𝗷𝘂𝗱𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝗼𝗹𝗱𝗲𝗿, r...

By elleweasleyy

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yes, no, maybe, i don't know... can you repeat the question? Si bien se decía en el vecindario que los Wilker... More

jude the older
𝗮𝗰𝘁 𝗼𝗻𝗲
01. older sister magic
02. jude's worst nightmare
03. babysitter work
04. in the wolf's mouth
05. world's best babysitter
06. pros and cons list
07. free -not very- day
08. doctor jude
09. malcolm in a fight
11. babysitting team, i
12. jude's house
13. babysitting team, ii
14. movie night
15. francis escapes
16. camp day
17. two brainiacs
18. malcolm is a robot?
19. for a coca cola

10. coach jude

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By elleweasleyy

capítulo diez
entrenadora jude

Primer grado.

Aquella mañana, Reese se había ido más temprano a la escuela. Se sentó en la misma banca de siempre y esperó unos minutos para que aquellos niños brutos llegaran a la escuela. Y cómo no, se pusieron a jugar baloncesto en el patio de juegos.

Judith no llegaba aún, así que Reese se levantó de su lugar y se acercó a la bola de monos. Se puso de pie frente al que jugaba a ser el líder, cuando el chico lo miró, hizo que detuvieran el juego.

—¿Qué quieres, Wilkerson?

—Deja que juegue.

—¿Tú? Bien, pero vas con ellos, no son muy buenos.

—No hablo de mí.

—¿Entonces de quién?

—De Judith. Déjala que juegue.

—¿La niña que tiene cabello de bruja? Ni de broma.

—Te dije: déjala que juegue, ¿no entiendes? —repitió Reese —¿O quieres que mi hermano te lo explique?

—Tu hermano no me asusta, Wilkerson —claro que lo asustaba, Reese lo sabía —. De todos modos, ¿en qué te afecta a ti que la niña rara no juegue con nosostros?

—Ella no es rara —Reese intentó no levantar la voz, pero le fue imposible, empezaba a enojarse.

El bruto que tenía enfrente sonrió burlón.

—Ah, ya entiendo... Te gusta la niña rara, ¿verdad?

—Eso no tiene nada que ver.

—Pero te gusta —volvió a afirmar el niño estúpido.

Reese apartó la mirada, pero sus mejillas ya se habían sonrojado ligeramente. Todo esa actitud de rudo que Francis le enseñó a tener se había ido por el caño.

—Está bien, Wilkerson, la dejaré jugar —dijo el cerebro de mono —. Pero tienes que hacer algo para que eso suceda.

Reese tuvo un mal presentimiento. Pero sabía que haría cualquier cosa para ver a Judith feliz.

—¿Qué tengo que hacer?

Esperaba no llegar a arrepentirse de lo que tuviera que hacer.









—¡Trey, pásamela!

El niño al que le gritaron hizo caso, y le lanzó la pelota a Judith, quien rápidamente la atrapó y comenzó a rebotarla contra el suelo, esquivando a los del equipo contrario para alejar el balón de su aro. Hizo un pase y otro niño la llevó cerca del aro del equipo oponente, pero se le dificultaba hacer el tiro desde ahí o podrían bloquearlo.

—¡Jude!

La ojimarrón recibió la pelota, la rebotó unas cuantas veces y la lanzó, haciendo una canasta perfecta. Su equipo celebró abrazándola, e incluso los niños del equipo contrario la felicitaron chocando sus manos con la de ella.

—¡Bien hecho, Jude!

—¡Eres increíble!

—En serio, ¿seis canastas seguidas? Eres genial en baloncesto, mucho mejor que yo.

—Eres la mejor jugadora que haya conocido.

Era un domingo por la mañana, Jude tenía permiso de llegar a casa de los Wilkerson un poco más tarde ese día, así que prefería aprovechar ese tiempo para jugar baloncesto. Últimamente se juntaba mucho con aquellos niños los domingos por la mañana, siempre la dejaban jugar con ellos, eran muy amables también, y de hecho, no parecía importarles que fuera la única niña que jugaba. De hecho les parecía genial, sobre todo porque Jude jugaba muy bien.

Sonrió, un tanto avergonzada, pero muy halagada con lo que decían.

—Gracias, chicos —se dieron un descanso, así que fue a una banca donde tenía su botella de agua.

—Oye, en serio, deberías unirte al equipo de baloncesto de la escuela. Estoy seguro de que serás la mejor —le dijo un niño de cabello negro sentándose a su lado, mientras se ponía sus lentes —, digo, eres mejor que la mitad de todos.

