¿Jugamos a ser novios? (JASN...

By ReynaCary

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Matt es un modelo de tan solo 18 años y también es un estudiante. Siendo estudiante y teniendo un trabajo su... More

¿Jugamos a ser novios? #1
¿Quieres ser mi novia?
¿No te dejan tener novio?
¿Agradable?
¿Bailamos?
¿Quieres dormir?
¿Confías en mí?
¿De eso se trata?
¿Lista?
¿Te digo un secreto?
¿Eres bueno besando?
¿Puedo dormir contigo?
¿Mí amor?
¿Por qué nos mientes?
¿Puedo comer el postre en mi habitación?
¿Cuándo te irás?
¿Jeanne? ¿Matt?
¿Jugamos a ser novios? (Final)
¿Podemos conocerla?
¿Jugamos a ser novios? ¡EN FÍSICO!
¡Lectura conjunta!

¿Pequeña familia?

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By ReynaCary

Matt se levantó con el pie izquierdo a la siguiente mañana. La noche anterior había cambiado su alarma para poder levantarse más temprano y estar listo para pasar por Jeanne a su casa y tener una charla con sus padres pero eso no pudo ser ya que su alarma no sonó. Entró a ducharse pero el shampoo le entró en los ojos irritándoselos y dejándoselos mortalmente rojos. Cuando bajó a desayunar completamente cambiado con el uniforme del colegio se le derramaron unas gotas de café sobre su camisa blanca por lo cual tuvo que volver a subir y cambiarse, por suerte siempre tenía un repuesto limpio en caso de ese tipo de accidentes.

Cuando ya había subido al auto y revisó su mochila tipo maletín y se dio cuenta de que no llevaba el reporte de Ciencias Sociales que debía entregar ese día por lo que tuvo que regresar a su habitación y buscarlo. Por fin ya iba en camino hacia la casa de Jeanne y deseaba que la plática con los padres de la muchacha fuera mejor de lo que había sido su mañana de 45 minutos.

Su chofer estacionó frente a la casa pequeña de dos plantas en donde vivía su “novia” y después de un largo suspiro salió del auto para encaminarse a la puerta de la casa. Agradeció que ese lugar no estuviera lleno de cámaras fotográficas, si bien era solo un modelo las cámaras amaban seguirlo como si se tratara de una estrella pop o algo parecido.

Llegó a la puerta y buscó el botón del comunicador pero no lo encontró por ningún lado, en su lugar a un lado de la puerta encontró un pequeño botón blanco sin cámara de video ni micrófono para hablar, confundido se aclaró la garganta y apretó el botón dejando escuchar un extraño sonido de campanillas en el interior de la casa, sus ojos se abrieron de la impresión al escuchar un grito proveniente de la casa. ¿Qué no podían usar el comunicador para avisarle que abrirían la puerta? Además ¿Cómo sabían que era él quien había presionado el botón blanco?

La puerta se abrió solo un poco dejando ver una parte del interior de la casa y luego el rostro de una adolescente se dejó ver de atrás de la puerta.

—¿Diga? —habló la pequeña mujercita que tenía un gran parecido a Jeanne, era casi como una copia de ella solo que con un par de años menos.

Matt abrió la boca para preguntar por Jeanne pero algo se lo impidió, un golpe, un golpe en su espinilla que lo obligó a tragarse una maldición.

—No, Frank —dijo la muchacha tomando en sus brazos a un pequeño de aproximadamente 4 años que tenía un avioncito de plástico en sus manos y señalaba al carrito que anteriormente había impactado en la espinilla de Matt—. Lo siento —se disculpó la chica mientras se inclinaba para tomar el carrito—. Perdone, ¿A quien busca?

Matt sacudió su cabeza y aclaró su garganta.

—¿Vive aquí Jeanne Ramírez? —preguntó dudando completamente de que la chica que iba a pretender a ser su novia viviera realmente en esa casa—. Sabes, creo que me he…

—No, está bien, ella vive aquí —abrió la puerta aun más—, pasa —cambió al niño de un brazo a otro y se movió de la puerta para dejarlo entrar—. Está en nuestra habitación, ahora le llamó.

Matt asintió y dio un par de pasos para estar en el interior de la casa, la puerta se cerró detrás de él.

—¡Hermana! —gritó la muchacha hacia las escaleras que estaban justamente enfrente de Matt—. ¡Un muchacho guapo te busca! —el pequeño se removió en los brazos de la chica y esta lo dejó en el suelo—. Vendrá en unos minutos.

