—¿en serio pasarás toda tu vida detrás de bruno? jajaja quien lo diría la mismísima violeta hija del magnate Maxwell anda detrás de un hombre que no la quiere suplicándole amor y atención pensé que tenías mas vergüenza—
—Tom, te he dicho que no te metas en mis asuntos lo que haga con mi vida o no, es mi problema tu encárgate de arreglar tu asquerosa vida sin futuro, tú no eres nadie para poder criticar mi forma de ser además por si no recuerdas le fui infiel contigo con su "mejor amigo de toda la vida" sabiendo que en realidad nunca lo fuiste, solo te enganchabas de su fortuna y de su novia jajaja no eres amigo de nadie por lo menos yo fui su novia pero la traición de un un amigo que considerabas hermano tiene que doler más—
—que sabes tú de amistad nunca has tenido un amigo o amiga—
—eres el vivo ejemplo de que tener amigos solo es recibir traición y pérdida—
Tom la tomó por el cuello subiendo su cuerpo desnudo sobre el de ella, mientras sonreía de enojo le hablaba apretando los dientes
—cállate de una maldita vez violeta tú tampoco eres nadie para poder hablar de traiciones, sabias que éramos amigos y caíste lo que significa que tu también querías tenerme sin importar si te descubrían o no y al final terminaste rogando que vuelva a ti sin embargo yo no, no necesito su amistad ¿lo entiendes? tu si lo necesitas o dime violeta ¿es solo un capricho de niña rica? ¿quieres en verdad casarte con bruno? ¿o solo quieres cumplirle el capricho a Margaret?—
Su mirada era intensa sabía perfectamente que ella tenía la razón pero no le importaba a estas alturas del juego aunque aquellas palabras de él para ella la dejaron pensando un poco pero borro esos pensamientos al sentir lo duro de su excitación.
—hazme el amor así con toda esa rabia que me tienes en este momento—
—eres una...— Juntó sus labios y no hablo mas la beso con pasión mientras sus cuerpos se volvían a unir.
Minutos después violeta y Tom se preparaban para salir del hotel, mientras se vestían Tom espetó
—necesito dinero— violeta voltea y lo mira atónita y chasquea mientras da pasos
—jajajaj no me digas que tu papá dejó de mantenerte-
—solo hazme un depósito y ya cállate—
—¿ahora tengo que pagarte por sexo? Que bajo has caído—
Tom la miro de mala gana violeta era buena para sacarlo de sus casillas
—solo haz el maldito depósito—
La cara de ella era de satisfacción negó con la cabeza y caminó hacia su bolso sacó unos billetes y lo lanzó sobre él se había cambiado así que se puso en marcha
—la próxima vez hazme un baile sexy y soporta más tiempo y te prometo que te pagaré el doble- soltó una risa y salió estrellando la puerta Tom pateo y se lastimó un dedo
—maldita infeliz— decía quejándose del dolor.
***
—señor—
—¿que quieres? te dije que no me molestes que estoy en una reunión—
—si, pero es... es que la señora insiste en hablar con usted—
—¿quien?—
—la esposa de Basilio Giordano—
Los abogados y algunos socios lo miraron con extrañes, tuvo una mini tos falsa suspiró
—comuníquele a la señora Giordano que en este momento estoy en una junta muy importante, que me pondré en contacto con ella en cuanto acabe—
—si señor—
La mujer salió a pasos rápidos de la oficina, los miembros presentes se quedaron esperando una explicación de parte de él pero no dijo nada al respecto.
Margaret no era la típica mujer que podía esperar así que fríamente se dirigió a la empresa de los Maxwell, era hora de que él empiece a pagar por el intento de homicidio a su hijo tenía muchos planes para él solo que él no lo sabía.
Subió por el ascensor hasta el ultimo piso de la torre iba acompañada de dos hombres elegantes y bastante altos. Al abrirse las puertas del ascensor las personas del edificio miraban asombrados aunque trataban de disimularlo era obvio que era una sorpresa verla en aquel lugar ya que durante años aún sin importar la relación de bruno y violeta los dos apellidos eran totalmente contrarios cosa que dejaba con inquietud a las personas y ver a Margaret pisar las instalaciones de los Maxwell era de asombro.
