Once More, with Feeling [Lev...

By red_swan_23

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Libro 1 de The Price of Freedom «Mientras haya una sola persona más importante que tú mismo, no puedes ser li... More

Resumen
1. Convertirse
2. Condiciones de vida
3. Lecciones
4. Impaciente
5. Bienvenidos a las Fauces del Infierno
6. Dolores
7. Contacto
8. No hay lugar como el hogar
9. Revelaciones
10. Enemigos
11. Hechizada, molesta y confundida
12. En el bosque
13. Destrozada
14. Ausencia
15. Campanas del Infierno
17. Enloquecida
18. Checkpoint
19. Villanos
20. Familia
21. El asesino en mi
22. Lazos de sangre
23. Luna nueva creciente
24. Debajo de ti
25. La dura luz del día
26. Cuando ella era mala
27. El regalo
28. Pasión
29. Condenados
30. Elegida
31. El peso del mundo
32. Consecuencias
33. Nunca me dejes
34. Escuchando al miedo
35. Conseguirlo
36. Amor difícil
37. Hasta el final
38. Algo azul [Final]
39. Escena bonus: El corte de cabello
EXTRAS: Lista de capítulos
Extra 1: Brindemos por los tontos que sueñan
Extra 2: Sobre té y desastres
Extra 3: Esa vez que Nora pateó una pared...
Extra 4: Sobre sangre, basura y sueños
Extra 5: Sobre ella
Extra 6: Sobre heridas y miedos
Extra 7: Sobre devoción y control
Extra 8: T de Trabajo en equipo
Extra 9: Lo que ella no puede decir
Extra 10: Observaciones y verdad
Extra 11: Sobre rendición
Extra 12: Sobre primeras impresiones

16. Lugares vacíos

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By red_swan_23

En su sueño, estaba de pie en una piscina de sangre.

Nora miró alrededor con su corazón martillando con miedo. ¿De quién era? ¿Dónde estaban sus compañeros?

No había nadie ni nada cerca. Estaba sola, rodeada solamente por pasto, algunas zonas oscurecidas con manchas carmesí que dañaban sus ojos. No había árboles, ni sol, ni siquiera titanes. El cielo era gris y el único color que veía era rojo.

«No puede ser. ¿Por qué soy la única que queda?»

Er muy silencioso y el pánico la estaba rodeando, agarrándola de la garganta,; el hedor a sangre y humo y madera quemada a su alrededor sofocándola. Quería sacar sus espadas, pero cuando sus manos fueron hacia las cajas colgando a sus costados, agarró nada más que aire. Sin espadas, sin equipo.

―Mierda. ―La palabra salió como un sollozo. Nora miró abajo a sus manos vacías.

Estaban limpias y estaban humeando. Como si sangre de titan se hubiese evaporado de ellas hace solo un momento.

―¿Qué ocurre? ―Su voz era alta y débil―. ¿Dónde están todos?

―Fueron devorados. ―Las palabras vinieron de detrás de ella, repentinas e inverosímiles. A pesar de su terrible significado, la presión en su pecho disminuyó y quiso llorar de alivio. Era una voz que reconocería en cualquier lado, en cualquier momento. Un sonido que prefería por sobre el silencio de la noche, por sobre el murmullo de un libro, por sobre el crujido de hojas en el viento. La voz que actuaba como su guía en medio de muerte, matanza y desesperación.

Levi.

Se volteó y de verdad era él. Estaba empapado con sangre, sus ojos eran un marcado contraste incoloro con el carmesí que cubría su rostro, por todos lados en su capa que antes era verde oscuro. Pero era él, y estaba aquí. No estaba sola.

―¿Todos los demás están muertos? ―Nora se acercó, con lágrimas calientes derramándose por sus mejillas.

―Si. ―Su mirada oscura estaba sobre ella, cautelosa. El agarre en sus espadas era firme―. Si quieres tener una oportunidad contra monstruos, tienes que convertirte en su igual. No, si quieres ganar, tienes que ser peor.

Ella sabía eso, así que asintió, limpiando sus ojos. Su piel estaba muy caliente. Su rostro quemaba. Todo quemaba.

―Aun estás vivo ―susurró, tranquilizándose a sí misma.

―Por supuesto que lo estoy ―dice Levi―. ¿Por qué no lo estaría? También soy un monstruo.

