—Uh, uh, aquí va, sí, ¡listo! Uf, no lo recordaba así de grande.
Louis le sonrió a su padre y admiró el enorme árbol de navidad que habían estado intentando poner de pie durante un rato. Había sido un lío sacar las cajas del sótano, luego sacar las piezas y por último armarlo para ponerlo de pie. Pero valía la pena, la familia era muy apegada a la navidad, y era un pino bastante hermoso como para solo olvidarlo en el polvo y la oscuridad.
Además, Charlotte y Felicité parecían bastante felices sacando adornos de una caja y otra, mostrándoselos con emoción a las pequeñas gemelas que veían todo desde sus respectivos portabebés.
Le gustaba ver felices a sus hermanas. Y daría cualquier cosa por mantenerlas así siempre.
—Louis, te tocarán las luces —soltó su padre, mirándole casi con pena.
—¡Papá! —Louis renegó, riéndose luego—. Hay que hacerlo ambos, es todo un lío.
—Puedo ayudarte.
—Tienes qué.
El timbre sonó y Louis escuchó a su madre desde la cocina pedir que atendieran, le dio una mirada a su padre y él asintió.
—Ya resolveremos esto en un momento —Louis gruñó con diversión y Johan sólo rió.
Abrió la puerta y sonrió, porque bueno, la visita era para él. Llevaba un rato esperando, y allí estaba.
—¿Llegué tarde? —preguntó Harry, alzando en sus manos una caja de galletas.
Louis negó, haciéndose a un lado para dejarle entrar—. Apenas empezamos con los adornos.
—Oh, bueno. Entonces todavía puedo ayudar.
Después de cerrar la puerta ambos caminaron hasta la sala, donde Johan y Harry se saludaron con un choque de puños.
—Hacía mucho que no te veía muchacho —soltó Johan, recibiendo una esfera en su mano por parte de Felicité—. Pensé que habían dejado de ser amigos o algo así.
Louis rió apenado, porque su padre tenía razón. Harry pasaba mucho tiempo de visita cuando eran pareja, después de terminar, Harry desapareció del cuadro familiar por meses. Pero bueno, no era cómodo seguir invitando a tu ex a casa un día después de terminar, ¿cierto?
Eso Louis no había podido explicar a sus padres cuando le preguntaron por "su amigo" Harry.
Habían necesitado tiempo para superarlo mutuamente. Y seguir con esa amistad estrecha que esperaban conservar siempre principalmente por la confianza y el cariño que se tenían.
—Oh no, nada de eso —Harry se adelantó, luego de ver a Louis sin saber qué decir—. Empecé a entrenar por las tardes en el equipo de futbol de la escuela y bueno, eso me quito mi tiempo para jugar videojuegos.
Johan asintió, volteando a ver a su hijo—. ¿Y tú cuando harás algo productivo?
Louis rodó los ojos con diversión—. Cuando tú contrates a una niñera que cuide a tus cuatro florecillas del jardín. Que es lo que hago siempre.
—Sí, me diste. —Johan fingió tener un dolor, que hizo reír a los jóvenes.
—Bueno, ¿en qué soy bueno? —preguntó Harry.
Louis sonrió de pronto, agachándose para recoger un manojo de luces enredadas—. Te encargaras de las luces.
Harry las tomó sin decir nada y se sentó en el suelo luego de ofrecerles las galletas a las niñas alrededor para comenzar con su trabajo. El padre de Louis le miró con las cejas arriba y el ojiazul sólo alzó los hombros con una sonrisa.
☹︎☺︎
Sentarse en el tejado fuera de la ventana de su habitación siempre había sido una de las cosas favoritas de Louis para admirar el cielo o simplemente dejar su mente divagar para escapar de cualquier cosa que le estuviese atormentando en la vida real. Era relajante y cómodo, también el aire se sentía fresco.
Había compartido su espacio con Harry después de armar el arbolito de navidad por completo, y también había invitado a las gemelas con ellos. Su madre le había pedido que tuviese cuidado allá arriba, no era peligroso sin embargo, porque se sentaban bastante alejados de la orilla y ni Daisy ni Phoebe sabían caminar o gatear todavía, por lo que se entretenían con cualquier cosa mientras las tenían en los brazos.
