Vortex

Por Sterliing_s

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Voldermort nunca existió. Nunca fue el niño que vivió. Nunca tuvo que luchar contra la oscuridad. Nunca tuvo... Más

Prólogo
I
II
III
IV
V
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI

VI

913 92 33
Por Sterliing_s

Sirius ingresa al ministerio vistiendo sus túnicas de auror. Sonríe a las personas que lo saludan y se acerca a hablar con aquellos más cercanos, pero la conversación no es tan larga porque debe seguir su camino. Lo han llamado para que asista no solo como jefe de Aurores, sino también como cabeza de la familia Black en un juicio del wizengamot. Se le solicitó, a su vez, en nombre del jefe del departamento de seguridad, que estuviera presente, por lo que durante aquel juicio estará ocupando tres puestos.

Su voto valdría por tres por lo que es muy importante. Sirius tiembla de deseo ante aquello. Ama ser importante en esos juicios porque para todos los magos que están allí ― bueno, la mayoría ― él es y siempre será un cero a la izquierda a pesar de ser la cabeza de la gran familia Black.

Baja las escaleras que lo dirigen a una de las salas de juicio. Según el reporte que le dieron, están siendo juzgados una pareja, cada uno por cosas diferentes. El hombre trato de salir de Londres luego de que dejará a la mujer en quiebra y la mujer en venganza le lanzó un hechizo a él en pleno callejón Diagon, formando un escándalo.

Sería un caso sencillo si los que estuvieran siendo juzgados no fueran nada más y nada menos que la familia Bones, familia conocida por ser parte del wizengamot.

― Señor Black, un placer verlo.

Amelia Bones es la primera en saludarlo a penas ingresa por las puertas dobles. Dentro los asientos poco a poco se están llenando. Puede ver a Lucius hablando con William Nott. Le sonríe suavemente a la mujer.

― Amelia, hola.

Nunca ha sido de una excelente etiqueta y quienes lo conocen saben aquello. Amelia le sonríe. Ella está en representación de la familia Bones y sabe que quienes serán juzgados son su hermano y esposa. Tiene curiosidad ahora que entró a la sala y no ve a nadie desconocido, la cual sería la persona por la cual Edgar Bones engañó a su esposa y la dejó en quiebra.

― ¿Vienes solo?

― Si. ― responde.

Normalmente Regulus lo acompaña a aquellas reuniones súper aburridas, porque a pesar de ser él quien es la cabeza de la familia Black, el cuarenta y cinco por ciento pertenece a su hermano y sinceramente, él está mucho más capacitado que Sirius, pero en esos momentos Regulus está ocupado en San Mungo con nuevas provisiones de pociones y ayudando en una de las alas.

Su hermano, aunque no ejerce del todo la medimagia, si le fascina y de vez en cuando se pasa por aquel hospital.

― ¿Puedo preguntar?

Ella suspira, alisando su túnica color oscuro. A penas ingresó a la sala, el wizengamot lo reconoció como el heredero Black y sobre su uniforme de auror colocó la túnica con sus iniciales en dorado sobre su pecho junto con ese estúpido sombrero que odia.

― Te juro que no sé qué le sucede a Edgar ― farfulla haciendo un pequeña mueca ―. Hace una semana nos hablaba sobre sus planes con Rachel y como querían formar una familia, pero luego, hace tres días vació prácticamente toda la bodega de ella y trató de escapar...

― ¿Y en gringotts permitieron eso?

― Rachel cuando se comprometió con Edgar dio acceso directo a sus bodegas, así como él a ella...

― No tuvo problemas al sacar el dinero.

Gringotts puede ser el lugar más seguro del mundo, mucho más que hogwarts y hasta el propio ministerio, pero si la palabra de un mago esta allí, ellos la cumplen sin hacer preguntas, aunque la situación sea sospechosa.

― ¿Y el dinero pudo ser recuperado?

― No. ― vuelve a suspirar y Sirius abre sus ojos, sorprendido ― Eso es lo extraño, ¿sabes? No hay rastros de él y mi hermano se niega a hablar, dice que no sabe nada.

Sirius frunce el ceño, aquello si es extraño. El monto que Edgar Bones sacó de la bodega de Rachel Addams no fue unos simples galeones, fueron millones y que estén desaparecidos le parece muy extraño. Ahora entiende la necesidad de Rufus Scrimegour por tener a varios representantes del Departamento de Seguridad Mágica.

El animago quiere decir algo, pero la llegado del ministro hace que todos en la sala busquen sus correspondientes asientos y esperen al inicio del juicio.

― Buenos días a todos los presentes. ― inicia Rufus ― Es un honor tener a los representantes de las familias más respetadas del mundo mágico en este juicio. Hoy, jueves, diecisiete de mayo del año en curso se da inicio con el juicio contra Edgar Bones y Rachel Addams de Bones.

