𝗷𝘂𝗱𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝗼𝗹𝗱𝗲𝗿, r...

By elleweasleyy

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yes, no, maybe, i don't know... can you repeat the question? Si bien se decía en el vecindario que los Wilker... More

jude the older
𝗮𝗰𝘁 𝗼𝗻𝗲
01. older sister magic
02. jude's worst nightmare
03. babysitter work
04. in the wolf's mouth
06. pros and cons list
07. free -not very- day
08. doctor jude
09. malcolm in a fight
10. coach jude
11. babysitting team, i
12. jude's house
13. babysitting team, ii
14. movie night
15. francis escapes
16. camp day
17. two brainiacs
18. malcolm is a robot?
19. for a coca cola

05. world's best babysitter

871 108 18
By elleweasleyy

capítulo cinco
la mejor niñera del mundo

Jude había llegado temprano a clases aquel día, pero, muy temprano. No podía dejar que nadie la viera preparar aquella broma. Era algo básica, pero sería divertido.


Sonrió satisfecha consigo misma, ya tenía todo terminado. Salió del salón y su sonrisa se ensanchó cuando notó al chico Wilkerson caminando por el pasillo en dirección al salón.

—Wilkerson —dijo con molestia en modo de saludo.

—¿Qué tal, Hudson? Veo que lograste secarte el cabello —Reese sonrió burlón —. ¿Por qué aún no entras al salón?

—La maestra aún no llega.

Reese frunció el ceño, debió darse cuenta desde ese momento que tramaba algo.

—¿Y eso qué importa? Tú siempre entras primero al salón como la nerd que eres.

—Mm, es cierto. Mejor hazte a un lado, voy a entrar primero. Como la primera de la clase que soy.

—No, ni lo sueñes. Yo entraré primero esta vez —Reese se interpuso en su camino.

—No puedes hacer eso, yo siempre soy la primera —Jude lo miró molesta, aunque por dentro empezaba a contenerse la ganas de reírse.

—Qué lástima por ti, Judy. Pero hoy, yo seré el primero.

—¡No, espera...! —intentó "detenerlo", aunque la sonrisa maliciosa empezaba a aparecer.

Reese abrió la puerta del salón, sin esperarse que en cuanto lo hiciera, una gran cantidad de pintura verde lo recibiera. En la cabeza.

Cerró sus ojos ante el impacto, cuando sintió que ya no caía más pintura se volteó, mientras intentaba de quitar la pintura de su cara para abrir los ojos. Un montón de chicos de la escuela estaban frente al salón, burlándose de él. Y en medio estaba ella, Judith, mirándolo con esa sonrisa triunfante. Reese la miró enfadado, aún más cuando ella se acercó a él actuando tan inocente.

—Por cierto, nuestro salón es ese de ahí —dijo señalando al salón que estaba enfrente del que acababa de entrar.

Dicho eso, se alejó de él caminando con aquella sonrisita burlona y fingiendo como si nada hubiera pasado. Dejando a Reese frente aquel salón pensando en su venganza.









Ay no, tranquila, relájate.

Se dijo a sí misma mientras respiraba profundamente, caminando hacia la habitación de la que provenían los ruidos. Tocó levemente con sus nudillos la puerta.

—Uhm, ¿está todo bien?

—¡No, Reese tiene mi...!

—¡Están aplastando todos mis jugue...!

—¡Sí! ¡Nadie necesita tu ayuda! —Reese no dejó a sus hermanos terminar.

Quiero tumbar la puerta y golpearle la cara.

—De acuerdo, yo estaré en la sala esperando, ahm, si quieren puedo hacer unos sandwiches para ustedes o...

—¿Sándwiches?

—¡S...!

—¡No, no queremos nada!

Jude tomó otra respiración profunda, una muy profunda.

—Está bien, yo sólo estaré en la sala. Ustedes sigan con lo suyo.

Fingió dar unos pasos, pero se mantuvo en su lugar, esperando escuchar.

—¡¿Qué te sucede?! —dijo Malcolm con molestia.

—¡Nosostros queríamos sandwiches! —Dewey protestó.

—¿Para qué, para que ella los envenene? —y ese sin dudas era Reese —¿No recuerdan lo que planeamos? Ahuyentar a la niñera. Hay que deshacernos de ella. Las niñeras son odiosas y malvadas, ella es como todas, no olviden eso.

