NARRA MADDY
Nos interrumpieron.
Mi hermana llamó porque no había llegado a casa aun y la tensión se disipó como si nada.
Pedri me había llevado a casa después de eso, los dos empapados y sin saber que decir.
Aun tenía el sabor de sus labios sobre los míos, el calor de sus manos sobre mi cuerpo.
Joder.
Era verdad todo lo que le había dicho.
Desde que había pasado el accidente no sentía nada.
Me había obligado a no sentir absolutamente nada.
Ninguna emoción.
En cambio, él..
Le odiaba.
Por hacerme sentir algo que no entendía.
Odio, rabia, eso era lo que sentía hacia el.
Y ese beso estaba lleno de esas emociones, no solo de mi parte, también de la suya.
No sabía como iba a mirarle a la cara si volvía a verle.
Estaba con Frenkie viendo una película.
Mikky estaba dormida en el sofá.
- Este fin de semana vamos a un evento al que nos han invitado, podemos traer a alguien y Mikky tiene trabajo, ¿cómo lo tienes tu? -preguntó mi cuñado.
- ¿Evento de qué? -pregunté interesándome.
- No lo sé muy bien, no es nada formal, creo que jugaremos al basquet y nos enseñarán algo más. -explicó.
- ¿Van Gavi y Pablo? -le pregunté con una sonrisita.
- Y Pedri. -contestó él sonriendo.
Mi sonrisa se borró.
- No me importa. -contesté seca.
- Maddy.. te conozco, he visto como le miras y como él te mira a ti, no te cierres a nada, él no es Oliver. -intentó calmarme.
- No digas su nombre, Frenkie, por favor. -se me encogió el corazón.
Él no dudó en levantarse y abrazarme.
- Lo siento enana, lo siento mucho, no pretendía eso. -aseguró calmándome.
- No pasa nada, es solo que.. después de lo que pasó no siento nada, no quiero sentir nada, me da miedo. -admití.
- Pero Pedri te hace sentir, ¿verdad? por eso le tratas así. -me miró con esos ojazos azules y asentí.
- No quiero hacerle daño ni que él me lo haga a mi, le odio por hacerme sentir algo. -admití de nuevo.
- Ve a descansar Madds, mañana te despejarás en el evento, te lo aseguro. -besó mi frente y me levanté, dándole las buenas noches y metiéndome en la cama intentando no pensar en nada, simplemente cerrando los ojos.
Me dormí del tirón y no me desperté hasta que Frenkie entró en mi habitación.
- ¡Llegaremos tarde si no estás abajo en diez minutos! -gritó tocando mi puerta.
- ¡Haberme despertado antes! -le grité despertándome corriendo y entrando al baño sin dudarlo.
Estuve lista en tiempo récord, tan solo eran las ocho de la mañana, maldito rubio, en que momento le digo que sí a acompañarle.
Me enfundé unos pantalones anchos rotos en las rodillas y un top corto sin mangas, dejé mi pelo liso natural secarse solo y cogí mi bolso, bajando las escaleras a toda velocidad.
Frenkie ya estaba en el salón, de brazos cruzados esperándome.
- Déjame tomarme un café aunque sea. -supliqué.
- Desayunamos todos ahí. -anunció y mi sonrisa se hizo presente.
- Comida gratis, perfecto, te acompañaré a todos los eventos, ¿sabías que eres mi cuñado preferido? -le dije con una risita mientras nos metíamos en su coche.
- Soy tu único cuñado, Madds. -soltó una risa mientras arrancaba.
- Y el mejor. -le golpeé el hombro y los dos nos pusimos las gafas de sol a la vez.
Me reí ante el gesto, a veces pensaba que éramos nosotros dos los hermanos y no Mikky.
Llegamos al evento un rato después, todos los demás ya estaban ahí y me recibieron como una más de ellos sin problema alguno.
Me quedé con Gavi y Pablo sin dudarlo, contándoles lo que había pasado con Pedri la noche anterior.
- ¡Maddy no me lo creo! -gritó Pablo y le tapé la boca con la mano.
- Cállate, está ahí detrás. -susurré.
- Lo sabía, me debes veinte pavos, tío. -comentó Gavi tendiendo la mano hacia Pablo.
- ¿Habías apostado? hijo de puta. -golpeé su hombro.