Harry era genial con los niños, siempre les hacía sonreír o emocionarse. Louis era cariñoso y les cuidaba bien, pero le faltaba ese punto que Harry tenía siempre que visitaba a sus hermanas. Ellas lo adoraban.
—No me contaste qué pasó luego de ir con ese chico que sales —Harry dijo, jugando con el suave y corto cabello de la bebé sentada en el hueco de sus piernas.
Louis alzó una ceja, mirando a su hermana pequeña morder una sonaja—. No salimos más. O quizás nunca estuvimos haciéndolo.
Pensarlo es una cosa. Decirlo en voz alta otra. No pensó que se sentiría tan incómodo de mencionarlo, porque debía empezar a creerselo.
Harry en cambio hizo una mueca—. ¿Y eso cómo va?
Louis alzó los hombros, para luego voltear a mirar a Harry, quién seguía con su atención en el cabello de Phoebe—. Quisiera saberlo yo también.
—¿No sabes?
—En realidad no. —aceptó—. Un día era como, sí, salimos a comer esto, te llevo a este otro lugar, te beso, te abrazo, y otro día ni siquiera me acuerdo que existes.
Harry le dio una mirada seria, después hizo una mueca—. Mmm, deduzco que era una relación difícil.
Louis sonrió por pena de sí mismo, luego negó.
—Ni siquiera era una relación. Yo fui el idiota que quizo verlo así. Él ni siquiera era palabras, jamás me dijo algo como "te quiero conmigo, o me gustas" o cualquier mierda para ilusionarme. Todo eran acciones, que creía bastaban para dar un significado a lo que llevabamos. Me deje guiar por lo que hacía y joder es tan confuso.
—¿Y cómo terminó? Es decir... Fuiste a su casa, ¿él estaba?
Louis recordó que no tenía un jodido teléfono por esa idiotez que se le ocurrió antes, pero ya estaba ahorrando para otro. Otro que no tuviese el número de Zayn. Luego se maldijo, porque el número lo sabía de memoria.
—Sí estaba. Pasaron muchas cosas ese día, por un momento creí que habíamos arreglado todo y que iría bien finalmente después de hablar. Y después él simplemente me pidió que no lo buscara más.
Harry volvió a verle a los ojos unos momentos, incluso él se estaba confundiendo por lo que Louis sólo rió.
—Es jodido, ¿no? Pero... Sé que me quiere, Harry.
Harry frunció el ceño—. Lamento ser yo quien tenga que decírtelo, pero después de todo lo que me has contado al paso de las semanas...
Louis le miró con atención—. ¿Sí.... ?
—Amigo date cuenta.
Louis volvió a reír, sujetando con cuidado a su hermana quién volteó a verle extrañada luego de oír su carcajada fuerte.
Harry también rió, alzando los hombros luego para darle obviedad al asunto.
—No, es que... Verás —Louis comenzó de vuelta—. Luego de pensarlo por días y todo eso... Él mencionó cosas esa tarde. Unas que me hicieron sentir bien que eran importantes, y otras que eran más importantes pero no podía pensarlas bien justo al momento.
—¿Cómo cuales...?
—Creo que está envuelto en cosas ilegales —soltó sin más, de vuelta obtuvo la atención de Harry—. Pero no es ese tipo de criminal... —intentó arreglar.
Luego recordó la fachada de Zayn y bueno, sí... Sí era ese tipo de criminal promedio.
—Bueno, es decir... Sí, sí tiene mala pinta pero, me refiero por dentro, ¿sabes? Él es una buena persona, se preocupa por su familia y siempre trata de ayudar... Y bueno, también se preocupa por mí.
—¿Estás enamorado de un...? —Harry intentó decir.
Louis rápidamente negó—. No, no, no. No es ese tipo de delincuente, no es cómo... El que fuma porros en la esquina con su bola de otros amigos maleantes, ¿sabes? —lo pensó un poco más—. Bueno sí fuma porros, pero es muy solitario.
Harry sólo le veía, como esperando que lo arruinara más.
—¿Tiene tatuajes, viste de negro, tiene mala cara? —preguntó.
