Bluays

By Nalu_Horvath

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¿Alguna vez han escuchado hablar del bando legendario del instituto Bluays? ¿Si? Entonces también sabrán que... More

-Prólogo
-Reparto
-Chapter one
-Chapter two
-Chapter Three
-Chapter Four
-Chapter Five
-Chapter Six
-Chapter Seven
-Chapter Eight
-Chapter Nine
-Chapter Ten
-Chapter Eleven
-Chapter Twelve
-Chapter Fourteen

-Chapter Thirteen

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By Nalu_Horvath

Jacob

Mi cuerpo se sentía tan pesado, no podía siquiera levantarme de la cama esta mañana, y no lo hubiera hecho si no fuera porque debía de rendir un exámen.

Mi cara de asco se notaba de aquí a mil años luz, hasta la obra que estaba pintando demostraba mi odio por la vida ahora mismo. Ustedes me preguntarán, ¿Jay de que carajos estás cansado si solo pintas y prácticas obras?, pues mis queridos, déjenme decirles que a esta pobre alma en pena le tocó unos padres psicópatas, que venían todos los fines de semana o entre semana para poder entrenarme.

Y su entrenamiento, era como si Satanás agarrara mi mano y me quemara por completo.

No, no estoy exagerando. No soy como mi padre.

Mi quería madre la última vez que estuvo aquí, me hizo mantener el pincel con el brazo estirado... POR DOS HORAS.

Fueron las peores dos horas de mi terrible existencia, ni con mi ex novia había sufrido tanto.

-¿Ustedes dicen que este pensando en como asesinarnos? —sentí a Melanie decirle a mis mejores amigos.

-O tal vez en como matarse el mismo —aportó Austin.

-La segunda es más acertada —dije para mirarlos, ellos estaban tan relajados en los bancos de la sala de arte.

Eran como las dos de la tarde, y no había ni un solo alma en mi club, de ahí la razón de porque mis amigos y las chicas estaban aquí como si estuvieran por su casa.

Miré de reojo y vi a Perséfone anotar cosas en su cuaderno, alcé una ceja y sonreí con curiosidad. Últimamente esta chica me daba demasiada curiosidad, era literalmente como una caja de Pandora, un día estaba de buen humor y a los 10 minutos hacía uso a su nombre y se transformaba en la reina del infierno. Pero aún así, era divertido molestarla, simplemente para ver su límite.

-¿Qué escribes Percy? —Mel le preguntó con dulzura. Y yo simplemente seguí con mi pintura.

-El plan —fruncí el ceño y todos la miramos sin saber a qué se refería.

-¿Para qué? —preguntó Austin, tratando de conseguir respuesta para todos.

-Para matarte —le sonrió como si nada y mi pobre amiguito palideció.

-¡Percy! Ya hablamos de esto, no vamos a matar a Austin —la regañó Kylie y abrí los ojos.

¡¿En serio había un plan para matar a mi mejor amigo?!

-¡¿Qué?! —gritó con desesperación Tin. -¡Estoy aquí por si no lo sabían!

-Tranquilizate chefsito, solo bromea —Mel se rió forzosamente golpeándola con el codo a Percy quien la miraba como si estuviera loca. —¿Verdad, Percy? —se lo dijo entre dientes ya que estaba forzando una sonrisa.

-¡Claro! ¡Ja, ja, ja!, ¿Cómo crees que te mataremos Austin? —se rió falsamente y se me escapó una pequeña risita. -¿Entonces está noche chicas? —murmuró a modo de broma a sus amigas quienes la miraron mal. -Ay buenos, una ya no puede hacer bromas tranquila y sin ser juzgada.

-No serías juzgada si no quisieras matar a mi pobre Tin —Zack abrazó por el hombro a Austin que parecía chiquillo traumado.

