pongan rosa pastel para más emoción.
Los rayos de sol chocaron con su rostro adormecido aún, invitándolo y dándole la bienvenida a despertar en un nuevo día. Apenas se movió un poco en la cama el cansancio le poseyó por completo. Un cansancio conocido como cuando te ejercitas o algo de esa índole. Un cansancio pasajero y sostenible.
Alargando un bostezo rodó sobre sí mismo hasta quedar boca arriba y admiro el techo blanquecino por algunos minutos, en silencio. Mismo que fue interrumpido y reemplazado por las voces escandalosas afuera de la habitación.
Extrañado ante el bullicio arrugó el entrecejo y movido por la curiosidad se sentó en la cama, respirando profundo para levantarse. El frío piso recibió a sus pies descalzos y camino con pasitos apresurados hasta el baño, encerrándose en el momento exacto antes de que la puerta de la habitación fuera abierta.
Emocionado por la adrenalina de tener que "correr" para que, quién fuera que hubiera, no le viera desnudo, se sentó en el inodoro y despeino sus cabellos.
Tres toquidos fueron dejados desde afuera en la puerta del baño, sacándole un gritito, asustado: ── ¿Tas ahí, mi amor? ──la voz divertida y suave de Roier le hace reír con gracia.
── ¡Me voy a bañar! ──grita apenas en respuesta.
── ¿Te ayudó? ──el tono seductor del beta le hace carcajear con fuerza.
── No, quizás en otra ocasión. ──responde también con el mismo tono, moviéndose hasta entrar en la pequeña cabina de vidrio y encender la regadera.
Supuso que Roier se había ido, así que abrió la llave de la regadera, sintiendo rápidamente las gotas de agua fría chocar contra su piel desnuda. Sus manos se volvieron puños con fuerza al intentar soportar el agua helada recorriendo su cuerpo y suspiro pesado.
Algunos minutos después su cuerpo se acostumbró al frío y cerró la llave. Tomó la botella de shampoo con olor a sandía y esparció un poco en la palma de su mano, lo dejó de nuevo en el pequeño estante y emulsionó el líquido jabonoso, creando una pasta espumosa, misma que comenzó a esparcir en sus cabellos húmedos. Abrió la llave de nuevo y enjuago con suaves masajes su cabello, dejándolo bonito, brilloso y con rico aroma. Las gotas de agua pararon esta vez dándole paso a la parte que más le gustaba, enjabonarse el cuerpo.
Ni siquiera pudo darse cuenta de la presencia de otra persona en el baño hasta que sintió unas suaves y frías manos posarse en su cuerpo húmedo, tomándole con posesividad de la cadera. Salto en su lugar ante el contacto y gimió bajo cuando sintió un ligero beso ser depositado en la piel desnuda de su cuello.
── Dios, que ganas de tomarte ahora. ──la voz susurrante y conocida del híbrido de oso hace presencia a sus espaldas. ── Lastima que deba irme a laburar ──pausa dejando otro beso en su nuca. ── Me encantaría hacerte mío otra vez.. ──gime de nuevo al sentir una ligera mordida en su cuello.
Molesto por la lejanía del mayor de media vuelta sobre sus talones y gruñe observándole con el ceño fruncido. La suave risa de Spreen se escucha en toda la extensión de la pequeña habitación, haciéndole sonreír también.
── Pensé que ya te habías ido y que le habías pedido a Roier que me echará un ojo. ──informa con voz ronca debido al uso de su garganta.
── Y si, eso iba a hacer, pero Roier quería echarte otro tipo de ojo. ──murmura con recelo de manera inconsciente rodando los ojos, saliendo de la pequeña cabina para sentarse en el inodoro.
── ¿Estás siendo posesivo conmigo? ──la pregunta sale por si sola de sus labios en un tono emocionado e inocente, siendo incapaz de no demostrarlo con una pequeña sonrisa.
No recibe respuesta, solamente un pequeño gruñido. Aun así el pequeño sonrojo en las mejillas blanquecinas del mayor le hacen sentir por mucho emocionado y casi suelta un par de grititos, y algunos saltos.
Pero el golpe de la realidad lo abofetea de repente al recordar algo importante. El alfa tenía una familia y él solamente era un amante, algo pasajero, una aventura, un capítulo de relleno en la historia del alfa de tranquilizante aroma e insufrible belleza.
── ¿Quackity? ──escucha de repente sacándole de la lluvia de pensamientos que empezaba a inundar su cabeza. Sacude la cabeza con cuidado intentando volver a la realidad y le observa callado.
El rostro preocupado del mayor le hace sentir miserable. ¿De verdad estaba preocupado? No, no lo estaba.
Ignorando aquello da media vuelta y toma la esponja junto al pequeño bote blanco de jabón corporal, esparciendo un poco del gel blanquecino y de atrayente aroma en ella, moviendo sus manos para crear burbujas y comenzar a enjabonarse.
