Dulces Demoníacos - ONC2023

By GlendyLinetVC

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Gwyneth no solo quería una historia de amor. Ella buscaba un romance épico con un final feliz incluido. Sin e... More

🍪Sinopsis🍪
🍪Banners de personaje🍪
🍪Prefacio🍪
🍪1. Galleta Demoníaca🍪
🍪2. Chocolate Demoníaco🍪
🍪3. Pasteles Angelicales🍪
🍪5. Flan celestial🍪
🍪Calabaza demoníaca - Especial de Halloween🍪
🍪Mockup🍪
🍪Contraportada🍪
🍪Banner de publicidad🍪
🍪Manip🍪
🍪Moodboards🍪
🍪Gráficos🍪
🍪Premios🍪
🍪Diplomas🍪
🍪Facecleim🍪
🍪Gráficos Disney+🍪

🍪4. Helado dulce tentación🍪

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By GlendyLinetVC

Gwyneth

Un ángel, un demonio y una humana ¿Qué podría salir mal? Probablemente todo. Mi ángel guardián resultó ser el hermano mayor del demonio que acepte cuidar y por algunas circunstancias me obsequio un pastelito que contenía una sustancia celestial, por lo que mencionó no hace daño a los humanos, pero para los demonios es un veneno letal. Mi querido demonio parecía no saberlo y terminó por comérselo en medio de la confusión con la llegada de aquel chico angelical.

—No era mi intención, lo juro por los cielos. Ese pastelito era para ti. Quería liberarte de cualquier hechizo que Jeffrey haya podido implantar en ti —confesó entre sollozos.

—¿Qué hechizo podría tener? ¿Por qué mencionas algo cómo eso?

—Jeff es mi hermano, pero es un demonio. Te puso un hechizo para hacerte firmar un contrato por tu alma, mira ahí tienes las pruebas —señaló la mesa de la sala en donde estaban una hoja ahuesada y un pomo de lo que parecía una tinta carmesí—. Comiste un chocolate demoníaco qué te hizo perder la conciencia, esa hoja es el contrato y la tinta de sangre de dragón son todas las pruebas que necesito para hacerte ver la verdad.

Aquello parecía ser cierto, mi memoria sobre los últimos minutos también estaba nublado, pero de todos modos que le creyera o no, no cambiaba nada, sin embargo, se veía realmente arrepentido. Intentando buscar la solución para remediarlo, sacó un libro con un ademán de manos y se puso a ojearlo. Quizá todo fuera un accidente, aun así, debía tratarse de un ángel muy despistado para haberlo provocado, aunque siendo mi ángel guardián, entonces todo era posible.

—Eso no importa ahora, tienes que ayudarlo —quise persuadirlo a actuar.

—Sí, puedo atenuar su dolor por algún tiempo. Usaré esto para protegerlo—sacó un listón blanco como un pañuelo que ató a una de las muñecas de Jeff.

De inmediato un halo de luz dorada cubrió su cuerpo entero y después de un destello, volvió a la normalidad haciendo que él dejará de quejarse por el dolor y se quedará dormido. Su cabeza estaba por caer del sofá así que lo sujeté y me senté a su lado para ser su soporte. Mientras pensábamos en cómo ayudarlo empecé a darme cuenta de que era una chica realmente extraña, cualquiera en mi lugar debería estar confundida o por lo menos sorprendida de tener a dos seres que se creían mitológicos a su lado, pero por alguna razón no dejaba de pensar en todo aquello como un déjà vu. Era demasiado normal, se sentía familiar y no podía simplemente ignorar a ninguno de los dos y hacerlos a un lado, quizá leer tantos mangas de fantasía estaban afectando mi percepción de la realidad, en algún punto incluso esa idea dejo de incomodarme.

—¿Qué tenía ese pastelito? —pregunté, después que el ángel me ayudará a llevar a Jeff y dejarlo sobre mi cama para que descansará de forma más cómoda.

—No contenía gran cosa, purifica el cuerpo y alma de quien lo ingiere. Para los humanos sería muy beneficioso y hasta un milagro conseguirlo —aseguró, sus ojos verdes eran un poco más pálidos que los de mi demonio.

