–Viktor, ¿Qué somos?– le preguntó de repente.
–Ehh... bueno...– El ruso tartamudeaba mientras pensaba en que responder, no era como que no quisiera decirle que son pareja, pero aún no lo había preguntado, si estuvieran en Rusia sería fácil responder.
–¿Tú quieres algo serio conmigo?– preguntó el menor.
–Claro que si Horacio, solo... nos estamos conociendo.–
–Ya...– respondió hache casi en un susurró, pensaba qué tal vez, el ruso le diría algo en ese momento que hiciera ponerle un título a su tipo de relación.
Volkov.
No iba a mentir, le había dolía ver la carita de hache, cuando le preguntó que eran, se veía un poco de ilusión en sus ojos, después de haber buscado mil respuestas que no sonarán tan mal, ahora ese pequeño brillo que tenía se había esfumado, claro que le pasó por la cabeza en ese momento decirle si quería ser su novio pero se aguantó las ganas, su pequeño sol tenía que tener algo especial, sin duda alguna era momento de comenzar a planear una sorpresa pero rápido, tampoco quería tardar demasiado, pero, a quien le pediría ayuda, no tiene amigos tan íntimos que lo aconsejen, hache era muy romántico, tenía que pensarle demasiado, sería sin duda una tarea difícil.
Dos días habían pasado ya y Volkov seguía pensando y pensando que podría preparar de sorpresa para por fin pedirle a hache que fuera su pareja, le emocionaba el hecho de ya presentarlo como tal, aunque en estos momento si se requería, no tenía ningún problema en presentarlo tal cual, pero en el fondo los dos sabrían que es mentira, aún siguen siendo amigos que se gustan. Se preparaba para salir a patrullar, había organizado a la malla, y desde que hache llegó a su vida, también había tratado de ser un poco más amigable con sus agentes.
-Aquí Comisario Volkov, procedo a realidad 10-33. – dijo por radio.
–Buenos días Comisario, voy entrando de servicio, ¿Con quien tengo asignación? – preguntó Paola.
–Puede realizar trinomio con James y Tyson... o puede hacer binomio conmigo. – lo pensó un momento porque aún no se acostumbraba a patrullar en binomio, pero podría intentarlo.
–Perfecto, voy con usted, ¿Está en el parking?
–10-4. – contestó.
Paola comenzó su día de lo mejor, el comisario nunca patrullaba con nadie y hoy le había pedido que hicieran binomio, quizá ya se estaba interesando en ella, sin duda alguna no iba a desaprovechar esta oportunidad para acercarse más al comisario, llevaba un año enamorada de él, probablemente el ruso esté teniendo los mismos sentimientos hacia ella.
Por el contrario, Volkov estaba incómodo, no estaba acostumbrando a tener a alguien cerca si no era Hache, pero el patrullaje no estaba siendo tan pesado ya que su cabeza seguía pensando cuál sería la mejor idea para la petición que tenía pendiente.
–¿Se encuentra bien comisario? Lo noto algo, disperso.– preguntó Paola, seguramente Volkov estaba nervioso por tenerla cerca y se le estaba complicando sacarle platica, así que ella lo ayudaría.
–No se preocupe, me encuentro perfectamente.– dijo Volkov con su tono de voz firme de siempre.
–¿Seguro? Sabe que si necesita algo puedo ayudarlo.–
Volkov lo pensó un momento, si necesitaba ayuda, pero no confiaba nada en esa agente, es la primera vez que cruzaban más de 2 palabras seguidas sobre algo que no fuera cosas de trabajo. Así que decidió pedir un poco de ayuda, más bien un consejo, claramente no le contaría todo, sólo haría ciertas preguntas y se basaría en eso.
–Usted... que haría para... mmm... hacer oficial algo, con.. alguien.– dijo un poco dudoso, no quería hablar de más.
–¿Pero así del tirón?– A ella no le disgustaba la idea de ser directos, total, tendrían todo el tiempo del mundo para conocerse.
–A ver, no, ya lo sé, pero, el siguiente paso, como lo haría.– Volkov en cualquier momento la mandaba a tomar por culo, no lo estaba ayudando.