—Pero ella es linda.

—No, Dewey, no lo es. Es malvada.

—No seas idiota, ella no se ve malvada. ¡Y dame mi camiseta!

—¡Ten, te la devuelvo! Pero prometan que no caerán en sus juegos de: "les preparo un sándwich" o "los dejo ver lo que quieran en televisión". Son mentiras. No confíen en ella.

Entrecerró los ojos, mirando con enfado la puerta, a pesar de que él no la viera. Y entonces, con un malévolo plan en mente para molestar a Reese, sonrió complacida.

Oh, se va arrepentir de esto.Aseguró con aquella sonrisa en su rostro.

Habían pasado unos minutos cuándo los hermanos Wilkerson por fin salieron de su habitación, ya duchados y vestidos, o bueno, algo así. Aún Reese tenía harina en algunas partes del cabello, y Dewey traía los botones de su camiseta mal abotonados.

—Oh, qué bueno que ya están listos —dijo Jude con una sonrisa al verlos llegar, sentada en el sofá frente a la televisión —. Miren.

Si cree que puede hacer que sus hermanos me odien, yo voy a hacer que amen.

En la mesa frente al sofá ya no estaban los juguetes de los chicos, estos estaban bien guardados en una caja que encontró, y en la mesa, había un gran plato con sándwiches, unos muy apetitosos sándwiches. También habían unos vasos y un recipiente con jugo, frituras de papa, e incluso en un pequeño tazón estaban las gomitas que Judith traía. Con la vista de toda aquella comida, Dewey fue el primero en salir corriendo a sentarse a su lado.

—¿Quieres uno?

—¡Sí, por favor!

—De acuerdo, toma.

—¡Gracias! —el pequeño comió entusiasmado el sándwich.

—Genial, perdimos a uno —bufó Reese.

Mientras tanto, Malcolm miraba confundido a su hermano menor.

—¿Desde cuándo dice por favor y gracias?

—Estoy seguro de que esos sándwiches están encantados, es parte de su brujería —le dice Reese en voz baja —. Nos cambia. Dewey nunca ha dicho esas palabras y de repente ella le da comida y se vuelve amable, ¿qué otra cosa podría ser además de brujería?

—¿Quieres frituras, Dewey? —pregunta acercando el tazón al pequeño, el niño tomó unas cuantas.

—¡Gracias!

—No es nada. ¿Tú no quieres un sándwich, Malcolm? —preguntó girándose hacia el chico con una sonrisa.

—Uhm... No, estoy bien —dijo el ojiazul con algo de duda.

—¿Seguro? No es por presumir, pero mis sándwiches son deliciosos, ¿verdad, Dewey?

—¡Muy deliciosos! —el menor de todos ya había acabado su sándwich y ya estaba comiéndose el segundo.

—¿De verdad no quieres probarlos? —pregunta con amabilidad.

—No lo sé... ¿Cómo sé que no vas a envenenarnos?

—¿Por qué querría envenenarlos? —consulta mientras levanta una ceja, Malcolm parece dudar.

—P-Pues, yo...

—Me pagan por cuidarlos, si los envenenara, ya no tendría trabajo el cual me paguen. Saldría perdiendo más yo que ustedes, ¿no crees?

—Bueno... Tienes razón. ¿Podrías servirme un sándwich, ahm... por favor? —sonríe levemente, Jude asiente en seguida y el chico se sentó a su otro extremo —Gracias. Por cierto, lamento haber insinuado que querías envenenarnos.

—Tranquilo, no importa. ¿Y, qué tal? —consultó al ver al menor darle una mordida a su sandwich, Malcolm sonrió luego de comer este.

—¡Oh, vaya! Sí que son deliciosos. Es el mejor sándwich que he comido.

—Gracias, a mi papá le gusta mucho cocinar y me ha enseñado muchas cosas.

—Genial. Oh, ¿me sirves un poco de jugo por favor?

—Claro —tomó el recipiente y un vaso y sirvió en este último el jugo —, toma.

—Gracias.

Le sonrió levemente, luego dejó a los dos menores en el sofá y se puso frente a Reese, quien estaba de brazos cruzados mirándola con recelo.

—Vaya, Wilkerson. Tú sí que te sabes duchar —estiró una mano para quitarle la harina del cabello con gesto burlón, pero Reese la apartó.