Tenía el pelo castaño y éramos casi de la misma estatura, así que no entendía como se suponía que era el hermano mayor entre el demonio que sobre pasaba mi altura y aparentaba más edad que él. Luego razoné un poco, eran un ángel y el otro un demonio que antes de todo fueron o debieron haber sido seres humanos, que se convirtieron, así que si eso fuera posible su apariencia se debía al momento en que dejaron de ser humanos, por lo que sus edades estaban congeladas desde entonces. Quería saber toda su historia, pero preferí esperar a que fuera Jeff quien me lo contará, aquel ángel no me daba mucha confianza a pesar de su naturaleza celestial, era muy despistado y bastante torpe.
¿Me habrá escuchado? ¿Por qué de pronto se puso pálido y sus ojos se empañaron? ¿Estaba triste? ¿Los ángeles pueden leer los pensamientos?

—La purificación es el efecto para humanos, en un demonio es todo lo contrario, se podría considerar un veneno mortal para cualquier ser del inframundo —siguió explicándome y desvío la mirada hacia Jeff —. Tenemos al menos cuatro horas hasta que el efecto se extienda por todo su cuerpo —informó.

—Sabes de una forma de salvarlo ¿Hay un antídoto verdad?

—Así es, si ingiere un poco de helado volverá a la normalidad.

—Tengo un montón de helado en el refrigerador. ¿Por qué no lo dijiste antes?

—No, eso no funcionará.

—No dijiste, ¿qué necesitaba helado?

—Sí, pero un helado especial. Se llama helado dulce tentación y sólo se encuentra en un lugar específico del mundo humano.

—Muy bien iré por él dime dónde está.

—No puedes ir, yo iré y lo traeré aquí.

—No, perdona no confío en ti, eres su hermano, pero sigues siendo un ángel una parte de ti aún debe querer deshacerse de él. No lo puedes negar he visto mucho de esto en películas. Si ese helado es lo único que puede salvarlo iré yo.

—Si soy un ángel y por naturaleza estoy en contra de los demonios, pero él es mi hermano no hay vínculo más fuerte que ese para que quiera salvarlo. ¿Tú por qué quieres ayudarlo? Incluso quiso robar tu alma con engaños, ¿no estás molesta?

Lo pensé en serio quería salvarlo, era cierto que si el ángel no hubiera aparecido mi alma hubiera sido robada, pero después de todo fue mi culpa bajar la guardia cuando nos conocimos. Le pedí un deseo y él quiso concederlo. De haber dejado que robe mi alma quizá ya tendría un novio, es muy malo que una parte de mí quisiera eso aún en tal situación. Aun así, le debía un favor, por defenderme y haberme cuidado después de salir de la discoteca y también por no hacerme dañado mientras estaba dormida en su presencia, algo era extraño si hubiera querido ¿Por qué no firmó el contrato conmigo cuando estaba dormida? Espero al siguiente día y luego intento engañarme para quedarse a mi lado por culpa de una galleta qué comí. ¿Eso de descontrolarse también fue una mentira?
Supongo qué me dio curiosidad conocer las respuestas de su propia boca.

—El me salvó en aquella ocasión, esto solo lo haré para devolverle el favor. Cuando este a salvó dejare qué te lo lleves contigo —le prometí al ángel guardián llamado Jackue Blake, Jack para abreviar.

—De acuerdo —sonrió de forma deslumbrante, lo que me pareció extraño—. Pero sigue siendo peligroso así que iré contigo.

Esperaba que dijera eso, era mejor tenerlo cerca que dejarlo con Jeff. La rivalidad entre ángeles y demonios aún no me daba confianza.

—Entonces ambos iremos, aun así, me preocupa dejarlo solo —comenté esperando que tuviera alguna forma para protegerlo.

Quizá una artimaña celestial o algo parecido. Mientras pudiera mantener seguro a Jeff cualquier cosa serviría, si algún otro demonio atacaba u otro ángel aparecía al menos con eso estaría segura de que nadie pudiera hacerle daño mientras estábamos fuera.

—Crearé una barrera, nadie podrá acercarse y los humano no podrán verlo si llegan aquí —explicó desplegó sus alas y levanto sus manos para crearlo.