—Gracias, Shawn.

—Hablo en serio, eres mejor que la mitad, ¡mucho mejor que yo! Tienes que entrar a ese equipo —aseguró el niño, ella le sonrió.

Debo admitir que desde que Reese me dijo que me uniera a un equipo, la idea me ha estado persiguiendo durante semanas, a veces incluso me quedo despierta por la noche pensándolo... Lo del equipo, no a Reese, obviamente.Aclaró rápidamente, ni de broma pensaría en Reese por la noche... A menos que fuera para planear una broma en su contra.

—¿Crees que el entrenador y el resto del equipo me acepten?

—Oh, sí. Sin duda lo harán —él le sonrió, con seguridad —, no pueden ser tan estúpidos como para no aceptar a una gran jugadora como tú, estarían echando a perder todos los juegos del año. Créeme, te aceptarán.

—Bien, bien. Tú ganas. Voy a intentarlo, ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

Shawn se volvió a quitar los lentes luego de beber agua, y volvió al juego con los demás, pero Jude notó a alguien en la acera haciéndole señas para que se le acercara. Con confusión, se despidió de los chicos y tomó su botella de agua para entender que era lo que Malcolm quería.

—¿Qué pasa, Malcolm?

—Soy una persona horrible —dice el ojiazul, con ese tono de miseria que había estado teniendo los últimos días.

—Reese también, y nadie le dice nada.

—A él no le importa ser malvado, pero a mí sí. Y necesito tu ayuda para enmendar mi error.

Suspiró con cansancio. —¿Qué quieres?

—Tú eres deportista, pude verlo mientras jugabas baloncesto. Y quiero entrar a una maratón de caridad.

—Entonces... ¿Quieres que te ayude a correr?

Eso es absurdo. Correr es lo más fácil del mundo.Exclamó con obviedad.

—¡Sí! No tengo condición física, ¡solo mírame! Pero tú sí, porque dijiste que te pasas entrenando los domingos por la mañana. ¡Por favor ayúdame!

—Oye, entrenar baloncesto no es lo mismo que entrenar para correr una maratón, ¿sabes? Además, ¿ya tienes quién haga las donaciones?

—Luego trabajo en eso, por favor, eres mi única esperanza. ¡Te compro un helado el día de la carrera!

Sonrió. —Hecho.

Jude ajustó la coleta que se había hecho en el cabello cuando salió de casa para jugar, tomando una profunda respiración.

—¿Qué planeas? —pregunta Malcolm, mirando con temor el perro de la casa frente a la que estaban.

—Tú tranquilo, espérame aquí.

Cruzó la cerca, y el perro en segundos se acercó a ella, Judith se puso de cuclillas y empezó a acariciarlo.

—¡Hola, Spike! Qué bonito eres, sí, eres un buen perro. Espérame aquí.

Se dirigió a la puerta de la casa, y tocó el timbre de esta, cuando una mujer mayor abrió, la niña puso su mejor sonrisa inocente. Tal y como ya la tenía ensayada.

—Hola, señora Thompson. Me preguntaba si Spike podía salir a jugar un rato conmigo, caminaba por aquí y lo noté muy aburrido al pobrecito.

—Oh, hola, Judith. Por supuesto, Spike siempre tiene ganas de salir, me alegra que quieras llevarlo a jugar, querida —la señora sonrió amable —. Toma, aquí está su pelota, cuídalo bien... Y oye —susurró —, si vuelve a irse sobre alguien, tú aléjate y finge que no sabes de quién es. Eso hago yo.

Vaya, qué gran dueña.

Sonrió a la mujer. —Claro, señora Thompson. Nos vemos.

—¡Nos vemos, cariño!

Cuando la mujer cerró la puerta, Jude sonrió con autosuficiencia, pan comido. Luego, empezó a arrojarle la pelota al perro, el cual corría por esta y se la traía de regreso para que vuelva a ser lanzada.

—¡Eso es, chico! Vamos, otra vez -volvió a lanzarla, y el perro volvió a traerle la pelota —. ¡Muy bien! ¿La quieres? ¿La quieres, no es así? ¿sí? ¿La quieres? Malcolm.

Le lanzó la pelota al ojiazul, quien se había quedado sin comprender el plan que Jude tenía, y al haber atrapado la pelota solo se quedó más confundida. Y en su cara lo decía.

