Gracias ZackMorgan1 por las ideas y motivación en el capítulo, tuve dificultades, por lo tanto, esta bella alma aporto casi todo el capítulo 22, JAJAJA.
Va dedicado a tí.
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-¡Te he dado la oportunidad de pensar bien lo que haces, y aún así, logras decepcionarme!- Los libros, lápices, probetas, todo voló al piso, creando un gran estruendo.
Las demás Lunas, estaban cerca de la oficina, oyendo los gritos de Muzan. Nadie sabía que rayos estaba sucediendo con el, pero Akaza si, el sabía de la humana, y no dudo en que el origen de aquello, fuese ella, otra vez.
-Haces tus deberes excelentemente, siempre llegas en hora a las reuniones, todo lo haces bien. No obstante, tu ausencia aquí me provoca una cólera difícil de manejar, y por eso, he tomado una decisión, es la mejor para todos, especialmente para mi, claramente.- El rey de los demonios, paso una mano por su cabello azabache.
Todo estaba destruido, sumando los estantes de libros.
-Muzan-Sama, ella y yo no tenemos ninguna relación seria. Hace dos días, como usted sabe, el Distrito Rojo, dónde ella estaba, fue atacado por los difuntos Daki y Gyutaro, ella ayudo a sus vecinos, si- Calló de golpe al ver cómo su piel se agrietaba, la sangre bajaba de su nariz y boca, y sus ojos, se nublaban, mi hablar de ese extraño temblor, evitando que pudiese enfocar la mirada en el suelo.
No se atrevió a alzar la mirada, y verlo, por temor a ser asesinado.
—Yo lo sé todo Kokushibo, no me tomes de idiota.— Soltó con asco. -Cuando me enteré que le hizo frente a Daki, incluso a Gyutaro, me sorprendí, esa valentía no la tiene casi ningún ser humano.- Aquello levantó un poco la esperanza en el espadachín. Pero, no fue hasta que sus brazos volaron, manchando la puerta, y claramente, asustando a los de afuera.
Gyokko, la Luna Superior 5, sudaba en frío, podía oler algo muy grave y desagradable detrás de todo aquello, y temía ver cómo la vida de su compañero, a quien respeto desde que piso la fortaleza, se apagase de esa manera.
—¿El morirá? Susurro Douma, mientras sus ojos recorrían la sangre que quedó en la puerta. Akaza lo miro con frialdad, ni el supo que decirle.
Hantengu estaba encima de ellos, tomando un barandal con fuerza, y sollozando, aquellas situaciones de violencia alzaban el peor de sus miedos, supo que, Muzan seguiría de mal humor luego de eso, y no abría quien lo calmase.
Dentro del cuarto, el silencio incómodo reino entre ambos. Kokushibo no sé regeneró, solo se quedó esperando el próximo golpe de ira de su amo, quien le dió la espalda, pensando en su plan.
-No quiero que la veas más. Quema ese uniforme, hazlo desparecer, ya no lo usarás más.- la Luna alzó su cabeza, mirando a su líder, en shock. -¡Estoy siendo benevolente, inútil! Bien puedo mandar a cualquiera para que la mate, o yo mismo lo haría.
El ya no oía, su audición había sido reemplazada por ese desagradable zumbido, ¿Cómo un ser humano lo podría dejarlo en esa situación tan humillante y espantosamente dolorosa emocionalmente? Si, Aime lo angustiaba, a tal punto de sentir el penoso nudo en la garganta.
Su mirada cayó al piso, y un montón de pensamientos violentos llenaron su mente, no era justo, luego de tantos años solo, rodeado de personas que no valían la pena para el, porque, era una realidad, ninguno de ellos estaban interesado en nada, solo en comer, comer y comer, bueno, valoro a Akaza, quien se había tomado el tiempo de ir a ayudar a Aime cuando fue atacada, al final, dedujo que fue Kyosuke, no lo dudo.
-Al final, he llegado a la conclusión de que, de alguna forma, esa chica te gusta, ¿O no? Lo veo ahora mismo en tu mirada.- Kokushibo alzó la mirada otra vez, mirándolo, está vez, parecía apagado y rendido. -Si, oficialmente me lo estás confirmando. Me jode que sea así, debido a que te me vendrás abajo por esa razón, por el hecho de alejarte de ella. - Tomo los brazos y se los lanzo. -Detesto los sentimientos humanos. Lárgate antes de que yo mismo la vaya a buscar y la mate aquí para que te la comas.
A duras penas, se paró y salió de allí, no sin antes, Muzan volviese a tirar los brazos brutalmente fuera de la oficina. Por suerte, Akaza los tomo, y como de costumbre, todo el mundo lo miraba en silencio; La Luna Superior 1, con la mirada en el piso, se retiró a su cuarto, dónde Akaza lo siguió en silencio, no temía de su compañero en esos momentos.
...
-Considéralo, Kokushibo. Si ella te gusta, lo mejor es mantenerte lejos, no estés tentando a Muzan-Sama.
Akaza estuvo con el por un largo rato, incluso, lo ayudo a unir sus brazos al cuerpo, cosa que Kokushibo internamente agradeció. Podía entender a su compañero, pues, el se había enamorado antes de volverse un demonio, y sabía que era ese sentimiento, y claramente, angustia de estar lejos de su enamorada.
Si no la vería más, se lo diría, porque, desparecer de la nada, y no dar señales, empeoraría la situación.
...
