𝐂𝐀𝐍 𝐈 𝐌𝐄𝐒𝐒 𝐘𝐎𝐔 𝐔�...

By xElsyLight

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✭ ; ; can i mess you up ? ⋆⭒⋆⭒ ❝ No puedo controlar a la bestia, ni si quiera por ti. ❞ ──══... More

✮ ; ; 𝘤𝘢𝘯 𝘪 𝘮𝘦𝘴𝘴 𝘺𝘰𝘶 𝘶𝘱 ?
☽ ; ; 𝖻𝗂𝗍𝖾 𝗆𝖾.
✭ ; ; 𝗽𝗿𝗲𝗳𝗮𝗰𝗲 : a perfect being.
𝗔𝗖𝗧 𝗢𝗡𝗘 : " conociéndonos"
✶ | a letter...
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By xElsyLight

☽ | ESA REALIDAD.

⋆⭒⋆⭒

Vanitas piensa en ese momento que todo ha terminado, que nunca podrá saldar sus cuentas ni ayudar a su familia con su horrible enfermedad. Imágenes surcan su mente, mayormente de vivencias que ha tenido con su padre y hermano, después estas sucumben y se derriten para mostrarse en su cabeza una figura oscura y alargada que lo sujeta de la garganta: es la parca de la muerte. Sus afiladas garras le hacen daño y permiten que hilillos de sangre se escurran hasta sus clavículas. Es un tormento lo que le envuelve y solo por querer ayudar a alguien, su final había llegado tan de improvisto.

Sin embargo esas ensoñaciones se detienen porque no siente la vida abandonar su cuerpo ni tampoco que su corazón deje de latir. Con el cuerpo tembloroso, abre los ojos y la escena con la que se encuentra no es la que esperaba: la chica sigue muerta en el altar y su sangre sigue chorreando los alrededores, pero del hombre moreno y de aspecto amenazador ya no hay rastro alguno. Solo queda una especie de medallón con símbolo de cruz y espinas a sus pies y con cuidado, sus dedos lo sujetan para inspeccionarlo mientras se pregunta con seriedad qué demonios había pasado en aquella cuestión de segundos en los que había cerrado los ojos.

Su diseño es confuso y nada parecido a algo que haya podido ver antes el chico. Lo guarda en uno de los bolsillos de su gabardina, mientras siente que todo le da vueltas. Ha sido muy cercana esta experiencia con la muerte y admite que un nudo se ha formado en la garganta.

De pronto e inevitablemente, el aire se vuelve pesado y no hay luna azul que ilumine su vista; parece ser que ha llegado a su final su querido resplandor para esconderse entre las tinieblas de este mundo cruel. Y ahora con todo aquello entre medias, decide acercarse a la chica que permanece estática. Su vestido florar está hecho pedazos, pero realmente no parece haber rastro de ningún abuso, a excepción del trozo de carne faltante en su cuello.

Podría verse afectado ante la imagen, pero cosas peores había visto en su distrito de Suiza. 

—¿Por qué me ha dejado con vida? —Eso es lo que se pregunta el joven, mientras le nace el deseo de cerrarle los ojos; aunque al final no lo hace para no dejar pruebas.

Sale de inmediato del lugar con sumo cuidado de no ser visto, regresando a su sitio la daga que había dejado caer al suelo antes. Ya en las afueras y alejado de aquella visión tan horrible, piensa en cómo acudir a las autoridades sin verse sospechoso o relacionado con el tema. Soltando un suspiro grave y teniendo un gran pesar en su corazón, se decide a no hacerlo por mucho que le duela. No puede arriesgarse a verse mezclado en aquello, así que la mejor opción que tiene es la de fingir que no ha visto nada y regresar a la casa de Dante.

Sin embargo y en su caminata a prisas, los ojos rojos del hombre moreno no abandonan su mente y consiguen que la curiosidad lo carcoma por dentro. ¿Qué es y cuál es su propósito? ¿Tal vez simplemente la de brindar temor por las ciudades de Francia?, eso se pregunta su voz interior y la más racional. Sin embargo, al no llegar a nada, abandona esos pensamientos y los entierra a fondo; ahora mismo debe pensar una buena excusa de su larga falta para darles a Dante y su "amigo".