La chica desapareció rápidamente mientras seguía al pequeño hacia una habitación que quedaba del lado izquierdo de Matt, lo que lograba distinguir era un pequeño televisor, un sillón aparentemente largo y juguetes esparcidos por todos lados.

—¿Un muchacho? —preguntó en coro un par de voces masculina que salió del lado derecho de Matt.

El chico volteó y vio a dos hombres caminando hacia él, un hombre mayor que seguramente pasaba de los 40 años y a un joven que seguramente estaba entre los 20 años, ambos caminaban hacia él imponentes y con ceños fruncidos.

Matt creyó que aun estaba dormido y estaba teniendo una pesadilla en donde una familia muy grande vivía en una casa tan pequeña y todos parecían ser una especia de gemelos solo que de diferentes edades. Eran exageradamente parecidos, cabello castaño, tez blanca y ojos marrones.

—¿Se te perdió algo? —la mirada del confundido muchacho fue hacia su derecha para ver que el joven que estaba al lado del hombre mayor le hablaba esperando una respuesta impaciente.

—¿Quién es? —preguntó otro niño de voz un poco gruesa para la edad que aparentaba, Matt supuso que le estaba cambiando la voz. Este salió de su lado izquierdo.

—Yo… —empezó a hablar pero un grito chillón proveniente de su lado derecho captó su atención.

Una pequeña de aparentemente 10 años se cubría la boca emocionada y lanzándole miradas eufóricas.

—¡Eres Matthew Smit! —exclamó la pequeña dando saltitos sin cruzar la línea imaginaria que ella había trazado a un par de metros de él.

—¿Quién? —preguntó otra voz masculina. ¡Dios! ¿Cuántos eran en esa casa?

—Es Matthew, el modelo —dijo la pequeña apuntándolo y ladeando su cabeza para ver al chico que había aparecido a un lado de ella y que el sí que era idéntico a la chica que lo había recibido en la puerta.

Matt ya estaba mareado, nunca había visto a tantas personas juntas en un espacio tan comprimido y sentía que le empezaba a faltar el aire. No había tenido ataques de asma desde los 7 años pero en ese momento no dudaba en que le fuera a dar uno.

—¡Voy! —gritó una voz que en seguida reconoció y lo hizo suspirar aliviado. Unos pasos a toda prisa se escucharon por el piso superior de madera y en un dos por tres apareció Jeanne bajando las escaleras de dos en dos. Cuando Jeanne levantó su mirada y vio a Matt al final de la escalera pisó mal el siguiente escalón y se desequilibró.

Él no se dio cuenta de que su cuerpo se había movido hacia adelante y sus brazos se habían extendido hacia Jeanne hasta que la tenía en sus brazos evitando el duro golpe que se hubiera dado contra el suelo.

Todo se congeló a su alrededor, cada uno de los hombres y mujeres presentes en el lugar se quedaron en suspenso mientras Matt y Jeanne estaban envueltos en un rápido y torpe abrazo.

—¿Qué pasa? ¿Por qué no hay ruido? —preguntó una voz más saliendo de la cocina.

Todos, absolutamente todos, lanzaron suspiros.

—¿Quién es él? —preguntó la mujer observando al muchacho que tenía sujetada a su hija.

—Él es… —empezó Jeanne pero fue interrumpida rápidamente por Matt.

—Soy su novio —dijo, probablemente sin pensar.

Tres puntos suspensivos aparecieron en la escena.

—Discúlpenos —dijo Jeanne a su familia que se habían compactado en el sillón de la diminuta sala y observaban con curiosidad a la pareja frente a ellos.

Jeanne salió de la sala siendo seguida por Matt que le pisaba los talones. Se detuvieron a un costado de la escalera y el modelo temió que la chica se volteara porque sabía que lo aniquilaría con la mirada.

—¿Qué hiciste? —susurró entre dientes la castaña volteándose hacia Matt—. ¿Qué rayos pensabas?

—Lo siento. Entré en pánico —se excusó el muchacho nervioso—. Había muchas personas y mi cabeza necesitaba oxigeno así que dije lo primero que me vino.

—Pero es que has dicho una estupidez. Estoy muerta y tú conmigo —clavó su delgado dedo en el pectoral izquierdo de Matt.

—No, escucha, lo arreglaremos…

—No. Es que a ti no te basta con que le mienta a cientos o miles de personas, ahora también quieres que le mienta a mi familia y eso es algo que no habíamos acordado y yo no…

—No, no —Matt sujetó a Jeanne por los hombros y con una expresión de suplica habló—. Sé que todo se salió de control gracias a mí pero por favor no digas que no fingirás ser mi novia porque entonces si estaría muerto —apartó una mano de los hombros de ella y sujetó su barbilla delicadamente—. Por favor, te prometo que te daré lo que sea que me pidas pero no me digas que no puedes hacer esto.

