Adara
Vancouver, Canadá
Suspiro cuando Ragnar vuelve a pasar la navaja sobre los vellos de mis piernas, quitándolos en tanto yo le veo a él con atención. Su ceño fruncido de forma en que su rostro demuestra lo concentrado que está en no lastimarme con los bordes filosos. Estamos en la bañera, enfrentados y con mis piernas entre las suyas. Me muerdo el labio para no reír y moverme, lo cual suele hacerle gruñir.
—Sabes que esto no es necesario, ¿verdad? — pregunta por milésima vez y me hace adorarlo tanto como querer rodar los ojos, porque ya le he contestado la misma pregunta mil veces.
—Me gusta sentirlas suaves, suele salir mucho — admito y me mira en tanto comienza a retirar los excedentes del jabón. Sus claros ojos brillan, demostrando que a él también le gusta sentirme suave. Por el brillo malicioso, comprendo que es por alguna perversidad suya. Mis pezones se arrugan con fuerza y mis pechos se sienten pesados. Amo que me deje marcas.
—Solo quiero dejar en claro que si pones en peligro tu hermosa piel solo porque crees que me disgustarán tus piernas velludas, entonces estas mal de la cabeza — levanta una ceja y me río bajito, antes de hacerle soltar mi pierna para poder ir hacia sus brazos. El agua se desborda por mis movimientos, pero no puedo evitar abalanzarme sobre él y comenzar a darle besos por toda la cara.
—¿En dónde has estado toda mi vida, Ragnar? — bromeo y pestañeo con fingida ternura que le hace rodar los ojos. Sin embargo, una sonrisa tira de sus labios y yo sé la beso, porque amo cuando me sonríe de esa forma tan decadente y sensual suya. Y lo hace más especial saber que nunca le sonríe a nadie, nunca le he visto hacerlo, solo a mí.
—Esperándote — responde a mi pregunta, y mi corazón aletea. Su mirada me devora y esta vez lo beso con más fuerza. Mis brazos le rodean el cuello, lo que hace que Ragnar gruña contra mi boca al mismo tiempo en que sus manos van a mi espalda baja y me posicionan más cómodamente contra su cuerpo y entre sus piernas.
Cuatro días han pasado desde que nos abrimos completamente el uno al otro. Desde que nos enlazamos y nunca volvimos a separarnos. No hemos salido de la Villa. Mucho menos de la habitación. Nos dejan la comida en la puerta cada unas cuantas horas y ni siquiera al balcón hemos salido. No sé si es de día o es de noche, pero cada momento con él se siente eterno y tontamente mágico.
Estos han sido los días más maravillosos de mi vida y, por primera vez en meses, en años, me encuentro en paz, me siento libre estando encerrada en el mismo espacio que él. Me siento completa, mimada y.... amada.
—Por la madrugada viajamos a Rusia — me recuerda y yo gimo, hundiéndome en el agua hasta que Ragnar tira de mí y me lleva a sus brazos de nuevo, con mis piernas a los costados de su cadera y mis brazos rodeando su cuello. Suelto una risa tonta cuando él muerde el mío —. Te vienes conmigo — no da lugar a réplica.
—No quiero salir de nuestra burbuja — admito y escondo mi rostro en su cuello. Me acomodo para estar a horcajadas sobre él de nuevo y gimo sobre la piel de su garganta cuando su pene grande y venoso palpita entre mis pliegues calientes —. Quiero quedarme aquí para siempre — susurro más para mí que para él.
Sus manos me agarran con firmeza para abrazarme a él.
—Te quedarás aquí para siempre, Adara. No importa si estamos en Rusia, la Antártida o en el maldito fin del mundo, te quedarás justo donde estás ahora. En mis brazos — el tono posesivo en su voz me hace suspirar contra su piel, porque empieza a gustarme demasiado.
—¿Lo prometes? — susurro contra la piel de su cuello, haciéndole estremecer. Sus manos bajan a mi trasero y amasa mis nalgas en tanto empieza a moverme sobre la dureza y calidez de su pene. Gimo sobre su oído y gruñe.
—Puedo prometerte que haré la mierda que deba hacer para mantenerte a mi lado — su glande por fin se posiciona en mi entrada, y jadeo cuando no duda en penetrarme hasta el fondo.
—Ragnar — gimo su nombre es su oído. No me aparto de sus brazos y él no parece querer cambiar esta íntima posición mientras me folla lentamente. Mientras sus manos me hacen el amor, sus labios marcan cada pedazo de mi piel y su miembro me hace suya incesantemente.
Gimo en su oído y él hace los sonidos más excitante y varoniles contra el mío, empapando mi sexo, que se contrae a su alrededor mientras me balanceo sobre su regazo, siendo dirigida por él. Me hunde y empala en su miembro hasta que los dos, en una sorprendente sintonía, explotamos en un orgasmo abrazador que me llena de su semen a desbordar y de una emoción que me oprime la garganta
—Te amo — jadeo.