—No tanto como tú, Hudson —él sonrió sarcástico —. Dime, ¿ya te quitaste el chicle del cabello?

—¿Y tú ya aprendiste a atarte los cordones?

—Espera, espera, espera —Malcolm intervino, poniéndose de pie para acercarse a los dos mayores —, ¿le dijiste Hudson?

—¿Tú eres Hudson? —Jude asiente con confusión a la pregunta de Dewey —Reese dijo que eras un monstruo, pero no te ves como un monstruo, eres bonita.

Sonrió, de manera forzosa. —Gracias, veo que tu hermano ha hablado muy bien de mí.

—Un momento, ¿te llamas Hudson? —le insiste Malcolm, ella frunce el ceño.

—Es mi apellido. Mi nombre es Judith Hudson.

El ojiazul se gira hacia su hermano, no parecía contento.

—¡¿Una niña?! ¿Es en serio? Y de todas las niñas, ¿ella? ¡Dijiste que Hudson era el monstruo más malvado del mundo, una criatura cruel y despiadada sin sentimientos!

—¡Lo es!

Jude lo miró ofendida. —¡¿Yo?!

“La verdad, sí lo soy. Pero solo con él. Así que es divertido como intenta convencer a los demás de eso cuando soy un angelito para ellos.Rió levemente, con maldad.

—¡Sí, tú!

—¡Claro que no! ¡Judith está siendo muy amable con nosostros!

—¡Sí, nos preparó sandwiches! —apoyó Dewey.

—¡Y trajo a Dewey a casa cuando lo olvidamos!

—¡Sí, y me llevó de la mano!

—¡Bien! ¡Hagan lo que quieran! Caigan en su juego si quieren, pero recuerden, todas las niñeras son iguales. Ella no será la excepción —terminado eso, el mayor de los hermanos se marchó y se fue directo a su habitación.

—Lo sentimos si te hizo sentir mal, Jude.

—Lo acusaremos con mamá cuando vuelva —dice Dewey. Ella niega y se sienta en el sofá de nuevo.

—No, no importa, chicos. Es algo normal para mí, Reese y yo siempre nos hemos llevado mal desde primer grado.

—¿En serio? ¿Por qué?

—Bueno...

Y entonces, como si fueran rayos, los recuerdos de todas esas bromas y venganzas que ella y Reese se hacían en contra del otro iban y venían a su mente. Mientras les iba contando a los dos hermanos menores.

Cuando ella dejó su camisa presionada contra un casillero, cuando él puso el chicle en su pelo, cuando ella metió un sapo a su mochila, cuando él la asustó con una máscara de payaso, cuando ella le puso colorante azul a una galleta que él comió, cuando él estampó un cupcake de chocolate en su cara...

—Espera, ¿tú fuiste la que le puso colorante en esa galleta? ¡Eso fue increíble! Nos burlamos de Reese por casi tres días.

—Sí. Mi hermana Cameron también se rió de mí cuando me vio con la cara llena de chocolate —rió por la anécdota, luego lo recordó —. ¡Ah, ya recuerdo! Reese había derramado sobre mí su botella de agua en primer grado, y me molesté tanto que dos días después le llené la cara y el cabello de helado. Tal fue algo tonto, pero éramos pequeños, desde entonces no nos agradamos y somos enemigos.

—Vaya, entonces, ¿tienen esta rivalidad desde primaria?

—Sí, algo así. Pero bueno, no importa ya. Más tarde le diré a sus papás que no conservaré el empleo —encogió los hombros despreocupada.

—¿Qué?

—¿Por qué? —los dos menores la miraron angustiados.

—Bueno, no le agrado a Reese, y supongo que a ustedes tampoco. Así que no quiero causar problemas.

—Oye, no hace falta que renuncies. Nosostros convenceremos a Reese de que acepte que seas nuestra niñera, a nosostros nos agradas, eres muy amable.

—Y bonita —dice Dewey.

—Y haces buenos sándwiches, y se nota que eres divertida luego de oír de tus bromas hacia Reese.

—Y eres bonita.

—¡Dewey! La vas a espantar —regañó Malcolm en un susurro —. Solo... Por favor no renuncies.

Vaya, no creí que les fuera a agradar, esto ni siquiera se acerca a los 37 escenarios imaginarios que armé en mi cabeza mientras caminaba del auto a la casa. Pero supongo que esto está mejor.