–A ver, yo considero que... podría rentar algunas letras gigantes que formen la pregunta que quiera realizar, quizá en la playa, así con velas, decorado con flores, y podría obsequiar un peluche grande con chocolates.– Paola le contó cómo le gustaría que Volkov le pidiera ser su novia, estaba emocionada, no pensó que el comisario por fin se daría cuenta de que serían la pareja perfecta y la envidia de la comisaría, ahora tendrían que respetarla, sería la novia del jefe de policía de la LSPD.
–Tomare en cuenta su consejo, gracias.– dijo finalizando la plática.
El día pasó rápido, el ruso siguió pensando, algo de la idea de Paola le había gustado, así que solo terminaría de planear todo, se le había ocurrido otras cosas.
Los días habían pasado, una semana ya desde que comenzó a planificar todo, las veces que se veía con Hache notaba en su cara algo de molestia o quizá tristeza, supuso que algo del Strawberry le afligía así que solo trataba de darle mimos para que se sintiera un poco mejor, lo que no sabía es que Horacio cada día que pasaba, pensaba que Volkov nunca haría oficial su relación, y le dolía el hecho de que, ya lo quería demasiado como para que todo lo bonito que llevaban al final no funcionara.
Hoy habían quedado en ver películas en casa del menor, Volkov pasaría la noche ahí, sería viernes y se tomaría todo el fin de semana libre, mañana por la noche seria la confesión tan esperada.
–Hache, sabes que si algo te está molestando puedes decirme, yo siempre te escucharé.–
–Lo sé Vik, gracias... solo que, son cosas mías.–
–Entiendo, cuando quieras hablarlo solo dime ¿si?– le dijo mientras le daba un beso en la frente. Hache solo sonrió y se abrazó a su rusito.
–Horacio, ¿te gustaría que saliéramos de la ciudad un fin de semana?– preguntó el ruso.
–¿C-cómo?– Al de ojos bicolor le sorprendió la pregunta, Volkov no faltaba a su trabajo por nada del mundo, y ahorita le estaba planteando la idea de irse de fin de semana. –A ver, claro que me... me gustaría, pero ¿no tienes trabajo?–
–No te preocupes por eso, nunca me he tomado días libres, así que había pensado que mañana podríamos irnos por ahí, sirve y te relajas de lo que te está atormentando.–
–Siiii!! siiii!!!, y ¿a dónde iremos?– preguntó emocionado el de cresta.
–Déjamelo a mi ¿si?, yo me encargo de todo.– y dicho esto, la cara del ruso de lleno de besos por parte del contrario, adoraba a ese chico, a su chico.
El día siguiente llegó, Hache estaba más que emocionado, el ruso no le había querido decir cuál sería el plan, así que metió ropa para cualquier ocasión, la única pista que le había dado, era que se llevara su traje de baño, Volkov ya había traído sus cosas, las tenía en su carro, solo esperaba a que el de cresta arreglara su pequeña maleta donde llevaría sus pertenencias.
–Viktor.–
–Dime Hache.–
–A ti... te importaría que yo... mmm.– dijo dudoso.
–¿Qué pasa Солнце?.– Volkov comenzó a preocuparse.
–¿Te importaría si yo usara... falda.– Dijo bajando el tono de voz a un susurro en la última palabra.
–Нет, no tendría ningún problema, es más, me gustaría ver eso.– le contestó ya relajado, mientras se acercaba a él y le hablaba con sus labios casi pegados a los del contrario.
-Eres un guarr...– y eso fue lo único que alcanzó a decir antes de que el peliplata lo besara tan necesitadamente a la par que lo agarraba de la cintura y lo pegaba a su cuerpo.
Horacio solo soltó un jadeo por aquel agarre y subió sus brazos para pasarlos por el cuello del mayor. Después de un pequeño rato se separaron por falta de aire, mientras regresaban a sus respiraciones normales, Uve le dijo que terminara de arreglar sus cosas y que podía ponerse lo que quisiera. Quince minutos después, Hache bajo con sus cosas, al final si se puso la falda nueva que estaba dudoso en usarla, Volkov no reaccionaba.
