"¿Nervioso?" Zar le preguntó a su compañero, que todavía estaba de pie frente a un espejo con una expresión ilegible.
"Ni siquiera recuerdo mi vieja cara. Apenas los recuerdo. ¿Qué les voy a decir?" Rigrit habló más a su reflejo que al zar.
"¿Por qué estás pasando por esto? ¿No era tu forma en la Tierra solo una prisión de la que necesitabas ser liberado?" Preguntó el zar. Su maestro y otros jugadores, incluido Rigrit, no habían dado muchos detalles sobre lo que realmente les sucedió en la Tierra y cómo los seres de su nivel podrían ser encarcelados en cuerpos humanos débiles.
'¡Cómo puedo explicárselo con este maldito contrato en vigor!' "Supongo que ... Supongo que los sentimientos seguían siendo reales. En ese momento, eran mi familia". Rigrit exhaló lentamente y luego agregó con determinación. "Tengo que ir a conocer a la familia de mi antiguo yo".
Finalmente, ella pidió la oportunidad de visitar a su familia, y su deseo fue concedido. En el bolsillo de sus pantalones había una pequeña tarjeta firmada por el propio Ainz que le permitía viajar a la Tierra y regresar una vez, y ella iba a sacar lo mejor de ella.
Pasaría al menos un año antes de que se introdujeran reglas más laxas de viaje entre los mundos.
"Buena suerte, entonces." El zar la abrazó por detrás y se inclinó, dándole un beso en la mejilla.
"Puedes venir conmigo". Rigrit dijo mientras peinaba su mano a través de su largo cabello.
"Solo me interpondría en el camino. No estoy familiarizado con las costumbres de la Tierra". Dijo el zar, descartando su sugerencia.
"Tendrás que hacerlo en algún momento. Hay muchos lugares en la Tierra que quiero visitar cuando se restaure".
"Aprenderé las costumbres para entonces. Tengo mucho tiempo hasta que se levanten las restricciones de viaje".
"Y dormirás la mayor parte, dragón perezoso". Rigrit se rió entre dientes.
"¿Y de quién es la culpa?" Preguntó, levantando una ceja.
"Fijándomelo todo una vez más". Rigrit se volvió y deslizó su mano sobre su pecho mientras pasaba junto al zar.
"Prepárate, es posible que necesite sacar muchas emociones una vez que regrese". Se volvió con una sonrisa descarada.
"No estoy vacilando bajo sus amenazas. Estaré preparado para lo peor". Tsar respondió con una sonrisa.
Tsar seguramente estaba mejorando en las bromas juguetonas, pero de nuevo, también estaba interactuando con mucha más gente en estos días. Con su tesoro desaparecido después de su muerte, el zar no tenía ninguna razón para regresar a la ciudad flotante y entrar en una soledad prolongada, no es que sus deberes actuales como gobernante regional permitieran tal cosa en primer lugar.
El antiguo palacio del consejo de Argland fue reconstruido para ser utilizado por él y Rigrit y eso incluía una enorme sala del tesoro para todos los tesoros que se recuperaron de la ciudad flotante que estaba siendo reutilizada para ser la base principal para el proyecto de restauración del desierto dirigido por Blue Planet.
Volviendo al momento presente, Rigrit se teletransportó al departamento de logística, que técnicamente estaba dirigido por Shalltear, pero en la práctica, ella solo estaba a cargo de proporcionar transporte entre mundos.
Después de consultar el panel de runas en la pared más cercana, rápidamente localizó al vampiro en uno de los almacenes dando órdenes a los trabajadores no muertos. Por lo que parece, Shalltear sintió la llegada de Rigrit y sin darse la vuelta preguntó con un toque de molestia. "¿Santuario de los Bienaventurados?"
"Estoy visitando a personas que puse en la lista de protección".
"Están ubicados en el Santuario". Shalltear dijo y echó la puerta. "Envíame un mensaje cuando quieras regresar. Tienes hasta seis horas".
"Claro. Gracias". Rigrit dijo cortésmente. "Todavía no me gusto. Pero supongo que después de ser asesinada por jugadores humanos muchas veces, ella tendría al menos algo de resentimiento".
Atravesó la puerta, llegando a una especie de área de parque. Un zumbido ligero constante la hizo mirar a su alrededor. Había una alta torre en forma de antena en la distancia que irradiaba una luz azulada que se asemejaba a un cielo despejado.
"Bienvenido, honorable visitante del mundo principal. Soy Yago Panderano, administrador del Santuario de los Bienaventurados". Un hombre de cabello negro con ojos marrones oscuros vestido con un traje formal se inclinó y continuó hablando. "Me disculpo profundamente, pero no me han informado de su llegada, dama ..." El hombre extendió su mano, esperando su respuesta.