-Ya, en serio, ¿Qué plan pequeña psicópata? —le preguntó Kylie con curiosidad. -Aah~, ¿es para tu conquista? —¿qué?. Miré a Perséfone con una ceja levantada al igual que mis amigos. ¿Qué conquista?.

Perséfone se puso nuevamente roja, como la manzana que era. Pero simplemente se mantuvo callada viendo a sus amigas con sus ojos abiertos, como queriendo quitarles sus cuerdas vocales para que no sigan diciendo cosas.

Así que a la pequeña manzanita le gustaba alguien.

-¿Qué pasó manzanita? ¿Acaso tienes a alguien en mente? —Perséfone me miró con enfado y cerró su libro con agresividad.

Creo que el plan será matarme a mí.

-Es mi plan semanal, idiotas. —se cruzó de brazos con su diario entre medio.

Oh.

¿Pero había alguien?

Me comí mi duda y traté de quitarle importancia a aquello, con tal, no era de mi importancia y realmente no me interesaba. Simplemente ver a una Perséfone enamorada sería muy divertido, todo porque quería seguir molestándola con ese apodo tan estúpido que se me ocurrió, pero que al mismo tiempo, le quedaba como anillo al dedo.

Cuando di mi última pincelada la puerta se abrió mostrando a mi mamá. Oh dios no, por favor de nuevo no, sus críticas eran como puñales en mi espalda.

-¿Practicando? —la vibcon medio obviedad y ella pasó sin ningún problema, al igual que mi papá que entró con felicidad, mi papá era como un Golden, era increíble el parecido que tenía con ese perro. -Oh, mejoraste demasiado —dijo situandose atrás mío pero luego giró la cabeza y soltó una risita por los maravilloso espectadores que tenía.

-¿Y ustedes? —preguntó mi padre viendolos a cada uno.

-Me aburría, así que quise ver sufrir a Jacob —para que quiero amigos si lo tengo a Austin.

-La verdad que si es divertido —bueno, para que carajo quiero un padre si es lo mismo que tener a Austin.

Seguía sintiendo la mirada de mi mamá sobre el cuadro y eso me ponía sumamente nervioso, ella era tan perfeccionista con el arte que sacaba pequeños detalles que ni un ojo humano podría ver; pero claro, ella era la gran Aries Leduc, con una super vista desarrollada que hasta parecía Superman.

-Aquí, falta un poco más de sombra —se los dije. Resoplé envolviendo mi pincel en el color correspondiente y esperando más detallitos.

Pero después de otros cinco minutos ella permaneció callada mientras arreglaba ese tema de la sombra, no decía nada y eso me asustó, más aún cuando mi padre también se situó atrás mío y ambos permanecieron callados. Terminé de trazar todo y me di la vuelta con curiosidad, y allí estaban ellos, sonrientes y al mismo tiempo asombrados ante mi pintura.

-¿Qué ocurre? —mi papá me despeinó como si fuera un niño de ocho años y mi madre me dió un beso en la cabeza.

-Está perfecto, no le hace falta nada Jay —abrí los ojos ante eso, ¿acaso acababa de satisfacerlos?, ¿acabo de hacer que los talentos mundiales quedarán satisfechos?. -Es tu gran obra, y una mejoría de tan solo una semana —me guiñó un ojo mi mamá sonriéndome orgullosa.

Vi a Perséfone quien me lanzó una mini sonrisa y yo a ella.

Gracias Percy.

[...]

-Esa sonrisita no es normal, Jacob —me giré en la silla de mi escritorio, ante lo que dijo Austin, para ver a los idiotas de mis amigos.

-¿Van a seguir con eso? —pregunté por décima vez.

No debería de haberle sonreído a mi compañera de equipo. Estaban demasiado pesados desde que me vieron hacerlo y como Perséfone me devolvía una pequeña sonrisita, que no sé cómo demonios notaron, porque hasta a mí me costó entender que esa niña me sonrió.