En su primer intento hizo que la cama en donde estaba Jeff se plegara en dos, en ángel guardián bajo rápidamente ambas manos para detener el proceso y yo fui para ayudar a Jeff. Durante el segundo intento hizo que mi demonio se estampara contra la pared creando la barrera por debajo de la cama. Le lance una advertencia y lo regañe por lo mal que se le daban esas cosas. Luego me coloque cerca Jeff en cama para indicarle al ángel que sería su última oportunidad. Debía crear una barrera alrededor de nosotros y sino lo hacía bien no solo lastimaría a Jeff sino también a mí, que era su protegida y sobre todo una débil e inofensiva humana. Los ángeles debieron tener un tipo de código o reglas que prohibían dañar a los humanos o quizá Jack se esforzó realmente por mis advertencias, de todos modos, cuando estuve al lado de Jeff, por fin Jack pudo crear la barrera correctamente.

—Por aquí —hizo una abertura en la barrera para que yo pudiera salir.

—Hiciste un buen trabajo —lo felicite y él sonrió de vuelta.

—Gracias. También llamaré a un querubín para que se quede vigilando por algo inesperado sucede —convocó a un adorable ángel con aspecto de niño pequeño.

—¿Jack qué pasa por qué me llamaste aquí? ¡Ah una humana! —salto de la impresión al verme—. ¡Ah un demonio! —dio otro brinco al ver a Jeff.

—Es algo complicado de explicar, pero por algunas razones mi protegida Gwyneth puede verte—trato de explicarle rápidamente—. Por cierto, él es Luciano un querubín del cielo —me lo presentó.

Luciano tenía el cabello rubio y los ojos azules tal y como se veían los querubines para la cultura popular, al principio pensé que sería de forma diferente pues tanto Jack como Jeff no son el típico ángel o demonio; pero ciertamente me daba igual. Luciano era tan lindo y adorable por naturaleza que, aunque tuviera otro aspecto como un color de cabello gris u ojos morados no me hubiera importado. Aquel querubín era encantador por naturaleza.

—Un gusto conocerte —sonreí para saludarlo y darle la bienvenida.

—Igualmente señorita humana Gwyneth Kingston. —El querubín hizo una reverencia, era realmente lindo así que pensé que si tuviera un hijo me gustaría que se pareciera a él.

—Bien, ahora mismo necesito que te quedes cuidando de mi hermano Jeff qué está ahí —le indicó el ángel sin muchos detalles.

—Ya sabía que tu hermano era un demonio, pero no pensé que lo conocería así. ¿Quisiste eliminarlo?

—¡Claro que no! Fue accidente comió el pastelito angelical que era para Gwyneth y quedó en ese estado—terminó por contarle todo.

—Entiendo, muy bien entonces me quedaré con él y lo protegeré. No se preocupen —juró solemnemente parecía ser muy confiable quizá mucho más que mi ángel guardián—. Señorita humana, no se preocupe. Soy cien por ciento más confiable que Jack —afirmó como si me leyera la mente.

—Bueno, bueno ya podemos irnos. El lugar al que debemos llegar esta por abrir —informó viendo mi reloj en el estante.

—¿A media noche? —solo entonces note lo tarde que era.

Yo que pensaba ir a un centro comercial a comprar un helado recién me daba cuenta de lo despistada que podía ser con esos temas, quizá por eso me asignaron un ángel igual de distraído qué yo. ¿Qué lugar visitaríamos a esta hora por un helado? Debía ser un helado muy especial definitivamente.

—Es una pastelería demoníaca —mencionó.

Entraríamos ahí por el helado dulce tentación, yo fingiría estar bajo el control del demonio Jeff para hacer un pedido en su nombre. Sería algo así como un recado qué los demonios solían hacer de forma de divertirse con sus humanos contratados. Jack también planeaba hacer eso, se haría pasar por humano para obtener el helado, aunque en su caso era más complicado pues había muchos que conocían su rostro como un ángel al que guardaban rencor y muchos otros demonios de rango elevado que podrían detectar fácilmente su procedencia celestial.
Por eso era mucho mejor que yo entrara sola, mientras era guiada por Jack usando la telepatía para indicarme cómo actuar y que hacer para conseguir el dichoso helado.

