𝐂𝐀𝐍 𝐈 𝐌𝐄𝐒𝐒 𝐘𝐎𝐔 𝐔�...

By xElsyLight

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✭ ; ; can i mess you up ? ⋆⭒⋆⭒ ❝ No puedo controlar a la bestia, ni si quiera por ti. ❞ ──══... More

✮ ; ; 𝘤𝘢𝘯 𝘪 𝘮𝘦𝘴𝘴 𝘺𝘰𝘶 𝘶𝘱 ?
☽ ; ; 𝖻𝗂𝗍𝖾 𝗆𝖾.
✭ ; ; 𝗽𝗿𝗲𝗳𝗮𝗰𝗲 : a perfect being.
𝗔𝗖𝗧 𝗢𝗡𝗘 : " conociéndonos"
✶ | a letter...
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By xElsyLight

☽ | UNO DE LOS PEORES.

⋆⭒⋆⭒


—¡Vanitas, oíd!

El mencionado se despierta asustado al escuchar la desesperada voz de Dante, justo cuando la puerta de su habitación se abre de par en par. Se incorpora con rapidez y aunque un pequeño mareo se instala en su cabeza por el movimiento repentino, se centra más en su corazón que late de forma desenfrenada. Respira agitadamente y observa atento las expresiones afectadas de los anfitriones de la casa. 

Dante tiene el cabello anaranjado hecho una maraña y viste un pijama de franela amarilla muy delgada; en cambio Johann lleva encima una pijama gorda y con un gorrito a juego que decora su cabeza, además de unas pantuflas con conejitos en la parte delantera. Y aunque realmente parezcan muy diferentes a plena vista, la forma en la que miran al pequeño lechoso es la misma: con miedo y preocupación.

Vanitas termina por apoyar una de sus manos sobre su cabeza, dándose cuenta de que es la primera vez que han podido verlo con el cabello todo suelo. Sin embargo, por sus expresiones piensa que no se han dado cuenta del todo de este detalle.

—¿Ha pasado algo? —pregunta al ver que al momento se ponen ambos anfitriones a inspeccionar su cuarto de arriba a abajo.

Trata de no mostrarles un rostro extraño cuando visualiza al pelirrojo agacharse bajo su cama.

Johann es quién decide responderle.

—Es que... estábamos persiguiendo a una rata y pensamos que podría haber entrado aquí.

Vanitas observa con detenimiento al más alto de los tres y le da la sensación de ver ligeras gotas de sudor caerle de la frente. Sin embargo, decide mostrar una sonrisa de oreja a oreja porque le parece muy estúpido que se pongan de esa manera por algo que, por supuesto, no le importa. Aprieta su bajo vientre mientras se carcajea de ellos abiertamente. 

—Chicos, ¿sabéis que en Lucerna hasta tomaba una taza de té con ellas? —Obviamente es una broma y los otros dos no tardan en entenderla, porque se ríen con él y Dante acariciándose la parte trasera de su cuello, sale de debajo de su cama y regresa con Johann.

Entonces, en el pelirrojo ocupa un sonrojo en sus mejillas y no tarda en disculparse con el que se supone que es su invitado.

—De verdad, no queríamos daros este susto. Es tarde, así que descansad. —El chico de piel lechosa se limita a asentir mientras ve que ambos entre risas cierran la puerta para regresar al cuarto que comparten.

Aunque el joven de cabellos oscuros sigue confuso ante la situación relacionada con la rata, vuelve a recostarse sobre la comodidad de su cama y dedica una larga vista al techo de su cuarto. No hay nada realmente interesante, solo es de color blanquecino tirando a un grisáceo ya viejo. Suspira levemente entonces, pensando en que dormir le vendrá bien.

Cuando comienza a darse la vuelta para dormir de lado, una pequeña y fría brisa comienza a helarle la nunca poco a poco; aquello le desconcierta de golpe porque recuerda a la perfección que al dormir había cerrado esta. Apartando las sabanas con suavidad, dedica una mirada hacia atrás y la ve abierta de par en par.

Se le pasa por la cabeza que no es tan resistente como aparentaba y que se debe claramente a sus vigas viejas. Dando un ligero cabeceo, sale de la cama para cerrarla con seguro. Lo confirma varias veces y al pretender devolverse, algo de las afueras llama su atención.

Le parece ver una sombra oscura en el edificio de enfrente, sobre el techo. Aunque intenta agudizar su vista para ver si ha visto mal no puede llegar a nada realmente por la oscuridad que invade a la madrugada. Se restriega aun así los ojos de nuevo, diciéndose que es cosa del sueño interrumpido, y al volver a fijarse ya no hay nada en aquel sitio. 

Sin embargo algo se instala sobre su pecho, la inseguridad y el miedo se apoderan de él y promete ir al día siguiente a comprar una cortina. 

Regresa a la cama sin dar una segunda mirada hacia la ventana, y cubriéndose de pies a cabeza con la manta, cierra los ojos deseando caer en los sueños de nuevo. Por suerte no tarda mucho en conseguirlo.



Al principio no sueña nada destacable. 

Se basa en su persona estando en un espacio oscuro, en la nada; pero no dura mucho tiempo así. Pronto una imagen comienza a formarse y un Liam con una expresión resuelta aparece en su visión: viste ropas oscuras y señala hacia el interior de un cuarto invadido en la negrura. Vanitas no quiere marchar hacia allí, pero para cuando se da cuenta sus piernas ya han comenzando a moverse e ignora la voz en su cabeza que le dice que regrese.

Pronto se encuentra en la habitación y lo que ve lo disgusta. Vanitas siente que mil cuchillas atraviesan su espalda al descubrir en dos camillas de hospital los cuerpos sin vida de su padre y hermano. No puede evitarlo, agarrándose el estómago, vomita en el suelo.