Horas más tarde y después de ser recibido por miles de abrazos y regañinas por parte de ambos arrendatarios, finalmente consigue calmarse de todas las emociones vividas antes al estar acostado en su cama. Una fina sábana de seda cordobesa lo cubre hasta la cintura y aun así, no puede protegerle del frío que se apodera de su corazón. ¿Acaso era la culpabilidad al abandonar a aquella mujer al pasto de los cuervos lo que carcomía su interior? Da una vuelta hacia el lateral izquierdo, mientras acaricia varios mechones negros sueltos que caen por su frente; realmente aquel hombre no consigue salir de su cabeza y sólo quiere saber quién es, qué es y porqué lo ha dejado con vida. Además, por su apariencia grotesca, ¿se trataría de una de esas muchas bestias que sólo existían en leyendas o cuentos?

No cree poder dormir en lo que queda de noche, así que rendido, agarra un cuaderno de investigación en blanco y comienza a dibujar detalladamente los pocos o inexistentes recuerdos de ese hombre. Piel morena, uñas largas y negras, una buena estatura, cuerpo fornido, colmillos enormes y un cabello blanco que parece salido de este mundo. ¿De verdad era real, o habría sido producto de su imaginación? Esperaba que así afuera, que por las continuas noches sin descanso por quedarme hasta altas horas en el trabajo ahora le estuviesen pasando factura. Sin embargo, ¿por qué piensa en sus ojos rojos? ¿Por qué piensa en que la tristeza y el dolor se acoplaba en ellos? ¿Se arrepentía acaso de sus actos?

Negando varias veces con la cabeza, saca aquella idea sonsa de su cabeza. Un monstruo no puede sentir aflicción por sus acciones. Además, a todo esto, ¿por qué piensa que se trataba de una bestia irreal? Había una fuerte posibilidad de qué simplemente se tratase de un hombre mal de la cabeza, al menos, psicológicamente hablando. Vamos, un psicópata asesino, sencillamente.

Dando varios golpecitos en la libreta, termina por cerrarla y regresar a la cama, rendido ante la idea de quedarse sentado durante toda la noche. Prefiere mil veces quedarse en el seguro de una cama; regresando la manta a su sitio, Vanitas piensa en como distraerse de todo aquel asunto y el que concierne a su padre y hermano pequeño. ¿Cómo estarían ahora mismo? ¿Echándole de menos? ¿Sintiéndose mucho peor ante su marcha? Los extrañaba, no iba a negarlo; después de todo, eran lo único que les quedaba. La foto reposada en su escritorio, es un constante recuerdo de esa realidad.



—¡Hora de levantarse, vasito de leche! —La voz estridente de Johann consigue que abra los ojos de sopetón y comprenda que finalmente pudo caer rendido ante los brazos de Morfeo.

Vanitas se revuelve entre las mantas y tras sobar uno de sus ojos, descubre al joven de cabellos plateados en el marco de la puerta con una de esas petulantes sonrisas. El chico de cabellos azules bastante oscuros mueve una de sus manos a modo de saludo, y cerciorándose de qué no se vuelve a dormir, sale gritando que ya estan hechos los huevos revueltos. Parece algún tipo de madre gallina.

El chico se siente bastante azorado ante tanta atención, pero de pronto un pensamiento se le cruza por la cabeza, ¿habrían dormido juntos? Recuerda que solo quedaba otra habitación libre y al recordar que Dante la había dicho que tenía un compañero, solo ata los cabos y deja de preguntarse ese tipo de cosas. No le conciernen de todas maneras.

Escucha el timbre de entrada y le desconcierta que alguien aparezca en la casa tan temprano. Se apresura en salir de la cama para, entreabriendo un poco la puerta de su habitación, chismorrea para ver quien es la persona que llama. Es Johann quien sale al recibidor.

Esta vez, lleva un ajustado pijama de tonos burdeos y mueve sus caderas alegremente mientras tararea una canción en francés de la que Vanitas no puede entender nada. El de cabellos grisáceos abre la puerta como si esperase la visita, y su saludo emocionado solo le confirma la idea.

—¡Mi querido Rolando, finalmente llegáis! —Un joven hombre, alto, corpulento, de piel blanca y de cabellos rubios le tiende una bolsa verde a Johann. Parece algún tipo de mensajero.

