🥀 ATEEZ ONE-SHOTS (+18) 🥀

By NoisySpikeu

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•Las descripciones son muy explícitas, no leer acompañadx. •Todas las aclaraciones importantes se encontrarán... More

🐸ACLARACIONES 🐸
RECLUSO (San)
HAIRDRESSER (Yunho)
CHEATER (Mingi)
ROCKSTAR (Yeosang)
HERMANASTRO (Wooyoung)
STUCK (Seonghwa)
VAMPIRE (Wooyoung)
San, Mingi, Yunho & Seonghwa
BLINDFOLDED (Yeosang)
GYM (Jongho)
HOST (San)
FRIEND (Yunho)
CAMERINO (Mingi)
SECRETARIA (Yunho)
PIANO (Seonghwa)
BITING (Wooyoung)
TÍMIDO (Hongjoong)
STALKER (Mingi)
SOFTIE (Yeosang)
SLEEPOVER (San)
KIDNAP (Hongjoong)
TEACHER (Jongho)
GHOST (Seonghwa)
COFFEE (Yunho)
COP (Mingi)
(SAN) The Werewolf and The Witch
CEMENTERIO (Hongjoong)
UNDERWORLD (Wooyoung)
STALKER PARTE 2 (Mingi)
RELIGION (Seonghwa)
Tired (SAN)
GHOSTFACE (Yunho)
COMUNICADO Y PREGUNTITAS

DRUNK (Hongjoong)

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By NoisySpikeu



El algoritmo recomienda más las historias con muchos comentarios, así que porfi ayúdenme con eso.

Gracias

<3 I love uuuuuuu <3

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Él siempre había sido un chico simpático, agradable, servicial y responsable. Era la primer persona a la cual acudía cuando necesitaba ayuda para estudiar, ya que tomábamos las mismas clases y era muy bueno para explicar conceptos complejos en palabras más simples con ejemplos muy buenos. Desde que lo conocí, me resultó muy atractivo a pesar de su baja estatura. Tenía una mirada dulce y cálida que reflejaba determinación y seguridad. Era el tipo de persona tan paciente y tranquila que tienes miedo de descubrir cómo luce estando enojado.

Rara vez lo veíamos en las fiestas que organizaban los chicos de la universidad, pero cuando iba no destacaba mucho, sólo se quedaba allí con su vaso casi lleno de jugo con a penas un poco de vodka charlando, riendo y bailando un poco. Jamás lo vimos del todo borracho (tal vez un poco más alegre de lo usual). De hecho, él era quien guiaba a nuestros compañeros más ebrios hasta los taxis para que pudieran volver a casa. Por otro lado, yo era mucho más propensa a excederme. Fue una de esas veces aquella que generó nuestro bucle interminable de tensión:

Era una noche cualquiera de viernes, había bebido varios tragos y mis inhibiciones se habían esfumado, por lo que no paré de bailar y moverme de un extremo al otro de la casa hablando con quien se me cruzara. De alguna forma llegué a la habitación del anfitrión y allí encontré a Hongjoong totalmente solo, sentado al borde de la cama mirando su celular; al levantar la vista me sonrió amablemente.

—¡Hola, Jiyoung! ¿Todo bien?

—¿Qué haces aquí solo...?

—Me cansé un poco de todo ese ruido.

—Sí, cierto... —me tambaleé en su dirección y me arrojé de espalda a la cama junto a él— La cabeza me da vueltas —me froté los ojos— ¡Mierda! ¡Me corrí el maquillaje, voy a quedar con ojos de panda!

Hongjoong echó a reír y se inclinó para verme desde arriba.

—A ver, mírame un segundo.

Cruzamos miradas y él parecía realmente estar inspeccionando mis párpados para asegurarse de que mi maquillaje estuviera bien.

—Sólo un poco en los costados, pero sigues estando linda, siempre lo estás.

—¡No digas eso! —reí— ¿Acaso estás ebrio?

—No —su rostro seguía estando a menos de medio metro del mío.

Quedamos en silencio por unos segundos y tragué saliva.

—Tú también eres muy lindo, Hongjoong... —enterré mi índice en su mejilla— Eres muy tierno... me agradas, Hongjoong. Eres un gran tipo, Hongjoong... realmente, eres un tipaso...

Soltó una carcajada que lo obligó a cubrir su cara con las manos.

