Un lugar en el mar

By KhylAnderson

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Teresa Roth solo tiene una meta en la vida: convertirse en una de las mejores navegantes de los siete mares s... More

Sinopsis
Querida lectora, querido lector.
Capítulo 1|Primeras impresiones.
Capítulo 2|Dookeo.
Capítulo 3|Nada de esto sucedió.
Capítulo 4|De mal a peor.
Capítulo 5|De favores y arrepentimientos.
Capítulo 6|Oreaster reticulatus.
Capítulo 7|Amistad.
Capítulo 8|Chico Percebe.
Capítulo 9|El trato.
Capítulo 10|Aquel abrazo y al agua pato.
Capítulo 11|El amor no es la meta.
Capítulo 13|La invitación.
Capítulo 14|Parte de mi mundo.

Capítulo 12|Conversaciones pendientes.

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By KhylAnderson

*

Capítulo 12|Conversaciones pendientes.

TERESA

Cuando me despierto a la mañana siguiente, me tomo el tiempo para abandonar la cama, los ojos todavía me pesan implorando que regrese a dormir. Eso me pasa por desvelarme a largas horas de la noche renovando el blog, ya era tiempo de darle una nueva imagen, así como mi pequeño guion que escribí para un vídeo que pienso grabar.

Esta vez retomaré uno de mis pasatiempos favoritos, es el siguiente paso para seguir adelante luego de estar sumergida por meses en la nostalgia, quiero estar bien conmigo misma. He escrito una lista con varios puntos que me gustaría retomar cuando no esté realizando los pendientes de la universidad, es probable que comience a subir contenido cada dos o tres semanas, me encantaría que fuera lo más pronto, pero no será posible.

Una vez limpia y vestida, me llevo conmigo la mochila y la cámara para salir de la habitación. El aroma dulce se cuela en mi nariz, a pesar de que le he dicho a la abuela que puedo encargarme del desayuno para ambas, prefiere hacerlo por su cuenta. Ella dice que quiere seguir sintiéndose útil.

—Abuela, ¿se ha levantado tem...?

Vaya sorpresa que me llevo cuando resulta ser mi padre quién ha hecho el desayuno. No va uniformado por lo que deduzco que es su semana de descanso.

—Le dije que yo me encargo del desayuno —señala la torre de hot- cakes con la espátula —. No puedes irte a la escuela con el estómago vacío.

—Tengo veinte minutos para llegar, puedo comerlos en el camino.

—Entonces te llevaré, vamos —sin más, empaqueta algunos envolviéndolos con papel aluminio y guardándolo en una bolsa de papel.

—Pa, puedo irme a pie.

Las cosas siguen tensas entre nosotros que hasta la abuela se asegura de estar presente para no iniciar una discusión de lo mismo, por esa misma razón cuando quiero hablar con él evito que las palabras «regata» y «velero» no aparezcan. Desde la última conversación lo único que intercambiamos son monosílabos y cuando podemos completar una oración, es un milagro.

—Es mi día libre, además tengo que hacer las compras.

Sin nada más que agregar por su parte, asiento con la cabeza. Va por las llaves del coche y su celular. Cojo la bolsa con la comida de inmediato, el aroma a miel me abre más el apetito.

Dentro del coche el silencio reina entre nosotros, miro por la ventana cuando ya estamos en movimiento en dirección al campus universitario.

—¿Teresa?

—Mhm —volteo a verlo.

—Cómo ya sabes, esta semana estaré libre, así que estaba pensando en que podríamos hacer algo nosotros dos como en los viejos tiempos —le veo removerse del asiento sin despegar la mirada del camino cuando volteo a verlo —. Últimamente no hemos tenido un acercamiento padre e hija debido a mis extensas jornadas laborales y me gustaría poder retomar tu confianza.

—Nunca me ha molestado que estés fuera de casa tanto tiempo —suspiro mirando la calle —, no tienes por qué explicármelo, sé las razones y ambos hemos estado centrados en nuestros asuntos.