—Ve por ella, Spike. Él tiene tu pelota, quiere quitartela. Ve por él —miró a Malcolm, mientras se acercaba a abrir la puerta de la cerca —. Corre.

Cuando la puerta se abrió, el perro no dudó en salir, por lo que Malcolm tuvo que apresurarse y salir corriendo de él, completamente asustado.

Esto de ser entrenadora empieza a gustarme.

—¡Corre, Malcolm! —empezó a correr para alcanzarlos.

Desde ese día, Jude había estado ayudando a Malcolm con lo de la carrera. Habían ido a varias casas a pedir donaciones, no teniendo mucho éxito al principio, hasta que Malcolm tuvo una idea, la cual Jude apoyó en seguida.

—Esto... Es... Indignante.

Excepto Stevie, ya que la idea se basaba en que Malcolm usaba su silla para mentir y hacerle creer a la gente que era inválido. Por lo que ella y el niño de lentes se quedaban sentados en la acera frente a las casas esperando.

—Vamos. No es tan malo, Stevie-devie le dijo con una sonrisa, dándome golpecitos en el brazo, intentado animarlo —. Todos salimos ganando en esto. Malcolm pierde la culpa que siente, yo me convierto en una gran entrenadora, y Spike sale a correr y jugar más seguido.

—¿Y en qué... Gano... Yo?

—Oh, tú ganas más que todos nosotros, mi amigo. Recuerda, el dinero va para personas con discapacidades o enfermedades, deberías sentirte feliz al respecto. Imagina el montón de dinero que Malcolm hará si completa la carrera.

El niño miró al suelo, como una cara pensativa. —Hmm, creo... Que tienes... Razón —finalizó por sonreírle también.

Malcolm regresó con la silla, sonriendo emocionado, había obtenido otra donación. Jude aplaudió entusiasmada ante eso. Los dos ayudaron a Stevie a subirse de nuevo a su silla y emprendieron rumbo a la siguiente casa, donde la historia sería la misma.

—¡Vamos, Malcolm! ¡Corre!

El rubio corría de Spike, ya había estado ganando velocidad los últimos días que habían estado entrenando. Mientras que el perro iba detrás de él, y que el niño llevaba su pelota en la mano como era costumbre en los entrenamientos, y Jude iba corriendo de última.

De pronto, el perro se abalanzó sobre un hombre que caminaba en dirección contraria a ellos, Jude abrió los ojos como platos. El perro era lo suficientemente grande para tapar la vista del hombre, por lo que pudo pasar con cuidado de no ser vista, llegó rápido a donde Malcolm estaba, muy emocionado.

—¡¿Viste eso?! ¡Seguro que ganaré la carrera!

—¡Genial! Ahora, dame eso —le quitó la pelota —. ¡Spike, ve por ella! —la lanzó, y el perro en segundos se fue corriendo detrás de ella en dirección contraria a ellos, tomó rápidamente la mano la Malcolm —. Corre.

—¿Por qué?

—Porque si no nos mata el señor al que Spike derribó, nos matará la señora Thompson cuando vea a su perro llegar a casa solo, o peor, cuando no llegue.

Malcolm reafirmó el agarre en la mano de Jude y ambos salieron corriendo rápidamente de ahí antes de que el hombre al que Spike se abalanzó los viera.

—Bueno, creo que serán suficientes —encogió los hombros, luego de que Malcolm le entregara a Caroline las hojas de donativos que había conseguido —. ¿Estás nervioso? —preguntó mientras comía el helado que el rubio prometió comprarle.

—Un poco. Tengo miedo de no lograrlo.

—Tranquilo, para eso estoy aquí. Te estaré apoyando en todo momento, además, tengo algunas cosas de la suerte para ti —sonrió, Malcolm levantó las cejas levemente.

—¿En serio?

—Sí. Primero, golpe de la suerte —el ojiazul se sostuvo el brazo, soltando un "¡auh!" —, segundo, centavo de la suerte de papá —le dio el centavo, que Malcolm miró por unos segundos y luego lo guardó —, y por último, esto.

Intentando no pensar mucho al respecto, se acercó a él y le dio un fugaz beso en la mejilla, alejándose rápidamente. Había visto en algunas películas que eso daba suerte, así que no perdía nada intentándolo. Malcolm abrió los ojos grande, quedándose casi petrificado en su lugar, con sus mejillas empezando a colorarse. Jude lo tomó por los hombros y lo hizo darse la vuelta.

—Ahora, ve por ellos, tigre —lo empujó levemente, para que se fuera a su posición detrás de la línea de partida.