Su cuerpo se tensa en mis brazos, y entonces me doy cuenta de lo que dije. Escondo mi rostro en su cuello, avergonzada. Pero Ragnar no me lo permite. Tira de mi cabello con suavidad y me obliga a mirarle. Sus claros y hermosos ojos están oscurecidos por la lujuria y algo más. Su expresión es seria y me pongo muy nerviosa mientras saca su pene de mi interior con un gruñido.
—Ahora dilo sin estar ida por el clímax— ordena, y frunzo el ceño, porque parece estar seguro de que no lo diré de nuevo.
—¿Crees que solo te dije que te amaba porque me hiciste venir así de fuerte? — quiero reírme por lo estúpido que suena eso, pero me obligo a mantener la seriedad cuando veo en la mirada de Ragnar que está hablando en serio, que realmente no cree que lo ame.
—Repítelo — exige y parece estar desafiándome, como si no creyera que realmente volveré a decirlo.
—Te amo, tonto — le agarro de los lados de su hermosa cara sorprendida para que no pueda apartarme la mirada —. No voy a mentirte y decirte que lo hago desde aquel primer día -porque en serio quería golpearte las pelotas la primera vez que te vi-, pero te puedo asegurar que te has alojado tan rápido en mi corazón que da miedo. Me he estado muriendo de miedo por ello, por admitirme a mí misma que esto que nos une es tan magnifico, que estar contigo sería tan bueno. He tenido miedo de adentrarme tanto en ti y luego... perderte. De que todo termine de la nada y me deje rota — admito.
Un peso abandona mis hombros. Y se siente tan bien por fin abrirme a Ragnar. Sobre todo, porque su mirada adquiere el brillo más asombroso por mis palabras. Su respiración parece agitada y parece querer comerme entera mientras me mira como si hubiera colgado la luna.
—Adara — dice con una ternura que hace explotar mi corazón. Va a decir algo más, pero la puerta de nuestro dormitorio suena con fuerza y la voz de Ryker, el hermano pequeño de Ragnar nos saca completamente de la burbuja.
—¡El avión está preparado, y mamá y papá están ya en Rusia, Ragnar! ¡Ya dejen de follar y salgan de ahí! — su grito se escucha frustrado y mis mejillas se vuelven rojas, porque está claro que todos los habitantes de la Villa D saben lo que hemos estado haciendo aquí adentro.
—Voy a cortarle las pelotas.
**
Rusia.
Me estremezco cuando siento algo frío en mi dedo anular, y bajo la mirada para ver cómo Ragnar pone un anillo que me quita el aliento. Mi paso se detiene al instante. Sus ojos brillan de diversión porque mi mandíbula fácilmente podría estar en el suelo. El anillo es impresionante, imperdible.
En el medio, un rubí del más rojo intenso con forma redonda corona sobre una base de plata en forma de pequeños pétalos que tienen incrustaciones de diamantes, haciendo parecer al anillo como una flor imperdible al ojo humano. Incluso a cien millas de distancia. Es enorme, pero hermoso.
—Me hizo acordar al rojo de tu piel cuando te hago venir — me sonrojo exactamente de esa forma ahora, ya que estoy segura de que muchas personas lo escucharon. Ya estamos en Rusia -luego de un candente viaje en avión en el que no pudimos sacarnos las manos de encima gracias a que Ryker se quedó en casa- y el en el lugar donde se llevará a cabo la festividad. Aún no entramos, pero estamos en un estilo de entrada muy glamorosa y, francamente, cercana al estilo de la realeza.
Hay bastantes personas a nuestro alrededor que todavía no entraron a la gala. Miembros de La Corte, miembros humanos condecorados de las sectas, demonios como Ragnar, y algunos demonios espeluznantes que han nacido en el limbo. Ryker no asistió, ya que aún no tiene la edad reglamentaria para asistir a este tipo de eventos, porque puede que el chico parezca de dieciséis, pero tan solo tiene doce años.
—Ragnar — susurro sin aliento. Sus palabras, a pesar de la vergüenza, hicieron florecer la humedad en mis pliegues. Mi corazón parece dispuesto a salirse del pecho y todo lo que puedo hacer es mirarlo a él con completa adoración —. Me encanta, gracias — acaricio su mejilla y le siento estremecer cuando la banda plateada del anillo roza su piel caliente.
—No me agradezcas. Es mi marca hasta que te muestres con una enorme panza de embarazada — me sonríe descaradamente y le pellizco la mejilla, dedicándole una mirada que busca reprender, pero que le divierte.
—Veo que las cosas van mejor entre ustedes — la voz de Calliope me sobresalta. Ragnar me pega a su cuerpo con firmeza y me doy cuenta de que se pone extrañamente tenso cuando giro y me encuentro con su madre, su padre y su hermano, Cáden.