Jeanne cerró los ojos, suspiró y asintió lentamente.

Ella era una mujer de palabra y no podía negarse.

—Lo haré, pero tú te las arreglas con mi familia.

—Gracias —soltó aliviado—. Nosotros… —Matt levantó su mirada y vio como la familia que habían dejado sentados en el sillón largo ahora estaba observándolos—. Tu familia…

—Están espiando ¿verdad? —ella conocía a su familia perfectamente.

—Sí —le confirmó Matt y clavó sus ojos en ella—, tal vez nosotros deberíamos…

—Sí. Seguro. Bien…

Él la abrazó delicadamente y ella también lo rodeó con sus delgados brazos, se podría llamar como una reconciliación.

—Te presento a mi familia —dijo Jeanne tímida—. Él es Frank, es el menor de nosotros, tiene 4 años —señaló al pequeño que le había lanzado el carrito de juguete en la espinilla y que ahora estaba sentado en el suelo jugando con el avioncito—. Ella es Lissa, tiene 10 años y parece ser que te admira —señaló a la eufórica niña que aun lo veía con un brillo en sus ojos y estaba sentada en el extremo derecho del largo sillón—. Él es Mark, tiene 12 años —señaló al niño que había preguntado en tono tosco sobre quien era él y se encontraba sentado a un lado de Lissa—. Ella es Brenda y él es Brandon, son mellizos, 15 años —señaló a los gemelos que estaban tomados de la mano—. Él es mi hermano James —Jeanne se acercó a Matt y le susurró—, cuídate de él, es el típico hermano celoso, no podríamos ser una familia sin el hermano mayor celoso, tiene 20 años —señaló al joven que lo estudiaba con detenimiento—. Ella es mi mamá, no te diré su edad, se llama Anastasia y él es mi papá que tampoco te diré su edad y se llama Gabriel —con eso concluyó la presentación de su extensa familia—. Es mi pequeña familia —murmuró para sí pero Matt la escuchó y le hizo preguntarse ¿Cómo podía ser una pequeña familia?

—Mucho gusto a todos —habló Matt amablemente a la familia que centraba su mirada en él como si fuera un raro espécimen recién descubierto por los científicos—. Soy Matthew Smit, compañero de un par de clases de Jeanne y actualmente su novio… —guardó silencio y después añadió—. También trabajo como modelo.

Hubo unos largos minutos de incomodo silencio hasta que la madre de Jeanne decidió romperlo con un comentario que a la chica no la hizo sentir muy cómoda.

—No sabía que estabas enamorada —dijo su madre.

—En realidad yo se lo he pedido —habló Matt tratando de arreglar lo que hizo mal, tal vez no arreglar pero sí que al menos Jeanne no sufriera muchas consecuencias—. Ella me gusta y le pedí que saliera conmigo como novios. Ella aceptó después de una semana con la condición de que sería, por el momento, una prueba para ver cuán compatibles podíamos ser —dijo este y nuevamente se quedaron en silencio.

Después de varios silencios incómodos ambos se marcharon ya que llegarían tarde al colegio. En realidad la familia de Jeanne era muy amable pero era él quien se sentía fuera de lugar en una familia tan grande y parecida. Su familia era pequeña y no había mucho parecido entre ellos ni físicamente ni… realmente de ninguna manera.

Ambos entraron rendidos al auto y cuando este se puso en marcha ambos suspiraron sincronizados.

—Definitivamente soy una increíble chica —dijo Jeanne rompiendo el silencio en el auto—. Debes de agradecerme que finja ser tu novia.

—No tienes idea de cuánto te lo agradezco —ambos mantenían su vista hacia el frente observando el conocido camino que se acercaba al colegio—. Y definitivamente eres una chica increíble.

Jeanne ladeó su cabeza contrariamente al rostro de Matt para ocultar su repentino sonrojo.

—Llegamos —les informó el chofer a ambos chicos.

—Entonces…

—Vamos —completó Jeanne por él.

Ambos salieron del auto y sujetándose las manos fuertemente transmitiéndose la calidez  matutina e ingresaron al colegio rezando porque su día fuera uno normal, sin nada nuevo pero anda, él era un modelo y ella una chica normal, y según el mundo ellos se querían así que ¿Qué normalidad podía existir ahora en sus vidas?

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