: Festín.
Capítulo 4: Baño de sangre parte 1
Capítulo 5: Baño de sangre parte 2
Capítulo 6: Transformación.
Capítulo 7: Instintos.
Capítulo 8: Devuelta.
Capítulo 9: Atrapada.
Capítulo 10: Nuevo hogar.
Capítulo 11: Ventanal.
Capítulo 12: Rescate.
Capítulo 13: Reencuentro.
Capítulo 14: Ofrenda.
Capítulo 15: Imprimación.
Capítulo 16: Más.
Capítulo 17: Reunión de los clanes.
Capítulo 18: La ceremonia.
Capítulo 19: Fiesta.
Capítulo 20: Solos.
Capítulo 21: Pasado.
Capítulo 22: Un campo de luciérnagas.
Capítulo 23: Solo una noche.
Capítulo 24: Salvaje.
Capítulo 26: Primera vez.
Capítulo 27: Náuseas.
Capítulo 28: Conexión.
Capítulo 29: Linaje parte 1.
Capítulo 30: Linaje parte 2.
Capítulo 31: El llamado, la manada y la imprimación.
Capítulo 32: Tribu de orígen.
Capítulo 33: Parto.
Capítulo 34: Segundo destino.
Capítulo 35: ¿Final?
Capítulo 36: Tu elección.

Capítulo 25: Verlo contenerse.

819 73 5
By Luevell

Esa mañana, el sol radiante iluminaba el escenario con su esplendor. El aire se llenaba de una calidez reconfortante mientras los rayos solares danzaban entre las hojas de los árboles, creando una sinfonía de luces y sombras sobre el suelo cubierto de hierba.

La laguna, refrescante y serena, se extendía frente a ellos. Sus aguas cristalinas brillaban bajo los rayos del sol, invitándolos a sumergirse y disfrutar de su frescura. Pequeñas ondas se formaban en la superficie debido al movimiento alegre de los lobos que nadaban y jugueteaban en ella.

—Me gustaría que nuestra manada fuera un poco más relajada, como el clan del este —se quejó Kyok, mientras Zac lo arrastraba fuera del agua. Había pasado una hora desde la llegada inesperada de Gaia y su manada, y Meir había dado la orden de retirarse a los lobos de su manada.

—Tú puedes quedarte, Xia —dijo Zien a la humana, acariciando su cabeza mojada con ternura. Aunque no quería separarse de ella, tampoco quería privarla de la diversión que estaba teniendo. Confiaba en que Gaia, su amiga, la cuidaría tan bien como él. —Volveré enseguida.

—Está bien —respondió Xia, tranquilizándolo. Disfrutaba del tiempo que pasaba con Gaia, una persona amable que conocía a Zien mucho mejor que ella. Tenían muchos temas de conversación para entretenerse hasta que él regresara. Además, pensó que sería una buena oportunidad para conocer mejor a la manada del este, de la cual Gaia era líder.

Observó a los lobos, llenos de vida y risas, jugueteando alrededor de la laguna. Sin embargo, notó a una mujer lobo con una gran cicatriz en su rostro, sentada en la orilla con solo los pies dentro del agua. Aunque de vez en cuando se quejaba cuando la salpicaban, no hablaba mucho.

En contraste, dos chicos dentro del agua saltaban y se sumergían activamente. Eran amigables y se acercaron a Xia en el momento en que la vieron sola. Uno de ellos, de cabello oscuro, tocó suavemente el hombro de Xia y luego corrió velozmente, deslizándose por el agua.

—¡La quedas! —gritó desde el otro extremo de la laguna. Esas palabras resonaron en la mente de Xia, recordándole los juegos de niños en el pueblo al que nunca había podido unirse.

—Ahora tienes que atrapar a alguno —dijo Gaia al ver a Xia con los pies firmemente plantados en el suelo. La rubia se alejó unos pasos para evitar ser tocada, pero el brillo travieso en sus ojos demostraba su deseo de unirse a la diversión y perseguir a los lobos juguetones que nadaban alegremente en la laguna.

Xia se lanzó alegremente en persecución de los lobos, dejándose llevar por la diversión del juego. Aunque los lobos eran mucho más ágiles y veloces que ella, se negó a quedarse rezagada. Finalmente, logró tocar a uno de los chicos y se dio cuenta de que sus dedos se mancharon con un líquido rojo. Era sangre.