Los nombrados ingresan por las puertas y son llevados al atrio, donde los hacen sentar en unas sillas con una pequeña diferencia entre ellos. Sirius sigue observando a su alrededor. No hay nadie desconocido, nadie que pueda ser la amante del hombre. Frunce levemente el ceño, creyó fielmente que la mujer estaría presente.

― Edgar Bones, usted es juzgado por el hurto de más de cien millones de galeones que extrajo de la bodega de su prometida, la señora Rachel Addams.

― Ella dio su permiso.

― ¡No fue así, inmundo animal! ― grita la rubia mujer. Sus ojos azules inyectados con sangre por el enojo de su cuerpo. A su lado, Edgar parece desinteresado, su mirada perdida en el piso. ― Podías sacar, si, ¡pero no todo mi maldito dinero que he ganado con creces para dárselo a tu amante!

― Mi dinero es suyo...

― ¡Pues sácalo de tu bodega, no de la mía, pedazo de bruto!

― Señora Addams, le pediré calma, por favor.

Ella suelta una risa crédula y Sirius hace una mueca. La mujer esta enojada y le da la razón. Conoce a Edgar, estudió con él en hogwarts y a pesar de no ir en la misma casa, lo veía en clases compartidas. El hombre siempre fue alguien centrado, demasiado amable y noble, digno de un hufflepuff como su hermana.

Pero aquel Edgar Bones que en esos momentos se encuentra sentado en el atrio, se ve tan vacío, un ser que le da igual el dolor de la mujer que ama ― o que una vez dijo amar ― y que simplemente no siente nada.

Calma... entiendo lo que me pide, señor ministro, pero compréndame usted a mí. ― la voz de Rachel es baja, sus ojos viendo por encima de sus pestañas al ministro. Al otro lado de las gradas, Sirius observa como Amelia ve a su cuñada ― o excuñada ― con pena, su labio inferior entre sus dientes ― El hombre con el que he pasado siete años de un momento a otro me deja en la calle prácticamente, quitándome todo lo que he ganado con esfuerzo y lo peor, para dárselo a su amante... ¡Su amante!

Nadie habla, ni siquiera el ministro.

― Tal vez, señora Addams, no cumplió con su deber de cónyuge y por eso el señor Bones, hizo lo que hizo.

Oh, por Merlín, Sirius desea darle una patada a esa bruja, pero no puede.

Dolores Umbrige comenta con altanería desde su lugar en las gradas y las miradas que recibe por las personas a su alrededor no son nada agradables, pero las ignora olímpicamente.

― Dolores...

― Edgar Bones ha sido un hombre de carácter desde que inició a trabajar en el ministerio y desde el momento que se citó para este juicio me pareció desagradable la manera en la que lo tratan.

― ¿Lo tratan? ― jadea Rachel ― ¿A él? ¡Fue él quien me robó todo, señora!

― ¿Y no fue usted quien lo noqueo y luego golpeó consecutivamente en pleno callejón Diagon?

― Si, no lo niego. Y lo volvería a hacer, señora inquisidora porque lo que yo le hice a él, no es ni lo mínimo que él me hizo a mí.

El silencio vuelve a reinar en el lugar, nadie da una palabra. Sirius en serio creyó que sería un caso que podría resolverse en unos minutos, pero oyendo todo lo que está sucediendo y los problemas envueltos sabe que no será así. Esta totalmente con Rachel, aunque esta fuera lastimado gravemente a su esposo, este la dejó en la quiebra y parece no importarle aquello.

Solo son unos segundos más de silencio, antes que Rufus hable nuevamente.

― En base a los sucesos y todo lo que hemos estado escuchando, teniendo en cuenta los interrogatorios a los duendes de gringotts y la unión económica entre los dos presentes, no es posible llegar a un acuerdo, porque la bodega de la señora Addams, esta de igual modo bajo el nombre de su esposo, Edgar Bones...

― ¡No!

Sirius siente su pecho caliente y su garganta arder. Es increíble lo que está haciendo Rufus, está actuando como un completo imbécil.

― Pero, al ser el monto de tal magnitud y al ser compartida dicha bodega, la mitad del dinero extraído debe ser devuelto por parte del señor Bones...

No tan imbécil, pero sigue allí.

― ¡Pero!...

― Y por los delitos de agresión agravada, la señora Addams tendrá que realizar servició comunitario en el ministerio durante tres meses para pagar su deuda, mientras que la mitad del dinero extraído deberá ser entregado por el señor Bones a la señora Addams en una fecha límite de tres días, iniciando desde hoy.