Jugueteo con el estuche de la cámara a la vez que siento un nudo en la garganta.

—¿Todavía llevas contigo la cámara? —lo escucho reírse con tranquilidad —. Recuerdo cuando te la obsequiamos en tu cumpleaños y no parabas de sacarle fotos a cualquier cosa.

—Es un vicio que todavía llevo —sonrío —. Ahora con mi proyecto y la renovación del blog la cargo conmigo a todas partes.

—Teresa, debes saber que todavía sigo preocupado sobre tus planes de retomar...

—Lo mejor será ni hablar de ello, lo menos que quiero es estar disgustada.

—¿No piensas escucharme?

—Papá —tomo una bocanada de aire antes de seguir hablando —. Comprendo sus preocupaciones ante mí, pero soy consciente de los peligros y podré cuidarme, es cómo ha sido desde hace meses. ¿No confía en mí?

Él se queda en silencio, lo que ocasiona que me resigne con la conversación, siento una presión en el pecho al saber que mi padre no tiene confianza en mí. Al notar que dobla en la siguiente esquina, le pido que detenga el coche.

—Claro que confío en ti —le escucho decir.

—No lo suficiente, ¿verdad?

—Dios, compartes el mismo temperamento y terquedad de tu madre.

—Lo tomaré como un halago.

Se echa a reír por unos segundos.

—La extraño —me informa —. Es difícil no tenerla presente mientras hago un fallido intento de criarte, ella sabía cómo manejar cualquier situación.

—Para eso tenemos la ayuda de la abuela —bromeo para amenizar el ambiente —. Todos la extrañamos, no hay un día que no piense en ella, le he prometido seguir adelante. Es lo que hago.

—Lo sé —suspira tratando de sonreír —. Creo que ya debes irte antes de que llegues tarde por mi culpa.

—De acuerdo.

—Te veo en el almuerzo —asiento con la cabeza cuando salgo del coche.

Lo veo ponerse en marcha hasta que desaparece en el siguiente tramo. Nuestra conversación al menos no terminó en malos términos, pero todavía hay mucho que arreglar entre nosotros. La sensación de alivio llega de inmediato y aunque sólo durará por un corto tiempo, se ha sentido bien.

Tras llegar a los pasillos de la universidad soy interceptada por Declan que suelta un largo suspiro seguido de una sonrisa boba.

—Creo que me he enamorado.

—No es novedad —le doy un empujoncito con el codo mientras seguimos caminando —. Te enamoras de cualquier chica que se cruza en tu camino y terminas llamándole destino.

—Porque es así, amiga.

—¿Algunas de ellas te hizo caso? —Dec frunce el ceño y chasquea la lengua.

—Es porque no tienen buen gusto con los chicos, yo soy todo un amor y guapo, ¿a que sí?

—¿Quieres que mienta? —me gano una mala mirada de su parte y le sonrío de forma en inocente —. Vale, voy a tomarte en serio, ¿de quién se trata?

—Va en mi curso, se llama Hazel. Te contaré todos los detalles en el receso.

Alzo el pulgar a modo de afirmación, Dec ha ocasionado que mi curiosidad acerca de Hazel se despierte.

—Más te vale, Hamilton.

Nos despedimos para ir cada quien, por su lado, su edificio está cruzando el jardín central donde se encuentran algunas ingenierías que brinda la universidad. Los más escandalosos suelen ser los de robótica cuando tienen que presentar sus proyectos finales, pero ya me he acostumbrado a que cada carrera alardee, es normal, yo igual disfruto de mis momentos.

Al acceder al aula, las mesas poco a poco se van ocupando, esta vez alcanzo estar en la fila de en medio junto a la ventana, es de los lugares con excelente panorama al exterior. Mientras espero que la clase empiece hago lo que todo profesor detesta, comer en el aula.