Al levantar la vista hacia el lugar que había tocado, quedó impactada al ver que la espalda del chico estaba cubierta de decenas de marcas. Parecía como si su piel hubiera sido atacada por garras salvajes, y las heridas parecían frescas.

—Lo siento, ¿estás bien? —preguntó con consternación, notando que el chico no parecía estar adolorido. El lobo miró su mano y luego su propia espalda, y comenzó a reír. El otro chico a su lado se unió a la risa, aunque ambos se sonrojaron ligeramente.

—Solo fue una noche intensa, y él es muy sensible —advirtió el otro chico, mientras el lobo herido le dio un golpecito juguetón en el brazo.

—¡A quién le dices sensible! —le recriminó, aunque su rostro mostraba una sonrisa. Luego, el chico se abalanzó sobre el otro intentando ahogarlo en un juego de lucha. Pronto, ambos se olvidaron por completo del juego de atrapadas y se volvieron más íntimos mientras peleaban.

Gaia se acercó a Xia, quien tenía las mejillas sonrosadas y apartaba la mirada de la pareja.

—No te preocupes por eso, a veces los lobos tienden a ser un poco... bruscos durante el acto sexual —explicó, con una sonrisa. Ella y Zien compartían esa particularidad, parecían saber exactamente lo que Xia pensaba, respondiendo a preguntas no formuladas.

Xia volvió a mirar a la pareja, que ahora se daba un tierno beso seguido de un pequeño golpe en las costillas por parte de uno de ellos, dando inicio a un juego de persecución íntimo y juguetón.

¿Entonces los lobos eran rudos en la intimidad? Xia nunca había escuchado algo similar antes, y Zien tampoco se comportaba de esa manera. Él solía ser tierno y gentil... al menos la mayoría del tiempo. Xia comenzó a reflexionar sobre todas las veces que habían estado juntos hasta ahora. En realidad, nunca habían llegado al final en ninguna de esas ocasiones. Incluso cuando Zien mostraba una actitud más brusca, terminaba volviéndose dócil al final.

¿Acaso se estaba conteniendo por ser ella una humana? La idea le dejó un sabor amargo en la boca. Si Zien se estaba reprimiendo cuando estaban juntos debido a su condición humana, eso significaba que él no podía disfrutar al máximo de su compañía, mientras que ella sí lo había hecho en cada ocasión. Seguramente, si él estuviera con una chica de su misma especie, podría...

Gaia pareció leer el torbellino de preocupaciones que se reflejaba en el rostro de Xia y se arrepintió de haber mencionado ese aspecto íntimo de los lobos.

—¡Pero no te preocupes! ¡No todos son así! Zien te ama y seguro disfruta mucho cuando ustedes están juntos —intentó enmendar su error Gaia, pero sus palabras solo despertaron más inseguridades en la humana. La idea de que su relación con Zien no fuera plena y satisfactoria la atormentaba.

Ellos nunca habían estado realmente "juntos". Habían compartido momentos íntimos, sí, pero nunca habían llegado al punto de completar ese acto. Xia se sentía confundida y se cuestionaba si en realidad Zien disfrutaba de su compañía tanto como ella lo hacía.

Gaia, al notar la falta de convicción en los ojos de Xia, buscó distraerla de sus pensamientos y dirigió su atención hacia una pequeña pila de rocas que se encontraba a cierta distancia. Sin decir palabra, se acercó a ellas y tomó una en su mano.

—Xia, mira, apuesto a que no puedes hacer que estas rocas reboten más veces que yo —la desafió Gaia, lanzando una de las piedras con fuerza, logrando que rebotara varias veces sobre la superficie del agua. Los ojos de Xia se iluminaron con curiosidad y emoción.

—¿Cómo hiciste eso? —preguntó Xia, totalmente cautivada por el espectáculo. Jamás había presenciado cómo una roca podía saltar sobre el agua como si fuera un trampolín.

La rubia, satisfecha de que su estrategia funcionara, se acercó a Xia llevando consigo algunas rocas y comenzó a enseñarle cómo lanzarlas correctamente. Al principio, la joven no tuvo mucho éxito, pero con cada intento, su habilidad mejoraba gradualmente. Finalmente, en su cuarto intento, una de las rocas logró dar dos pequeños saltitos sobre la superficie del agua, iluminando completamente el rostro de la castaña.