La tienda no parecía especialmente para demonios, era como cualquier establecimiento de comida por supuesto que estaba abierto a media noche, pero había niños y adultos de todas las edades, comiendo y divirtiéndose juntos, el lugar era tranquilo y parecía normal. El verdadero panorama se veía al llegar al sexto piso en donde las cosas cambiaban. El ambiente pasaba de ser ligero y ameno a ser turbio y pesado. Las caras que veía eran extrañas, niños con rostros adultos que aprecian duendes, algunos rostros hermosos y otros que no encontraba como describir.

Había una barra para hacer los pedidos a la que Jack me indicó que me acercará.

—«Pide el helado y diles que vienés de parte de Jeff el demonio a cargo del centro de la ciudad»—indicó.

Hice todo tal como me dijo, pero algo me daba mala espina. Los demonios del alrededor no dejaban de observarme y el del mostrador no era la excepción, por un momento sentí que sería descubierta, pero entonces mi pedido estuvo listo.

—Aquí tienes —el empleado extendió la bolsa hacia mí.

—Gracias —se me escapo decirlo y no pude alcanzar la bolsa que él retiro rápidamente al escucharme.

—¿Así que eres subordinada de Jeff? Que interesante —pronunció volviendo a ofrecerme tomar la bolsa.

—Debo irme, mi amo esperaba. —Fue lo que Jack me indicó decirles luego de tomar la bolsa y sostenerla contra mi pecho, esperaba poder ocultar el palpitar de mi corazón con eso.

—¿Por qué tanta prisa?

Un grupo de demonios me cerraron el paso antes de poder bajar por las escaleras, me hicieron retroceder. Pensé que habían descubierto mi fachada cuando mencionaron que querían probar un poco de mi alma. Se acercaban peligrosamente hacía mí. Jack dijo que estaba apuntó de intervenir para sacarme de ahí sino tiraba el helado y corría en ese preciso instante, pero no pensaba hacerlo. Ese helado era lo único que salvaría a Jeff ya habíamos demorado mucho en llegar hasta ahí, demoraríamos más en regresar, sino tenía el helado para entonces ¿Qué le sucedería? No, no quería eso. Así que me pare determinada a no ser comida para demonios.

—¡Aléjense! —grité levantando una mano para apartarlos de mi camino.

—¡Qué humana más divertida! —exclamó uno de ellos con la intención de tocarme.

Alcanzó la mano qué tenía extendida, pero apenas me rozó salió una chispa de color dorado qué se expandió por mi alrededor. La mano de aquel demonio quedó prendida en fuego dorado, que se negaba ser apagado. Los demonios que lo veían se quedaron tan o más plasmados que yo con lo sucedido.

—Jeff uso una protección en esa humana.

—No podemos tocarla, que fastidio ¿Por qué protegería tanto a su presa?

—Jeff es ese tipo de demonio, esta es la primera y única presa humana que ha conseguido desde que se convirtió en demonio. A de ser por eso que la envió aquí para presumir y también la hechizo para que nadie más que él pudiera tocar su alma —comentó uno de los demonios que logró apagar el fuego de la mano del que se quiso acercar—. Abran camino y déjenla ir no nos sirve de nada que se quede aquí cuando tiene tal hechizo sobre ella.

Los demás demonios obedecieron y me dejaron pasar, salí sin problemas de ahí y me encontré con Jack. Estaba realmente asustado y me revisó por todos lados para asegurarse de que estaba bien.

—¿Fuiste tú quien puso el fuego dorado para protegerme? —le pregunté.

Pues era imposible que Jeff me hubiera hechizo o este ahí para poder hacer algo parecido. Solo podía ser mi ángel guardián que usó su poder para protegerme.

—No fui yo, el fuego dorado es una de las habilidades únicas que mi hermano consiguió cuando se convirtió en demonio. Debió hechizarte sin que te dieras cuando se conocieron.

—¿En serio? —Una parte de mi estaba feliz por la protección adicional.

¿De verdad lo había hecho? Entonces era una razón más para agradecerle, pues me había hechizado para protegerme de otros demonios. Aunque tal vez solo fuera, para que los demás demonios no se hicieran con la presa que intentaba cazar. Una parte de mí aún quería pensar que podíamos ser amigos. No sabía todo de él, pero no me parecía una mala persona para ser un demonio seguía siendo muy puro.

