Ladrón de Besos(Completa)

By ChrisRivera1116

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ALEXANDER : "Cuando estuve en la escuela, me divertía haciendo bromas. Pero la mejor broma, fue la de robarle... More

Soy todo un
La Tía Clara
Se Lo Buscó
Algo en tu Pestaña
Lo que No Esperaba
¡No estoy Celosa!
Besos Consentidos
Con otros ojos
Levántate
Llegó papá
Represalias
Derrumbe
El Baile de la Escarcha
Corazones Rotos
El Banco del Cerezo
Con el Paso del Tiempo
James
Natalia
La Cita
Bailes y Rudeza
Mancha
Tregua y Promesas
Posibilidades
Para que Funcione
Escapes
Odisea por la Campiña
Champagne
Flores y Nostalgia
¿Y este tipo?
Rescate y Salida
Cambio de Emociones
Decepciones y Disculpas
El Peso de la Indiferencia
Sentimiento Reencontrados
Retribución
Despertar
Retos
La Luna sobre Paris
Encuentro Inesperado
Phillipe al Rescate
Invocación y Pasión
De Absoluciones y Amores
La Movida de Karen
Decisiones, Decisiones
Un Detalle Olvidado
Hablando Claro
Remontando el Futuro
Sorpresas, Sorpresas
La Sonrisa de Bertha Ellis
La Magia del Cerezo
Para que compartamos nuestra Felicidad
De Corazón
De Vestidos y Cambios
Las Despedidas
El Esperado Día
Uno que otro beso
La inspiración
Agradecimientos

¿Se conocen?

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By ChrisRivera1116

Alexander

El ahora relajado rostro de Natalia me tenía algo nervioso. Comía con gusto y no me veía a la cara. «¿Quería saber qué había pasado? Claro que sí». Sentados en ese restaurante Bistro que bordeaba el río Sena, todo parecía muy tranquilo. Como que era un domingo soleado, pero fresco con una brisa suave que agitaba los bordes de las grandes sombrillas en medio de las mesas afuera del local.

—Bien —dije echando mi plato a un lado —. ¿No piensas decirme sobre qué hablaste con el señor Saint Jean?

—No —respondió con voz cantarina —. Solo te diré que lo que me dijo, me hizo ver las cosas desde otro punto de vista. Dejaré que las cosas fluyan.

—Pues yo quiero aprovechar para decirte que, si en alguna forma te lastimé, lo siento.

—Está bien —respondió la rubia con el rostro sonrojado.

Miraba su plato con cierto dejo de vergüenza antes de añadir.

—En cierto modo, fue mi culpa.

Esta vez, quería quedarme callado, pero para cambiar la conversación y hacerla más amena:

—¿Qué tal un postre? —sugerí animado.

—Claro.

Degustamos el mousse de chocolate como chiquillos premiados. Aún quedaba una hora para la entrevista y mis nervios estaban crispados, pero ocurrió algo que desvió mi mente de todo eso.

—Ahora vengo —dije dejando unos euros sobre la mesa.

—¿A dónde vas? —preguntó Natalia sorprendida —. Falta poco para la entrevista.

—Estaré cerca.

Saqué mi cámara de su estuche y me acerqué al río. Una familia de cisnes se acercaba al agua y comenzaban a nadar. Tomé varias fotos de estos y la ráfaga de tomas me permitió capturarlos en poses geniales. Sacudiendo sus alas o sumergiendo la cabeza en el agua. Pero mi favorita, fue la de dos cisnes apartados que parecían nadar en sincronía. Si uno giraba a la izquierda, el otro le seguía, procurando estar uno justo al lado del otro.

—Son hermosos —comentó Natalia al llegar a mi lado.

—Son lo más natural de toda la ciudad —respondí.

De pronto el silbato de un gendarme sonó atrás de nosotros.

Hé! Hors de cette zone ! —dijo con toda la autoridad que le correspondía.

—Excusez-nous, gendarme —respondió Natalia —. Nous ne faisions que prendre des photos.

—Je comprends, mais ils ne peuvent pas marcher sur l'herbe.

—¡Alex! Debes salir de ahí. No se puede pisar el césped.