"Buenos días. Soy Rigrit Bers Caurau. He venido a visitar a las personas a mi cuidado". Ella respondió cortésmente.
"Ah, Lady Rigrit, un momento, por favor". Yago se enderezó y rápidamente miró a través de la lista de residentes en su tableta. Lo tocó varias veces mientras un joven corría hacia ellos.
"Mauro, por favor guía a Lady Rigrit a la calle Caurau". Yago se dirigió al hombre más joven.
"¿Calle que lleva mi nombre? ¿Cuántos de mis parientes encontraron y trajeron aquí?"
Mauro también se inclinó y luego guió a Rigrit hasta el borde del parque, donde estaba estacionada una fila de pequeños vehículos que parecían carritos de golf. Distraídamente se sentó en el asiento del pasajero mientras miraba a su alrededor.
La escena no era tan diferente de la que estaba acostumbrada a ver en los parques de la ciudad capital de Nazarick. Gente caminando sin prisa, niños jugando.
Este lugar parecía casi irreal por lo poco que recordaba de la Tierra. "Así que esto es lo que pueden hacer a pequeña escala. Me pregunto cuánto tiempo llevará hacer esto a todo el planeta".
Por el tamaño aproximado de la ciudad por la que ahora conducían, al menos tres o cuatro mil personas vivían aquí. Con la única conexión siendo los miembros del gremio Ainz Ooal Gown y ella, eso fue bastante.
Pronto llegaron a un callejón sin salida con edificios de dos pisos y jardines delanteros. Uno que solo había visto en películas antes.
Un grupo de personas esperaba afuera. Frente a ellos había una pareja de unos cuarenta años.
'Ellos ... Son... eran mis padres'. Rigrit los miró fijamente.
El carro se detuvo y el joven saltó en voz alta anunciando. "Presentando a Lady Rigrit Bers Caurau".
"Dioses, ¿realmente necesitaban hacer todo este espectáculo?"
El grupo y sus padres se inclinaron en respuesta, diciendo. "Gracias por darnos esta bendición".
Rigrit salió del carro y les devolvió un saludo corto. "Estaré aquí solo por un corto tiempo, así que me gustaría hablar con Kugo, Oda y sus hijos en privado". Ella dijo en japonés, que en este punto solo era posible con un hechizo de traducción automática.
Mientras la llevaban al interior de la casa más grande al final de la calle, Rigrit no pudo evitar mirar a su familia. Su madre, su padre y cuatro hermanos.
"Su casa es tan grande que tuvimos que vivir en una habitación". Sus recuerdos comenzaron a regresar. En aquel entonces, ella y su hermana menor compartían una pequeña cama que era lo suficientemente grande como para que se quedaran quietas sin caerse. En aquel entonces, el pequeño apartamento en el que vivían los siete no tenía suficiente espacio.
"Gracias por bendecirnos. Es un gran honor ser notado por una Diosa". Su padre dijo una vez más mientras la llevaban a una mesa grande y se sentaba en el lugar de honor.
"No soy una diosa ... solo la misma raza que los dioses". Rigrit explicó. El contrato puesto en su mente una vez más le impidió decir la verdad.
"¡Te hicimos un altar! Espero que te guste". Su hermano menor señaló el altar que no había notado que estaba a su izquierda. Era solo una pequeña mesa de piedra con una placa dorada con su nombre escrito en kanji, pero estaba hecha para ella.
"Piensan en mí como una especie de Dios que los sacó de la pobreza". Rigrit hizo todo lo posible para mantener una expresión neutral.
"¡Nara!" Su padre levantó la voz hacia el niño y luego se inclinó hacia ella. "Lo siento por su arrebato. El niño no quiere faltar al respeto".
"Está bien. Por favor, esté tranquilo. No hay necesidad de tal formalidad. Trátame como un viejo amigo de la familia". Rigrit levantó la mano. "Yo ..." Necesitaba encontrar algún tipo de excusa. "Yasumi tenía una profunda conexión conmigo. Ella quería ayudar".
"Yasumi ..." La madre de Rigrit dijo solemnemente. "Mi pobre niña. Era tan joven ..."
"Ella tuvo la oportunidad de vivir una vida plena en otro lugar. Incluso se convirtió en una especie de heroína". Hablar en tercera persona era tan extraño, pero al mismo tiempo, la chica que una vez fue se había ido.
"¿La hermana mayor es una heroína?" Nara habló una vez más, aparentemente sin comprender completamente la situación y, por lo tanto, siendo la menos contenida. El resto de sus hermanos simplemente se sentaron en silencio, en su mayoría mirando cautelosa su presencia.