Al final, Aime se fue a vivir a El Barrio Rojo de Ámsterdam, dónde fue recibida y cuidada, junto a otros sobrevivientes, quienes la reconocieron, pues, ella los había ayudado a escapar, y en forma de agradecimiento, la invitaron a cenar, y de paso, un cuarto donde quedarse, el cual rechazo amablemente, pues, un "amigo" había arreglado una pequeña casa para ella, y ellos, lo entendieron.
Estando tranquila y sola, como de costumbre, se halló barriendo el piso de la casa, la persona quien le obsequio la casa, dijo que la limpio un día antes de la catástrofe en el Distrito Rojo.
Para desgracia, Haruo-San y Akira-Chan fallecieron bajo los escombros de la tienda. Al enterarse, sufrió un shock que la llevo a un desmayo, pues, ellos dos habían formado una familia para ella, un padre y hermana, por la cercanía y momentos vividos juntos, ¿Cómo es que la vida era tan cruel con ella de esa forma? ¿Estaba destinada a morir sola? Pues, con la identidad de Kokushibo, siendo un demonio potencialmente peligroso a su lado, podría ser una señal de su próxima muerte.
Sacudió su cabeza, el no era malo, si difícil de tratar, pero jamás le hizo daño alguno.
Escucho unos pasos fuera, en el porche, y vio la silueta alta de el, no era muy difícil de identificar. Sonrió de oreja a oreja y corrió a la puerta, hasta abrirla.
Sus ojos verdes como las hojas, se abrieron de golpe, y cubrió su boca.
El Kimono violeta con patrones negros y el Kaneri blanco, estaban ensangrentados, junto al cuello, mejillas, nariz y boca; los brazos estaban iguales, la sangre parecía seguir saliendo, pues, las gotas caían de sus dedos, directamente al piso.
-¡Por dios, Kokushibo-San!- Lo tomó del brazo, he itnento meterlo a la casa, para ayudarlo. Y al no obtener un movimiento por parte de el, lo miro, furiosa. -¡Vamos, entra!
Siguió tironeando de el, y sin obtener respuesta, paró, y lo miro.
-Dejame ayudarte, por favor.- Suplicó.
Siguió sin recibir respuestas, hasta que, el, soltó las palabras que jamás se imaginó escuchar.
-No volveré por ti, tampoco quiero que me busques.- El le dió la espalda, y se fue caminando lentamente hacia el bosque.
Ella, no lo creía, se cuestionó firmemente las acciones cometidas desde que lo conoció, ¿Acaso dijo algo que lo lastimo, enojo, o le provocó desagradó?
Ella, bajo la desesperación, lo tomo del brazo, parando su caminata.
-¡¿Crees que tienes el derecho de hacerme esto?!- Chilló, tenían la suerte de que no estaban cerca del poblado, pero, ante el grito, podría despertar la curiosidad de algún pueblerino. -Eso no te da el derecho de...- Se mantuvo en silencio, y sus labios apretó con fuerza.
Las lágrimas, se acumularon en sus ojos, hasta que, bajaron por sus mejillas, y cayeron a la nieve.
-No se me hace justo que te aparezcas en mi vida de esta forma, y luego de despertar sentimientos en mi, te vayas.- El apretó sus labios, y evitó contacto visual con ella, al final, ¿Ella sentía algo por el? ¿Por un monstruo? -¿Por qué? ¿Que hice para merecer esto?
Por fin, obtuvo una respuesta ante todo. El se había girado, y la tomo de los hombros, haciéndole pegar un brinco a ella.
—Volveré, Aime. No sé cuándo, pero lo haré.— Eso logro subir las esperanzas en la castaña, quien no paraba de llorar al oírlo, ¿Así se acababa? ¿Con una respuesta no segura? -No me esperes.
Y luego de eso, el se alejo de ella, y desapareció entre la neblina, y altos árboles de pino, cubiertos de nieve; estando en el suelo, arrodillada, se abrazo con fuerza, y apoyo la cabeza en el suelo.
¿Su cuento acababa de esa manera? ¿Sin un final feliz? Ella espero algo lindo, como todos los que la rodeaban, pero, al parecer, el destino la estaba llevando al mismo camino de siempre, a la soledad, tristeza, y las esperanzas, para luego, esas ser brutalmente derrumbadas por una situación como esa.
-¡¿Ni siquiera te importa lo que siento por ti?! ¡¿Debo de gritar lo cuánto que me gustas, Kokushibo-San?!- Alzó la cabeza, en busca de una respuesta, y al no obtenerla, se paró del suelo. -¡No me importa que seas un demonio, no me das miedo!
Sintió que el la abandonó por esa razón, no obstante, ese no era el problema, al contrario, le gustaba todavía más, su apariencia era malditamente llamativa; su voz, ojo, cabello, ropa, Nichirin, personalidad, forma de actuar, de mirarla, todo le gustaba de el, y tuvo que darse cuenta cuando el la dejaba.
A paso lento, y sin volver a mirar el bosque, se metió a la casa. Su mente estaba sobrecargada de todo lo sucedido, solo, paso su mano por las heridas que el curo, las vendas que el toco, el olor que impegnaba pareció pegarse en sus fosas nasales, pues, lo describió como un aroma suave, y que parecía hacer acto de presencia cuando pensaba en el.
Se tiró al piso, y se hizo bolita, deseando que todo aquello fuese un cruel sueño, y cuando despertase, pueda recibir al demonio en su casa, como lo hacía antes.