—Mi hermano se convirtió en demonio porque pecó durante su vida. Rompió uno de los diez reglamentos que tienen los humanos y por eso es peligroso que sigan cerca, cuando se mejoré me lo llevaré y borraré tus recuerdos sobre él.

—¿Borrar mis recuerdos es necesario?

—Sí, para que puedas vivir como antes de haberlo conocido.

—Pero aun así no quiero ¿Qué pecado cometió? Él no parece malo, es verdad que es un demonio, pero ha sido muy dócil mientras estaba a mi lado.

—Puede que te haya parecido así, pero te mintió desde que se conocieron ¿No crees que es peligroso? Te engaño para manipularte y conseguir tu alma.

—Pero aun así... —no me dejó terminar y me interrumpió apenas hablé.

—No solo eso, también se aprovechó de tu buen corazón haciéndote responsable de algo en donde no tenías culpa. Las marcas en su brazo se deben a la promesa que te hizo por un deseo sin pago alguno. Rompió reglas demoníacas y por eso le causaban dolor insoportable —explicó con intención de persuadir me no se dio cuenta de que hacía todo lo contrario.

—Eso lo explica todo —sonreí.

—¿Qué? ¿Lo entendiste mal?

—No, te estaba escuchando perfectamente.

—Pero te acabo de decir que te engaño, no fue porque hayas comido esa galleta qué está siendo castigado, sino que él mismo se lo busco. Te prometió un deseo a cambio de aquel pactó que sellaste sin darte cuenta y luego fue por ahí buscando conseguir tu alma por su egoísmo.

—Te entendí en ese sentido. Pero si es mi culpa después de todo. Fui yo quien confundió nuestras bebidas en primer lugar, también fui la que le contó sobre el deseo, por supuesto también sellé el pactó con él porque pensé que estaba jugando y además estaba algo mareada, pero soy igual de responsable que Jeff. Apuesto a que solo buscaba dejar de sentir ese dolor y arreglar su castigo, si es así no lo culpó.

—Eres una persona así de amable, pero no confundas tus sentimientos, solo serás engañada nuevamente. No seas ingenua.

—No lo soy, ya te dije que luego de que este bien podrás llevártelo. Solo digo que lo entiendo y no lo culpó por querer hacer lo que hizo.

—Te lo digo eres un caso especial —suspiró, aquel ángel parecía cansando de querer razonar conmigo.

—¿Me lo dices cómo un cumplido o una ofensa? —pregunté de broma.

El ángel solo sonrió. No sé si me sentía enojada o feliz, pero me reí junto a él. Al llegar a casa encontramos al querubín haciendo guardia, Jack lo felicito y lo despidió dándole le indicaciones de volver al cielo, mientras que yo le agradecí por su arduo esfuerzo. Cuando me di cuenta el helado ya está derretido por lo que tuvimos que dárselo de beber. Jack sostuvo a su hermano mientras yo vertí el helado en una taza y se lo di a Jeff con ayuda de Jack para que pudiera beberlo. Cuando lo bebió todo su cuerpo dio un chispazo rojo y volvió a la normalidad. A él le costó un poco más despertar, pero cuando lo hizo ambos estábamos a su lado. Me había sentado en una silla al lado izquierdo de la cama mientras vigilaba su estado y Jack se sentó en el suelo al lado derecho.

—¡Hermano! —Jack se sorprendió a verlo abrir sus ojos.

—¡Jeff! —dije y me acerqué de inmediato cuando de pronto él tomó mi mano y me jalo hacia su pecho.

No dijo nada solo deje que me abrazara de esa manera ante los gritos de reprimenda de Jack. Estaba sorprendida, pero me alegre de haber podido ayudarlo.

—¡Suéltala! ¡Suéltala! —Jack parecía un niño pequeño haciendo esos reclamos.

—¿Por qué lo haría? Gwyn es mía —pronunció aprisionándome más contra él.

—No soy un objeto —me quejé y me liberé su agarre por mi cuenta.

—No quise decir de esa forma —se disculpó levantando ambas manos—. Gracias por salvarme —pronunció como si hubiera estado consciente de todo lo sucedido, ni siquiera preguntó que pasó cuando estaba inconsciente.