Tengo hambre y mis tripas ya comenzaron a inquietarse. Mientras como uno de los hot- cakes con discreción, jugueteo con mi celular echando un vistazo a las historias matutinas de mis amigos. Como era de esperarse, Ginny ha colgado varias con su novio, ambos son una pareja linda. La siguiente historia es de Landon junto con el equipo de natación listos para entrenar, anteriormente había dicho que tenía un crush con él, pero terminé dándome cuenta que no era del plan romántico, sino que acabó siendo admiración.

¿Qué si ya he hablado con él? Je.

Si sigo aplazando el momento, será demasiado tarde. Juro que he practicado frente al espejo, pero término con rodeos y en esta situación hay que ser directos, ¿verdad?

Respiro hondo y decido ir a la bandeja de mensajes, busco su nombre y enseguida comienzo a escribirle si podemos hablar luego de clases, como es de esperarse, no va a responderme de inmediato por lo que salgo del chat y guardo mi celular cuando la profesora entra al aula.

.

¿Sabías que el tiburón ballena, mide 12 metros y es el pez más grande del mar? ..

—¿Qué miras, Tita? —alzo la cabeza cuando Ginny toma asiento a mi lado, le echa un vistazo a la pantalla de mi celular antes de que pueda bloquearla. Enarca una ceja y me sonríe —. Vaya, de repente te empezó a interesar la vida marina.

—Oye, siempre he tenido curiosidad —carraspeo —. N-No es nada nuevo.

—Se ve guapísimo con ese traje de buzo, ¿no crees?

—¿Qué más da?

Entrecierro los ojos y regreso la mirada hacia el video en pausa donde aparece Oliver. Lo ha subido hace quince minutos y cómo no tenía nada que hacer al estar esperando a los chicos, me entretuve en Instagram. También estoy esperando a Landon que ya hemos quedado.

Mis ojos vuelven a deslizarse a la pantalla y no puedo negar que mi amiga tiene razón, Oli lleva un traje negro de buzo que se adhiere a su torso resaltando partes que ni usando una camisa se nota.

Un chasquido me saca de mis pensamientos.

—Reacciona.

—Te estaba escuchando.

—Pero si no estaba hablando —contesta con sorna a lo que le doy un empujón con el hombro —. Dios, te has puesto roja por completo, ¿acaso viste algo que te gustó?

—Ginny... —le reprendo en un susurro —. No hay nada de qué hablar.

—Yo pienso que sí, sobre todo con el proyecto en el que están trabajando juntos, ¿cómo va la situación? Ya sabes, la tensión.

—No creo que haya esa clase de tensión, Gin, todo es de carácter profesional, en serio.

Y si fuera así, apenas me daría cuenta con lo distraída que soy. Niego con la cabeza esparciendo ese pensamiento, todo lo que estoy haciendo es para salvarme de no hacer una tesis.

—No arruines mi shipp, se vale soñar.

—Mi corazón está latiendo muy rápido el día de hoy —la voz de Declan acapara nuestra atención. De inmediato toma asiento del otro lado de la mesa acompañado de una sonrisa.

—Deberías ir a la enfermería, no te vaya a dar un infarto.

—Creo que no se refiere a un problema médico —le susurro a Gin que enarca una ceja, confundida —. Más bien, nuestro país está enamorado.

—¿Otra vez?

—Eso me ofende.

—¡Pero si te enamoras de cualquier chica que te sonría! Luego terminas ilusionándote.

—Juro que esta vez va en serio, estoy enamorado de verdad.

—Vale, tenemos una conversación pendiente sobre Hazel, ahora danos detalles —le a punto con mi tenedor y Ginny pone total atención.

—Chismecito, yeiii.

Declan se pone en modo serio apoyando los brazos sobre la mesa y entrelaza los dedos, su postura es parecida al que da las noticias en la televisión.

Entonces comienza hablar sobre su situación titulado «problemas románticos que nunca creí tener», muy largo, por cierto. Habla sobre Hazel con una admiración que no me hace dudar sobre sus sentimientos, resalta que constantemente los nervios lo atacan cuando quiere hablar con ella y al estar a punto de hacerlo, su mente se queda en blanco.

