Una fuerte molestia se apoderó de todo mi ser, ahora me daba cuenta de lo infantil que había sido mi idea, de igual forma preferiría tirarme por la ventana o que el mismísimo Lucifer me matara en vez de estar en un grupo con el gato.
Negué rápidamente, la infantil aquí era Charlie, mierda éramos demonios ¿Cuando se le ocurrió que era buena idea hacer algo de prescolar?
Bufé nuevamente rodando los ojos, Alastor se acercaba a mi con su típica sonrisa mientras tarareaba una melodía. Jodido rarito.
Me esforzaba en que me cayera bien pero me era imposible, era un maldito idiota, ni siquiera era capaz de fingir que me caía bien.
~Salimos en 10 minutos, necesito algo de aire, mierda~ Hablé antes de que este se adelantara a hablar, no tenía ganas de escuchar su patética voz.
Devuelta me habían venido esa especie de bajones que se mezclaban con enojo, ni siquiera las pastillas funcionaban, salí de el hotel mientras respiraba intentando tomar aire, pero el aire de este maldito lugar siempre era cálido, nada fresco.
Más molestia se apoderaba de mi ¿Po qué me ponían con el si sabían que no lo toleraba? Hablaba de el gato claro, nunca me acerqué a este, depues le dejaría las cosas claras a Charlie.
Mi pierna parecía temblar un poco, dí un suspiro en un intento patetico de calmarme, ni siquiera entendía por qué estaba tan molesta.
Entré de nuevo a el hotel mientras miraba a Alastor a lo lejos, con su maldita sonrisa de siempre.
¿Por qué estaba siempre tan jodidamente feliz? No lo entendía, queria hacer desaparecer esa maldita sonrisa caracteristica de el, eliminarla de la faz de el infierno.
—¿Ya está lista señorita Kunai?— Asentí mientras veía como este se acercaba a mi, rodé los ojos algo molesta al ver que ensanchaba su sonrisa.
Los dos demonios caminaban por aquellas calles de el infierno, a estas horas era bastante transitada, cosa que le molestaba a la de menor estatura debido a las miradas que le daban, era jodidamente agobiante según ella.
No había conversación, nada, solo un incomodo silencio.
El Demonio Radio emitió unas interferencias pareciendo aclarar su voz para posteriormente hablar.
—¿Por qué eligió venir conmigo? Según hasta donde tengo entendido estaba con Husk — Miró el pelo de la chica con algo de interés, era algo desarreglado pero tenia su agrado. Unos mechones le caían al rededor de sus ojos dejando poco de sus ojos a la vista.
Dió una sonrisa maliciosa, si detestaba el contacto físico podía sacarla facílmente de sus casillas con eso.
~No me agrada tu maldito subdito, mierda es un puto gato~ El de mayor estatura casí juro que la pelivioleta podía llegar a gruñir de lo enojada que se veía.
— ¿Rencores con los gatos? —Rió un poco mientras la contaria simplemente chasqueó su lengua con molestia, se acercó un poco a ella con la misma sonrisa.
~Demasiados~ Rodó los ojos mostrandose como siempre, antipática.
Eran bandos completamente diferentes, la chica odiaba a los gatos, y el contrario a los perros. A Kunai le encantaba la tecnologia, el la detestaba, parecían estar destinados a llevarse pesímo.
La mano de aquel ser pasó por la cara de la contraria , la sensación era ¿agradable? no, claro que no. Su mano estaba algo fria, al contrario de los colores rojizos que transmitia, tal vez la frialdad de sus manos era debido a los guantes que siempre portaba. Redirigió la mirada de la pelivioleta hacia el mientras sonreía con aires de superioridad, al ser más alto que ella imponia bastante. Pasó su mano en su pelo arreglandolo dejandole una vista mas clara. Se quedó mirandola con la misma sonrisa esperando que ella lo apartara, pareció quedarse quieta un par de segundos hasta finalmente reaccionar.
La contraria se alejó rapidamente murmurando un par de insultos completamente enojada.
~¡Tu maldita radio parlante! Quien crees que eres para hacer eso maldito rarito ~ Dió un respiro largo para posteriormente tapar una sonrisa que se formó en su rostro.
No lo entendia.
Borró rapidamente la sonrisa antes de que alguíen la viera.
—Esta mierda es jodidamente aburrida ¿Acaso nunca te cansas de ser tan patetica?— Al parecer ya habían vuelto aquellas molestas voces. Ni un maldito segundo en paz.
El pelirrojo rió mientras parecía fijarse en las expresiones de ella. Le resultaba divertido todo eso, a pesar de ser alguien bastante inexpresiva, cuando se enojaba era el extremo contrario, explotando facílmente.
~Mierda Alastor voy a matarte~
-Lo que tu digas, ¿Por qué ese semblante tan enojado? ¿A caso hice algo?- Murmuró burlón mientras unas risas se escuchaban de fondo como si de un programa se tratase.
Rodó los ojos mientras le entregaba un folleto a un demonio que pasaba por ahí, este se rió al ver el folleto, con simplemente levantar la vista y ver a los dos Overlords dejó de reirse para irs rapidámente.
