call of silence. robert...

By targparadise

31.6K 4.1K 622

COS. ❝ madness and greatness are two sides of the same coin, in which side landed... More

chapter zero.
call of silence.
ch. 002
ch. 003
ch. 004
ch. 005
ch. 006
ch. 007
ch. 008
ch. 009
ch. 010
ch. 011
ch. 012
ch. 013
ch. 014
ch. 015
ch. 016
ch. 017
ch. 018
ch. 019
ch. 020
ch. 021
ch. 022
ch. 023
ch. 024

ch. 001

1.6K 175 59
By targparadise

𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐍𝐄
the dragon and the wolf


















Rhaegar observó a Lady Lyanna Stark, ubicada bajo el árbol a unos cuantos metros de él, había una armadura plateada junto a una espada, y solo por ese detalle descubrió que la doncella ante él, de alta cuna, era nada más que el Caballero de Árbol Sonriente. Un valiente y misterioso caballero que apareció en las justas y todos desconocían, moviéndose de manera elegante pero descuidada, al ver que nadie descubriría quién se encontraba bajo el yelmo del misterioso, la curiosidad incrementó en todos y pronto, los rumores comenzaron.

Por casualidad o destino, Rhaegar se encontró con Lyanna justo cuando ella se despedía del caballero, de esa identidad que la hizo sentir la libertad que nunca encontró en el Norte. Quería olvidarse de la realidad que la abrumaba y que sabía iba a tener que enfrentar cuando vuelva a tocar el suelo frío de su hogar, el tener que comprometerse con Robert Baratheon sólo le traería sufrimiento y restricciones, la idea de eso hacía que un sabor agrio se instale en su garganta, había un fluido constantemente subiendo por la boca de su estómago que la hacía sentirse enferma.

Decidió escucharla cuando se percató de la incomodidad e insatisfacción que resplandecía de ella, esos ojos grisáceos lo observan con tristeza y Rhaegar empezó a preguntarse cuáles razones podrían poner tan triste a una joven dama como ella. Jamás llegó a ver tal mirada en los grandes ojos violetas de su hermana menor, Maegelle era la vívida imagen de juventud y alegría. Pero, tal comparación podía ser un poco injusta, ambas tenían realidades diferentes de la otra.

─¿Qué es lo que la preocupa, Lady Lyanna?

Lyanna pasó saliva y se preguntó si realmente podría confiar en él, en un príncipe que pronto sería coronado. No había dudas de que sería un excelente Rey, todos confiaban en que así sería. Incluso su padre tenía fe en que Rhaegar les traería paz tras años de desconcierto y angustia.

A lo mejor, él podría rescatarla del futuro deplorable que le esperaba.

─No quiero que el Torneo acabe ─musitó, en voz baja y casi inaudible. Rhaegar la observó, sus ojos brillaban con curiosidad y eso consiguió hacerla continuar─, al regresar a casa, no me espera nada más que afrontar deberes de los que parece que no puedo huir.

─¿Cuáles deberes? ─aunque le parecía bastante obvia la situación, decidió preguntar de todos modos.

─Mi compromiso ─musitó nuevamente, rodando sus ojos con molestia y sus puños se cerraron con fuerza, completamente frustrada─, con Robert Baratheon. ¿Es qué no merezco algo mejor? ¿Es que mi padre tan poco cariño me tiene que me compromete con el hombre... menos noble y honorable que hay en los Siete Reinos? La primera oportunidad que llegó para deshacerse de mí y no la desaprovechó para nada. Ni siquiera deseaba oír mis pensamientos.

Rhaegar comprendió entonces por qué se encontraba esa nube de tristeza y desolación sobre su cabeza, el hecho de comprometerse con alguien a quién no amaba, era demasiado común entre ellos. Nadie se casaba por amor, nadie amaba a la persona con la que se comprometía, todo se trataba de fortalecer alianzas y obtener más poder. A nadie le importaba algo tan banal como el amor, el respeto o la confianza.

Él siempre consideró que podría llegar a tener a una mujer a la que ame a su lado. Por eso nunca deseó casarse con nadie que no fuera Maegelle, su hermana menor era a la única a la que pudo amar desde el principio, por la simple razón de que jamás se sintió forzado a hacerlo, la amaba por ser ella; por ser dulce y sonriente, por bailar y aplaudir cuando le enseñaba sus cosas, por caminar con él en el pueblo, por ser tan inocente y desconocer los motivos ocultos de los demás. Eran esas pequeñeces que la hacían quién eran, lo que lo hizo amar a su hermana.

Hasta que se fue a las Ciudades Libres. Ella regresaría para poder unirse a él en matrimonio cuando su padre lo considerara el momento de hacerlo, él tenía veintiún días de nombre, y su hermana ya había alcanzado la mayoría de edad hacía un buen tiempo. Se preguntaba qué era lo que hacía a su padre tardar.

─Dudo que sea capaz de comprenderlo ─musitó Lyanna, sacándolo de sus pensamientos─, vuestra mano ha estado comprometida con su hermana desde que ella nació. No entendería lo que le preocupa a una simple doncella como yo.

Rhaegar parpadeó confundido al principio y luego suspiró levemente.

─Entiendo por qué le preocupa el matrimonio ─le dijo. Su voz sonó como una jodida melodía que Lyanna deseaba seguir escuchando─, no muchos tienen la dicha de casarse con la persona que aman y pasar el resto de su vida contentos con ello. Es lamentable, pero es la realidad, no siempre vas a amar a la persona que esté a tu lado.