—¡Lo digo en serio, tonto! —me incorporé y lo miré seriamente— ¡Escúchame! ¡Si mi madre te conociera, diría que eres el marido perfecto para cualquiera de sus hijas! Aunque mi hermanita tiene doce años, dudo que ella te guste... ¡Y si te gusta, eres un enfermo!

Hongjoong no paraba de reír y con cada nueva ocurrencia parecía renovarse.

—Tus ojos son muy lindos, cuando me miras me da ese nosequé y además te vistes genial, ¿has pensado en ser idol? La mitad de los chicos de Stray Kids también son bajitos, tienes oportunidad. Aunque generalmente debes empezar a ser trainee desde muy joven, tú ya estás en la universidad... ¡Pero hey! ¡Tu imitación de Michael Jackson del concurso de talentos estuvo genial! ¡Bailas muy bien!  Eres lindo, delgado, talentoso y muy responsable, tienes madera de líder.

—¿Siempre te pones a elogiar gente cuando estás ebria? —su pregunta era constantemente interrumpida por su risa.

—De hecho, sí... el otro día le dije a Yunho que debería ser actor... pero no te pongas celoso.

Nuevamente, dejó escapar una risotada.

—No me pondría celoso de alguien que no es mi novia.

—¿Me lo estás proponiendo?

—¡Claro que no! Primero debería invitarte a salir un par de veces y ganarme tu corazón.

—¡Deja de coquetearme!

—Tú eres la que coquetea.

—¡No coqueteo, estoy ebria!

—Tienes razón, deberías recostarte. Mañana vas a recordar esto y avergonzarte.

—Cierto... maldita sea ¡Olvida todo lo que dije!

—Muy tarde. Cuando un hombre recibe un elogio de una chica linda, jamás podrá olvidarlo.

—Embriágate para que se te borre la memoria.

—No —se levantó de la cama aún sonriendo. Pude notar el sonrojo en sus mejillas—. ¿Quieres que te traiga una botella de agua?

—No tengo sed...

—Si no te hidratas ahora, mañana tendrás resaca.

—Tienes razón... te lo agradecería.

—Ponte cómoda, ya regreso... de paso voy a avisarle a Seonghwa que vas a dormir aquí unas horas.

—Está bien, gracias...

Esa noche dormí en la cama de Seonghwa, pero al día siguiente fue Hongjoong quien estaba del otro lado de la misma, dándome la espalda. Había hecho una barrera con almohadas para asegurarse de que no tuviéramos contacto, cosa que me causó bastante gracia. Bajé a la cocina y allí estaba el dueño de casa jugando al Animal Crossing en su Nintendo Switch junto a una humeante taza de té, apoyado en la encimera, y aunque era bien sabido que detestaba el café, la cafetera estaba recargada con dos tazas de agua, presuntamente para cuando Hongjoong y yo despertáramos.

—Buenos días, sleeping beauty —dijo sin apartar los ojos de la pantalla.

—Buenos días, Seonghwa —me froté los ojos y quité una lagaña—. Discúlpame por arrebatarte la cama anoche.

—Está bien, mi hermano está de viaje y dormí en su cuarto —puso una taza bajo el pico de la cafetera y la encendió.

—Menos mal... —me asomé al salón— Está todo muy limpio, ¿En qué momento lo hiciste?

—Hongjoong y otros chicos que no estaban tan ebrios me ayudaron a ordenar un poco anoche, cuando desperté pude terminar.

—Diablos... lo siento, la próxima te ayudaré a limpiar.

—No te disculpes, no tienes por qué hacerlo. Después de todo no eres como Wooyoung y las chicas desastrosas que invita. Ayer una de ellas casi tira al suelo mi Estrella de la Muerte de Lego.

—Qué perra.

—Lo sé, qué perra.

La cafetera hizo un pitido y Seonghwa se apartó para que pudiera tomar mi café.

—¿Pasó algo con Hongjoong anoche?

—¿"Algo" como qué?

—No lo sé... "algo".

—No sé a qué te refieres, pero lo único que hicimos fue charlar un poco, luego me trajo agua y me dormí. Supongo que después de eso volvió aquí con ustedes. Esta mañana lo encontré durmiendo junto a mí, pero nos separaba un muro intraspasable de almohadas.