- La tensión la notaba hasta yo, Maddy. -aseguró Gavi y Pablo asintió.
- No volverá a ocurrir. -aseguré y ellos dos se miraron cómplices.
- ¿Por qué no os acercáis y empezamos? iremos por turnos, pueden empezar Lewan, Ter Stegen, Frenkie y Pedri. -una chica con un micro nos llamó a todos y nos acercamos, dejando la conversación atrás.
Los cuatro subieron a la barra.
Les dieron unas jarras de cerveza y el que mejor la hacía, ganaba.
Mis ojos se posaron en el moreno sin darme cuenta.
Sus ojos marrones encontraron los míos y me sonrió, centrándose en su cerveza.
Mi cuerpo tuvo un escalofrío al recordar la noche anterior, al recordar el beso.
Lo hizo fatal, sirvió la peor cerveza y yo me puse a reír.
Subieron otros cuatro cuando ellos bajaron y no dudó en acercarse a mi.
- ¿Crees que tu lo harías mejor, Maddy? -se quejó llegando con nosotros.
- Apuesto a que haría cualquier cosa mejor que tu, love. -le sonreí y él se cruzó de brazos.
- No estoy tan seguro de eso. -comentó divertido.
- ¿Insinúas algo? -le gruñí.
- Nada, nada. -sonrió y se alejó, yéndose a hablar con Ferran.
Gruñí pasándome las manos por la cara.
- ¿Ves? la tensión se nota. -comentó Gavi a mi lado y le di una colleja.
- Si quieres os dejamos solos. -le siguió el rollo Pablo.
- Como no os calléis ya os doy otra colleja a los dos. -anuncié y los dos soltaron una carcajada.
Seguimos al grupo, nos llevaron a todos a una cancha de baloncesto y les dieron camisetas a todos.
Había otras chicas invitadas, la novia de Ferran con la que no había hablado porque me daba vergüenza y la mujer de Lewan.
Ellos se pusieron a jugar y yo me senté en uno de los banquillos a mirarlos cuando la novia de Ferran se acercó a mi y se sentó a mi lado.
- ¿Eres Maddy, verdad? Ferran ha hablado de ti, dice que Pedri no deja de hablar de ti y los Pablos tampoco. -me sonrió.
- Encantada, seguro que Pedri no dice ni una sola cosa buena. -me reí.
- Soy Sira, es bueno tener a otra chica de mi edad por aquí. -sonrió. -y estoy segura de que Pedri solo dice cosas buenas.
- No conozco a nadie, supongo que ya lo sabes, vine hace unas semanas y no es fácil hacer amigos, menos mal que los Pablos no me dejan sola. -admití algo tímida.
- Ven, apunta mi teléfono, podemos ir a tomar algo y así ya tienes una amiga. -intercambios números y nos pasamos el rato hablando, hasta que todos salieron fuera y Pedri tiró de mi brazo hacia atrás, alejándonos del grupo y metiéndome en uno de los pasillos vacíos que había al lado de la sala.
- ¿Qué haces? -gruñí sintiendo como mi cuerpo se estremecía.
- Deja de ignorarme, Maddy. -gruñó bajo.
- No te ignoro. -contesté.
- Sí, lo haces.
- ¿Te molesta, love? -le piqué.
- ¿No dejas de pensar en el beso, verdad, amor? -se acercó de forma peligrosa a mi y mi cuerpo tembló.
- Al parecer alguien quiere repetir. -contesté, no iba a ganar.
- ¿Crees? -siguió acercándose.
- No lo creo, lo sé. -aseguré.
- Entonces, ¿por qué no te apartas? -preguntó, su aliento ya chocaba contra mis labios a centímetros.
- Eres tu el que se ha acercado, al parecer no me odias tanto. -sonreí.
- Oh sí, sí te odio, Maddy. -murmuró.
- ¿Sí?
- Sí.
Nos quedamos unos segundos quitos, nuestro aliento entremezclándose.
Sentía como la tensión me mataba.
- ¿Pedri? -la voz de Ferran nos interrumpió y los dos nos separamos de inmediato.
- Ya voy. -contestó él.
Sus ojos me miraron divertidos y se alejó de ahí, dejándome sola en el pasillo, con la respiración acelerada y las piernas temblando.
Capullo.
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