—¡Lo lograste! —exclamó Gaia emocionada, como si estuviera celebrando una victoria infantil. Sentía un gran aprecio por esta humana y estaba contenta de que su amigo se hubiera enamorado de alguien tan especial. Xia demostraba una autenticidad en sus sentimientos y emociones que resultaba cautivadora. Su pureza y su curiosidad por el mundo eran encantadoras. La forma en que abordaba cada detalle desconocido despertaba en los demás el deseo de protegerla del mundo y mostrarle más y más maravillas.

Poco después, Zien regresó al lugar. El sol comenzaba a ponerse y Gaia y su manada se prepararon para regresar a casa, prometiendo volver muy pronto.

Esa noche, en la intimidad de la cueva envuelta en penumbras, mientras el resto de la manada había desaparecido, Zien no perdió ni un segundo y, consumido por una pasión incontrolable, no perdió un instante y se abalanzó sobre Xia con un ansia insaciable. Con movimientos precisos, atrapó a la humana bajo su cuerpo, besándola con ternura mientras acariciaba con delicadeza su mejilla mientras disfrutaba del deleite visual que tenía frente a sus ojos. La luz tenue de la luna se filtraba por la abertura de la cueva, iluminando las facciones perfectas de su humana.

Mientras se entregaban a los besos apasionados, Xia notó algo peculiar. Mientras una de las manos de Zien se aferraba a ella por la cintura, la otra sostenía una roca con una intensidad casi violenta. Observar como la piedra se rajaba y amenazaba con partirse en dos despertó en ella una mezcla embriagadora de excitación y temeridad. Se sintió como una pervertida, excitándose ante el pensamiento de que Zien podría perder el control y hacerla suya de una manera apasionada y peligrosa. Aunque era consciente del peligro, también sabía que, junto a él, siempre estaría protegida.

Zien separó las piernas de Xia con su rodilla, rozándola directamente y provocando que una corriente eléctrica recorriera todo su ser. Los besos se volvieron cada vez más húmedos y lascivos, mientras el calor entre ellos aumentaba de manera incontenible. No hizo falta más que la presencia de Zien, su boca ansiosa y su toque experto, para llevar a Xia a un clímax desgarrador.

Cuando la avalancha de sensaciones se apaciguó y creyó que llegaría a su fin, Zien comenzó a descender lentamente, dejando besos húmedos por todo su abdomen. El simple roce de su aliento caliente sobre su intimidad hizo que el recuerdo del orgasmo anterior volviera con intensidad, como si aún lo estuviera experimentando.

Sin previo aviso, Zien hundió su rostro entre las piernas de Xia, y con su lengua comenzó a brindarle un placer tan intenso que la humana necesitó tomar bocanadas de aire para no ahogarse en un mar de sensaciones abrumadoras. Era algo increíble, algo que ella no podía comprender del todo, pero cada movimiento de su lengua parecía borrar cualquier otro pensamiento de su mente, dejándola en un estado de absoluto vacío mental. Se sentía perdida en sí misma, entregada por completo al deleite que él le otorgaba.

Un deseo desenfrenado se apoderó de Xia, ansiando empujar el rostro de Zien aún más profundo entre sus piernas. No, lo que realmente deseaba era que él la penetrara más profundamente, cumpliendo una espera que había sido larga y anhelada. Sin embargo, tuvo que conformarse con uno de sus dedos, una vez más. La combinación de la boca y la mano de Zien fue una sobredosis de placer que resultaba imposible de controlar. Una segunda ola de éxtasis envolvió por completo su ser. Su espalda se arqueó en un arrebato de placer, mientras los gemidos escapaban de su garganta sin restricciones.

Al recuperarse de la intensidad del momento, Xia se sentía aturdida, se encontró perdida en un torbellino de placer, como si toda su energía hubiera sido robada por aquellos labios salvajes que habían estado en su región más íntima. La energía abandono su cuerpo, dejándola exhausta pero aún su deseo por Zien no disminuía en lo absoluto.

Zien, con su fuerza imponente, se levantó llevando a Xia en brazos, tratándola como una princesa preciada. Juntos, se adentraron en el frondoso bosque, dirigiéndose hacia la laguna donde podrían limpiarse y refrescarse. La belleza de la luna reflejada en la serena agua, la calma de la noche que envolvía todo en un silencio mágico y las estrellas que salpicaban el firmamento, creando un tapiz celestial, parecían ser el telón de fondo perfecto para que Xia confesara todas las inquietudes que habían llenado su mente desde aquella mañana.