Louis soltó un suspiro, ocultando sus ojos encima de Daisy—. Sí. Hace todo lo que cualquier criminal estereotipado hace. Pero, no es de esa forma, ¿okay? Todavía no sé qué exactamente hace o en qué trabaja, pero... Tiene un arma y, no me quiere cerca de él por cualquier cosa que pueda pasar. Acabo de entenderlo hace unos días.
—Louis —Harry llamó su atención—. Suena peligroso.
Acarició la piel del brazo de Daisy y soltó un suave suspiro.
—Zayn no es peligroso Harry —dijo después de unos segundos—. Es, una buena persona. Me quiere lejos de él para que nada malo me ocurra, pero eso ni siquiera me importa. Ahora solo puedo pensar en sí estará bien, o cómo le ha ido... Sólo me preocupa demasiado. Y él eso no lo entiende. Le parece más fácil apartarme y a la mierda lo demás.
—Pero... Si tiene un arma y dices que hace algo ilegal, pues debe ser mayor, como, muuuy, mayor.
Louis volvió alzar los hombros—. Tiene veintidós. No es tan adulto.
Harry guardó silencio un rato, y cuando Louis iba volver a decir algo le escuchó hablar.
—Pues quizás sea por eso que a veces te sientes confundido —se decidió por decir—. Porque él ve las cosas distinto, tiene más años, más experiencia. Si él cree que tenerte a su lado te pone en peligro, está bien que quiera apartarte. Allí demuestra que de verdad te quiere.
Louis frunció el ceño—. ¿Pero qué podría pasarme? En caso de que estuviera trabajando en algo jodidamente malo, no es como si fueran a saber quién soy, casi nunca podíamos vernos de todas formas.
—Estoy seguro de que ni tú ni yo podemos imaginarnos nada. No entendemos cómo funcionan las cosas de ese lado, y es mejor así.
Louis soltó otro suspiro—. ¿Y qué hay de mí? Todo el rato estoy allí tratando de pensar en otra cosa que no sea él. Y no funciona.
Harry acomodó a Phoebe en sus brazos cuando le miró bostezar y cerrar los ojos lentamente, acunandola para que estuviera comoda. Después miró a Louis.
—Cuando algo es para ti Louis, lo es. Cuando algo no es para ti, es mejor sólo olvidarlo.
Louis gruñó, escuchándose casi divertido.
—No sabes lo que dices —espetó, riéndose luego—. No puedes superar a alguien como Zayn. Necesitas verlo, es... Perfecto.
Harry también se rió—. También le decía eso a mis amigos, y veeme ahora, charlando contigo de una manera muy cómoda sin sentirme mal.
Louis alzó las cejas y observó a Harry a los ojos—. ¿Y les decías eso por mí?
El rizado asintió sin pena.
—Claro. Cuando dejamos de ser una pareja también me sentía justo como tú ahora, pensando en cientos de posibilidades, imaginando que volveríamos a estar juntos y todas esas cosas. Pero después lo superé, y te veo hablando de alguien más en tu corazón y creeme, no me hace sentir nada malo. Es sólo, normal. Somos amigos ahora. Y de eso se trata saber cuándo algo es para ti y cuándo no.
Louis sonrió, enternecido—. Siempre das los mejores consejos Harry. Gracias por estar aquí ahora, de verdad es agradable.
—Antes de cualquier cosa, solíamos ser muy buenos amigos. Eso no va a cambiar.
Louis rió—. Eres simplemente una ternura. ¿Puedes recordarme por qué razón rompimos?
Harry también se rió, bajito, ya que la bebé en sus brazos se había puesto a dormir.
—Porque no estabas preparado para salir del closet y yo no estaba preparado para entrar en él. Ya sabes, frente a tu familia.
Louis separó los labios y asintió, dándole la razón.
—¿Tú nunca has estado en el closet? —preguntó con curiosidad—. Plenamente yo tampoco, ya que jamás he intentado hablar con mis padres sobre eso, pero... No me gustaría hacerlo.