←◈→

Nora se despertó de golpe ante la luz de la mañana, temblando con sudor frio en vez de estarse quemando; la sensación contraria la desorientaba. Su rostro estaba húmedo con lagrimas derramadas mientras dormía. Al principio, no tenía idea de dónde estaba, el dormitorio pequeño en el que se encontraba era poco familiar. Su respiración rápida se calmó mientras contemplaba sus alrededores, recordando lentamente el día anterior y su pánico disminuyo a una sensación sorda con los residuos de terror. Estaba en Ehrmich, en una pequeña y vieja base militar que actualmente era usada por Levi, ella y el pastor Nick, el ultimo estaba encerrado en una de las pocas habitaciones. Estarían atrapados aquí hasta nuevas noticias, sin saber que demonios estaba ocurriendo al interior de Rose.

Sentándose en su cama, se forzó a sí misma a tomar unas cuantas respiración profundas. El mal sueño de verdad la había afectado, incluso si estaba acostumbrada a revivir las muertes de sus compañeros al dormir. Este había sido diferente. No hubo ningún cuerpo ni los gritos de sus amigos muriendo y desangrándose frente a sus ojos, y aun así, la sensación que le había generado la pesadilla era realmente inquietante y difícil de quitarse de encima. Había estado aterrada, con una sensación de impotencia arraigada en sus huesos. Y luego estaba Levi, cubierto con sangre de pies a cabeza, el único que quedaba además de ella. No podía quitarse la imagen mental de las cosas inquietantes que dijo. Se sintió incorrecto, y al mismo tiempo, tenía demasiado sentido.

Nora se levantó antes de que comenzara a pensar demasiado sobre la situación muy real en la que estaban en ese momento, yendo a darse una ducha el final del pasillo. Lavarse el sudor de su sueño agitado la hizo sentirse mejor de inmediato. La pesadilla perdió algo de su agudeza en la fuerte luz del día y se las arregló para sacarla fuera de sus pensamientos.

Después de que se vistió con su ropa de civil otra vez ―una blusa holgada blanca con pantalones marrones que obtuvo en su corta parada en el antiguo cuartel general de la Legión de Reconocimiento―, no pudo retrasar el ir a ver a su capitán por más tiempo. Sola, por primera vez desde Stohess, desde que pelearon. Desde que lo había besado.

Joder. ¿Qué había estado pensando?

No había estado en sus cabales desde la expedición. Solo habían sido tres días desde que perdido a sus compañeros de escuadrón y pasó casi cada minuto desde ese momento en alerta. No hubo tiempo para recoger sus pedazos. En su lugar, Levi lo hizo por ella; cuidándola, dejándola pasar la noche en su dormitorio, peleando con ella, distrayéndola, quedándose a su lado a lo largo de todo el caos que explotó a su alrededor. Como si no hubiera nada más natural.

Todo lo que había ocurrido en los últimos días se sentía irreal. Era seguro decir que sus defensas estaban bajas, su control y razón no del todo disponibles para sus tomas de decisiones como normalmente estarían. Y luego estaba él, siendo exactamente lo que Nora necesitaba sin que ella supiera qué era, actuando como su ancla y saco de arena al mismo tiempo, mirándola justo de esa forma y diciendo todas esas cosas.

Así que, el beso ocurrió. Y su reacción no fue para nada como ella podría haberlo imaginado, incluso si tal vez tuvo que haberlo esperado después de todo lo que ya había ocurrido entre ellos. De igual manera era difícil que su mente asimilara la posibilidad de que él podría desearla de vuelta, desearla siquiera una fracción de lo mucho que ella lo deseaba. No obstante, la evidencia no podía ser ignorada, no con como su mente estaba obsesionada con cada pequeño detalle del incidente, los sutiles y los no tan sutiles.

«Una idea de mierda, en un mal momento», lo había llamado Levi. Eso sería verdad mientras vivieran, ahora más que nunca. El que él buscara su compañía por alguna razón, que su cuerpo claramente reaccionara al de ella, que estuviesen cerca, de cierta forma, no cambiaba la realidad.

Probablemente él apreciaría si no saltaba sobre él de nuevo.

Era muy tarde para ella, incluso si él no volvía a tocarla, tratar de no desearlo había sido una batalla perdida desde el principio, como nadar en contra de la corriente. Y se había estado ahogando desde el momento en que lo probó por primera vez.