── Quackity. ──omite el llamado siguiendo con lo suyo, pasando la suave esponja por su abdomen y agachándose un poco para llenar de espuma sus largas y regordetas piernas. ── Quackity. ──lo ignora de nuevo. ── Mírame, Quackity, odio que me ignoren, hey. ──no presta atención al mayor y sigue con lo suyo, terminando con su tarea, pasando a abrir la llave y dejar que la lluvia artificial limpie su cuerpo y su mente.
Ni bien termina con ello y cierra la llave, una suave toalla le atrapa con si fuera un pequeño burrito y es elevado en el aire hasta quedar posicionado en el hombro del alfa, quien, imitándole omite sus quejas y lo lleva hasta afuera del baño.
── ¡Ya bájame! ¡Estoy desnudo! ¡Me van a ver, alfa estúpido! ──patalea exigiendo ser depositado de nuevo con los pies en el suelo, siendo ignorado olímpicamente. ── ¡Basta! ¡Spreen! ──lloriquea al no ver ninguna otra alternativa. El chantaje solo ocasiona que le dé una fuerte nalgada, haciéndole gemir del dolor, no iba admitir que le había gustado.
── Te voy a bajar cuando me digas por qué me ignoras. ──informa el mayor con tono infantil.
── ¡Ya, déjame, cabrón! ──pide entre gritos.
Rendido suelta un pesado suspiro y se deja hacer. Al menos había sido tan amable de envolverlo en una toalla, estaría seco para cuando lo dejará en paz.
En un rápido moviendo sus pies estuvieron de nuevo tocando el suelo y los fornidos brazos ajenos le abrazaron con fuerza. No había necesidad de decir absolutamente nada, ni siquiera estaba mentalmente preparado como para hacerlo. Sin más se dejó hacer hasta que de nuevo sintió su lejanía y le observo fijamente.
── ¿Qué tenés? Estábamos bien hace dos segundos y de un momento a otro vos te pusiste todo raro, ¿Estás bien? ¿Son las hormonas? ──las preguntas casi le hacen reír, por lo que, sin más, ante el tono preocupado e inocente sonríe sin ganas.
¿Por qué con él?
── Sure, it's the hormones, asshole. ──susurra fingiendo confianza antes de dar media vuelta y caminar hasta el armario en busca de ropa limpia.
── Bue, vos tenés la habilidad de cambiar de idioma cuando se te canta la pija... ──de manera inevitable suelta una sonora carcajada. ── Che, Quackity. ──el llamado le anima a voltear. ── Tengo una duda, ¿cuándo termina tu celo? ──se notaba curioso.
Pensó un poco, acomodando mejor la toalla envolviendo su cuerpo: ── Termina hoy. ──el silencio se hace presente en la habitación.
Ninguno se atreve a hablar.
Ese día terminaba su aventura. La propuesta había sido que podía durar hasta donde él estuviera dispuesto, pero no creía estarlo, menos después de lo que había sentido últimamente en esos días. Podría estarlo confundiendo con el miedo al abandono y la soledad. Pero no podía ignorar los sentimientos que estaban comenzando a nacer en su interior y si podía pararlo en ese momento era mejor para él.
Enamorarse era algo que estaba prohibido para él desde lo que había sucedido con Luzu. Y ni siquiera podía pensar en querer a alguien que ya tenía a alguien que lo esperará en casa y un niño que los uniera de por medio. No podría con la carga emocional y psicológica de destruir una familia. Mucho menos la familia de su querido Ramón, no.
Todo terminaba ahí.
¿Estaba mal sentirse triste por ello? ¿Era malo no querer que terminará su aventura clandestina e impura? ¿Era malo no querer dejar ir al alfa aunque tuviera familia?
Muchas preguntas y todas ellas tenían una respuesta que no quería escuchar y prefería ignorar.
Los pasos del alfa se escucharon en la habitación, alejándose seguido del rechinido de la puerta avisando que se había marchado. El picor en sus ojos indicando la llegada de las lágrimas le hizo soltar un sollozo ahogado.
── Puta madre... ──susurra con la voz enronquecida producto del nudo en su garganta, el cual raspa con molestia.
Pero no puede permitirse llorar, no al menos por alguien que solo había llegado a su vida con intenciones de satisfacción sexual y nada más.
hola, les traje un regalito, no se fijen mucho en el dibujo, porque me salió culerisimo, los tqm, de te quiero manosear, pero sólo si son mayores de edad porque me meto en problemas. :]]
me dan ganas de ponerlo de portada, pero no sé dónde poner el título del fic. 😔
y ahora qué, todo acabo, no queda más, seremos dos extraños, yo, te olvidaré, me olvidarás, hasta nunca ah..