Nunca he conocido a este último. En tres largos meses, no ha parado por la Villa D'Alesso ni una vez, tampoco he escuchado que se relacione con Callie o con Charles, mucho menos con Ragnar. Es un misterio en lo que a mí concierne, y me estremezco cuando me encuentro con los mismos exactos ojos que tiene Ragnar, pero que en él parecen... sombríos.
—Entremos. Ya han desperdiciado mucho tiempo con ese estúpido acto suyo — me aparta la mirada con desdén, ni siquiera se presenta ni vuelve a mirarme, solo se aleja de nosotros a paso firme y elegante.
—Ragnar — advierte Charles a su hijo, haciendo que mire a mi demonio para darme cuenta de que parece a punto de explotar de la ira e ir en busca de su hermano para matarlo.
—Cariño — susurro y le pongo la mano en el pecho para llamar su atención. Me tenso cuando sus ojos bajan a los míos y veo ese mismo tinte sombrío que tenía Cáden, esta vez en los ojos de Ragnar. Y es en este mismo momento en el que me doy cuenta de lo letal que realmente puede llegar a ser, pero que conmigo nunca será.
Lo noto en la forma en que la oscuridad se dispersa de forma sorprendente al instante en que me mira. Sus claros ojos celestes se ablandan cuando acaricio su duro y poderoso pecho sobre el traje. Se relaja en milisegundos, y mi ego crece en grandes dimensiones al entender el verdadero poder que tengo sobre este temible y poderoso demonio.
—Solo ignorémoslo y llévame a comer algo. Tengo hambre — la hago ojos de cachorro, y así como así, la tensión es un lejano recuerdo. Ragnar me llevar por todo el salón con una mano posesiva en la cadera, no saludamos a nadie y nadie se acerca a nosotros.
Pensé que sería una gala aburrida, como todas las demás. Pero Ragnar hace que la velada se sienta como estar en una nube. Me da de comer, de beber e incluso bailamos algunas canciones lentas en la pista de baile. Nos hundimos en nuestra propia burbuja, en la que yo evitaba a toda costa que Ragnar ahorcara a su hermano, y él hacía todo para evitar que alguien se me acercara.
La velada terminó y lo único que me tenía inquieta era ver la mirada cansada de Calliope mientras su destinado seguía siendo un idiota de primera. Descubrí por Ragnar que sus creencias machistas y retrógradas se trataban de la verdadera edad de Charles.
Al parecer, mi suegro fue creado en el limbo en 1870. Cien años de aprendizaje después, se materializó por fin en el mundo de los humanos como las leyes demoniacas lo dictaminaba y tuvo que esperar dieciocho años a que Calliope cumpliera su mayoría de edad para tomarla como su destinada. Ambos solían ser distintos en su relación en aquellos tiempos, pero las épocas cambian, las costumbres y creencias también.
La mentalidad de Charles quedó enfrascada en los 1800 años, pero los movimientos feministas y las constantes disputas de nuestra época fueron cambiando el actuar y pensar de Callie. Su relación fue empeorando progresivamente con el tiempo con cada nueva pelea que surgía. Mi suegra exigiendo más respeto como mujer, y Charles siendo un completo idiota retrogrado por ello.
Y puede que Ragnar minimizara lo que vivió en su niñez, pero estoy segura de que no habrá sido fácil para él ver de pequeño a sus padres pelear como los he visto a algunas veces en la finca. Lo cual me llena el corazón de pesar por el el niño que fue, pero de completo amor por el hombre que hoy es, el cual es para nada parecido a su padre a pesar de tenerlo como referente toda su vida.
Lo quiera o no, eso refleja lo fuerte y poderosa que es su personalidad, al ser como es por sí mismo y no por lo que pudo haber aprendido de pequeño. Al darme una relación que no tiene nada que ver con la que tuvieron sus padres, algo que me hace amarle más de lo que nunca sabrá.
Puede que sea dominante y muchas banderas rojas se alcen con sus actitudes tóxicas, pero tengo la certeza de que me escucha, respeta mis intereses. No me denigra como mujer como su padre lo hace con su madre. Como hoy lo ha hecho muchas veces en la noche.
Veo la forma en la que la vena en el cuello de a Ragnar salta cada vez que su padre cosifica a su madre en frente a sus amigos. Veo la forma en la que parece querer saltar a defenderla, pero su madre lo detiene con una mirada dura. De esa forma sé, que me respetará de la misma forma en que quiere que a su madre se le respete, a pesar de que ella misma se niegue a enfrentarlo.
