MARATON.
Capitulo 14: Ian está prohibido
Ian se detuvo en seco, entreabrí los ojos cuando él pareció reaccionar y solo dio un paso hacia atrás separándose de mí, mi respiración completamente acelerada al igual que la suya, el deseo siendo algo torturante entre los dos.
Aclaró su garganta y yo sentí que mis mejillas enrojecieron.
—Creo que es mejor que entre —murmuró.
Casí podía percibir lo que le seguía a su comentario: "es mejor que entre antes de hacer una locura".
—Sí —murmuré en respuesta, ya no tenía nada más qué decir más que ahora teníamos que agarrar algo de distancia y aceptar que el pasado estaba muerto para los dos.
Este era el futuro; uno donde no estábamos juntos.
Él evitó mi mirada y entró a la fiesta dejándome sola, yo solo lo observé irse sintiendo que mi corazón no normalizaba su ritmo acelerado, ¿pero por qué teníamos que tener estos momentos así?
Tragué pesadamente saliva y quise beber de mi copa de vino pero ya estaba vacío.
Esta tensión no me gustaba nada, mucho menos ahora que... empezaba a recordar todo lo bueno que la pasamos en el instituto.
Son tiempos diferentes, es pasado, ahora era mi futuro padrastro.
Tenía que entenderlo, hacer que me entrara en la cabeza.
Entré nuevamente a la fiesta, lo primero que vi fue a Theo observando una figura viviente llena de pintura, me acerqué a su lado.
—¿Te diviertes? —preguntó.
—No mucho —admití.
—¿Por qué?
—No me agradan estas reuniones.
Los zapatos también empezaban a incomodarme, el vestido demasiado ajustado para mi gusto.
—¿Quieres salir de aquí? —propuso.
Afirmé con la cabeza sin dudar, claro que sí, necesitaba respirar y hacer que este nudo en mi garganta desapareciera.
Salimos de la fiesta en el auto de mi madre, ella no tuvo problemas, después de todo sabía que esta fiesta no era nuestro ambiente, fuimos a una plaza adornada de navidad y comimos papas fritas que vendían en la calle en un cono mientras caminábamos en completa tranquilidad.
—¿Te asusta? —preguntó Theo de repente.
Lo miré.
—¿Quién? —dije sin comprender a qué se refería.
—Ian. —dijo como si fuera una conversación normal masticando sus papas fritas.
¿Ian asustarme? No, aunque creo que lo que me asustaba un poco era el hecho de que siempre había una rara intensidad que nos atraía cuando estábamos cerca.
Temía que alguien lo viera o algo ocurriera.
—No. ¿Por que dices eso? —pregunté incrédula.
Él se encogió de hombros y dijo:
—A veces los veo y siento que ambos se tienen miedo.
¿Ambos nos teníamos miedo? Lo miré sin comprender y pregunté:
—¿Miedo a qué?
—A enamorarse. —soltó.
Me quedé en blanco.
¿Acaso lo notó? No. Era imposible, debía calmarme, actuar como si él estuviera demente.
Giré los ojos y le hice mi mejor cara de incredulidad.
—No digas tonterías. —solté restándole importancia pero por dentro temblaba.
No, de ninguna manera iba a enamorarme de mi ex.
Ian estaba prohibido.
Theo se detuvo y se volteó hacia mí, me volteé a mirarlo cuando él se acercó un poco, me quedé incrédula al ver su mirada penetrante casi traspasarme como si quisiera leerme los pensamientos.
Temía que leyera mi mente.
—Mírame a los ojos —dijo.
—Eso hago —repliqué.
—¿Te gusta Ian? —soltó.
Hice mi mejor mueca de asco.
No.
Ni siquiera iba a pensar en Ian como algo más que una atracción que no debía de estar ahí; nulo, él y yo, no, él era de mi madre y ya no iba a darle vueltas al asunto.
—No —dije—, ¿por qué me haces esas preguntas? Sabes que él es el prometido de mi...
Theo acortó el espacio que nos separaba y pegó sus labios a los míos.
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Holiii chicas, para las que vieron que cambié el nombre y la portada sí, lo cambié porque hay otros libros con casi el mismo nombre y no me gusta, así que lo cambié, espero disfruten mi estadia al odontologo que me sirvió para escribir muchisimo jajajajaja