—Me estoy volviendo loco, sé que no debería ponerme intenso con el tema, pero ambas son mis amigas y les confío esta parte de mí, así que les imploro que me aconsejen sobre gustos, citas, lo que sea porque me gustaría invitarla a salir.

Suelta las palabras de manera atropellada que me pregunto si no se desmayará por falta de aire.

»—No tengo idea de lo que hacer y me he visto millones de K-dramas y apuntado en un cuaderno lo que me parece genial —por un momento pensamos que es una broma, pero Dec saca de su mochila ese cuaderno y nos lo pasa —. Miren, los he enumerado.

—Madre mía, va en serio.

—Son más de 200 puntos —murmuro ojeando cada página.

—¿Creen que es poco? ¿Puedo hacer todo esto? ¿Descarto algo?

—Ginny es la ideal respondiendo a tus dudas.

Mi amiga me echa un vistazo de manera sorpresiva y niega con la cabeza.

—No existe un manual en dónde haya las reglas que debas de seguir para invitar a la persona que te guste.

—¿Entonces debo ser yo mismo?

La pregunta me descoloca al no entender por qué nos hace tal pregunta.

—¿Por qué no? —cuestiono —. Sería feo que finjas una personalidad que no te define, ¿no lo creen? Hay que ser auténtico, Dec y no deberías tener miedo por ser tú mismo.

—Tita, me conozco y soy el claro ejemplo de que lo estropearé.

—Eso sí lo creo —le contesta Ginny y le doy un ligero golpe en la pierna bajo la mesa como una llamada de atención. Ella chasquea la lengua y bufa —. A ver, no te precipites, de ese modo te darás cuenta si en realidad ambos están interesados o no, hay que respetar esa decisión, ¿queda claro?

—Ya. Entiendo.

Nuestra amiga toma una larga bocanada de aire preparándose para darle unos tips. Mientras eso sucede, a lo lejos diviso a Landon entrando a la cafetería, me pongo de pie enseguida llevándome la mochila al hombro.

—Me cuentan más tarde en que quedaron, tengo que irme.

—Ella va a arreglar sus asuntos del corazón igual —le susurra Dec a Ginny.

—¡Fuerza, Tita!

Por supuesto que la necesito. Apresuro el paso para alcanzarlo, cuando ya estoy cerca nuestras miradas se cruzan. Landon detiene el paso junto con su grupo de amigos, les dice algo que no logro escuchar y se marchan sin él.

—¿Me buscabas?

—Sí, hola. ¿Podemos ir a un lugar menos escandaloso?

—¿Que tal las bancas del jardín?

—Me parece bien.

—¿Cómo vas con el documental?

—Ajetreado —le sonrío. Echo un vistazo al terreno por donde estamos caminando. Diviso las bancas cerca de los enormes árboles florales —. Tengo mucho que planear.

—Ya que estamos aquí, ¿para qué soy bueno?

Sus ojos se clavan en los míos llenos de alegría. Tengo que aclararme la garganta para no acobardarme.

—Sí, eh... Lo que pasa es que se trata de un asunto que debí decirte desde el principio, pero no sabía cómo. Sabes que te aprecio y...

—Teresa —me corta —. Lo que sea que quieras contarme, hazlo. Te escucharé, no te pongas nerviosa.

—Lo que quiero decir es que mis sentimientos hacia a ti no son los mismos que sientes por mí. Te veo como un gran amigo desde el día que nos conocimos, siento haberme tardado en contártelo, no debí hacerlo —Landon parece procesar cada palabra por unos segundos. Nuevamente me mira esbozando una pequeña sonrisa —. Al principio quería convencerme que podía intentarlo, pero luego me di cuenta que no es lo que quiero, no es... el momento.

—Suponía que querías hablar sobre esto —ladea la cabeza y asiente —. Y te agradezco que me lo hayas contado, Tita. Respeto tu decisión. Me ha dolido un poquito, pero, ¿qué puedo hacer? Todo va a estar bien.