Harry alzó los hombros—. Siento que nunca lo estuve. Llegué a casa de la mano de una chica la primera vez, la presenté como mi novia y mis padres la saludaron con una sonrisa y la invitaron a la cena. Después llegué de la mano contigo y te presenté como mi novio, mis padres te saludaron sonrientes y también te invitaron a la cena. Y supe que podría llegar con cualquiera y para ellos estaría bien. Mi madre dijo que se trata de mi comodidad, no la de ellos.
Louis parpadeó, asintiendo con suavidad—. Eso parece ser genial.
—Es normal. A nadie debería importarle el con quién te tomes de la mano. Tú no quisiste decirles a tus padres sobre nosotros y eso está bien, cada quien sus cosas ¿sabes? Tampoco es como que tengas que tener esa típica charla cliché del "ah, soy gay, aceptenme". Son cosas personales que si no quieres no necesitas decir.
Louis sonrió—. Sí... Tienes razón. Yo, bueno, no me sentiría cómodo hablando de eso. Es decir, no me avergüenzo de ninguna manera sólo...
—Está bien Louis. Tú puedes amar a quien quieras amar, después de cualquier cosa, todos somos personas.
☹︎☺︎
El callejón estaba en silencio, llevaba un rato recargado en su motocicleta y encendió un cigarrillo cuando le apeteció, por lo que sentía el humo tibio salir por su nariz.
La venta estaba tranquila pero no iba mal. Tenía ya lo de su paga diaria y un poco para el gordo de Mavelier, que con suerte iba a dejarle descansar el día siguiente.
Su teléfono vibró, por lo que dejó el cigarrillo en sus labios y se movió para sacarlo de su bolsa trasera. Había un par de mensajes en la pantalla, los cuales abrió después de poner el patrón de seguridad.
Era una de sus hermanas, Waliyha.
"Mañana iremos a comprar los regalos de navidad. ¿Vendrás?"
Fumó un poco más y apartó el cigarro de sus labios dejándolo entre sus dedos. Con su mano libre prosiguió a escribir.
"Intentaré, el jefe todavía no me confirma un descanso. ¿Ya sabes qué voy a comprarte, de todas formas? ¿Qué hay de Safaa, decidió también?"
La única razón por la que había conseguido su primer empleo habían sido sus hermanas pequeñas. Después de que él tuvo que volver a casa con su madre porque el bueno para nada de su padre había sido enviado a prisión, sus pequeñas hermanas se habían quedado solas.
Completamente, porque su madre también había sido una drogadicta más con sobredosis. Y Erick les había hecho crecer a como había podido, en un ambiente que en definitiva no era para dos pequeñas princesas.
Zayn siempre las había protegido, y ellas eran la razón de haber abandonado su hogar a los catorce años. Estar cerca de ellas hacía más fácil el poder cuidarlas, porque no confiaba en Erick, ni en sus amigos, ni en ese hogar. Y aunque a veces bebía y cometía estupideces, siempre volvía al anochecer para poder contarles un cuento y ponerlas calientitas debajo de las mantas.
Cuando todo para Erick terminó, el "hogar" que tenían también. Zayn había intentado armar algunos planes para poder hacerse cargo de ellas, pero, haberse influenciado de un padre tan imbécil y el haber seguido algunos cuantos de sus pasos tampoco le convertía en el mejor candidato para poder cuidar de dos niñas. E hizo lo mejor que pudo.
Buscó a la abuela maternal de sus hermanas y le pidió que las dejara vivir con ella. Igual él buscaría la forma de poder mantenerlas, sólo necesitaba que estuviesen seguras, que siguieran yendo a la escuela, que no se convirtieran en lo que él se había convertido. Y para su suerte, y de ellas también, Vaness aceptó. A los diecisiete obtuvo el primer empleo, que se trataba de repartir comida a domicilio. La paga era poca, pero con las propinas se convertía en suficiente para abastecer a Waliyha y Safaa de cualquier cosa que necesitaran.
Funcionó por un tiempo, pero cuando ellas estaban por pasar al colegio, Zayn se dio cuenta de que necesitaba más dinero. Ellas lo necesitaban a él.
Y fue yendo de empleo en empleo, hasta terminar allí en ese callejón.
Vendiendo hierba y coca a quien lo solicitara. No se necesitaba mucho esfuerzo. Era sólo quedarse allí, esperando a los conocidos que quisieran comprar.
