Manos de Ángel | BrightWin |...

By lilybws

50.8K 6K 645

Win es estéril, o eso es lo que cree. Es comparado y maltratado por su familia, y es expulsado de Nakhon Path... More

Prólogo
| Capítulo 1
| Capítulo 2
| Capítulo 3
| Capítulo 4
| Capítulo 5
| Capítulo 6
| Capítulo 7
| Capítulo 8
| Capítulo 9
| Capítulo 10
| Capítulo 11
| Capítulo 12
| Capítulo 13
| Capítulo 14
| Capítulo 15
| Capítulo 16
| Capítulo 17
| Capítulo 18
| Capítulo 19
| Capítulo 20
| Capítulo 21
| Capítulo 22
| Capítulo 23
| Capítulo 24
| Capítulo 25
| Capítulo 26
| Capítulo 27
| Capítulo 28
| Capítulo 29
| Capítulo 30
| Capítulo 31
| Capítulo 32
| Capítulo 33
| Capítulo 34
| Capítulo 35
| Capítulo 36
| Capítulo 37
| Capítulo 38
| Capítulo 39
| Capítulo 40
| Capítulo 41
| Capítulo 42
| Capítulo 43
| Capítulo 44
| Capítulo 45
| Capítulo 46
| Capítulo 47
| Capítulo 48
| Capítulo 49
| Capítulo 50
| Capítulo 51
| Capítulo 53
| Capítulo 54
| Capítulo 55
| Capítulo Final
| Epílogo
| Extra 1

| Capítulo 52

454 63 10
By lilybws

«Quiero encontrar el equilibrio entre el ruido con sentido y el silencio agradable.»

Se miró por unos segundos en el espejo, comenzando a contemplar su imagen cansada que dejaba en evidencia sus pocas horas de sueño y todos los malestares atacaban su cuerpo, sin embargo se tuvo que enjuagar con rapidez el rostro para dar inicio a su día lleno de deberes en casa, como siempre. Al salir del baño vio a su pareja dormir en la gran cama matrimonial de manera cómoda y tranquila, igual que un lindo gatito dormilón. Sin poder evitar sentir felicidad, sonrió, acercándose en silencio para posar sus pequeñas y gorditas manos en el pecho del Alfa, dando un par de empujones suaves en un intento de interrumpir un sueño profundo.

— Mew, amor despierta, debes ir a trabajar…

Mew consiguió un buen puesto en la empresa rival, ganaba bien, unos billetes menos ya que él solo era contador y secretario, pero estaba conforme con esa paga pues era de sobra para poder cubrir con los gastos necesarios del departamento, necesidades básicas y algunos gustos que se daba junto su Omega. Mientras tanto, Gulf se convirtió en profesor de danza en una linda academia de la ciudad.

Lo que muy pocos sabían de él, es que tenía un título de maestro especializado en todo lo que tenga que ver con arte, es por eso que después de darse cuenta que debía comenzar a valer por si mismo, puso en marcha los trámites para postular a alguna escuela, logrando así un puesto muy destacable en la academia de bellas artes, ahora se sentía realizado y feliz, muy feliz con todo lo que estaba logrando junto a su novio. La mayoría de personas no soportan ver a un Omega trabajar y ganar las cosas por su cuenta, ya que siempre lo han visto como el sexo débil que obligatoriamente tenía que mantenerse en casa para hacer todos los deberes, atender a los Alfas, hijos, cocinar y siempre decir "sí". En pocas palabras; ser un mantenido.

Pero Gulf rompió esa burbuja en la que pensaba que siempre tendría todo fácil y con su esfuerzo y dedicación retomó sus sueños de ser un buen profesor con los niños que iban a aprender nuevas teorías, historias y pasos de baile. Más feliz no podía estar, vivía con la persona que amaba, recibía un buen sueldo y también conoció lo que era sentir culpa.

La idea de que rompió una linda amistad como la de Bright y Mew lo torturó por largas noches. Él mismo sabía que sus acciones fueron merecedoras de aborrecer, ninguna tenía justificante y lo aprendió de la manera más dura; su conciencia lo maltrataba con insomnio. Al principio era por los problemas que alrededor de su persona comenzaban a desatarse, pero después solo se le hizo costumbre dormir cuatro horas, a veces solo lo hacía dos y cada vez que sus clases terminaban, se quedaba dormido como piedra en cualquier lugar del departamento.

Había intentado tomar pastillas, pero simplemente sentía malestar con ellas así que dejaba de comprarlas, algunas veces envidiaba mucho que su Alfa pudiera dormir hasta tan tarde, él no podría, sus energías estaban al mínimo, cada tarde tenía que completar sus horas para dormir y no desmayarse en cualquier momento, sin embargo comenzaba a cansarse de eso.

— Mh… Ya voy, Gulf. — Se escuchó un bostezo largo de su parte, ocasionando que el pequeño Omega soltara una dulce risa. — ¿Dormiste?

Gulf soltó un pequeño suspiro, agachando un poco su mirada pues era la primera vez que en toda la noche no pudo ni siquiera dormir diez minutos, pero sabía que ese tema a su Alfa le preocupaba, así que solo decidió mentir. — Esta vez dormí un poco más, ¿cómo no lo iba a hacer, si tú aroma es cada vez más intenso? ¿Tu celo está por llegar?