—¿Sí? No me gustaría que las cosas entre nosotros se pongan tensas, quiero seguir siendo tu amiga, lamento no haber tenido el coraje para decírtelo antes.

—Cielos, Tita, no te disculpes —niega con la cabeza. Opta por darme un empujón con el hombro tratando de hacerme sonreír, debería sentirme aliviada —. Me bastará con que seamos amigos. Mhm, aprovechando la ocasión, ¿irías a uno de mis competencias? Claro, Dec y Ginny están invitados, es una de las más importantes y luego tendremos una fiesta gane o no el equipo.

—Van a necesitar fotógrafos.

—Pero no te lo digo para que vayas como fotógrafa.

—¡No sería molestia! Disfruto hacerlo. ¿Cuándo será?

—Este fin de semana en el centro deportivo. Te paso el resto de los detalles por mensaje —Landon se pone de pie acomodándose la mochila sobre los hombros —. Creo que ya debo de irme.

—Sí, yo también —jugueteo con las correas de la mochila para esparcir el momento incómodo —. Cuenta conmigo este fin.

—Excelente.

Él apunta en dirección contraria haciéndome saber que se marchará, con un ademan me despido, segundos después regreso a la cafetería donde los chicos siguen hablando sobre el caso de Declan, cuando notan mi presencia de inmediato soy bombardeada de preguntas que no tengo otra opción que contestarlas.

Hablarlo con ellos resulta liberador.

Cuando las clases terminan, regreso a casa. Los pies me duelen por haber caminado un trayecto largo sin usar el transporte y es que suelo ser terca ahorrándome unos centavos.

Diviso a mi abuela sentada en el porche en su mecedora, lleva puesto todavía el pijama indicando que hoy no tiene planes de salir, eso o quiere evitar que la casa explote en caso que mi padre y yo volvamos a discutir. Si, es lo más probable.

—Ya llegué.

—Si no me dices no me doy cuenta —canturrea con una media sonrisa. Toma impulso sosteniéndose de ambos reposabrazos para ponerse de pie —. Escucha, tu padre lleva como hora y media dentro de mi apreciada cocina, no te lo tengo que pedir así que es mejor que entres y traten de charlar.

—¿Y qué le voy a decir?

—Lo que siempre has tratado de hacer.

—Será imposible. Esta mañana tuvimos una charla pacífica, pero si le hablo sobre ese tema, todo empeorará —siento un escalofrío recorrerme los brazos —. Aun no estoy lista para revelar nuestro secreto, me faltan fuerzas.

—Cuentas conmigo.

—Lo sé.

Me da un par de palmaditas que sin aviso se convierte en un empujón al interior de la casa. Si mi abuela tuviera a mano una escoba, de seguro me corretearía con ella como su forma de alentarme.

—¡Tita ha llegado para ayudarte!

Casi me tropiezo con mi propio pie al llegar a la cocina. Mi padre que estaba concentrado cocinando, deja de hacerlo para echarnos un vistazo interrogatorio.

—Eh, no puedo dejarlo solo en la cocina —carraspeo —. Tengo que supervisarlo.

—Tu abuela puede...

—¿Saben contar? Porque no cuenten conmigo —comenta y libera un bostezo falso —. Cielos, es hora de mi siesta, despiértenme cuando sea hora de almorzar, ¡ciao!

—Supongo que no nos ayudará —digo mientras accedo al lavabo. El aroma a cebolla y tomate se cuela en mis fosas nasales levantándome el apetito.

—Estoy cocinando la salsa para lasaña, pude haber comprado una ya lista, pero las caseras saben mejor.

Las láminas de pasta están ordenadas en un plato, veo que se ha encargado hasta de la carne y algunas verduras, no quisiera hacerlo sentir mal, pero cuando él cocina estos platillos, la comida se le quema, así que tendré que guiarlo.

—Huele bien.

—A la salsa le faltan cinco minutos. Me ayudarás en la preparación de las láminas.

—Eso puedo hacerlo.