Pero algo tan definitivo era muy probable que no se aplicara en él, lo cual, además de mantener por lo menos un tanto de dignidad, era otra gran razón para mantener la distancia, a todas horas.

Sintiéndose extremadamente avergonzada, Nora golpeó su puerta, una sola vez.

―Adelante.

Ella entró y, mirando alrededor, olfateando la frescura de la habitación, olvido su inseguridad.

―No me digas que limpiaste este lugar.

Levi levantó la mirada, habiendo acabado de acomodar su pañuelo.

―¿Y qué si lo hice?

Las esquinas de los labios de Nora se curvearon hacia arriba y sus cejas se elevaron.

―¿No es eso un tanto inútil? No vamos a estar aquí por mucho tiempo.

Él bufó.

―Lo único inútil son tus preguntas innecesarias. ―Tomó su chaqueta de la silla en la que había estado colgada―. Aunque es verdad que nos iremos- justo ahora, de hecho, si estás lista. Debemos reunirnos con Erwin y otros en Trost.

―¿Trost? ¿Entonces de momento no es un campo de batalla?

―No, solo deshabitado, excepto por la Guarnición y algunos Policías Militares imbéciles.

Nora hizo una mueca.

―¿La Policía Militar, fuera de Sina? Está destinado a ser un dolor en el trasero. ―Sacudiendo su cabeza, se giró hacia la puerta, lista para marcharse―. Aun así, cualquier cosa es mejor que estar encerrada en este lugar.

←◈→

―¡Hey, Levi! ―La voz fuerte y arrogante vino de un Policía Militar detrás de ellos. Después de un año de conocerlo, era extraño para Nora el ser recordada de lo famoso que era el hombre que estaba sentado a su lado en el carruaje. La mayoría de las personas lo reconocían nada más verlo, incluso con vestimenta de civil. Levi estaba descansando en la banca como si no le importara el mundo con su codo apoyado en el respaldo. El lenguaje corporal del sacerdote era un polo opuesto, ojos amplios, mirando sus pies fijamente, un tono verdoso en su rostro. Nora no sintió nada de simpatía, solo algo similar a la satisfacción.

Girando su cabeza, los ojos cansados de Levi encontraron al soldador que había llamado su nombre.

―¿Dónde está nuestra presa? ―preguntó el Policía Militar engreídamente, rodeado por compañeros sonrientes.

―Siento no haber podido emparejarlos con ningún titán ―Levi dijo con voz cansada, poco impresionado―. Pero, ya saben, hay varias oportunidades de verlos fuera de las Murallas. ¿Por qué no vienen con nosotros, la próxima vez?

Eso los calló de inmediato.

―Casi deseo que hubiera titanes aquí ―Nora masculló en voz baja―. Tendrían un día de campo con esos cobardes arrogantes e incompetentes.

―Cuidado con lo que deseas ―dijo Levi, mirándola de reojo―. Seríamos los que tendrían que hacer todo el trabajo.

―Aunque no podríamos, estamos lesionados, exentos de nuestros deberes, ¿o lo has olvidado? ―La sonrisa de Nora era de puros dientes. Pudo ver en la suave curca de sus labios y la forma en la que el pliegue entre sus cejas se relajó que a Levi le hacía gracia.

Fue en ese momento que escucharon pasos que se acercaban rápidamente; un soldado de la Guarnición, con nuevas noticias de la vanguardia. Alguien subió la Muralla para ir a por el comandante de la Guarnición y de la Legión de Reconocimiento. Llegaron antes de que el mensajero pudiera recobrar el aliento.

―No encontramos agujeros en la Muralla ―decía a Pixis y Erwin, jadeando y con ojos amplios con pánico―, ¡pero la situación se transformó en una emergencia! De camino a reportar a Trost, nos encontramos con el equipo de la Legión de Reconocimiento liderado por la líder de escuadrón Hange. Con ellos había unos cuantos reclutas sin equipamiento de la Tropa de Reclutas nro. 104. Pero entre ellos, tres de los soldados eran titanes ―terminó el mensajero.

―Mierda ―maldijo Nora, aunque su voz fue ahogada por las exclamaciones incrédulas de Jean Kirstein, el único miembro de la clase nro. 104 que esos estos momento estaba con ellos.