Obtenía más que suficiente para sus hermanas, su madre y él. Y no era tan malo a decir verdad.
Recibió un mensaje más, esta vez se trataba de Safaa.
"Leyah me dijo que querías saber sobre mi regalo de navidad c:"
"Sí, les dije que iba a comprarles lo que quisieran."
"¿Un teléfono estaría bien? Sólo si puedes, si no, no importa."
"¿A ti te parece un teléfono?"
"Sipi. Waliyha quiere maquillaje."
"Okay. Mañana vamos por ello."
"Gracias, te amo."
"Te amo más. Cuidense, recuerdale a Waliyha que no tiene permiso de ir a esa fiesta que mencionó"
"Ella lo sabe. Nana nos dio cena y estamos por meternos a la cama. Buenas noches."
Un auto entró al callejón, con luces apagadas yendo despacio. Le observó apenas, pues seguro sería alguien conocido.
Volvió su vista al teléfono y escribió.
"Buenas noches para ustedes ambién."
—Malik. —le saludaron, cuando la puerta del auto fue abierta.
Levantó su mirada del teléfono y se encontró con Carson, un compañero que solía vender en otra zona.
—Carson —levantó la barbilla como saludo y guardó su teléfono—. ¿Buscas algo?
—No, me han mandado. Mavelier.
Zayn asintió—. ¿Para...?
—Darte un mensaje. Sobre lo que ocurrió con su hijo.
Con lentitud cambió de posición, colocándose a la defensiva—. Y de qué va.
—Sólo está avisándote. Quiere que sigas trabajando con él, de hecho tienes que hacerlo. Pero no puede pasar por alto el que hayas amenazado a su hijo.
Frunció el ceño.
—Fue su jodido hijo quien me amenazó primero.
Hubo silencio, y luego una puerta más del auto fue abierta. No pasó mucho antes de que Zayn pudiese distinguir al gordo de Mavelier. De traje, con bigote y un sombrero raro en la cabeza.
—¿Es acaso que estás acusando a mi hijo como niñato de preescolar?
Zayn parpadeó—. De hecho sí.
—Vaya muchacho, por eso me agradas.
—Bueno y de qué va esto. Sé que lo tomas como si la hubiese cagado, pero tu hijo estaba...
—Me dijo lo que hizo —Mavelier le interrumpió—. Y me dijo lo que tú hiciste. —sonrió con sarcasmo y se acercó unos pasos—. ¿Salvandole el culo a tu noviesito?
Zayn apretó los puños, pero tragó la amargura en su boca y alzó los hombros—. No fue la ocasión. —dijo sin más.
Mavelier rió—. Carson ya lo dijo, sé que es mierda y todo eso pero Malik.... No puedo dejarlo pasar así. Le apuntaste con un arma a mi pequeño maricón, y todo el barrio lo sabe.
—Si lo saben no fue por boca mía —se defendió.
Mavelier asintió, dándole la razón—. Como lo dije, mi hijo es todo un marica que estuvo hablando de más. Pero, no tengo ningún problema con los maricas. —alzó los hombros—. Mi hijo es uno, tú eres uno, y venga, me caen bien, incluso los aprecio mucho. Pero no se trata de si te gusta apretado o no, se trata de que me faltaste al respeto.
Zayn bufó, asintiendo.
—Lo que vayas hacer mejor hazlo ya. No es como si no lo hubiera estado esperando de todas maneras.
—Así es como funciona Malik. De eso siempre hablamos.
—Lo sé.
—Bueno... Verás, te moleré a golpes. Vas a desear no haber nacido, y suplicarás por morir. Pero, eres un buen chico así que dejaré que esto pase y seguirás trabajando conmigo. ¿Eso está bien para ti? —sonrió.
Sin más, el pelinegro asintió—. Sí, suena bien.
Mavelier rió, y se acercó para palmearle el hombro—. Adoro a este muchacho. ¿Lo ves, Carson? Está todo bien ahora.
Pero Zayn tomó aire, porque sabía que Mavelier no había mentido sobre hacerle desear no haber nacido.
Mavelier jamás era un juego.
Y le aliviaba un poco haber podido alejar a Louis a tiempo.