—Qué dulces, chicos. Gracias por su amabilidad, ¿saben? Ustedes también me agradan —les da una linda sonrisa, luego una idea surge en su cabeza -. Oigan, ¿quieren jugar a algo?

—¿Cuál es el juego?

—Es un juego que a mis hermanas y a mí nos encanta jugar. Ellas lo llaman "la peluquería y spa de Jude". ¿Quieren jugar?

—¡Sí! —Dewey levantó las manos feliz.

—No estoy seguro...

—Tranquilo, en mi peluquería no cortamos ni teñimos el cabello. Los clientes solo se sientan y dejan que yo arregle su cabello mientras ven algún programa en televisión —Malcolm levantó sus cejas luego de lo que dijo.

—¿Televisión? Es decir, ¿que si dejo que me peines el cabello podré quedarme viendo televisión mientras tanto?

—Sí, seguro. Entonces, ¿qué dicen?

Había pasado mucho tiempo desde que Judith había estado haciendo distintos peinados a Malcolm, quien había escogido la peluquería, mientras conversaban y veían televisión.

—Demonios, ¿por qué los zombies son tan tontos?

—¡Lo sé! Solo están ahí deambulando y sin hacer nada, no dan miedo ni siquiera —le responde al ojiazulz mientras le arregla el cabello para un nuevo peinado —. ¿Tú qué opinas, Dewey?

—Son tontos —dice el pequeño con un suspiro de relajación, tenía unas rodajas de pepino en sus ojos.

—Te ves relajado.

—Lo estoy —respondió nuevamente supurando.

—Oye, te escuchas igual que Stevie.

—¿Conoces a Stevie? —le pregunta Malcolm girando un poco la cabeza.

—Ah, sí. Somos como amigos. Sus papás y los míos se conocen y hemos cenado un par de veces con ellos. De acuerdo, cierra los ojos.

Roció un poco de fijador en el cabello del chico y luego lo dejó de lado.

—Listo, mírate —le pasó un espejo y Malcolm lo tomó.

—¡Wow! Mi cabello nunca se ha visto tan bien. ¡Gracias, Jude!

—No es nada, Malcolm. Por cierto, ¿eres amigo de Stevie tú también?

—Ah, sí, bueno... Hemos hablado algunas veces en clase y eso —cuenta sin querer dar lujo de detalles, sentándose a su lado para seguir viendo el programa.

—Oh, ¿estás en el programa de Caroline Miller?

—Sí... ¡Espera, ¿cómo lo sabes?! —la miró con los ojos abiertos de par en par, casi con horror.

Frunció el ceño por la obviedad. —Pues Stevie está en el programa y tú dijiste que se hablan en clases.

—Ash, es verdad... Entonces, ¿qué?

—¿Qué?

—¿No te vas a burlar de mí por ser un krelboyne?

—¿Por qué iba a burlarme? No hay nada malo en ser un genio, además, yo también soy de ese grupo.

—¡¿Qué?! ¡¿De verdad?! —Malcolm sonrió emocionado, es decir, Judith se veía normal, no una nerd como sus compañeros —Espera, ¿y por qué no estás en las clases?

—Quería decir que soy de ese grupo, ya sabes, de los "especiales", pero no del programa. Lo rechacé.

—¿Por qué?

—No me malinterpretes, sé que ser un krelboyne te da muchas oportunidades en la vida. Pero realmente no me llama la atención nada de eso, y no es que vaya a darme la carrera o el trabajo que quiero algún día. Además, tengo muchas responsabilidades como para recibir esas clases.

—¡Ya lo sé! Me pasa lo mismo. No quería ir al programa pero mamá me obligó, es una pesadilla tener que soportar a ese montón de nerds.

Hubo un pequeño silencio.

—Son algo raros —opina ella, soltando una pequeña risa.

—Sí, algo raros —ambos se miran, Malcolm sonríe —. Me alegra que seas nuestra niñera, Jude. Espero que conserves el empleo. Harías muy feliz a mamá, y, también a nosostros —confiesa.

—Gracias, Malcolm, eso es muy amable de tu parte.

Ella sonrió. Y justo en ese momento Malcolm pudo sentir como su corazón latía desenfrenado, como las manos le sudaban. Judith tenía una sonrisa bonita, como, muy muy bonita... quizás la sonrisa más bonita del mundo.

—De nada...

Jude volvió a sonreír ligeramente, luego se giró hacia Dewey.