Jude se sentó junto a Lois y Hal, que conversaban por algo de una cerveza, mientras ella seguía comiendo su helado con entusiasmo. Esperaba que Malcolm ganara la carrera.

La profesora Caroline se acercó a los tres un tanto impresionada, Jude le sonrió y la saludó con su mano, el helado la tenía de buen humor.

—¡Hola!

—Hola, Judith. Ahm, ¿son reales? —consultó a los padres Wilkerson, con las hojas de donaciones de Malcolm en las manos.

—Supongo que sí, ¿por qué?

—¿Por qué no iban a serlo? —Jude frunció el ceño, ¿qué insinuaba?

—Bueno, miren cuántos son, tiene más donativos que todos los demás juntos. Si termina el recorrido recaudará más de 8 mil dólares.

Jude y los señores Wilkerson se miraron entre sí, bastante sorprendidos.

Wow, sí que resultó eso de la silla.

—Oye, Judith, ahora que eres amiga de Malcolm, ¿no te interesaría...?

—No, gracias. Estoy bien —levantó su dedo pulgar, aún comiendo su helado.

La carrera estaba por empezar, todos los participantes estaban detrás de la línea de partida. Jude le sonrió a Malcolm, intentando mostrarle apoyo, pero el chico al verla, pasó saliva y apartó la mirada. Se veía nervioso.

Cuando el disparo al cielo se escuchó, todos salieron de la línea de partida. Pero Malcolm ni bien cruzó esta, se tropezó con su propio pie y cayó al suelo, el resto de corredores lo esquivaron y continuaron con la carrera. El chico se quedó tirado en el suelo de boca abajo.

Jude y Lois se miraron con muecas en sus rostros.

—Iré a ver como está —se puso de pie y fue a donde Malcolm estaba, se arrodilló a su lado —. Malcolm, ¿estás bien?

El chico se dio la vuelta, tenía la mirada perdida. —Auch.

—Deberías ir con tu madre para que te ponga algo ahí —señaló el raspón en la rodilla de Malcolm.

Ambos estaban afuera de la casa del chico, Jude ya estaba por irse.

—Sí, creo que sí. Gracias por ayudarme con todo, Jude, y lamento no haber ganado la carrera. Fuiste una gran entrenadora —en el rostro de Malcolm se veía lo apenado que estaba.

—Tranquilo, Malcolm, no fue tu culpa tropezar. Quizás mis cosas de la suerte no dan suerte en realidad —encogió los hombros, el chico abrió los ojos de par en par.

—¡No, no, no! Sí dan suerte, yo fuí el tonto que lo echó a perder todo.

—Bueno, ¿quién sabe? —Jude puso una mueca, algo dudosa —Pero... Si mis cosas de la suerte no funcionan, tengo algunas cosas de consolación para que no te sientas mal.

Esta vez Malcolm sonrió, su ojos se iluminaron. —¿En serio?

—Sí. Primero, golpe de consolación —el chico volvió a sostenerse el brazo, soltando un quejido —, segundo, chicle de consolación —Jude sacó un chicle del paquete de estos que tenía en su bolsillo y se lo dio —, y por último, esto.

Y como había hecho antes, se acercó sin pensar mucho, y le dio un beso en la mejilla, y se alejó rápido otra vez. Y Malcolm, volvió a tener una reacción parecida, pues volvió a quedarse estático en su lugar, y sus mejillas se volvían a poner a coloradas.

—Ahora, ve a casa, tigre. ¡Adiós!

—Adiós...

Malcolm se tocó la mejilla, la cual había sido besada por Jude dos veces en ese día. Era casi como si fuera Navidad. No. Mejor que Navidad, sin dudas. Cuando entró, se encontró a Reese mirando por la ventana, quien se apartó de esta de inmediato.

—¿Qué estabas...?

—Cállate.

El mayor se alejó a paso veloz a la habitación, confundiendo al ojiazul, pero él encogió los hombros sin darle importancia.















mushu's note:

hey hey heyyy!! 💞💝💖💗💓💕💘

otro capítulito aquí, cada vez estamos más cerca de saber q pasó con reese y jude ¿están emocionadxs? cuéntenme. también, ¿qué piensan de la creciente amistad de malcolm y jude? ¿habrá algo más? díganme sus teorías, lxs leo <3

voy a ver si para mañana les subo otro capítulo, de momento, espero q este les guste

siendo aquí las 12:50AM:

buenas noches, luvs!! lqmm, cuídense<333

–mushu

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