—Zien... ¿Te controlas cuando estás conmigo? —logró articular Xia mientras el lobo se sumergía en la laguna con ella aún en sus brazos. La pregunta tomó a Zien por sorpresa, y el agua los envolvió por completo mientras él la miraba, inmóvil, intentando comprender lo que ella decía.

—¿A qué te refieres? —preguntó desconcertado.

—Me refiero a si, cuando estamos juntos... haces un esfuerzo por contener tus instintos. Escuché algo, y luego lo confirmé hace un momento...

—No sé de qué estás hablando, pero olvida cualquier cosa extraña que haya pasado por tu mente —respondió Zien con seriedad, aunque sus ojos mostraban una pizca de preocupación.

—No quiero olvidarlo. Eres un lobo, entiendo que tu especie tenga una naturaleza diferente y que estar con una humana implique ciertas limitaciones... —continuó Xia, luchando por encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía, mientras se ruborizaba de vergüenza. 

—¿De qué limitaciones hablas? ¿Qué te dijo Gaia? —él parecía confundido, pero era tan perspicaz como siempre. 

—Luego de que vi algunas heridas en Kijo, ella me explicó que los lobos suelen ser más "bruscos" durante el acto sexual... Y entendí que por eso nosotros nunca... Ya sabes —la castaña no parecía encontrar las palabras correctas para decirle lo que sentía. Se sentía avergonzada.

La expresión preocupada de Zien finalmente se relajó y soltó una risa despreocupada.

—¡Esos dos no son un ejemplo a seguir! —bromeó divertido. —A ellos les gusta ser rudos adrede y son menos "tradicionales" que el resto de los lobos.

El rostro de Xia se tornó aún más rojo. ¿Entonces había malinterpretado el nivel de intensidad que existía entre los lobos?

No, claro que no. Podía entender que la pareja de Kijo y Adam fuera más apasionada que el resto, pero eso no explicaba por qué ellos nunca habían llevado su relación al siguiente nivel.

—Pero, aun así, nosotros nunca hemos hecho eso apropiadamente —admitió Xia, con su rostro inocente y avergonzado, tratando de hablar abiertamente sobre el tema del sexo. Verla era como si un fósforo encendido flotara en un estanque de gasolina para Zien. Había imaginado muchas veces la posibilidad de hacer cosas más íntimas con ella, incluso había tenido pensamientos lascivos de los que solo los dioses eran testigos, pero el miedo a lastimarla siempre había sido más fuerte.

—Aunque lo de Kijo y Adam sea un extremo... es cierto que los lobos tienden a ser un poco más "rudos". Y eso me aterra, nunca querría hacerte daño. Pero cuando te veo, cuando te beso o incluso cuando te toco, algo en mí se descontrola. No me gusta perder tanto la razón, pero es imposible evitarlo cuando me miras así —confesó Zien, con sus palabras llegando directamente al corazón de Xia, quien en ese momento sentía una urgencia cada vez mayor de poseerlo. A pesar de las advertencias, la humana se acercó lentamente a la bestia y rodeó su cuello con sus brazos.

Las gemas doradas que eran los ojos de Zien brillaban con intensidad y deseo. Ambos anhelaban fusionarse y convertirse en uno solo, y qué mejor lugar para intentarlo que aquel en el que se habían conectado por primera vez. La laguna se presentaba como el escenario ideal para explorar lo que ambos habían esperado durante tanto tiempo.


Nota: Quedan solo cinco capítulos para el final de este libro. Sus comentarios me motivan a terminarlo, así que espero ver su apoyo si es que esta historia les está gustando 💫

Continue Reading

You'll Also Like

266K 14.9K 33
CONTINUACIÓN DE LA OBSESIÓN DE ADAMS. Años han pasado desde que Alice se fue del lado de Adams, aquel chico que la daño de todas las maneras posibles...
805 87 65
Eternidad, universo de magia y epicidad por donde lo veas. En él, una princesa, cuyos padres solo le dieron el título, donde su interior es la cuna d...
624K 56.8K 58
Dentro de las enormes paredes de la mansión, vivían cinco hermanos. Los hermanos D'angelo. Cada uno tenía algo especial y diferente, compartían secre...
3.9K 662 33
Generalmente las historias más dulces comienzan con un "Erase una vez" o "En un reino lejano". Solo que esta historia no comenzó de esa manera, aquí...