Negó con la cabeza y dio un sorbo a su té.

—Está a años luz de ponerla este flaco...

Solté una risilla.

—¿A qué te refieres?

—Se gustan, ¿no es obvio?

—Sí, pero a penas anoche en mi estupidez de ebria pude decirle que es lindo... no vamos a tener ese tipo de encuentros tan rápido... menos en tu cama.

—Buen punto... ¿entonces no descartas la posibilidad?

—¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio del señor mejor amigo?

—Sí.

—Entonces no, no lo descarto.

—Me parece genial.



Hongjoong no me quitaba los ojos de encima durante los siguientes días en la universidad. Todas nuestras interacciones eran normales, pero notaba una mirada y semblante que nunca antes había visto en él, y a su vez mis manos sudaban, me ponía nerviosa al tenerlo cerca y no podía quitar de mi cabeza la imagen de su rostro a pocos centímetros del mío en la cama. 
Seonghwa estaba al tanto de ambos puntos de vista pero fingía demencia a la hora de ser interrogado por cualquiera de los dos. 

Dos jueves más adelante, llegó un mensaje de Hongjoong al chat grupal en el que organizábamos fiestas, eventos y otras cosas de interés, donde decía que al día siguiente su casa sería sede de la siguiente fiesta y que podríamos invitar a quienes quisiéramos. Lógicamente Wooyoung invitó a cuatro chicas, Mingi a dos o tres amigos más, y a medida que cada uno avisaba la cantidad de personas que iban de su parte, la lista parecía no tener fin. 
La noche del viernes fui junto con Seonghwa, Jongho y San, quienes vivían relativamente cerca de mi casa, y una vez allí Hongjoong abrió la puerta con un aire de hastío, con la música a todo volumen y luces de colores intermitentes a sus espaldas.

—La noche es joven, ¿Por qué esa cara? —rió San.

—Wooyoung invitó a las locas y Yunho no sabe con cuál quedarse, ya me rompieron un florero y tuve que guardar la televisión en mi cuarto... pasen.

Y así hicimos, encontrando el caos en su máxima expresión. La mesa del comedor estaba repleta de botellas de alcohol y vasos a medio terminar, la música seguía estando ridículamente alta, algunos se pusieron ebrios muy rápido y al pasar de los minutos pude ver a la distancia a Hongjoong bebiendo trago tras trago. Asumí que para evitar preocuparse de más, prefirió nublar sus sentidos. Me acerqué a él, ya con dos copas encima, al verme sonrió ampliamente y bailó a mi lado un rato.

—¿Te estás divirtiendo? —pregunté lo suficientemente fuerte como para que el ruido no hiciera que mi voz se perdiese.

—¡Mucho! —terminó su vaso— ¿Tú la estás pasando bien? 

—Muy bien, me alegra que no estés estresado.

—El que tenga miedo de morir que no nazca —miró su vaso— ¿Quieres acompañarme a buscar otro trago?

—¡Claro!

Fuimos corriendo a la sala y vimos un soju sin abrir. Nos miramos a los ojos por unos segundos, sonreímos a la vez y él tomó dos vasos pequeños que sirvió para posteriormente brindar. Él tomó cinco shots, yo sólo soporté dos.
A los pocos minutos estábamos nuevamente con los demás bailando y riendo. Al pasar de las horas, poco a poco la casa fue vaciándose, hasta que finalmente quedamos Hongjoong, Seonghwa, San, Jongho, Mingi y los amigos de éste, quienes estaban tirados en los sofás de la sala. Para mi sorpresa, yo no estaba tan ebria.

—Creo que es hora de que pida dos taxis... —dijo Seonghwa antes de hacer fondo blanco de una botella de medio litro de agua mineral.

—Estoy mareado —dijo San apoyando su frente en el hombro de Seonghwa.

—Por supuesto que lo estás, te bajaste una botella de soju de mango tú solo.

—Había dos —comentó Mingi— ¿Qué pasó con la otra botella?

—¡Culpable! —saltó Hongjoong estirando las vocales.

—Nunca antes visto... —observó Jongho— El sobrio del grupo en un estado deplorable.

—¡Deplorable tu madre! —refunfuñó antes de arrojarse en seco al único sofá que quedaba libre.

—¿Te puedes quedar con él? —me dijo Seonghwa— Necesito estar en casa por la mañana, mi madre quiere que la ayude con el almuerzo familiar.