Sonrió con algo de desprecio, les parecían como seres inferiores, por el simple hecho de hablar con ella deberían de estar agresivos. Ahora estando con Alastor parecían infundir demasiado terror a aquellos pecadores.
Eso hizo más difícil la tarea, nadie pasaba cerca de ellos, así que decidieron golpear las puertas o dejar los folletos abajo de estas.
Al golpear la primera puerta esta se abrió y cerró al instante
~ Que maleducados~ Dió un sonrisa mientras abria la puerta con algo de desinterés. ~ ¿Por qué tan asustado?~ Aquella pecadora se encontraba en el suelo temblando tampando su cara con sus manos.
—¡A-alejanse de mí... malditos anormales..!— Claramente Kunai no hizo caso a lo dicho por aquella pecadora.
Alastor miraba aquella escena sin intervenir, su tipica sonrisa seguia ahí.
La pelivioleta se agachó un poco mientras miraba a la contraria con una sonrisa ladina.
~Solo veniamos a repartir folletos... es una lastima que hayas tenido que ser tan irrespetuoso, deberiamos de arreglar eso ¿No es así Alastor?~ Este asintió mientras se acercaba un poco más
—N-No me hagas daño, t-te lo ruego— Sabia que aunque los demonios no podian morir, el nivel de dolor que Kunai era capaz de inflingir era demasiado. La contraria fingió pensar, dejando una frase en el aire
~ Arrodillate, adelante ruegalo ~ Su sonrisa siguió ahí ~Vamos no tenemos todo el día~ La pecadora rapidamente se agachó, la risa de Alastor no demoró en oirse. La contaria aplastó la cabeza de la pecadora mientras seguia hablando
~Que patetico~ Su risa se escuchó en voz alta, Alastor la miró fijamente claro que esta no se percató de ello, era la primera vez que la escuchaba reir de esa forma claro que acaparia su atención ~ Tenemos diez minutos~ Murmuró pensando que todavía tenia que visitar demás casas y si los otros demonios se comportaban así iban a demorar demasiado.
Su cuerpo estaba ahora repleto de sangre mientras aquella pecadora temblaba rogando que la dejaran en paz.
~Esto ya se volvió aburrido Al~ Murmuró de un buen humor, habían restos de sangre en sus colmillos, el demonio radio solo observó aquel espectáculo.
Giró en su mismo eje con una sonrisa burlona, se alejó de el lugar mirando con desprecio a la pecadora, se detuvo en seco recordando algo, soltó una risa para luego hablar.
~ A por cierto, nos sería de gran ayuda que vinieras ~ Le tiró el folleto sin demasiadas ganas.
Salió de la casa acompañada por el demonio, dió un par de saltos mientras caminaba.
—No prueba la comida que le preparé y si esa carne de poca calidad— La chica hizo una mueca de disgusto.
~ Haces parecer que hubiera tenido sexo con ella~ Murmuró con aún más disgusto.
El contrario mostró la misma clase de disgusto.
—¡Ironico que usted no le agrade eso!— Al parecer los dos tenían finalmente algo en común
~¿Irónico? ¿Por que mierda me agradaría?~ Tronó sus dedos con aburrimiento mientras seguía caminando golpeando otra puerta. Le dió el folleto a aquel pecador con indiferencia, luego cerró la puerta.
—¿Se lleva con Valentino no?— La chica miró de reojo el folleto para luego mirarlo con más detenimiento, no lo había mirando antes. Al parecer además de invitar a los demonios a el hotel los invitaba a una fiesta de apertura, mierda debió haber leído esto antes.
~ Nah ~ Murmuró dando una cara algo asqueado ~ Solo es un conocido, odio a esa maldita polilla ~ Probablemente ellos tendrían que ser los que armarán la fiesta. Esperaba que no.
Golpeó otra puerta dándole otro folleto a un pecador.
~ Me siento como alguien de primaria~ Murmuró mirando el folleto, Alastor rió.
—Creí que ya lo era.— La contraria rodó los ojos para golpear otra puerta, ya no era necesario acudir a la violencia, ya la sangre que portaba asustaba a los demás pecadores, quedaban pocos folletos ahora.
No se habían molestado en repartir folletos a los imps, al fin y al cabo el hotel era para pecadores, aunque tal vez los imps no vendrían mal para la fiesta.
~Pfff jodete~ Murmuró dando una leve sonrisa, casi y había olvidado el hecho de que odiaba a ese maldito demonio.
Caminaron repartiendo los últimos folletos hasta finalmente ya haberlos repartidos a todos.
Dió una sonrisa complacida, ya podían volver perfectamente al hotel y dejar de dar vueltas como idiotas.
~Ya me estaba hartando de esta mierda~
—Tiene suerte de que nos hayan dado la mitad de los folletos — Volteó a mirar a el contrario sin entender, este continúo explicando. —Charlie probablemente pensó que no podríamos repartirlos.— La chica rió un poco.
~ ¿Tan estúpidos nos ve? ~
—Probablemente pensó que nos asesinariamos antes de llegar a repartir uno— La chica se encogió de hombros, tenía algo de sentido.
Dió un par de pasos para volver a el hotel, ahora que lo pensaba estaban bastante lejos de alli.