Se me caen los mocos, me duelen las manos por el frío, tengo mis últimos parciales la semana que viene, y respirar hace que quiera escupir tremendo gallo.
Salu2.
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Si no fuese poco, el espantoso silencio parecía de devorar poco a poco las esperanzas de las tres chicas.
Aime, Fukiko y Sasha se encontraban sentadas, en silencio, enfrentadas. Mirándose silenciosamente.
Todo esto ocurrió esa misma noche, cuando más dos muchachas fueron a llevarle la cena por orden de Douma, quien andaba perdiendo los estribos, según el, por algunos problemas dentro de la fortaleza, pero, la realidad de lo ocurrido era por el terrible escándalo que se armo.
—¿Como estás tan segura de tener la victoria obtenida? Ninguna de nosotras podremos huir, Aime-San, muchas murieron hace menos de una semana, para intentar especificar una cifra...— La peli celeste se quedó pensando. —Cincuenta de ellas. Douma-Sama sale todas las noches en busca de doncellas o chicas vírgenes para prestar sus servicios, y no sólo me refiero a volverse sirvientas.
Aquello provocó escalofríos en Aime, le había dado arcadas con solo imaginar a esas pobres niñas ser tocadas por el.
—Hay varias salidas en esta parte del edificio. Las ventanas no son buena opción ya que de una caída, mueres, o sencillamente esperas silenciosamente tu muerte a manos de Douma-Sama.— Comentó la peli verde, Sasha. —Si optamos por la salida de la entrada, habrá enormes posibilidades, ya que el se encuentra en el fondo, y ninguna de las demás tiene el valor de escapar por la entrada.
Todo era un lío, y más si el estaba pendiente de todas, no sólo se estaba arriesgando ella, también las dos jóvenes que le acompañaban.
—Veamos que sale.
...
Kokushibo se encontró frente a Muzan, sin mirarlo.
Kyokko recibo la orden de su líder en convocar a la Luna Superior Uno, pues, notó una ausencia muy notoria, y fastidiosa ante sus ojos, el cual, se vio incómodamente obligado a hablar con el.
Muzan dejo el libro rojo, con los bordes dorados sobre su escritorio, lleno de papeles y líquidos extraños, de coloresy olores raros.
—Se me hace humillante toda esta situación. Dime, Kokushibo, ¿Que diablos te sucede? Te estoy dando el maldito permiso de andar con la chica esa, perdono e intento ignorar tus salidas diarias, pero ahora no logro comprender este tipo de huelga.— Se volteo, y de repente, los ojos de su seguidor comenzaron a sangrar. —Detesto que abusen de mi confianza, he sido muy accesible con tus problemas, pero esto ya se vuelve inaceptable.
Las venas en el cuerpo del demonio se explotaban, creando hemorragias. Si iba al caso, era doloroso, Akaza era un campeón al lado de el cuando experimentaba eso.
—M-Muzan-Sama.— Murmuró, más bien, era un balbuceo.
—¿Que tienes para decir? ¿Alguna escusa para salvar tu trasero?— Se acercó a él, y lo tomo de su coleta, e hizo alzar su mirada. —¿Sabes algo? Estoy a punto de—
Kokushibo lo tomo de la muñeca, sin intensiones de armar escandalo, pero, la desesperación lo estaba comiendo lentamente.
—Muzan Sama, por favor, entienda, se que me ha dado la libertad de poder tener una vida como los seres humanos, y se lo agradezco.— Aflojó levemente el agarre. —Han secuestrado a Aime. Mi baja laboral se dio por eso, y si debo de culpar a alguien, que sea un demonio.
De golpe, Muzan lo soltó,y se alejó un poco de el, apoyándose en el escritorio. Su mirada mostraba una advertencia peligrosa.
—Más te vale no mentir, Kokushibo. Esta mentira te puede costar la vida, ¿Estas consciente de eso?
El mencionado se sentó recto, aunque, aquella sumisión se notaba ante su lider.
—No hay olor humano, no hay sangre de Aime ni del agresor, todo está limpio y bien ordenado.— Comentó, desconcertando a Muzan. —Cuando llegue a la casa, un aire anormalmente frío estuvo en los alrededores, y estamos en climas calurosos.