—Bueno, Dewey, ¿estás listo para quitarte la mascarilla?

El pequeño se quitó las rodajas de pepino de los ojos y le dio una mordida a una. —Okay.

Jude le ayudó a quitarse la mascarilla y a enjuagar su rostro después de eso.

—¡Wow! Mi piel está muy suave,¡gracias, Jude!

—Ouh —soltó cuando el pequeño se acercó y la abrazó sin aviso, sonrió levemente —. No es nada, Dewey —correspondió su abrazo.

Al separarse el pequeño le dio una linda sonrisa, ella la correspondió, luego su vista se fue hacia el reloj de la casa.

—Oh, ya son las 5:30, sus papás regresarán pronto seguro —respiró profundo —. Hora de la limpieza. Siéntense aquí, niños, y no se muevan.

—Okay —los dos pequeños hicieron caso sin protestar.

—Muy bien.

Jude limpió la casa lo más rápido que pudo, regresó las cosas que utilizaron para el juego de la peluquería y spa a su lugar, lavó y secó los platos y vasos que utilizaron, limpió la harina de la casa, acomodó los cojines de la sala, ayudó a Dewey a acomodar los botones de su camisa, y se aseguró de que sus peinados estuvieran bien.

Suspiró aliviada, sentándose en la mesa de la cocina. —¡No, Dewey! Esos sándwiches son para tus padres y Reese.

—Pero yo quiero uno —dijo el pequeño con tristeza.

—Lo sé, pero tú te comiste tres hace un rato, estos son para tus papás que deben estar cansados.

—¿Y por qué le hiciste uno a Reese? —pregunta Malcolm que había llegado.

—Sí, ¿por qué? Si él no te agrada.

—No, no me agrada. Pero no quiero ser grosera, además, no estoy en la escuela, estoy en mi trabajo de niñera.

—Tienes un punto.

Sonrió. —Sí, lo tengo. Ahora dejemos estos sandwiches aquí y vamos a la... —un auto empezaba a acercarse a la casa —Oh, no pensé que fuera tan rápido. Bien, podrán ver que no soy una aburrida y los dejé ver el programa que quisieran porque, bueno, somos casi de la misma edad. Pero supongo que a su mamá le haría más feliz ver que están mirando algo más educativo que eso, ¿no creen? —ambos niños estuvieron de acuerdo, y Jude cambió el canal de la tele por uno menos "violento".

—¡Reese, mamá y papá ya vienen! ¡Sal ya!

El segundo mayor de los hermanos salió de la habitación de mala gana, con fastidio y rodando los ojos. El chico se sentó en el sillón pequeño que estaba a un costado del más grande.

—¿Qué estuviste haciendo? ¿Hundiéndote en la miseria? —le preguntó con burla su hermano menor.

—Cállate. ¿Qué le pasó a tu cabello, fuiste a un salón ? ¿Acaso fuiste a que te pintaran las uñas también?

—¡Cállate, mi cabello se ve increíble!

—Eso quisieras.

—Ya, nada de pelearse —Jude volvió a sentarse donde estaba, entre Malcolm y Dewey, dándole una mirada al ojiazul para que dejara de pelearse con su hermano mayor. Malcolm se quedó callado de inmediato.

Una pequeña conversación se escuchaba por lo bajo desde afuera, hasta que esta fue cortada y la puerta de la casa se abrió. Lois y Hal miraron con sorpresa la escena de sus tres hijos y la nueva niñera en la sala.

—¡Hola, señores Wilkerson!

—¡Hola! —saludaron los dos menores, y Reese solo levantó levemente su mano.

—Hola... —dijeron ambos aún impresionados, dándose una mirada entre sí.

Se adentraron a la casa, donde Lois notó que la harina ya no estaba, sonrió mirando a Judith.

—¿Lo limpiaste, verdad? No era necesario, querida.

—Lo siento, no me pude resistir —dijo apenada —. Ah, disculpe, soy Judith Hudson, pero dígame Jude. Mucho gusto.

—Hal Wilkerson, un gusto —estrechó la mano con el padre de la familia.

—¿Y cómo se comportaron?

—Oh, estuvieron muy bien portados, de verdad. Fueron muy amables conmigo hoy —aseguró con una sonrisa.

—Vaya, eso no se escucha todos los días.