Comienza hacerme preguntas sobre cómo me fue en clases y se interesa en mi proyecto del documental.

—Pudiste haberle pedido ayuda a Alan, algo así como una biografía artística.

—Fue una de mis propuestas, pero eso implicaba ir a sus giras y en la universidad no me iban apoyar con tantas ausencias —comienzo acomodar algunas laminas en la bandeja y coloco la primera capa de carne —. Entonces preferí enfocarme en un tema que esté a mi alcance, como la vida marina con ayuda de profesionales.

—¿Cuándo debe ser la entrega?

—Todavía no hay una fecha, pero las filmaciones deben ser antes de que acabe el año y así empezar a editarlas, me estoy dando prisa escribiendo guiones de acuerdo a la información que recibo, Oliver me ha estado apoyando.

—Que generoso muchacho —le escucho murmurar a lo que lo miro sobre mi hombro cuando pasa por mi lado.

El tonito de voz es suficiente para saber que no le agrada. Me está dando la espalda para que no le vea a la cara. Blanqueo los ojos con diversión sin dejar de preparar las capas de lasaña.

—Demasiado diría yo —contesto en voz baja —. Tiene influencias en la organización donde trabaja o al menos es lo que he visto.

—Se escucha como si fuera un mafioso. ¿Tengo que preocuparme? ¿Levantar una orden de investigación?

¿Un biólogo mafioso?

—Cielos, no haga eso, terminará espantándolo más.

—Me conformo con eso —lo dice con orgullo.

—Mamá trataba de corregirle esa actitud temible, veo que no funcionó.

—Siempre fui terco. Tu madre estaría de acuerdo en que investigara a cualquiera que se quede a vivir en este pueblo que pareciera sospechoso.

Por supuesto que no, primero le reprendería por sus actos hasta lograr que recapacite, luego mi padre a regañadientes terminaría cediendo o lo haría escondidas. Sea como sea, entiendo que esté preocupado por mi seguridad y con quienes me relaciono, pero no me gustaría que se volviera a repetir los sucesos de la preparatoria cuando él contrató un guardaespaldas que me seguía a todos lados.

En esa ocasión Declan terminó siendo derribado como bola de boliche al intentar sorprenderme mientras estaba en el super, pobre mi mejor amigo, desde entonces evita sorprenderme por temor que un hombre de traje salga de la nada.

—La abuela ya lo ha hecho por usted —suspiro —. ¿Precalentó el horno?

—¿Qué?

—Tenía que precalentar el horno minutos antes de meter la bandeja.

Su expresión demuestra que se ha olvidado por completo de hacerlo. Me encargo de ello sin reprenderlo y minutos después la lasaña ya está en el interior del horno.

—La próxima vez pondré un recordatorio —me dice —. Con tanto trabajo, apenas y puedo concentrarme.

—Está bien.

Él asiente y mira a través de la ventana el patio.

—Veo que te encargaste del Nautilus, ya no tiene esas sábanas encimas.

—Son velas no sábanas. Nada más pude rescatar una.

—¿Pensaste en mi idea de ponerlo a la venta? El dinero podría ayudarte.

—Saque la lasaña en 45 minutos —desvío la conversación alejándome de la meseta —. Iré arriba a cambiarme.

—El Nautilus también es mío, por lo tanto, también puedo...

—De ninguna manera —giro sobre mis talones para enfrentarlo —. Ya sabré que hacer con él.

—¿Por qué insistes en regresar?

—Porque es lo que siempre he querido y me ayudaría con mi canal. Me gusta el mar, sabe que crecí navegando y no puedo abandonarlo nuevamente. Confíe en mis planes.

—Algo siempre sale mal y la reparación de ese velero en ruinas tiene un costo elevado.

—Lo intentaré y el Nautilus regresará a donde pertenece. ¿Podría apoyarme?

Me lanza una mirada dubitativa dándome a tender que es una de las decisiones más difíciles para él.

—Lo pensaré.

🐚🐚🐚

Holaaa.

¿Qué tal este capítulo?

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