Sirius no está para nada de acuerdo, pero sabe que es muy difícil que Rachel obtenga todo el dinero de regreso. Cuando ambos firmaron su matrimonio mágico fusionaron sus magias, sus vidas, todo y entre ellos conlleva su dinero. Lo de él es de ella y viceversa. Sirius por esa razón odia el matrimonio mágico, prefiere mil veces el muggle.

Odia ver la mirada desorientada de Rachel, escuchando el veredicto y odia más la desinteresada de Edgar quien se ha mantenido en silencio desde que habló por última vez. Sus ojos fijos aún en el suelo y sus manos entrelazadas sobre su regazo.

― Hora de la votación. ¿Quiénes a favor del veredicto?

Todos, menos Umbrige levantan la mano.

― En nombre del wizengamot y mi poder como primer ministro de magia, doy por finalizado este juicio con el veredicto final...

― Quiero el divorcio.

Los jadeos no se esperan. Un divorcio. Oh, por Merlín.

― Quiero el divorcio mágico completo.

Desvinculación completa. Son contados los divorcios en el mundo mágico, no muchos tratan el tema tan a la ligera o toman la decisión frente a todo el consejo mágico supremo. Rachel Addams en serio no quiere saber nada sobre Edgar Bones y Sirius la comprende en su totalidad y por la mirada de varios de los presentes, también.

― Veredicto dado. ― la voz del primer ministro es baja, casi cautelosa mientras sus ojos no se despegan de la rubia, buscando indicios de broma o burla. No hay nada más que determinación pura. ― Y con esa petición, señora Addams, le pediré que pase la solicitud con su abogado y si el señor Bones está de acuerdo, se realizara el respectivo juicio.

Las túnicas desaparecen y Sirius se permite levantarse para caminar directamente hacia Amelia, quien habla con Lucius.

― Quiero matarlo. En serio lo deseo tanto.

Escucha Sirius farfullar a la mujer y Lucius asintiendo. Puede que mantenga su fallada de respetado sangre pura con cabello irreal, pero por su mirada sabe que comparte la opinión de la bruja más joven.

― Si gustas, dile a Rachel que se comunique con Lily Evans, sé que ella estaría encantada de llevar su caso y hacerla ganar... con todo respecto, Amelia, pero Edgar merece acabar en la calle por lo que le hizo a su esposa.

― Por Merlín, lo sé, no te disculpes.

El Black mayor se acerca y se acomoda en medio de ambos adultos, quienes lo observan por unos segundos.

― No va al caso, pero en serio necesito saber quién fue la bruja por la cual Edgar le hizo esa barbaridad a alguien como Rachel.

Lucius y Amelia lo observan. El primero con desaprobación, la segunda con curiosidad.

― No lo niego, yo igual muero por saberlo.

― ¿E ir tras ella?

― Y decirle a Rachel para que ella misma vaya.

Lo último que los tres adultos captan es como Edgar y Rachel son sacados de la sala. El hombre con su mirada aburrida y ella con las lágrimas cayendo por sus mejillas. 

Lejos de aquel lugar, en medio de uno de los tantos bosques de Londres en una sucia cabaña bajo un Fidelius, una bruja se goza de las noticias nuevas mientras cuenta por quinta vez en el día, el dinero que el hombre Bones le otorgó luego de unos pequeños movimientos que no fueron muy difíciles de realizar teniendo las herramientas adecuadas para realizarlos y, sobre todo, las personas correctas en los lugares correctos.

Su plan de años está empezando y no descansara hasta que todos paguen por lo que una vez le hicieron, y cuando cada familia poderosa este en lo más bajo, ira por ellos. Por él. Por el hombre que una vez fue suyo y se lo arrebataron, dejándola en la calle. Todos sufrirán lo que ella sufrió.

Pieza por pieza, todos van cayendo. Ella siendo la reina y los demás los peones. Ella moviendo los hilos de sus títeres desde detrás de la cortina, porque nadie se enterará de su identidad hasta que todo vaya de acuerdo al plan.

― Pagarán.

Murmura la bruja, sus ojos fijos en la chimenea que tiene en frente en donde en esos momentos se incineran varios papeles que ya no necesita.

― Tú me jodiste la vida, ahora yo joderé la tuya. ― sus ojos viajan hacia la viga encima de la chimenea. La foto muggle que tienen pegada a los ladrillos ― Destrozaré desde la base tu vida y no notarás nada hasta que ya estes hundido. Te lo juro, Potter, acabaré contigo.

Esa mirada verdosa penetrante y oscura.  

Ehhh, bye

Ah, aquí si hay abogados y aunque no son muchos, los pocos qué hay son muy reconocidos. La carrera no tiene ni veinte años de haberse introducido en el mundo mágico

Harper 🥀

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