A pesar de que varias de las actitudes y creencias de Callie cambiaron con el tiempo, aún piensa que hacerle frente a su destinado simboliza una falta de respeto. Y al final del día, termina normalizando su relación. También veo cómo parece ser presa de sus sentimientos cuando no puede evitar sonreír en los momentos en los que Charles la besa, la abraza, la manosea asquerosamente.
Ambos parecen enfrascados en un círculo vicioso y tóxico que no creo que ningún niño debería presenciar, pero que estoy segura de que Ragnar ha vivido toda su vida. Lo sé con certeza al ver cómo en la mayoría de las discusiones, se resigna. Ignora la relación de sus padres. Normaliza sus peleas, al igual que sus padres normalizan su relación.
Observo en este mismo momento como sucede exactamente eso. Cómo, luego de haberse mandado miradas asesinas durante toda la velada, Callie y Charles se meten en su coche a los besos. Sin importarles nadie más, solo ellos y los lugares que quieren tocar del otro. Ragnar rueda los ojos al verlos y me lleva hacia nuestro coche.
—¿Volvemos al aeropuerto? — pregunto para llamar su atención de esa incómoda escena y para romper la tensión que afloró en su cuerpo al ver a sus padres caer de nuevo en el círculo tóxico de su relación.
Los claros ojos de Ragnar se enfocan en los míos y contengo el aliento, porque todavía me impactan de lo preciosos que son. Me impacta saber que los miraré para toda la vida y más. Me impacta el brillo con el que resplandecen mientras me observan con esa mirada poderosa suya. Niega y yo lo miro intrigada.
—Te mostraré Rusia por unos días — me da un beso en la mejilla y procede a abrochar mi cinturón de seguridad. Aplaudo con entusiasmo y lo beso, sacándole una sonrisa socarrona —. Volveremos a casa para cuando el ritual de enlazamiento esté preparado y esperando por nosotros — me advierte, pero es la mejor advertencia de todas, porque me muero por ser suya en todos los sentidos.
—Explícame de nuevo cómo funciona eso — pido solo porque quiero escuchar el sonido de su voz mientras me acomodo a su lado, con mi cabeza reposando en su hombro y mis manos entrelazadas con una de las suyas.
Ragnar se pasa todo el viaje al hotel explicándome cómo funciona un ritual de enlazamiento, y no puedo evitar hacerle miles de preguntas hasta que por fin llego a una conclusión.
—Entonces, básicamente te marcaré como a una vaca y tendré que tomar de tu sangre frente a muchas personas — arrugo mi nariz. Sus ojos brillan con diversión.
—Básicamente — sonríe de lado y me ayuda a bajar del coche cuando llegamos.
—¿En dónde irá la marca? — pregunto. Nos adentramos en el ascensor privado y aún sigo maravillándome por los lujos que mi destinado sigue proporcionándome.
—Aquí — su mano libre toma una de las mías y la lleva al centro de su pecho, donde ha deshecho algunos de los botones de la camisa en el coche y ahora puedo tocarle la tersa y cálida piel de sus duros pectorales.
Siento su corazón dar tumbos debajo de mi palma, y no puedo evitar sonreírle.
—Es solo un procedimiento simbólico, Adara, tu marca ya está allí adentro — susurra contra mi boca. Mi estómago se llena de mariposas y agradezco los tacones que me permite pegar su boca a la mía. Le beso, porque sus palabras calan profundo. Puede que no sean un te amo, pero se sienten más poderosas que esas dos palabras.
Su boca devora la mía con hambre. Le encanta que sea la que inicie los besos. Lo noto en la forma en que se descontrola. Sus manos no pueden estar un segundo sin agarrarme para él, y disfruto que me pegue a su duro cuerpo mientras me lleva por el corto pasillo hacia la entrada de puertas dobles de la suite. Gimo cuando me deja caer en la cama y se sube sobre mí.
—Tú también me tienes marcada, Ragnar — susurro cuando se aleja del beso para bajar a mi cuello. Se detiene y me mira por unos segundos. Sus ojos brillan de pasión, posesividad. Mis palabras le gustan —. Marcada para siempre.
—Jodidamente para siempre, nena
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¡Holis! ¡Nuevo capítulo y nueva información! ¿Que les pareció? ¿Les van cerrando algunas cosas que quedaron inconclusas en "Balthazar"? ¿No a más a Ragnar y Adara?
Recuerden que esta es una historia corta, así que a partir de acá todo va a pasar muy rápido. Los años van a pasar de grandes saltos. Cada capítulo tiene el año en el que transcurre, así que no creo que se vayan a perder.
En fin, espero que les estén gustando los capítulos y me disculpo por tardar tanto. Estoy intentando que todo concuerde con "Balthazar" y "Morelli", por eso tengo que ser meticulosa y no precipitarme a publicar capítulos.
¡Nos vemos en el próximo capítulo, bellezas! Va a ser muy prontito. Tal vez hoy o mañana 😘
Candela. ♥️
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