—¿Dices que alguna Luna Superior anda metido en esto? Vas a tener que presentar pruebas de tus palabras, porque asesinar o condenar a uno de tus compañeros por tu teoría te costará carísimo.— Le dio la espalda, y camino lentamente a otra mesa en el rincón de la oficina, tomando un hielo que estaba dentro de una hielera de balde.
Muzan, instantáneamente le vino a la mente Douma, ese bastardo inútil.
Hace días atrás, su especial seguidor llegó con "grandes noticias", según el. Y era nada más para cotorrear que Kokushibo andaba con la muchacha. Evidentemente lo hizo pedazos, y lo amenazó a muerte si andaba metido o armaba algo, porque Douma era conocido por hacer esas cosas, especialmente matar mujeres jóvenes.
—Te contaré algo, Kokushibo.
El espadachín alzó la mirada, y lo vio. Dudo, si, ya que no era su problema, pero, estaba hablando de su Luna Superior favorita, y más beneficiada.
—Douma vino aquí, a mi oficina una semana antes. Pensé que sería algo respecto a las misiones que le ordené, pero, como siempre, fracasando y haciendo lo que quiere; vino a decirme que te vio con Aime, en su casa, no quiero saber que diablos hicieron, pero los vio juntos.— Su ciervo, pareció sisear, como una serpiente. —Lo castigue, ya que anda metiendo en hocico en donde no le incumbe. Deberías de...no se, ir a visitarlo y hablar con el, no tengo ganas de lidiar con esto, pero, quizás anuncie algo a los demonios, sabes bien que está basura debe de seguir en secreto.
Kokushibo se dio cuenta de que, tenía el apoyo incondicional de Muzan en todo esto, por más que ofenda su relación, o sus emociones mismas, el siempre andaba cubriéndolo todo, eso incluye destruir o hacerlo pedazos a el mismo con tal de no meter la pata.
Todos, incluyo Douma, estaban reunidos, con la mirada en alto, y observando a Muzan, quien estaba al revés. La mayoría desconocía del porque de la reunión, pero Douma ya sospechaba. La mirada de Kokushibo estaba en su nuca, y por primera vez, sintió una especie de pánico, ¿Ya sabía? ¿Sospechaba?
—¿Sospechar de que, Douma?— La Luna Superior Dos sudo frío, y sacudió sus manos, junto a una sonrisa que saqueo a Nakime.
—¡Muzan-Sama, nada, nada!— La mayoría lo miró, pero, Akaza alzó una ceja. —Ya sabe, tiendo a darle trabajo a jovencitas con problemas económicos, y me parece que una de ellas es familiar de un Pilar.
—Lo idiota no se te quitará nunca, parece.— Murmuró Kyokko, con su típico tono aburrido. Douma lo miró y sonrió como idiota.
—¿De casualidad una de esas muchachas no tiene cabello castaño, piel pálida y ojos verdes?— La mayoria se desorientó, ¿por qué estaba preguntando eso? —Para especificarte...siempre lleva una trenza al costado.
La mirada de su líder era feroz, y su tono advertía peligro. Douma negó rápidamente.
—¡Tengo fetiches con las chicas rubias!— Nunca faltaba el bufido por parte de otro compañero suyo.
Douma era un imbécil de primera, y aquello le estaba costando mucho, tenía que hacer algo con ella, y pronto, porque, Muzan estaba demostrando saber algo del asunto.
—Tanaka Aime desapareció. Esta muchacha forma gran parte de mis planes, y está claro que alguien la secuestro, y no un ser humano, los humanos son unos idiotas, no son capaces de hacer desaparecer a alguien sin dejar algo detrás. A lo que voy, alguno de ustedes la secuestro, porque solo un demonio tiene la capacidad de hacer semejante accion muy bien planeada.
El Señor de los Demonios se volteo, y vio a cada uno con amenaza.
—Tienen una nueva misión en común, y esa es encontrar a esta chica, ¡Muevan cielo y tierra si es necesario, la necesito urgentemente en mis malditos planes!
Son más, desapareció, dejando a todos en un silencio sepulcral.
¿Muzan sabía de ello? Se preguntó Akaza. Miro a Douma fijamente, quien se estaba yendo rápidamente del lugar, ¿Y si el tenía a Aime? Su boca se abrió un poco, y decidió seguirlo, arriesgándose.