Vaya y yo que creía que querría una copia de la foto. Obedecí de mala gana y pude ver a Natalia sonreír, mientras me le acerco. El gendarme la saludó amablemente y se retiró caminando con sus manos atrás y un paso lento como si disfrutara de un paseo por el río en lugar de estar pendiente de quien pisaba el césped.

—Tenemos que volver al hotel antes, quisiera cambiarme de ropa.

—¿Cambio de ropa? ¿Cómo las modelos?

—Déjame vivir el sueño.

—De acuerdo.

Curiosamente, me sentí bien de ver que, la pequeña y hermosa rubia había vuelto a tener su buen humor.

Loryann

La familia Payton apareció de pronto por las puertas automáticas del aeropuerto como si estuvieran de excursión. Las niñas escoltadas por sus padres, parecían dos muñequitas y los cuatro ya llevaban las clásicas boinas francesas que de seguro habían comprado dentro. No pude más que reírme mientras corría al encuentro con mi amiga.

—Disculpen si me tardé —me excusé —. Tuve una visita inesperada.

—¡Ay! ¿Está tu británico acá? —preguntó Marie con acostumbrado entusiasmo.

—Estaba —respondí con lástima —. Se tuvo que ir y lo acompañé a la estación del tren.

—Que fastidio —replicó mi amiga —. Con las ganas que tengo de conocerlo.

—Randy, mi amor —dijo ella de pronto volteándose a ver a su esposo —. ¿Crees que podamos viajar por ese tren? Es uno que viaja por debajo del agua.

Randy la miró con los ojos como platos y su rostro se puso todo colorado. La idea de cruzar el Canal de la Mancha, por debajo del mar al parecer, no le entusiasmaba.

—Ya veremos cariño —respondió con una risita nerviosa.

Y al parecer, mi amiga lo conoce bien, porque hizo una mueca y se acercó a mí tomándome del brazo.

—Cuéntamelo todo —me dijo —. No omitas detalles.

—Bueno, puedo hacerlo mientras me maquillas para la entrevista.

—¡Claro! —respondió en un estallido de alegría y añadió halando su maleta —. Aquí traigo todo lo necesario.

En cuestión de un par de horas, los llevé al mismo hotel en que me hospedaba y Marie y yo, fuimos a mi habitación, mientras que el resto de la familia se preparaba para explorar el hotel.

—Así que te está tomando en serio si te quiere presentar a su hija —decía mi amiga frotando sus manos en mi rostro.

—Así es —le digo —. Pero estoy algo nerviosa con eso. Tengo dudas. James es un hombre mucho mayor que yo, con una hija adolescente que parece que no se guarda nada.

En mi tono, Marie percibió algo.

—¿Pero? —preguntó mientras elige la brocha que ha de usar.

—Pero James es un amor —respondí casi en automático —. Creo que me estoy enamorando de él. Pero, hay muchos peros.

—¿Cómo cuáles?

—Comenzando por la diferencia de edad que casi me la duplica. El hecho de volverme madrastra de pronto. Y está el asunto de que llevamos vidas muy distintas. Por lo que estaríamos la mayor parte del tiempo separados. Él viaja por negocios y yo por el modelaje.

—Nada de eso haría imposible que estuvieran juntos.

—Solo el hecho de que, temo que terminemos como mis padres. Cualquiera de los dos podríamos fallarnos. Preferiría que James estuviera en el negocio de la moda o yo estar en el de la distribución de productos.

—Mi abuela solía decir: los hombres buenos no abundan, no andan por ahí solteros. Si tienes la suerte de dar con uno, toma todo el paquete, y no seas estúpida.

La detuve en su labor, tomando su mano.

—¿Por qué siento que lo de estúpida lo añadiste tú?

Echamos una carcajada que me alivió la mente. Pero sabía que, en algún momento, todos esos peros me chocarían conmigo.

Veinte minutos más tarde, me miraba al espejo. Y ahí estaba, Marie con el maquillaje, había hecho su magia. Nos dimos un abrazo antes de que se retirara para encontrarse con su familia, cuando tocaron a la puerta.

—Hora de irme amiga, suerte.

—Es solo una entrevista. Te llamaré para cenar.

—De acuerdo.

Marie abrió la puerta y por esta se asomó una chica rubia muy bonita, libreta en mano que sonrió ampliamente al verme.