Sin que ella se de cuenta uno de los tantos empleados le tomó una foto a escondidas con el fin de venderla a algún periódico. Cuando Margaret llego a recepción la recepcionista estaba de espalda y al escuchar aquella voz dio la vuelta los papeles cayeron de su mano
—saludos, estoy buscando al señor Maxwell Jajaja mm suelo olvidar su nombre sabes—dijo en un susurro lo último, había cambiado su tono de voz por uno hipócrita y chillon tratando de verse amable pero era imposible
—el señor di-dijo que-el señor está en una reunión—
—mmm ya veo— miró hacia el frente había una enorme puerta supuso que esa era la oficina principal
—ahí es su oficina— señaló
—si es...— sin dejar que la mujer continúe hablando camino hacia la oficina los hombres que la acompañaban la siguieron mientras que la recepcionista se interpuso tratando de detenerla amablemente pero ella fue cruel
—salte de mi camino si quieres seguir continuando con tu mugroso trabajo ¿para eso estudiaste para ser una estupida recepcionista? Ganando un sueldo miserable para costear tu miserable vida, si te metes en mi camino puedes lamentar incluso haber nacido-
Las lágrimas se deslizaban por el rostro de aquella mujer no entendía que había dicho o hecho para que Margaret la tratara de aquella manera tan cruel ahora si entendía el porqué de muchas personas tenerle miedo incluso vio la cara nerviosa de su jefe cuando se la había mencionado. Se echó a un lado con la mirada baja dejando que Margaret pase y volvió a su lugar de trabajo
—exacto vuelve a tu podio y no te entrometas muchachita—
Camino fue hasta la oficina quedando frente a la puerta uno de su seguridad le abrió y ella sonriendo entro a aquel lugar llamando la atención de todos, Maxwell se levantó de su asiento molesto ¿que hacía margaret ahí? ¿No había él dado órdenes de que luego se pondría en contacto con ella? Tomó él teléfono para llamar
—oh no pierdas tu tiempo intento detenerme y ya sabes como me pongo cuando alguien intenta hacer algo así jajaj, discúlpenme que no me presente mi nombre es...—
—aquí todos saben su nombre señora—
Espetó la secretaria de él, él la miro y asintió brevemente dándole aprobación a esa respuesta pero se sorprendió al escuchar las palabras de Margaret
—ah ya veo, Maxwell quiero que la despidas—
Todos se miraron sin entender porque ella le daba órdenes al jefe y dueño de todo un imperio, la secretaría sonrió y ella tomó asiento en la gran mesa, todo ahí adentro era negro con cuadros coloridos y luz resplandeciente
—¿perdón?— pregunta ella ingenuamente, Margaret y él se miran por unos segundos irradiando odio
—lo que oíste, quiero que te despidan, por si el no les ha comentando desde hoy los Maxwell y los Giordanos tendrán intereses en común, como ya verán estamos construyendo un gran hotel a las afueras de Edimburgo con el fin de atraer nuevos socios logrando que aquí el señor presente se interese y quiera invertir, entiendo que para el sea difícil hablarles de algo así hemos sido contrarios por tantos años pero eso se acabo desde hoy—
murmullos en desacuerdo se escuchaban no entendían absolutamente nada de lo que estaba pasando pero ella disfrutaba de este momento estaba empezando a verlo como quería, él baja un poco la cabeza y le pide a su secretaria que salga ya que está iba a protestar nuevamente necesitaba encontrar la manera de arreglar este desastre.
—por favor hagan silencio— nadie hace caso y otros empiezan a hacerles preguntas
—señor ¿está consciente que unirse a los giordanos es pérdida para nosotros y toda la empresa?—
—además usted no nos ha informado sobre esta "alianza" por así decirle—
—no me uniré a los Giordano—
Preguntas y cuestionamientos iban y venían el no sabía que responder tomó asiento
—por favor déjenme solo con la señora Margaret—
Todos empezaron a salir de la oficina los hombres de Margaret estaban a cada lado de la puerta parecían estatuas.
Cuando todos salieron y solo quedaron ellos Margaret empezó a reír
—no lo puedo evitar tu cara en este momento es tan ridícula que no puedo evitar reír—
—¿por qué hiciste eso?—
—¿hacer que?—
—¿por qué me humillas delante de mis empleados y socios Margaret? ¡no te hagas la estupida!—
Su respiración era agitada Margaret cruzó las piernas y recostó su espalda del sillón
—recuerda que tú intentaste matar a mi hijo y estás son las consecuencias de meterse con alguien de mi familia, espero que te haya quedado claro que a partir de hoy seremos socios entiendes—
Se levantó de la silla tomando su bolsa y lo miró con lastima al ver cómo se había aflojado la corbata exasperado
—pronto te mandaré un número de cuenta donde vas hacerme una jugosa transferencia y olvida eso de poner todo a nombre de tu princesa quédatelo todo para ti—
Se marchó dando pisadas sonoras la puerta nuevamente fue cerrada dejándolo solo se levantó y sirvió un trago para calmar lo que en este momento sentía ya que era tanto que no sabía diferenciarlo, se dio un solo trago y estrelló contra la puerta el vaso de cristal quebrándolo
—¡PUDRETE EN EL INFIERNO PERRA!— gritó