...
—¡Rápido, el no está!
Sasha había dado el aviso. Douma se había retirado, y esa era la enorme oportunidad de escapar.
Sin embargo, la suerte no las acompañó a ninguna.
Aime, Sasha y Fukiko corrían por el largo pasillo, oscuro, ninguna muchacha estaba en ese sector de la casa, ya que Douma mismo ordenó no estar allí.
El problema, eran las otras sirvientas, quienes, en un sentimiento de envidia, le avisaron a Douma apenas llegó. Lo bueno de todo eso, es que ellas ya estaban dentro del bosque, bastante lejos, pero no para la Luna Superior Dos, quien las podría encontrar fácilmente.
Fukiko, tomo el brazo de Aime con fuerza, ya que este se había lastimado cuando Douma la soltó en aquel cuarto la primera vez que llegó.
—¡Vamos a escapar, tengo fé!— Chilló Sasha, hasta tropezar.
La desgracia empezó allí.
Aime y Fukiko corrieron hacia ella, dispuestas a levantarla para seguir huyendo, pero, Douma llegó, y cayó sobre ella, perforando su espalda. La sangre brotó de la enorme herida como una cascada, encuciando algunos árboles y suelo a su alrededor.
El grito de Sasha, y los restos de ella a su alrededor le provocaron náuseas, y sin poder evitarlo, Fukiko se orino encima mientras sollozaba, pidiendo perdón por hacer escapado, cosa que a Douma, le divirtió, sin embargo, se sabía que estaba fingiendo.
—Aime-Chan, siempre supe que tú eras la cabecilla de todo esto, pero, por tu culpa, estás dos jovencitas morirán.— La castaña trago saliva, bajo un mar de nervios, oía como Sacha se ahogaba con su sangre, y posteriormente fallecía. —Supongo que tú conducta rebelde y retadora hace que Kokushibo-Dono se fije en ti, no hay ser humano que sea capaz de hacerle frente a el, y a mi incluso; hoy tuve una reunión con Muzan-Sama, y anuncio tu desaparición, apuesto que mi gran amigo Kokushibo-Dono no mantuvo su bocaza cerrada. Una pena, la verdad, no obstante, debo de asesinarte, no puedo arriesgarme a morir o perderlo todo.
Sin previo aviso, el lanzo un ataque, creyendo haber asesinado a ambas chicas, quienes fueron cubiertas por tierra y el polvo de esta misma. Douma abrió los ojos, y cubrió su boca con su arma, el abanico, creyendo que las había prácticamente desintegrado, pero, para su sorpresa, Fukiko le lanzó una piedra de forma sorpresiva, y está impacto en su cabeza, dejando una gran herida abierta. El rostro del dominio, o más bien la mitad, se cubrió de sangre, y eso lo hizo sonreír, y de alguna forma, sentir placer por lo caliente que estaba.
—¡Ah, increíble, increíble!— Chilló, eufórico y dejándose llevar por la ansiedad de encontrar a esas dos zorras.
¡Bam! Una rama de un tamaño cuestionable, lo golpeó en la nuca. Aime, ignorando su condición física, alzó una semejante rama, y arremetió contra el, el miedo no podía volverse líder en ese momento, donde no sólo su vida corría peligro, tambien la de la menor, Fukiko; Douma cayó al suelo, arrodillado.
La muchacha de alejó, y jadeó, totalmente ignorante respecto a las condiciones físicas de la Luna Superior.
—Eres especial, Aime-Chan.— Sus ojos multicolor brillaron con malicia. —¡Una pena que deba matarte!
En esos pocos segundos, creyó que su vida acabaría ahí.
Ver cómo el se alzaba, y alzaba su mano, dispuesto a asesinarla. Cerro sus ojos con fuerza, y espero el golpe final.
Una sombra, la tomo en brazos y la alejó de Douma. El ataque que lanzó, logro rozar su mejilla. Abrió los ojos, Akaza estaba ahí, y en su rostro, había una mirada irritada.
El pánico que rodeó a Douma se notó, y para aliviar el ambiente, se rió.
—¡Akaza-San, no sabía que estabas cerca de aquí!