—Hola —saludó a mi amiga —. Vengo a ver a Loryann Shaw para una entrevista.

—Ahí la tiene —contestó Marie extendiendo los brazos para señalarme —. Toda lista, para entrevista y fotos.

—Cierto —dijo ella y se asomó al pasillo para hablarle a alguien —. ¡Vamos, es aquí!

Tras la chica reportera, entró un hombre joven alto con varias cámaras colgándole, y casi choca con mi amiga al entrar.

—Un momento —dijo Marie —. Me pareces conocido.

—¿Marie? —dijo el hombre y eso llamó mi atención —. ¿Marie Campbell?

Mi amiga dio un respingo de sorpresa.

—¡Alex Díaz! —exclamó Marie y toda incrédula caminé hacia él, pasando por el lado a la rubia.

—¿¡Alex!? —exclamé atónita.

Era él definitivamente. Más alto; «y más guapo, debí admitir». Al parecer había abandonado sus camisetas de rock y ahora vestía una linda camiseta de polo y un pantalón de vestir muy a la moda. El mismo cabello castaño, los mismos ojos profundos que al verme, se plasmaron en mí como solía hacerlo. Estaba... «¿Cómo decirlo?»; atractivo. Y el corazón me dio un vuelco que no me permitió hablar.

—Hola, Lory —dijo tranquilamente.

Marie luchaba por no decir palabra, cubriéndose la boca con las manos por la impresión. Y así quedamos los tres, hasta que la voz de la reportera nos sacó del ensueño.

—¡¡¡Un momento!!! —exclamó la rubia y todos volteamos a verla —. ¿!Ustedes se conocen!?

Tardamos en responder como si nos hubieran cogido en algo impropio; y el primero en hablar fue Alex.

—Estudiamos en el mismo colegio —dijo.

Y yo reaccioné de pronto.

—Alex y yo —comencé a decir, pero me sentí en un absurdo y callé.

—Ellos fueron pareja en el colegio —saltó de pronto Marie mirando a la rubia —. Y yo soy amiga de ambos.

Marie nos miró y luego hace la aclaración.

—Más bien, de ella —dijo señalándome —. Todavía estoy enojada con él por lo que le hizo a Lory.

Tomé las manos de mi amiga para que se calmara y dejase de hablar. Y al voltear a ver a la reportera, esta nos veía con una cara de incredulidad y no podía culpar a la pobre.

—Es una broma —dijo luego de un largo silencio —. Claro, es una de tus bromas, Alex.

Miré al aludido con una mueca, en eso al parecer no había cambiado. Y la chica continuó.

—Lo que no sé es como pudiste involucrar a una gran modelo internacional y a su...maquillista —dijo luego de vernos en conjunto.

—No es una broma, chica —traté de explicarle acercándome a ella —. Hola soy...

—¡Loryann Shaw! —interrumpe con entusiasmo —. Como no reconocerla. Ocupa la mayoría de las portadas y la mayoría de los billboards. Mi nombre es... es...

—Natalia Parks —escuché a Alex decir desde el otro lado.

Todas le dimos una mirada de desprecio al único hombre en la habitación y al fin pude notar una muestra de madurez en él, pues abrió la puerta y se retiró.

Suspiré hondo y tomando a Natalia de las manos le pedí que no mencionara nada de eso. Muy amable me indicó que ella era una reportera de modelaje y no de chismes, lo que me calmó. No me hubiera gustado que James, leyera que me había encontrado con un ex novio en Paris.

—Bien —dije en medio de otro suspiro —. ¿Comenzamos?

—Sí claro. Solo que Alex es mi fotógrafo.

—Entiendo. Y es muy bueno, me consta. Pero; ¿qué tal si preparamos una sesión luego de la entrevista?

—De acuerdo. Supongo que te será algo incómodo.

—Solo necesito tiempo para procesar esto. Te lo agradezco.

La invité a sentarse en el sofá y la miré detenidamente mientras se preparaba. No me extrañaría que ella y Alex tuvieran algo. Era una mujer atractiva sobre todo con esos ojos azules tan hermosos. Solo esperaba que, de ser así, ella no le den celos.

—Bien —dijo ya lista —. Comencemos.

Me encantó su profesionalismo.


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