–Holaaaaa, tierra llamando a Uve.–
–Jo-jo..der.– Dijo asombrado.–
–¿Se ve mal? Si quieres puedo cambi...– Horacio ya se estaba dando la vuelta para ir a por otra cosa pero el ruso lo detuvo y lo acercó a él.
–Eres la persona más preciosa que mis ojos han visto, estas... es-pec-ta-cu-lar.– confesó embobado el ruso. Después de esto, Volkov se ganó unos besos y Hache ahora era un tomate de lo rojo que estaba.
Como aún era temprano para ir al lugar en donde Volkov tenía la sorpresa, decidieron ir a comer algo, ya que lo que el ruso le dijo es que su plan de fin de semana comenzaría por ahí de las 7:30 pm, así que mientras llegaba la hora, podían pasear por la ciudad, después de comer algo, fueron al centro comercial a pasear un rato, y a comerse un helado que al pelirojo se le había antojado. Para este punto ya faltaba media hora para la hora tan esperada, así que se pusieron en marcha al lugar, estaba nervioso, quería que todo lo que tanto había organizado saliera a la perfección, si algo salía mal, era capaz de hacer que los responsables pasaran unas noches tras las rejas.
–¿Tenemos reservación de algo?– preguntó Hache.
–Algo así...–
–Vaaaale.– Para este punto ya estaban en el estacionamiento de la playa, Hache aún no entendía muy bien de qué iba esto, ¿no se suponía que estarían fuera de la ciudad?
–Ven, baja Hache.– Le dijo el ruso mientras sacaba sus cosas y las del menor de la cajuela.
–¿Cuál es el plan?– seguía tratando de sacar algo de información el de cresta.
–En unos minutos lo sabrás, tranquilo.– Volkov dejó las cosas arriba del auto mientras sacaba una venda que serviría para taparle los ojos al contrario. –¿Confías en mi?– preguntó.
–S-si, por supuesto que si, pero.– dijo mientras el ruso le pasaba el pedazo de tela por sus ojos y lo amarraba detrás de su cabeza.
–Bueno, ahora tranquilo si, no estamos muy lejos del lugar, así que agárrate de mí y camina tranquilo.– le decía Volkov mientras con su mano libre tomaba las pequeñas maletas de los dos.
–Yo creo que me voy a caer eh, ya dime que es.– insistía el de ojos bicolor mientras caminaba poco a poco.
–Venga, ya nos estamos acercando.– Se tardaron más de lo que el ruso pensaba, hache pensaba cada paso que daba por miedo a caerse, así que cuando estuvieron ya casi en el lugar donde deberían de pararse Volkov le dijo que se detuviera. –Espera, quédate justo aquí ¿vale? dame un momento.–
–No sea esto una broma y te vayas porque te busco y te reviento.–
–Que cosas dices hombre, no, espera.– El peliplata se acercó a la mesa más cercana que había y dejó las maletas, de la suya sacó una cajita color azul muy bonita y se la metió en el bolsillo delantero de su pantalón, no tardo mucho en hacer dicha acción y regreso a donde estaba Horacio.
–Bueno, ven, agárrate de mi y caminemos, solo falta un poco.– le dijo al menor.
–Ya me he cansao tío, ¿falta mucho?– preguntó Hache.
–A ver, ven acá.– El ruso tomó de las piernas al pelirojo y lo cargó.
–¡Heeeeeeeeey! No seas perro, por lo menos avísame, pensé que me caía.–
–Deja de quejarte hombre, que es para ir más rápido.– decía nervioso el ruso, estaba a segundos de hacer la tan esperaba petición. Llegaron justo en donde tenían que estar parados. –Te bajo eh.–
–Vale, gracias, ¿me puedes decir ya que tramas?–
–Claro que si.– le contestó el ruso, el momento había llegado, despacio comenzó a desamarrar la venda hasta dejar en descubierto los ojos que tanto amaba ver.
Horacio por fin pudo ver todo el panorama, claramente estaban a la orilla de la playa, el aire que emanaba de las olas hacía que su linda falda se moviera un poco y la brisa pegaba en su rostro, aunque eso pasaba a segundo plano, a su izquierda un camino de velas con pétalos de rosa, una música había comenzado a sonar para ambientar el momento, y unas letras que no lograba distinguir qué decía ya que no tenía luz que las reflejara, y las velas no alumbraban para tanto.