Akaza lo interrumpió.
—Muzan-Sama te asesinara cuando se entere de que tú has estado detrás de todo esto.— Dejo a Aime en el suelo, quien se apegó a el. —¿Por qué, Douma? ¿No te es suficiente con todas las mujeres que tienes en tu casa?
—No lo entenderías, Akaza-San. Jamás conocí a semejante mujer como a la que estas procediendo.— Fukiko apareció de repente y corrió con Akaza, y se escondió detrás de él. A Douma no le importó, y menos a Akaza. —Hablando de traición, ¿Has estado protegiendo a la chica? ¿Kokushibo-Dono lo sabe, verdad? He visto esas cercanías extrañas en la Fortaleza. Que envidia.
Murmuró, fastidiado y celoso.
—No tiene porque importarte lo que haga yo, es detestable lo metiche que eres. — Gruñó, furioso.
Akaza jamás lo aguanto, siempre lo odió, Douma desde que el piso la fortaleza, ha roto su espacio personal, tocándolo, que asco.
—¡Somos mejores amigos, Akaza-San! ¡Todo lo que hagas me importa!— Chilló, fingiendo llorar.
Aime se cubría la herida en la mejilla, mientras miraba con reticencia al demonio superior. El tipo tenía problemas mentales serios, no obstante, notó como fingía, ¿Ya era normal? Alzó la mirada, y vio a Akaza, el parecía tranquilo, y no reaccionó absolutamente ante la escena que estaba montando.
—¿Donde esta Kokushibo-San, Akaza-San?— Murmuró ella.
—El está fuera de la fortaleza, buscándote. Le diré que te encontré, apuesto que tendrá una charla amistosa con Douma.— Escupió con desprecio.
Un error grande. Douma decidió atacar, ignorando varias reglas que Muzan acató.
Akaza peleó valientemente contra Douma, quien atacaba por atacar, era la primera vez que se dejaba dominar por sus instintos, contrario a su oponente, quien era superior físicamente.
El hielo volaba a todas direcciones, a tal punto de chocar contra los árboles, y destrozados, creando sus posteriores caídas. Aime y Fukiko tuvieron que correr lejos debido a los destrozos, ellas, a comparación de los dos, eran humanas, volteo, y vio como akaza perdía sus brazos, ojos, incluso gran parte de su cabeza, y aquello, no parecía dolerle, ni se inmutaba, solo sonreía y provocaba a la Luna Superior Dos.
—Akaza-San, si comieses mujeres, te volverías más fuerte, es una pena, Aime-Chan parece dulce, Kokushibo-Dono es egoísta en no compartir la comida.
Para sorpresa de todos, Douma salto, y cayó frente a las dos chicas, quienes gritaron, Fukiko, entre llantos, se escondió detrás de Aime, quien sin saber cómo, se mantenía firme.
La tomo de la muñeca, y la alzó, colocando el abanico en su cuello, logrando sacar sangre.
—Me excitas, Aime-Chan, ¡Quiero saborear cada parte de tu cuerpo antes de asesinarte!— Sin dudar, ella metio sus dedos en el ojo izquierdo de el, dejándolo ciego.
¡Boom!
Akaza de una patada en la cabeza, lo mando a volar.
—¡Ni se te ocurra, muchacha! ¡Douma no es alguien a quien puedas dominar!— Ahora, quien acababa "decapitado" era Akaza.
Aime grito su nombre, y este, parecía sacudirse, desesperado por recuperarse. De repente, cayó, y Douma la tomo del cuello, y la alzó, sacándole el aire poco a poco.
—¡No más juegos!
Formó un puño con su mano, y apunto directo en el estómago. Sus pupilas se dilataron, no había escape, Kokushibo no llegaría a tiempo, o eso pensó.
Con un gtito desesperado, bajo llantos, el brazo de Douma se cortó en mil pedazos de repente, manchando el kimono de Aime. Ella cayó de cola al piso, y alzó la mirada, en busca de su salvador, hasta poner sus ojos verdes en el.
Kokushibo estaba allí, con el pelo más erizado de lo común, para un momento tan tenso como ese, le recordó a un puercoespín; se paró de repente, y corrió hacia el, contándose de su cuello como si de su vida se tratase, aunque, literalmente era así; el correspondió segundos después.