─¿Cuál es el punto de decir votos y jurar a los Dioses, cuando en el fondo sabes que jamás podrás amar a la persona a tu lado? ¿No es patético?

─Creo que al comprometerse y convivir con esa persona, si te das la oportunidad de conocerlo en profundidad, conseguirás amar esas pequeñeces. No será de un día para el otro, y habrán días que serán más complicados que otros, pero valdrá la pena.

Lyanna rodó sus ojos, le parecía una observación demasiado fantasiosa, escapaba de la realidad que rodeaba a las mujeres en Poniente. 

─Ha leído demasiados libros, príncipe Rhaegar ─musitó ella─. Ese mundo sólo existe para usted y su amada princesa. Para las mujeres cómo yo, amar es un sueño, la libertad es inalcanzable y sólo servimos para traer herederos al mundo. ¡Y que los Dioses nos perdonen si nuestra primogénita es una niña!

Rhaegar se rió al oírla decir aquello, cruzándose de brazos, alzó la mirada hacia el cielo y sonrió.

─Creo que a mi padre le habría gustado que Maegelle hubiera sido su primogénita ─musitó él─, la ama más de lo que alguna vez podría amarme a mí.

─Pero eres un hijo varón, incluso si su hermana hubiera nacido primogénita, los hombres de Poniente jamás habrían tolerado que se rompan años de tradición para que una mujer los gobierne ─musitó─. Les falta huevos para aceptar que muchas mujeres son más estables e inteligentes que los hombres...

Rhaegar asintió.

─Nunca podría negar una verdad como esa ─dijo él. Ahí quedó la conversación, ambos en silencio, Rhaegar observaba el cielo maravillado, ya pequeñas estrellas se habían hecho paso por el enorme manto oscuro que indicaba el comienzo de la noche─. ¿Qué es lo que deseas, Lady Lyanna? ¿Qué es lo que hace que tu corazón salte de emoción y felicidad? ¿Qué es eso que quieres desesperadamente?

No sabía que era, Lyanna Stark observó a Rhaegar Targaryen en completo silencio mientras lo veía, tal vez fuera la luna saliendo detrás de la cabeza del príncipe, o quizá fuera su cabello suelto ondear con la brisa, tal vez fuera esa mirada melancólica o sus labios rosados, pero cayó por él.

Como cualquier otra doncella, cayó por Rhaegar Targaryen.

─Usted ─musitó, sin poder evitar que sus labios se movieran más rápido que su mente─, usted es lo que quiero.

Rhaegar no dijo nada por un largo rato en lo que Lyanna cayó en cuenta de lo que dijo, mientras más la miraba, más se percataba de algunas cosas que la hicieron verse adorable en ese instante. Las mejillas un poco más rosadas por la vergüenza, la manera en que tartamudeó tras percatarse de lo que dijo, la disculpa en voz baja que salió torpe, la manera en que movió su pelo hacia atrás y se inclinó para demostrarle lo arrepentida que se encontraba por su confesión.

No supo qué, pero en ese instante, algo se removió dentro de él y no pudo evitar sentirse atraído por ella.

─Únete a mí en el desayuno de mañana ─le dijo Rhaegar, poniéndose de pie. Su altura le pareció absurda, alzó la cabeza para poder encontrar los ojos índigos del príncipe verla con tanta atención que hizo a su corazón latir frenético contra su pecho─, estaré esperándola.

─C-Claro. Será un honor.

Rhaegar asintió.

─Ha llegado el momento de regresar al campamento ─le dijo─, vuestro padre se preocupará por usted.

─Tiene razón ─dijo, intentando recomponerse. Pero sus piernas temblaban con sólo sentirse observada por Rhaegar─, es mejor regresar.

─La acompañaré ─musitó él, ella asintió.

─Muchas gracias, mi príncipe.

No sabía qué era esa sensación que se acumulaba en la parte baja de su estómago, pero no recordaba cuándo fue la última vez que experimentó tal sentimiento. Al irse a dormir esa noche, con sus ojos puestos sobre el techo de su carpa, su último pensamiento fueron los ojos grisáceos de la loba, y con ella, el sueño del príncipe prometido reapareció de la profundidad de su inconsciente.

A la mañana siguiente, sus pensamientos eran un lío incoherente y Lyanna Stark fue el comienzo de su final.





























que comience call of silence<3

Continue Reading

You'll Also Like

168K 4.5K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
16K 1.5K 8
𝙒𝙖𝙩𝙘𝙝𝙞𝙣𝙜 𝙏𝙝𝙚 𝙎𝙝𝙤𝙬// 𝑺𝒂𝒔𝒉𝒂 𝑷𝒂𝒓𝒌𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏 𝒉𝒂𝒓𝒂 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒆 𝒂 𝒔𝒖 𝒂𝒍𝒄𝒂𝒏𝒄𝒆 𝒚 𝒎𝒂𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒗�...
5.5K 288 3
Ben Tennyson jamás esperó que su vida se tornara un desastre de tales magnitudes, pero desde que conoció a Asmud, supo que al final del día, su apell...
4.2K 328 8
Donde la familia Mikaelson ven que la vida de su hija y sobrina Hope en los juegos del hambre O Donde les dan una segunda oportunidad para salvar...