El reporte solo empeoró desde ese momento. Entre ellos estaban los peores enemigos conocidos de la humanidad: el titan colosal y el titan acorazado. Y habían logrado escapar con Eren e Ymir ―la tercer cambiante― como sus rehenes.

←◈→

De vuelta en el cuartel general, el comedor estaba más vacío de lo que alguna vez lo había visto durante el almuerzo. Varias mesas estaban desocupadas. Varias de las personas que actualmente no estaban por lo menos tenían una oportunidad de comer aquí de nuevo, en el futuro. Sin embargo, muchos no lo harían. Sus pérdidas en la 57.ª expedición fueron inmensas y antes de que la Legión de Reconocimiento tuviera la mínima oportunidad de recuperarse, la pelea con Annie en Stohess ocurrió, seguida inmediatamente por la supuesta brecha en la Muralla Rose que terminó siendo otra cosa por completo, un ataque desde el interior. Con el supuesto titan bestia, quien desapareció sin dejar rastro, hasta el momento tenían conocimiento de seis personas con la habilidad de transformarse, y cuatro de ellos eran sin lugar a duda enemigos.

Como si eso no fuera lo suficientemente malo, los titanes colosal y acorazado ―Bertolt y Reiner de esa maldita clase 104 de la Tropa de Reclutas― tomaron a Eren e Ymir justo dentro del territorio infestado por titanes de la Muralla María y la misión improvisada para rescatarlos había costado muchas más vidas de soldados, al igual que el brazo de su comandante. Mientras que lograron salvar a Eren y Krista ―no, Historia era su nombre real―, el primero siendo su mayor esperanza para tapar la Muralla María, la ultima siendo su mejor oportunidad para descubrir la verdad, el hecho era que dos de los mayores enemigos de la humanidad escaparon, con Ymir a cuestas.

Y la mitad del La legión de Reconocimiento fue aniquilada, así sin más.

Nora de verdad que odiaba las sorpresas.

Sin embargo, estaba inmensamente aliviada de que Hange saliese con vida, solo con unas cuantas quemaduras menores y rasguños. Su amiga no tomó más que un día de descanso antes de que se fuera de nuevo.

Por lo tanto, no tuvieron muchas oportunidades para discutir los avances recientes: la habilidad inesperada y recién descubierta de Eren en la vanguardia. Con su grito, tuvo control de todos los titanes a su alrededor y los mando a por Reiner y Bertolt, salvando los traseros de los de la Legión.

De todo lo que Eren había hecho hasta ahora, esto era sin duda lo más alucinante. De nuevo, no había sabido que era algo que podía hacer; vino de la nada y la mente de Nora estaba dando vueltas tratando de darle algo de sentido. ¿Qué otra cosa les faltaba?

―Maldita sea, deja de estar inquieta. ―Levi le lanzó una mala mirada por sobre su taza de té―. Estás tan nerviosa todo el tiempo, me está enloqueciendo. Casi que puedo escucharte pensar.

Su mesa también estaba vacía, excepto por ellos dos,

No era la primera vez que esta discusión en particular salió a colación en las últimos días. Nora tuvo que hacer un esfuerzo consciente para mantener sus piernas quietas y ahora se sentía como si toda la tensión no tuviera donde irse, creciendo dentro de ella.

―No puedo creer que me estés sermoneando por mi temperamento ―se quejó, ganándose nada más que un encogimiento de hombros indiferente como respuesta―. ¿Cómo puedes soportarlo, hacer nada más que esperar, mientras todo se está yendo al infierno a nuestro alrededor? ¿Tú, de todas las personas?

―Enloquecer no habría ayudado ni una mierda, ¿no crees? ―En el exterior, él era la imagen usual de calma y serenidad, recostado en su silla con un brazo en el respaldo―. Erwin no se despertará más rápido de su coma porque no puedes sentarte quieta. Además, la mayor parte de esperar y estar sentados inútilmente ya quedó atrás, y no es como si no hayamos hecho nada hasta ahora. Solo estás molesta porque no pudiste ir con Hange a Ragako, aunque sabes perfectamente bien que te va a parlotear cada pequeño detalle tan pronto esté de vuelta. Mocosa impaciente.