-¿Qué tienes con Perséfone?, ni siquiera llevamos un mes de llevarnos civilizadamente —inquirió Zack tratando de sacarme algo de mi boca sin siquiera ocultar casi nada.

Y si, digo casi nada, porque realmente Perséfone si me ayudó bastante. Hubo tardes en la que éramos ella y yo en la sala de artes, necesitaba de la vista súper crítica de alguien, y Perséfone es demasiado perfeccionista y criticona, casi se asemejaba a mi madre, pero era casi imposible que sea igual de detallista que ella. Pero aún así me servía para ir visualizando mejor las cosas que les faltaban a mis cuadros.

Perséfone me hizo dar cuenta que no había ninguna historia por detrás de esos trazos, que como ella había dicho, eran casi vacíos. Es por eso que mi madre siempre hallaba algo para criticar, o incluso, no sentía esa magia con la que ella pintaba y dibujaba. Y gracias a esta chica, que suele teñirse de rojo cuando pasa por momentos vergonzosos, me di cuenta del error que estaba cometiendo.

No pintar con el alma.

-¿Seguro que no hay nada? —Tin me sacó de mis pensamientos y lo miré con cansancio.

Simplemente suspiré, rodé los ojos y volví a ver hacia mi escritorio.

-No hay nada chicos, ustedes se están haciendo la cabeza —con eso se quedaron callados, al menos por ahora.

Hace como media hora que estaba viendo estos ejercicios de trigonometría, realmente no podía entenderlos, y ya eran como las una de la mañana, mis amigos estaban acostados y yo tenía mi velador prendido para no molestarlos con la increíble luz potente de la habitación.

Hablando de mis amigos, realmente si se callaron a penas si dije eso. Me di la vuelta nuevamente y los vi tratando de dormir. Dios que paz me da que duerman.

Okay, sonó medio mal y un poco acosador decir eso. Pero era paz porque habían estado insoportables con lo de Perséfone. Eran increíblemente irritantes cuando se trataba de una chica, y más cuando era de ese grupito en específico.

Miré a la ventana frente a mi escritorio y estaba casi todo oscuro, si no fuera por la gran luna que había y los faroles, definitivamente el exterior sería una boca de lobo. Pero en cuestión de segundos mi corazón casi se detiene al sentir como una piedra impactaba contra mi ventana, okay no era una gran piedra pero de igual forma el sonido me alertó.

Capaz si sea un poquito parecido a Leo Constans. Pero les juro que es pura casualidad.

Abrí mi ventana ya que seguían impactando pequeñas piedritas y tenía miedo de que mis compañeros se levantaran. Al abrirla y tratar de fijar la vista hacia abajo, vi a Perséfone bajo el poste de luz.

Oh era Perséfone.

Esperen...

¡¿Que hace Perséfone aquí?!

Y lanzandome piedras para colmo.

Me sentía como la amante de una historia.

-¿Qué demonios? —murmuré viendo como indicaba su teléfono.

¿No era más fácil mandarme un puto mensaje?, menos mal que sabía que no criaba palomas porque de seguro me mandaba una mensajera.

Al encender mi celular recibí un mensaje de ella, pidiéndome que bajara. Fruncí el ceño pero no le dije que no, realmente tenía curiosidad de porque casi me rompe la ventana.

Okay, si soy casi igual que mi padre.

Cerré la ventana y apagué el velador para dirigirme hacia la puerta con la luz que me daba la gran luna llena. Traté de hacer el menor ruido posible al cerrar la puerta y con mi linterna del teléfono comencé a caminar por los pasillos. Se me llegaba a aparecer algo y no iba a levantar a mis compañeros sino que a todo el maldito edificio masculino, y era lo último que me faltaba para ganarme el odio completo de todos, porque no había nada pero de que te levanten a la noche, más siendo que al otro día habían demasiadas actividades.