"Temen que tome algo como pago. Solo les mostraré a través de mi hermano pequeño que solo quiero ayudarlos". "Sí. Ella renació en un mundo de magia y maravilla y tuvo muchas aventuras. Pero ella siempre recordaba su antiguo hogar y oraba por todos ustedes. Ahora que los dioses habían puesto la vista en este mundo, tuve la oportunidad de cumplir su deseo".
"¿Todavía vive en ese otro mundo?", preguntó su madre.
"Sí, pero no podrá cruzar y volver nunca más. Lo siento". Dijo Rigrit. La mentira sonaba convincente. "Nunca sabrían la verdad. Pero tal vez eso sea lo mejor".
"Siempre y cuando ella sea feliz y nos recuerde". Su padre dijo y luego preguntó. "¿Podría ser posible enviarle algún tipo de mensaje?"
"Sí, puedo entregarlo".
"Lady Rigrit, ¿podría decirle que la amamos y estamos orgullosos de ella? Puede que no le haya dicho cuándo estaba viva, pero si los dioses nos han bendecido con una oportunidad más, entonces quiero que ella lo sepa".
Rigrit se mordió el labio dolorosamente. Su padre era un buen hombre, pero no el mejor para expresar su amor por su familia. Escucharlo decir esas palabras fue demasiado. Ella permaneció en silencio tratando de calmarse.
Para ocultar su reacción, cerró los ojos y levantó las manos lanzando un simple hechizo de luz que se disparó hacia arriba para un espectáculo. 'Puedo hacerlo'. "Ella recibió el mensaje".
"Gracias", dijo su padre, inclinando la cabeza. "Significa mucho para nosotros".
"Perder a los más cercanos nunca es fácil. Estoy feliz de poder ser parte de este intercambio".
Rigrit estaba a punto de ponerse de pie para despedirse cuando su madre le preguntó. "Lady Rigrit, ¿te quedarías a cenar? Nos sentiríamos honrados de tenerte".
Otro conjunto de recuerdos volvió. En aquel entonces, comían alimentos sintéticos como todos los demás durante la mayoría de los días. Pero durante las grandes fiestas y cumpleaños, siempre comían comida real y todos recibían su parte.
Incluso si la comida ni siquiera estaría cerca de lo que estaba disponible en el mundo principal, la oportunidad de pasar un poco de tiempo con su familia no era algo que pasaría.
Sus preocupaciones, sin embargo, resultaron ser infundadas, ya que claramente, tenían acceso a los mejores ingredientes que la Tierra podía ofrecer, que considerando el avance tecnológico y los entornos artificiales, eran saludables y nutritivos.
No se quedó mucho más tiempo después de eso y regresó a casa después de un breve recorrido e intercambio de bromas con el resto de las personas que alguna vez fueron parte de su vida.
La mayoría de las familias le dieron algunas ofrendas simbólicas como bebidas alcohólicas caseras o comidas empacadas que estaban hechas de arroz, verduras y frutas. A pesar de que la religión ya no era una parte particularmente grande del mundo, muchas familias aún mantenían viejas tradiciones y ahora era vista como su deidad protectora.
Rigrit regresó a casa con las manos llenas de varios paquetes coloridos y los descargó sobre la mesa en el área de descanso privada de ella y el zar que estaba fuera del alcance de los sirvientes, excepto para la limpieza diaria.
"¿Obtener ofrendas?" Preguntó el zar, observando los regalos.
"Piensan que soy su deidad protectora. Así es como mi pueblo venera a sus protectores. Traté de explicarles que no soy un Dios". Rigrit dijo con una sonrisa en su rostro. Desempacó lo que parecía vino de arroz casero, quitó el corcho y tomó un gran trago. "Este sabe tan bien".
"No puedes evitarlo. También fui venerado como protector durante los tiempos del Estado del Consejo. Aunque recibí principalmente montones de pescado crudo y carne". Comentó el zar.
"Espero que te gusten estos. No estoy comiendo todo esto solo". Rigrit dijo y comenzó a abrir uno de los paquetes de comida. "Este es de mi tía. Me pregunto si todavía agrega melocotones a su plato especial". Otro recuerdo olvidado regresó como respuesta al delicioso olor.
Tsar, no queriendo discutir sobre sus gustos en la comida que difieren de los de ella, simplemente se sentó y esperó qué tipo de cosa extraña trataría de alimentarlo.
----------------------------------------------
Revisión por Visur Nyxan, RottenPizza y Sad Smiles.
*N.A: Gracias por leer la historia, y si te has puesto al día con el último capítulo, puedes ver mi otro trabajo o unirte a mi servidor de discord (Link está en mi perfil) donde hay capítulos adicionales disponibles.*