—¡Mamá, mira, Judith me peinó! —Dewey se levantó con emoción para mostrar su peinado.

—¡Sí, y mira mi cara, tengo la piel como un bebé!

—Wow, niños...

—Se ven realmente bien —sonrió Lois impresionada —. ¿Cómo los convenciste?

—Es un juego al que llamamos "la peluquería y spa de Jude" —encogió los hombros.

—¡El mejor juego del mundo!

—Mi nuevo juego favorito.

Lois y Hal se miraron con sonrisas bastante asombradas, no era algo común escuchar a sus hijos hablar con emoción por eso.

—Vaya, ¿les agradó Jude?

—¡Sí, mucho!

—¡Es la mejor niñera del mundo! —dijo Dewey.

“Debo admitir que me siento halagada.”

—¿Y Reese?

—Aquí estoy —el mencionado se levantó de su asiento con fastidio —. Ya me voy a mi cuarto.

—Bueno, ahí está Reese —dice Hal.

—Lo siento, se la pasó en su habitación. No quiso jugar con nosostros, y tampoco quiso comer de los sándwiches que preparé —Judith puso una mueca apenada.

“Apenada la vecina, ese tonto me las va pagar mañana.” Aseguró con seriedad.

—Oh, no te preocupes, Jude. Solo es Reese. No quería una niñera al inicio, al igual que Malcolm y Dewey, pero se acostumbrará luego al igual que ellos. Veo que les agradaste.

Sonríe por las palabras de Lois. —Sí, ellos también me agradaron bastante. Son niños muy agradables —miró a los dos niños, quienes le sonrieron.

—¡Oh, mamá, papá! Tienen que ir a la cocina con nosostros.

—¡Sí! Tienen que probar los sándwiches que Jude preparó para ustedes, ¡son los mejores! —sus hijos los tomaron de las manos y los hicieron ir hacia la cocina con ellos, Judith rió mientras iba con ellos.

Los tres menores sirvieron los sándwiches y té helado en unos vasos para los padres Wilkerson, quienes no dejaban de ver algo consternados a sus dos hijos pequeños y como seguían las instrucciones de Jude al pie de la letra y lo hacían bien.

¿Era acaso un sueño?

—Listo.

—Vamos, pruebenlos.

—¡Coman, coman, coman!  —ese fue Dewey.

Lois y Hal tomaron sus respectivos sándwiches y los probaron, dejando claro en sus rostros que les habían gustado, pues siguieron comiendo.

—Por Dios, estos sándwiches son excelentes.

—¡Están increíbles!  —la madre dio otra mordida a su sándwich —Judith, ¿cómo los haces?

—Una receta secreta de mi papá.

“No es secreta, es un sándwich normal. Pero me impresiona que lo coman como si supiera al manjar más delicioso de mundo, digo, ¡es un sándwich!” Exclamó con confusión.

—Bueno, este podría ser mi nuevo sándwich favorito. Es realmente bueno, Judith.

—Muy buenos —habló Hal con la boca llena, dándole otra mordida a su sándwich.

—Bien, niños. Vayan a su habitación.

Los dos pequeños se quejaron, pero tuvieron que acceder por la mirada que su madre les daba. Ambos se despidieron de Judith y se marcharon de la cocina.

—Bueno, Jude, no me cabe más duda de que eres la persona perfecta para cuidar a mis hijos. De verdad, nunca ví a Malcolm y Dewey tan civilizados, es impresionante. Toma, te los ganaste, y un bono extra por esos ricos sándwiches.

Abrió la boca impresionada. —¡¿30?! ¿De verdad? —sonríe, aunque aún se siente impresionada.

—Mm-hm, te los mereces. Has sido una gran niñera, la niñera más increíble que he conocido. Espero que vuelvas mañana, si no es así, no te preocupes por el dinero, pero sí me gustaría que me hagas saber tu desición. Sea cual sea la entenderé.

—Bien, yo, ahm... Voy a pensarlo, y le avisaré.











mushu's note:

hola, hola, holaaa personitas lindas!! 💕💞💓💗💖💝💘 ¿cómo están? ¿qué tal han estado?

lamento mucho no haber subido capítulo estas semanas, volví a clases y me estaba costando un poco acostumbrarme, pero, aquí estoy de vuelta con un capítulo más de jude the older, en un rato les subo otro, ¿les parece?

see you, luvs! lqmm, cuídense<33

–mushu

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