Bajé las escaleras con rapidez y saludé al guardia cómo era de costumbre, me vio extrañado pero como no era en contra de las reglas salir al campus por la noche, no había problemas, a menos que parezca sospechoso y yo, por lo menos, no me siento sospechoso.

Al salir divisé a Percy y fui hasta ella, simplemente me miró y por primera vez me sonrió como era debido.

-¿Estás endemoniada? —se le borró la sonrisa rápidamente.

-Muchas gracias por el halago, Jacob —me reí un instante y esperé a que me dijera porque demonios me había buscado como si fuera Rapunzel en su torre.

-¿Para que me necesitas, Romeo?, digo porque me sentí como la amante de una historia de romance, cuando golpeaste mi ventana con piedritas, eso y casi me da un infarto

-Eres un exagerado, Picasso —levanté la ceja ante su estúpido apodo. -Oh claro, me olvidé que el único que podía poner apodos estúpidos, eras tú

-Al menos Manzanita es mucho mejor que Picasso —Percy me miró como si estuviera bromeando. Y no, no estaba bromeando por si les surgía la duda. -¿Qué querías? o debo de esperar a tu paloma mensajera

-Que idiota eres —negó sonriendo levemente. -Simplemente venía a felicitarte por tus felicitaciones de parte de los tíos —¿Era por eso que vino aquí a la madrugada?.

-¿En serio interrumpiste mi sueño reparador por eso?

-Ni siquiera estabas durmiendo Jacob, podré ser medio sorda pero te digo que vi muy bien tu cabecita por la ventana, tampoco es que estés como en el quinto piso de los departamentos, estás en el primero —bueno, si era verdad, encima que Percy era demasiado detallista.

-Bueno, bueno ¿solo para eso viniste e interrumpiste mi sesión de estudios? —ella alzó una ceja y ahora no sabía con que me saldría.

-De seguro no entendías ni lo que estabas viendo

-Tienes razón —ella se rió y por un momento sentí esa misma paz cuando mis compañeros permanecían mudos, como un peluche, no los de Toy Story porque esos hablaban más de lo que yo hablé en mi vida, ni tampoco Ted, ese oso era una radio parlante; simplemente los peluches normales.

¿Okay cómo demonios llegamos a hablar de peluches?

-Si, simplemente era eso —iba a decir algo más pero los teléfonos de ambos sonaron al mismo tiempo, los dos nos miramos con un poco de confusión y los encendimos para ver que era.

"Bienvenidos a la competencia de bandos, les adjunto el cronograma a todos los equipos, que gane el mejor"

Con Perséfone nos miramos con nerviosismo ante todo lo que se venía, desde que nuestros tíos y padres estén observando cada competencia, hasta los nervios que preparaba cada competencia.

Pero lo que más rondaba en mi cabeza, era qué demonios hacia el director levantado a las una de la mañana.

————✨✨✨————

¡Hola! Si, así es, volví de mis vacaciones interminables jsjshdj. Pido disculpas a todos los que se quedaron en el último capítulo, pidiendo más.

Realmente sentía que escribir ya se había vuelto monótono, simplemente sentía que todo lo que escribía no eran más que palabras vacías y mi diversión por la escritura se había acabado. A eso sumenle que estaba en mis últimos año de secundaria y comencé a querer pasarla siempre con mis amigos. Y este año por fin ingresé a la universidad, estoy estudiando medicina, mi sueño desde que tengo como 8 años. Así que entre el ingreso a mi carrera y mis ganas de vivir mis últimos años con mis amigas, me hicieron dejar de escribir.

Pero acá volví, lista para entregarles aunque sea un capítulo por semana, ya sea de Sirens o de Bluays.

Ahora disfruto mucho más de la escritura y en serio estoy feliz de volver a escribir sobre mis pequeños talentos.

Los extrañe a ustedes un montón, también. Así que sin más, los despido hasta el próximo capítulo. Los quiero mucho y ¡Byebye!💖

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