—Pensé que jamás volvería a verte.— Le susurró en el oído.
El soltó una especie de sonido, pero, se alejó de ella y verifico la herida en la mejilla, y su brazo, notablemente roto, supo al instante que fue Douma, y de paso, su olor cerca de sus labios, ¿Le había lamido? ¿Besado? ¿Tocado?
—¿El te toco? — Ella solo miro el suelo, sin decir algo. El siseo, como una serpiente.
—Me mantuvo encerrada, sin embargo, lamió mi cara cuando armó una especie de banquete. Aparte de eso...— Murmuró lo último, acariciando el brazo herido. —Esa misma noche, me arrojo al piso, y caí sobre mi brazo, pensando en un menor impacto, pero, al parecer no funcionó.
Alzando la mirada, el ya no estaba ahí con ella. Trago saliva y lo miró, ver, y escuchar los gritos de Douma era algo que probablemente o olvide jamás. ni Akaza, teniendo unos cuantos años, vio a la Luna Superior Uno de esa manera, veamos, si Koyuki estuviese en lugar de Aime, haría lo mismo, y más, ya que se trataba de su esposa, ni más, ni menos.
Teniendo a Douma en el suelo, con el cuerpo abierto, del vientre al cuello, este miraba a Kokushibo con una sonrisa burlona, o eso daba a demostrar, pues, se olía el miedo, pero, ahí no se acababa. Tomo a Douma del pescuezo, y lo alzó, dejando caer varios de sus órganos al suelo.
—Debería de darte vergüenza.— Aquello salió como su fuese el gruñido de un perro, rabioso. —Muzan te perdonará esto, sin embargo, yo no.
El pobre cuerpo de Douma ya no parecía reaccionar, y eso incluía su regeneración. Por extraño que parezca, no sucedía y eso, fue a causa de la Nichirin, Kokushibo lo tenía todo preparado, y sabía las consecuencias que podría caer sobre el, sin embargo, ¿Muzan quería a Douma? ¡No! Era un inútil, desde hace mucho.
—K-Kokushibo-Dono.— Susurró, poniendo fuerza en su voz. —¿Así se siente el dolor? Mis órganos, o los que aún están dentro, se sienten fríos.
Por momentos, Aime sintió pena por el. Y millones de teorías se acumularon en su mente.
—Akaza-San.— El volteo, y la vio. —¿Y si el armó esto para sentir algo? Ya sabe, dolor, placer, o algo si.
—No se puede esperar nada de ese imbécil. Si ese es su motivo, se ha equivocado en tomarte como rehén.
Su voz masculina pareció hacer eco en el bosque. Y Douma, lo miró, mientras escupía sangre.
—Me siento realmente traicionado, ¿No me ayudarás?— Le pregunto a la Luna Superior Tres, quien optó por no responder. —¡Eres ma—
En un movimiento en seco, Kokushibo lo decapitó, apagando la vida de su compañero. Aime se cubrió la boca, y junto a Akaza, vieron desparecer su cuerpo. Un sinfín de recuerdos entraron en la mente del peli rosa, ¿Como saldrían bien parados de esa? Kokushibo veía los restos de Douma, sin algún tipo de emoción en su rostro, no era ni medio necesario avisar la caída del demonio, Muzan lo veía todo, no obstante, dudo enormemente que perdonase está situación.
—¿Que pasará ahora? — Susurró Aime, a la nada.
Ninguno contesto, ni Kokushibo, ni Akaza podrían responder aquello.
—No hay nada por hacer.— Soltó la Luna Superior Uno.
Volteo lentamente y camino hacia los dos, y sin decir algo, tomo a Aime del brazo sano, y la alejó del lugar, tampoco le permitió quejarse, pues, su mirada demostraba no admitir ni una palabra. Dejando a Akaza solo.
El joven, soltó un largo suspiro, y se sentó en el suelo, viendo el lugar semi destruido, ¿Tan poco había durado todo? Si, y gracias a Kokushibo, quien por su olfato, pareció lograr rastrearlos.
Alzó la mirada, y vio los enormes nubarrones, cargados de agua, al parecer, lloveria, y el estaría allí para verlo.