–Vik... ¿esto es?– Hache no podía ni formular una oración completa, todo era muy bonito y su corazón estaba a mil.
–Horacio, yo sé que nuestra relación aún no tenía un título como tal, y hoy quiero dárselo, quiero seguir yendo de tu mano a todos lados y a cada persona poderle decir orgulloso que eres mi pareja, que eres mi pequeño sol de ojos bonitos, los que amo ver a primera hora por la mañana mientras me parpadean rápidamente para acostumbrarse a la luz que entra por la ventana... te quiero Horacio, te quiero como nunca he querido a nadie, es por eso que hoy yo quería preguntarte si...– Las letras comenzaron a prenderse una por una hasta dejar ver el mensaje que ocultaban bajo la oscuridad que antes tenían, formando la frase... –¿Puedo ser tu novio?– finalizó mientras tomaba de las manos a Horacio.
Hache ni siquiera se dio cuenta en que momento las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos gota tras gota, estaba temblando, su corazón agitado mientras gritaba de alegría por lo que sus ojos veían y las palabras que entraban a sus oídos.
–Viktor... mi Viktor, claro que puedes, es lo que más quería en este mundoooo.– contestó mientras brincaba para abrazarse de su ahora oficialmente pareja.
Fuegos artificiales salieron disparados hacia el cielo, en donde la luna alumbraba por estar completamente llena en compañía de las estrellas, los ahora novios no podían estar más que feliz, era una nueva etapa en sus vidas, ahora compañeros de aventura en esta vida, donde sin dudarlo, la disfrutarían al máximo siempre de la mano.
Volkov cargó a su novio mientras lo besaba bajo las luces que alumbraban en el cielo al estallar, no podía de tanta felicidad.
–No sabes lo feliz que estoy Vik, te juro que pensé que no sería algo, oficial, porque bueno, ya nuestro día a día era como si lo fuéramos... eso me, ponía triste.–
–¿Era eso lo que te tenía pensativo estos días? Desde la vez que cocinaste los pelmenis lo noté, solo que no te mencioné nada.–
–Si... era eso.–
–Солнце, si entendí con solo ver la expresión de tu carita, pero es que quería que fuera especial, no sentía que te merecías pedirlo en mi departamento.–
–Ya, no importaba donde fuera, aunque, te lo has currado eh, esto está que flipas... me encanta.–
–A mi el que me encanta es mi novio.– Los besos no faltaron, era un momento muy íntimo y romántico para la pareja.
Después de haber estado un rato sentados en la arena, fueron a la mesita adornada que tenían a un costado, para comenzar a degustar los platillos que se les habían sido servidos.
–Te tengo otra sorpresa querido mío.–
–Quiero veeeer.–
Volkov sacó de su bolsillo una cajita y se la extendió a hache. Por el contrario, el menor la tomó en su manos y con una amplia sonrisa abrió poco a poco hasta revelar lo que tenía dentro. Un precioso collar con un dije de mariposa color azul, brillaba muchísimo ya que contenía ciertos diamantes que acompañaban a la pieza tan preciada.
–Por Dios bebé, esto es... precioso, ¿me ayudas a ponérmelo?– Volkov se paro de su silla y se posicionó detrás del menor para ayudarlo a abrochar aquel colgante tan lindo, que ahora en el cuello del de ojos bicolor resaltaba el doble al hacer un contraste perfecto con la piel canela que su sol tenía.
–Te queda perfecto mi красивые глаза.–
–Gracias cariño, de verdad, es divino, ¡Te quieroooo, te quieroooooo!– le decía mientras lo abrazada con todas sus fuerzas y lo llenaba de beso por toda la cara.
Los dos enamorados cenaron bajo la luz de la luna, sumergidos en su burbuja perfecta, donde dos almas se entregaban para ser una sola, sin saberlo, bajo tantas estrellas, sus destinos acababan de pactarse a uno solo, un destino donde pasarían muchas experiencias únicas, donde un amor tan fuerte se eclosionaba, como si el sol y la luna acabasen de juntarse formando un precioso eclipse.