—Siento la tardanza, mi querido amigo, pero mi visita en las otras vecindades han ocasionado mi retraso. —Pero a pesar del tono ajetreado que se carga, una sonrisa deslumbrante ocupa sus labios—. De todas formas, espero que disfrutéis como siempre de esta nueva tanda de creaciones mías y... ¡OH DIOS MÍO, PERO QUÉ TERNURA! —Su repentino cambio de tono y sus irises fijados en su persona consigue que se estremezca por completo y salte algo sorprendido.

Intenta cerrarle con la puerta en las narices cuando sobrepasa a Johann y se acerca hasta él, pero su pie atascado en la puerta impide su misión. Después sucede lo inevitable, la abre de un golpazo y lo siguiente que sabe Vanitas, es que anda dando vueltas en sus brazos.

—¡Soltadme, soltadme! ¡Dejadme en el suelo, maldito gorila! —Pero sus ojos verdes brillan con emoción y cuando Dante aparece por una esquina riéndose ante la "aparentemente" cómica escena, este lo abraza con más fuerza.

—¡Sois la cosa más adorable que he visto en mi vida, por milagro de nuestro señor! —Pronto lo deja en el suelo, más sus manos enfundadas en guantes negros se apoderan de sus mejillas y las estruja con fuerza. Aunque intenta liberarse, es imposible con la fuerza descomunal que posee.

—¡Bueno, bueno, dejadlo ya, bobo! ¡Lo vais a aplastar! —Finalmente, es Johann quién sale al rescate del pequeño atacado. Dante sigue descojonándose ante su vergonzosa situación.

Entre risas estridentes, finalmente lo deja en paz. Sin embargo, sus ojos siguen brillando con estrellitas y solo tiene ojos para él. Vanitas intenta acomodarse la pijama lo mejor posible, ya que lo ha dejado hecho un cuadro. Siente que una molestia atraviesa sus entrañas. No le gusta que lo traten como a una especie de muñequita.

—Pero, ¿quién sois y de dónde habéis salido? Sois una monada, niño. Me recordáis a un gato callejero negro de mi vecindad que siempre me pide en las mañanas un... —Un recuerdo desagradable invade la mente a Vanitas al escuchar sus palabras, y su voz se vuelve hueca y vacía cuando habla.

—Yo no soy un gato callejero, así que no te atreváis a compararme con uno. —Un silencio que se puede cortar en pedazos se asoma y solo se rompe por el claxon de alguien que mete prisa al hombre para que salga. Viene de las afueras.

Y aunque pretende interesarse por el cambio de tema repentino de Dante, ya es tarde. Su pasado lo invade y sus palabras le martirizan la cabeza: "Siempre serás mi gato callejero, Vanitas". Esa desagradable voz estridente le revuelve las tripas y consigue que cierre sus ojos con fuerza. Todo, de todas maneras, se interrumpe cuándo una mano se posiciona sobre su hombro y descubre que se trata del mismo chico rubio.

Y a pesar de que Dante y Johann también aparezcan en la escena, Vanitas solo puede centrarse en la mirada amable del joven rubio.

—Respirad, chico, estáis hiperventilando. No quería ofenderos, de verdad, lo lamento. Solo... me suelo emocionar con las cosas que me parecen adorables o tiernas. —Admite con un puchero adorable y rascándose la parte trasera del cuello, Vanitas se arrepiente un poco de su comportamiento.

—No... no es culpa vuestra, en serio. Es que he amanecido con el pie izquierdo. —El chico de cabellos oscuros tiene una de sus manos, con una expresión más cómoda que antes y se presenta—: Soy Vanitas, un placer.

El alto y de cabelleras rubias muerde al momento una de sus manos, y Vanitas supone que de nuevo se había emocionado. Rápidamente le dice que se llama Roland y que trabaja en la tienda de pastelería unas calles más abajo; ahora, antes de salir por la puerta ante el sonido de un vehículo arrancando no se despide de Dante ni de Johann, solo del chico menudo.

Así que acercándose a la puerta, observa que se marcha junto a un joven de larga cabellera oscura y en una motocicleta a prisas. Sin poder evitarlo y olvidando su angustia de antes, con una pequeña carcajada se dice que es una buena manera de empezar el día.

✮ ; ; Dear, vampires

; ; una nueva corrección ha sido subida. quiero adelantarme y subir todos los capítulos de antes para que lean los nuevos que estan por venir. amo haberme vuelto a enamorar de este anime y de sus personajes tan hermosos.

Se despide xElsyLight.

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