—Yo también ayudé.

—Hermano tú fuiste quien causó el problema en un principio ¿Por qué debería agradecerte? —sonrió de forma espeluznante hacia Jack.

—No tuve la culpa, ese pastelito era para Gwyn, pero tú terminaste comiéndolo, eres muy idiota —lo culpó haciendo un puchero de forma cómica.

—Vaya no tenía idea de que los ángeles tuvieran ese tipo de vocabulario ¿Está bien que digas insultos con tanta naturalidad? —Jeff bromeaba con él.

—No dije malas palabras, tú me sacas de quicio. Si el helado ya te hizo recuperarte, entonces vamos Gwyneth dijo que no se opondrá así que vámonos, no debes darle más problemas.

—¿En serio? Pero me dijiste que podía quedarme junto a ti —su rostro era tan lamentable que no sabía si podría rechazarlo.

—Bueno es que...

—Ni lo intentes. Ya le dije todo sobre tú verdadero castigo, solo querías quedarte para darle problemas y robar su alma.

Mientras ellos discutían escuche la alarma de mi celular, ya era de día y la llamada de mi hermana llegaría en cualquier momento. Saqué mi computadora hacia la sala y los deje solos en el dormitorio para que resolvieran sus asuntos. Era sábado así que no tenía clases y estaría libre para descansar de todo el ajetreado día que me dieron esos dos.

—Gwyneth ¿Cómo estás? —la llamada encontró como de costumbre, mi hermana lucia radiante y muy sonriente, al parecer ese día tampoco podría contarle lo sucedido con mi novio.

—Estoy muy hermana, ya estoy preparando el desayuno ¿Cómo estás por allá?

—Todo bien, me alegra que estés siendo más responsable ahora. Debe ser por el amor. ¿Estas saliendo hoy con tu novio? ¿Quedaron en verse hoy? Me gustaría que me lo presentarás, aunque sea por videollamada. Ni siquiera me quisiste mostrar una fotografía de él por mensaje —se lamentó a veces era muy entrometida.

—Bueno te contaré todo cuando regreses.

—¿Lo prometes? De acuerdo, esperaré. Pero dime ¿Es lindo? ¿Cuánto mide? ¿Es pelinegro o rubio? —me interrogó inundándome de preguntas sobre el aspecto de mi supuesto novio.

—Eso...

—¡Gwyn! Jack dice que dejará que me quede si él también está con nosotros. —Jeff salió de la habitación y corrió para abrazarme.

Tenía la computadora con la cámara encendida sobre la mesa de la sala enfocando hacia la cocina y aunque no estaba en una posición en la que mi hermana pudiera ver de donde salió Jeff, lo que me alivio mucho, si tenía la toma perfecta de cuando me abrazo por detrás apareciendo de improviso.

—Eso no fue exactamente lo que dije. —Jack también salió y nos encontró abrazados.

Aunque ambos mantenían su forma humana sin detalles celestiales o demoníacos. Sabía que tendría muchos problemas para explicárselo a mi hermana.

—¡Ah! ¿Tu novio está en casa? ¿Gwyneth cómo pudiste? Es muy temprano ¿Qué hacen ahí? ¿Y quién es el otro chico? ¿De quién escuche la voz?

—Hermana es un malentendido, ellos son... —no supe cómo manejar la situación solo quería apagar la cámara, pero estaba muy lejos.

—Debes ser la hermana mayor de Gwyn, mi nombre es Jeff Blake soy su novio y él que está por allá es mi hermanito Jack, saluda a la cámara hermanito.

—¿Hermanito?

Se notaba la molestia de Jack después de todo él era el mayor cuando fueron humanos, pero debía admitir que se veía más joven siendo un ángel, así que era una mentira plausible.

—Hola, perdoné las molestias acabamos de llegar de visita —se disculpó delante de mi hermana que estaba algo sonrojada sin razón y por un segundo pareció embelesada por la belleza del chico angelical.

—¡Qué lindo eres! —dijo finalmente confirmando mis sospechas—. Bueno, bueno, parece que se divierten juntos así que los dejaré. Gwyneth solo recuerda que aún eres muy joven, no hagas cosas locas y pasen un lindo finde de semana. Te veré muy pronto. Por cierto, mi viaje se alargó una semana más, así que por favor Jack y Jeff cuiden de mi Gwyneth por ahora de acuerdo. Cuídense, llamaré después.