—Qué dulce... —San estaba particularmente mimoso y no se separaba de Seonghwa— ¿Me invitas?

—No.

—¡Malo!

—Jiyoung, quédate esta noche con Hongjoong, por la mañana no va a ser capaz de mover un músculo.

—De acuerdo...

Nos encargamos de llevar al resto de invitados a la calle en cuanto ambos taxis llegaron, y me quedé allí con Hongjoong, quien estaba en una posición innecesariamente incómoda, desparramado como una babosa en el sofá.

—¿Te sientes bien? 

—No... —quiso levantarse pero estuvo a punto de fallar— Diablos... me siento sucio.

No pude evitar soltar una carcajada.

—¡¿De qué te ríes?!

—De ti... ¿Quieres ir a darte una ducha? Te espero en tu cuarto con un café, podemos ver una película hasta que te duermas.

—¿Tú no estás ebria?

—No, hoy decidí moderarme al ver que tú no lo harías.

—Qué tierna... —se me acercó tambaleante— Eres una chica maravillosa, Jiyoung... —pareció escanear mi rostro con los ojos— Y eres tremendamente hermosa... 

Ruborizada, sólo pude retroceder un poco y reír con nerviosismo.

—Lo siento, no quise incomodarte... iré a ducharme... —le dio hipo y refunfuñó frotándose un ojo mientras iba hacia el baño.

Me quedé en la cocina preparando dos tazas de café, miré el reloj y marcaba las cinco de la mañana. Aproveché el tiempo y recogí gran parte de la mugre que había quedado y fui a buscar ambas bebidas para llevarlas a la habitación en cuanto oí la puerta del baño y los pasos torpes de Hongjoong acercarse.

—Oh... no debiste —dijo antes de sentarse junto a mí en en la cama, tomando el control para prender la televisión y abrir el catálogo de Netflix.

Lo miré bien y noté que no llevaba camiseta, sólo unos pantalones de pijama.

—Espero que no te moleste que ande así.

—Para nada, es tu casa.

Una vez que bebió el café y dos vasos de agua, respiró profundo y exhaló.

—¿Estás bien?

—¿Reconoces esa sensación de cuando sigues ebrio pero eres consciente de lo que haces, pero aún así estás desinhibido?

—Suele pasarme —sonreí y me incliné hacia él para prestarle atención, encontrándome con esos ojos que me devolvían una mirada diferente a la que veía antes de la fiesta de Seonghwa.

—Estoy en ese momento de la borrachera en la que mi cerebro sigue rogando por más endorfinas y serotonina y me da ideas locas de cómo conseguirla.

—¿Y cuáles son esas ideas locas que tienes?

—Una de ellas es besarte.

Quedé pasmada unos segundos, tragué saliva y noté que mis manos comenzaban a sudar. No obstante, lo único que se me ocurrió hacer en ese momento fue darle lo que quería, así que asentí y se abalanzó sobre mí como quien se abalanza sobre un delicioso festín luego de días sin comer. Correspondí intentando seguirle el ritmo, aunque se encontraba tan acelerado que era bastante complicado. De cierto modo, la situación y el hecho de que estuviera prácticamente desatado me agradaba bastante. Llevé mis manos a su pecho, subiendo poco a poco hacia su clavícula, sus hombros, cada parte de él que siempre quise tocar pero nunca había tenido la oportunidad, cosa que él también aprovechó, quitándome el top y el sostén, tirando de mi cadera para que fuera a sentarme sobre su regazo, antes de lo cual, sin despegarme de su boca, dejé caer mi falda al suelo. Una vez que me tuvo encima, bajó sus besos a mi cuello y se ciñó a mis pechos con ambas manos, a la vez que instintivamente su pelvis se movía suavemente debajo de mí.

 —No sabes hace cuánto quiero hacer esto... —murmuró en lo que casi parecía un gruñido antes de llevarse uno de mis senos a la boca, succionando suavemente mientras estimulaba el pezón contrario con su índice y pulgar.