Parecen dormidos, pero es la forma en la que sus bocas están resecas y sus cuerpos consumidos en la nada que le demuestra que ya no están ahí. Lágrimas se dejan caer sin control y una horrible presión se apodera de su pecho; cae de rodillas y siente que la cabeza le va a explotar en mil pedazos. Grita horrorizado al darse cuenta de que ya es muy tarde para salvarlos y de que no ha hecho nada para evitarlo.

Sin embargo, de pronto siente una mano apoyarse en su hombro menudo y la siente fría y muerte, como si cargara varios pesos muertos sobre el. Dedos afilados le atraviesan el hombro y al alzar la vista, borrosa ante el dolor experimentado, se encuentra con dos ojos completamente rojos y llenos de una insaciable ansia por matar.

No puede evitar verse reflejado en ellos y solo puede ver a ese niño de catorce años que es obligado a hacer cosas horribles solo por el disfrute de los demás y el cual odia con todo su corazón. Vanitas aparta la mano de su hombro pero aquella sombra sin forma etérea lo sostiene ahora de lo brazos, y a pesar de que pone lucha para separarse, resulta en vano. Aquella sombra lo levanta sin mucho esfuerzo del suelo. Coloca su rostro a centímetros de la deformada suya y que se decora por una sonrisa brillante y de tonos rojizos. Entonces y solo entonces, se ve obligado a compartir mirada con la suya y una voz grave —que jamás ha escuchado— le dice:

No existe salvación para pecadores como vos, número 69. Por ello, dadme vuestro nombre, esa es la única manera de la que podréis liberaros de tanto dolor. —Los ojos de Vanitas se mezclan con el miedo al escuchar aquel sobrenombre que tanto quiso borrar de su mente.

A continuación le nace un cabello blanco como la nieve y una luna azul lo hace brillar bajo su presencia. Se encuentra con unos ojos azules, tan parecidos a los suyos y enigmáticos, y después una mano oscura atraviesa su pecho arrancándole el corazón de golpe. Vanitas grita de dolor y después, cuando comienza a desangrarse, la escena cambia. 

Ahora se encuentra en el regazo de su hermano pequeño vivo. Su padre sostiene una de sus manos y los tres disfrutan de un cálido atardecer, ocultos en un campo florar extenso. Pero por algún motivo, Vanitas no puede sacar de su cabeza lo antes sucedido y su respiración se agita con fuerza. Esto aumenta cuando aparece esa misma figura oscura de antes a metros de ellos, y aún mostrando aquella sonrisa escalofriante, lanza una antorcha con fuego en su dirección. Todo comienza a arder en llamas y quiere moverse, salvarse y llevar lo más lejos a su familia. Pero no siente su cuerpo; tampoco puede hablar y su hermano se dedica a seguir acariciándole la cabellera, impasible ante las llamas que poco quedan por consumirlos con ellas.

El calor aumenta repentinamente y pone todos sus esfuerzos para mover la boca. No consigue nada y se detiene cuando escucha a su hermano hablarle al oído.

—Sabes que no quieres que nadie más muera por tu culpa.

Después ve a su padre caer y lo mira, no tiene ojos y su boca esta abierta por completo. Alza la mirada hacia su hermano y la figura oscura de antes cubre los ojos de su hermano con garras oscuras y doradas. Luego ve como la figura desciende una de sus manos hasta él y entonces...

Y entonces se despierta sudando a mares en la habitación de invitados de Dante y Johann.

Rápidamente se seca el sudor que le recorre parte de la frente y cuello, y respirando agitadamente, enmaraña sus dedos en su cabellera tratando de relajarse. Se repite en la cabeza que todo se trataba de una pesadilla sin ningún sentido ni mensaje subliminal, y agradece la brisa fresca que recibe en la espalda.

—Espera..., ¿Qué? —No tarda ni cinco segundos en recordar en que cerró la ventana a la madrugada y dando una vista hacia atrás, con su cabello hecho girones, se da cuenta de que esta abierta.

Sus manos comienzan a temblar al pasar por su mente las varias veces que se aseguró de haberla cerrado y no puede evitar estremecerse al recordar los ojos muertos, rojos e intensos de sus sueños. Sin poder evitarlo intenta salir de la cama, pero al enredarse con las sábanas se cae de golpe. Aquello no detiene su deseo naciente de salir de la habitación.

Le atosiga enormemente sentir aquella mano oscura e imaginativa sobre él.

La abre de golpe para darse una escapada hacia la cocina y servirse una buena taza de café mañanera. Sin embargo, nada más dar un paso hacia adelante choca con la espalda de alguien, un personaje vestido de negro y poseedor de una coleta baja; cae al suelo con un golpe seco. Vanitas culpa a sus piernas por seguir temblando ante el sueño vivido anteriormente.

No obstante, aquel golpe de realidad lo hace asentarse y consigue borrar de su cabeza cualquier cosa relacionada a la pesadilla de antes. Acariciando su cabeza, alza sus ojos y se encuentro con unos verdes oliva que lo miran con sorpresa. Su voz se contrae y se seca al darse cuenta de quien se trata. Para Vanitas resultaba imposible borrar de su cabeza aquella expresión concentrada y seria que invadía la mayor parte de sus memorias felices.

Además, también recuerda que era la misma persona que acompañaba a Roland en la motocicleta.

—No me lo puedo creer..., ¿Vanitas?

Sin duda, el pequeño lechoso tiene la sensación de que este día va a ser uno de los peores.

✮ ; ; Dear, vampires ;

; ; muchas gracias por leer y seguir dándome su apoyo. de corazón, agradezco que sigan compartiendo esta aventura a mi lado. nos vemos pronto con más correcciones.

Se despide xElsyLight.

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