—¡Espera, hermana! ¿Cómo dices eso? ¿En cuánto tiempo volverás?

No hubo respuesta la llamada ya había finalizado. ¿Qué clase de hermana confiaba tan pronto en el novio de su hermanita? Pensé que haría escándalo, pero en cambio salió que no volvería en al menos una semana más. Quizá si estaba siendo una carga para Gwen y con esto estaba tratando de decirme que debería casarme pronto.

—Perdón por eso, Jack te contó todo así que sabes que no puedo concederte ningún deseo sino obtengo tu alma primero, pero puedo hacerme pasar por tú novio hasta que encontremos una forma de solucionarlo de mi castigo. Además, con esto tu hermana parecía estar más tranquila, debes estar feliz ¿Qué tal lo hice? —sonrió de tal manera que no podía enojarme con él, pero sentía la necesidad de darle una cachetada.

Era un demonio que podía jugar tan fácil con los sentimientos de las personas, pues claro que sí. Aunque una parte de mí creyó por un momento que lo hizo porque realmente sentía algo, qué ilusa, debo ser la persona más ingenua del mundo. Debía despertar, nadie se había enamorado de mí en todo ese tiempo, ¿Cómo podía pensar qué un ser sobrenatural se enamoraría tan pronto? Estaba soñando y más qué un sueño era una pesadilla. Por supuesto que tendría otras intenciones, como corregir su error y robar mi alma. Ni siquiera por haberlo ayudado antes se le quitaría esa idea de la cabeza.

—No robare tu alma, lo prometo —se apresuró a decir como si hubiera leído mis pensamientos—. Ya hice un trato con Jack ambos nos quedaremos a tu lado para buscar la forma de anular mi castigo y qué tu alma pueda estar segura. ¿Verdad Jack?

—Así es, no te preocupes yo me encargaré de mantener a cualquier demonio a raya. Solo perdóname por no haber impedido que tu hermana nos descubriera. También tuve que ponerle un encantamiento para que nos diera tiempo de encontrar una solución a nuestros problemas —confesó apenado.

Un encantamiento para controlar a los humanos no sonaba a lo que haría un ángel.

—¿Encantamiento? ¿Por eso dijo que se tardaría una semana más en regresar?

—Sí, necesitaba que solo estuviéramos los tres en tu apartamento por el momento, ya que sería mucho más problemático tener a tu hermana aquí y tener que involucrarla en todo esto. Lo siento. Lo siento mucho, habrás querido verla pronto. Es mi culpa.

—No, no te preocupes. Entiendo porque lo hiciste. No es tan malo no verla después, de todo solo será una semana más y ya me estaba acostumbrando a no tener sus gritos de por medio —reconocí, sintiéndome mejor por saber que mi hermana realmente no estaba dejándome de lado, sino que su actitud fue parte de un encantamiento de mi ángel guardián.

—Me alegra saberlo, después de todo seguirán hablando durante cada comida como de costumbre —me recordó.

¿Acaso sabía tanto de mi vida? Bueno era mi ángel guardián, seguro conocía esos detalles triviales después de todo.

—Creo que algo huele a quedado —comentó Jeff posando su mano sobre mi cintura para alejarme de la cocina hacia el extremo del inicio de la sala.

—¡Ahí no! Mi desayuno —recordé que está friendo unos huevos en el sartén, aunque quedaron hechos ceniza a esas alturas.

—Déjame ayudar, me encargaré de esto —propuso Jack sin dejarme llegar a la sartén.

Su sonrisa me dio confianza por lo que dejé que se hiciera cargo y me fui a sentar en la sala junto a Jeff. Esa era una situación inusual, con un demonio haciéndose pasar por mi novio y un ángel guardián que hacía las veces de chef cocinando nuestro desayuno. No era exactamente una historia de amor de cuentos de hadas, pero eso ya había dejado de importarme, quizá ya era hora de que creará mi propia historia junto a aquellos peculiares personajes y quien sabe, quizá si podía llegar a haber romance entre las siguientes páginas.

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