Sus ojos grises la miraban debajo de sus pestañas negras de sus parpados caídos. Los labios de Nora formaron un puchero.

―Odio cuando estás en lo correcto.

Una de las esquinas de la boca de Levi se elevó.

―Ya deberías estar acostumbrada.

―No hay forma de acostumbrarse a ti ―dijo ella, su tono frustrado y acusador. La inactividad forzada solo la hacía más abierta, debilitando su control. Pasar mucho tiempo con él no ayudaba en ese asunto.

―Mira quién habla. ―La mirada de Levi estaba en la mesa cuando contestó, su voz grave descuidada. Aun así, era suficiente para ser dolorosamente consciente del hecho de que durante la última semana no solo había pasado la noche en su cama, sino que también lo había besado al día siguiente. Y ninguno de los dos había mencionado nada sobre ello hasta el momento. Ambos tenían bastante práctica en actuar como si no hubiese nada fuera de lo normal ocurriendo entre ellos. De hecho, Nora a veces pensaba que eso era lo que habían estado haciendo desde el principio.

Decidió que era hora de cambiar el tema.

―Así que... ahora que ya no somos un escuadrón de tres... ―Tragó el nudo que tenía en la garganta antes de continuar―. ¿Cómo es que no me enviaste con Eren y el resto de ellos para escondernos, para asegurarme de que llegaran a salvo? Viendo que me nombraste tu segunda al mando... ―Aunque su corazón saltó cuando Levi anunció esto en frente de su nuevo escuadrón, Nora no se hizo la creída. No era como si hubiese otra opción, la verdad.

Su capitán frunció el ceño ante su pregunta.

―¿Habrías preferido ir con ellos, limpiar la cabaña y cuidar de un montón de mocosos adolescentes?

―Eso no viene al caso, ¿no?

―Estarán a salvo por el momento, no necesitan que los escoltes al escondite. Eren e Historia estarán bien, nadie sabe dónde están. Mejor que te quedes en el cuartel general hasta que tus puntos puedan ser removidos. ―Los ojos de Levi recorrieron sus brazos y piernas, donde las heridas sanándose estaban debajo de su ropa. Ella había evitado a propósito usar mangas cortas―. Además, supuse que querrías estar aquí cuando Hange volviera y Erwin despertara.

Aparentemente, Nora no era la única teniendo problemas para mantener su farsa.

―Eso es... excesivamente considerado. ―dijo ella, un poco aturdida y él puso mala cara hacia su té como si acusarlo de ser agradable fuera un insulto.

Pasaron unos segundos antes de que ella hablase de nuevo, tratando un tono ligero y bromista, pretendiendo que su respuesta no importaría.

―¿Te das cuenta de que hemos estado atrapados con el otro por más de una semana, ininterrumpidamente? ¿No estás cansado de mi a estas alturas?

―No más de lo usual ―dijo bruscamente. Sus ojos cansados se encontraron con los de ella de nuevo, inmovilizándola―. Estás atrapada conmigo hasta que mueras. Acostúmbrate.


—Eso no dice mucho considerando la expectativa de vida de un soldado promedio de la Legión —dijo ella, permitiéndose una pequeña sonrisa. Por supuesto, su humor mórbido no lo perturbó.

—Tsk. Tan solo mírame —dijo, sus ojos brillando—. Te voy a mantener con vida por tanto tiempo que te vas a hartar de ello.

—Ahora, eso si es una amenaza. Puede que solo alcance mis treinta, tal vez, y luego seré anciana, como tú.

Las esquinas de la boca de Levi movieron.

—No seas tan optimista.

Nora le dio una sonrisa burlona.

—Ese es un problema que nunca he tenido.

←◈→

La habitación estaba vacía, silenciosa y demasiado grande. Nora nunca consideró volver allí sola. Por lo menos, no se permitió preocuparse por esas probabilidades. Mejor enfocarse en sus deberes.

Lo que era muy difícil en la noche.

En los últimos días, pasó tal vez dos horas en su cama y el resto de la noche en la azotea, solo volviendo a su habitación cuando estaba muy cansada como para pensar sobre la cama vacía al lado de la suya.

Estaba mirándola fijamente ahora. Sus pies la llevaron a la mesita de noche por voluntad propia. Había acumulado una capa de polvo debido a estar por más de un mes sin uso. Nora le dio un vistazo al retrato en la mesa. Mostraba a una versión joven de Petra, de pie entre dos personas que eran sin duda sus padres. Los tres estaban sonriendo.