Notaba lo duro que estaba por debajo de su pantalón y no pude evitar frotarme en busca de mi propio placer, cosa que pareció complacerlo y me tomó del muslo para generar mayor presión entre nuestras intimidades. Al poco tiempo algo en el fondo de mi mente me ordenaba arrodillarme para satisfacerlo con mi propia boca.
En cuanto se dio cuenta de lo que estaba por hacer, sus ojos se iluminaron y bajó rápidamente sus ropas, luego de lo cual fui rápidamente a chupar la punta. De vez en cuando bajaba un poco y tomaba lo más que el tope de mi garganta me permitía, quedándome allí unos segundos, oyendo los dulces suspiros que denotaban cuánto estaba disfrutando de aquello que hacía bastante tiempo tenía deseos de hacer. Oírlo no hacía más que animarme a continuar, pero en un momento tiró de mi cabello y me tomó del rostro con ambas manos, inclinándose para besarme agitadamente. Estiró una de sus manos al cajón de la cómoda, rebuscando para encontrar un profiláctico el cual se colocó apresuradamente sin parar de besarme, mientras yo me acomodaba nuevamente sobre él, cuidando de no entorpecerlo. Me empujó suavemente, mi espalda golpeó la cama, me quitó las bragas y sentí su sexo frotarse contra el mío unos segundos antes de que se hundiera dentro de mí y en cuanto solté un suspiro, llevó sus besos a mi cuello para poder oírme, moviéndose lentamente, llegando lo más profundo que podía.

—Hongjoong... —suspiré— Más rápido... hazlo más rápido, por favor.

Acató las órdenes tomándome desde debajo de ambas rodillas, quedando éstas cerca de mi rostro. Mi vista se fijó en el techo con los ojos entrecerrados, sentía calor en el pecho, mi vientre cosquilleaba con cada sacudida, mis oídos estaban concentrados en el sonido de nuestras pieles chocando y los sonidos que emanaban de nuestras gargantas. 

—Aprietas... pero quiero sentirte aún más... 

Al terminar aquella frase, juntó mis dos piernas y me puso boca abajo, llevando una almohada debajo de mi estómago para elevar mi cadera, penetrando nuevamente mientras me tomaba firmemente de la cintura. Luego de unos minutos, en los que no se detuvo y yo no pude hacer más que jadear al ritmo de sus mociones, se inclinó para besar mi hombro, apoyando su pecho en mi espalda. Uno de sus brazos pasó por debajo de mi hombro, sosteniéndose de éste, mientras que con la mano restante me tomaba del cuello, lo cual por alguna razón que desconocía incrementaba el placer que sentía desde el pecho hacia abajo.
El peso de ambos sobre la almohada ayudaba a que mi clítoris se estimulara con la misma, cosa que parecía no ser intencional, pero sumaba de sobremanera a la experiencia. Antes de que pudiera darme cuenta de por qué, llegué a un clímax que me obligó a soltar un largo suspiro, algo más alto que los anteriores. Él lo notó, soltó mi cuello, irguiéndose para poder verme desde arriba mientras me daba la vuelta nuevamente, dejándome ver su radiante sonrisa de orgullo.

—A mí no me falta mucho... sé paciente... —me tomó de la cintura y guió mi cuerpo sobre él mientras se sentaba contra el respaldo de la cama.

Lo notaba cansado, después de todo había hecho casi todo el trabajo. Aunque mis piernas siguieran algo débiles debido al reciente orgasmo, logré mantener un ritmo firme y relativamente rápido mientras él parecía hipnotizado por el movimiento de mis pechos a medida que subía y bajaba, llevando la cabeza hacia atrás luego de poco tiempo. Me sostuvo de la cadera para mantenerme en mi lugar, por lo que sólo pude mirarlo mientras intentaba recobrar el aliento. Sus ojos permanecieron cerrados por unos segundos y soltó un jadeo entrecortado antes de relajar del todo su cuerpo y mirarme como si acabara de tener una epifanía.

—Eres... —tragó saliva— Mierda, realmente eres maravillosa.

Solté una risilla y lo besé antes de salir de encima. Mientras se quitaba cuidadosamente el condón e iba a arrojarlo al bote de basura, tomé una de sus camisetas y fui rápidamente al baño para lavarme y regresar con ésta puesta. Una vez de vuelta, él había elegido una película.

—Me dan miedo las de terror, vas a tener que abrazarme —dije metiéndome debajo de las sábanas.

—A partir de ahora vas a tener que rogarme que deje de abrazarte.

Me dio un beso en la frente y se acurrucó junto a mí.


















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