También había un peine. Todavía tenía mechones pelirrojos. Cabello que Nora vio por última vez oscurecido y cubierto con sangre.

Se giró bruscamente, sentándose en su propia cama y enterró su rostro en sus manos. En lugar de la cama desierta y hecha prolijamente de Petra, ahora veía imágenes pasando frente a sus párpados. Petra con su cabeza inclinada hacia atrás en un ángulo extraño, ojos ámbar sin ver. Las tripas de Eld desparramadas en un montón de sangre, empapando el pasto. El cuerpo quebrado y ensangrentado de Oluo, tirado boca abajo en la tierra. Y el cuerpo sin vida de Gunther colgando de los cables de su equipo.

Los rostros de sus amigos, sus compañeros de confianza, laxos por la muerte, la agonía de sus últimos momentos inmortalizada en sus ojos.

Salir. Tenía que salir se aquí, de inmediato.

Extrañamente desconectada de su cuerpo, sus pies la llevaron por los pasillos oscuros. Cuando se calmó un poco, se encontró a sí misma frente a la puerta de la habitación de Levi. Podía pensar de nuevo y estaba de vuelta en el presente, pero su corazón aún estaba latiendo demasiado rápido. Quería salir de su piel.

Así que, ¿ahora qué?

Nora levantó su puño para golpear, dudando. Había luz saliendo por el espacio debajo de la puerta, incluso a tan altas horas de la noche. No podía de verdad estar considerando el molestarlo cuando ya estaban pasando la mayoría del día juntos, ¿no? Seguro que Levi se molestaría con ella y por buenas razones. Después de todo, él era alguien que apreciaba su privacidad y soledad, igual que ella, usualmente. Excepto que Nora no podía recordar una sola ocasión en la que de verdad habría preferido estar sola en lugar de estar con él. Y excepto que en los últimos nueve días, solo se sintió cuerda siempre y cuando él estuviera con ella.

Mierda. Lo último que quería era ser tan... dependiente de otra persona.

La puerta de abrió. «Mierda, mierda, mierda».

Levi estaba de pie en el umbral con sus cejas frunciéndose y su expresión un poco sorprendida. El rostro de Nora se calentó. Se quedaron de pie, mirándose por cinco segundos antes de que se le ocurriera decir algo.

—Uh... ¿a dónde te dirigías? —preguntó ella y quiso golpearse a sí misma. Como si no fuese ella la que estaba frente a su oficina sin razón aparente.

Sus cejas se elevaron, claramente por esa misma observación.

—Quería- —empezó, su coz grave y ronca por la fatiga—. ¿Necesitabas... algo?

El sonrojo en el rostro de Nora se profundizó. El botón superior de la camisa de Levi estaba abierto, revelando una extensión de piel que ella besó no hace mucho tiempo, y un vistazo de su clavícula. Sus mangas estaban enrolladas y sus ojos miraron sus antebrazos. Fuertes y esbeltos, con venas que sobresalían y recorrían desde su muñeca a su codo, desapareciendo debajo de su camisa.

Tragó ante la resequedad de su garganta.

—No podía... Bueno. Solo pensé... —Estaba retorciendo sus manos. Sacudiendo su cabeza, Nora continuó—. Lo siento- no es nada, de verdad. No quería molestarte. Me iré ahora. —Giró.

—Espera —dijo él, exasperado, deteniéndola. Le estaba frunciendo el ceño—. ¿Quieres entrar o qué?

Ella lo contempló por un momento, sin estar segura sobre su humor.

—En serio, no tienes que invitarme si te molesta –dijo Nora, contenta de sonar como ella misma de nuevo.

—Si lo hiciera, no lo ofrecería. —Levi rodó los ojos, pareciendo muy irritado—. Ya, solo entra.

Y desapareció de vuelta en su habitación, dejándole la puerta abierta para que ella lo siguiera.

N/A: Tengo que decir que fue un placer escribir a los dos en "licencia médica".

Llamo a este un "capítulo puente", aunque aun así creo que es importante. Espero que no fuera demasiado aburrido. Las cosas van a ocurrir tarde o temprano, con ambos sanos. 

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