— Uhm, no lo sé, no he chequeado el calendario, pero si es así ya sabes que tendremos que quedarnos ambos en casita, ¿No? — Se estiró en su sitio para después sentarse en la cama, apresando la linda cintura que su pareja tenía con delicadeza, dando pequeñas caricias en la zona curvilínea.

— Mh~ Creo que lo pensaré, amor. Últimamente el director es muuuuuuuy estricto. — Canturreo alargando la vocal cerrada para molestar un poquito a su novio, pues cada vez que planeaban lo que harían en un celo el primero en escapar de esas conversaciones íntimas era Gulf, ya que a pesar de que había hecho el amor múltiples veces con Mew, seguía sintiéndose como ese chiquillo tímido y enamorado en la adolescencia.

Era simple, cada vez que miraba a su Alfa hacer algo de manera distraída, por más pequeña que fuera la acción, podía sentirse más pleno que nunca, se sentía tan poco para algo tan maravilloso como lo era su novio. Siempre atento, detallista, cariñoso, y cada vez que el mal genio salía, el chico pálido solo abrazaba a Gulf para calmarlo de esa manera tan delicada y única que inmediatamente las emociones alteradas llegaban a esfumarse, en silencio, solo con sus respiraciones haciendo dulces armonías. Se sentía tan poco por ocultarle dos meses de embarazo a su Alfa.

La Navidad era cada vez más cercana y podía respirar el espíritu de las personas alegres por la víspera de aquella fecha tan esperada, de cierto modo era algo que le emocionaba, las luces, decoración, colores, regalos, desde pequeño siempre había disfrutado estas fechas, pero hace dos meses que ya nada podía mejorar en su interior. Desde que miró aquellas dos rayitas moradas pintadas en la pequeña pantalla del tubito, sus ojitos se habían cristalizado a tal punto de ver la imagen frente a él con distorsión. Al principio se había sentido alegre pues era obvio que esto pasaría, Mew nunca se ponía condón y jamás habían usado algún tipo de anticonceptivos cien por ciento efectivos. Lo más cómodo de usar fueron los espermicidas, pero fallaron, ahora tenía a una semilla creciendo dentro de él, y pronto sería un bebé.

Pero a pesar de que se convenció a si mismo de callar, poco a poco podía sentirse asfixiado en ese hoyo en el cual todos sus problemas internos descansaban a su lado, logrando sofocar sus pocas esperanzas en que el Alfa de sus sueños no lo deje por haber quedado en cinta.

— Mew... ¿Quieres cachorros?

— ¿Cachorros? No creo que sea bueno tener cachorros ahora, Gulf.

— Pero... ¿Si los tenemos?

— No quiero amor, me gustan los niños, pero ahora no necesitamos cachorros que nos estorben, aún somos jóvenes.

— Hm... Iré a preparar tu desayuno, hoy me dieron el día libre porque los niños tendrán día de descanso. — Se separó dándose la vuelta rápido para ocultar su mirada derrumbada. Hace muchos días quería tocar el tema de alguna manera sin sonar como un mal novio al ocultar que estaba esperando un cachorrito.

Y es que comenzaba a sentir culpa en su corazón, siempre había soñado con que sus hijos sean planeados para que nunca tuviera este tipo de problemas por un embarazo no deseado, sin embargo no toda la culpa era de él, si no de ambos. En todo el tiempo que llevaban teniendo relaciones habían usado protección y a veces métodos anticonceptivos ya que lo último que querían era salir con una semillita creciendo en el vientre del Omega, pero ahora que su relación se había formalizado, dejaron de preocuparse por eso, creían que con no anudar sería suficiente, pero en los últimos meses comenzaron a dejar que sus lobos se dejaran llevar, y con eso muchos lazos se empezaron a crear al igual que el nudo cada vez que el acto sexual se hacía presente.

Fue así como poco a poco, las náuseas matutinas se manifestaban constantemente en Gulf. Al principio solo era un leve malestar, después un poco de mareos, hasta que llegó a vomitar todo su almuerzo en el baño de profesores de la escuela donde trabajaba. Compró dos pruebas de embarazo por si una fallaba y ambas dieron con las dos rayitas pintadas, derrumbando totalmente su mundo, su juventud.

El creía que era una buena edad para tener cachorros, pero su novio no lo apoyaba del todo en ese sentido. Cada vez que hablaba de bebés, Mew simplemente lo evadía sin darse cuenta que estaba causando una ola de ansiedad en su pequeño. Para la suerte de Gulf, su barriga no había crecido nada aún, pero cuando esté aventurando en los cuatro meses de embarazo su aroma cambiaría, sus pezones comenzarían a picarle y su vientre crecería sin frenos que lo paren.

El proceso sería precioso, ver como su semillita iría creciendo con el pasar de los meses, eran sucesos que quería disfrutar al máximo, sin embargo eso no sería posible, además que aún no daba a saber de su embarazo. El insomnio cada vez lo atacaba con más fuerza, de esa manera ni siquiera tendría las máximas fuerzas para ponerse de pie cada mañana, es que a simple vista, sus días se veían tan difíciles, y la única persona que remediaba ese sentimiento era Mew.

Decidió espantar esos pensamientos negativos que solo lo seguían hundiendo, y se dedicó a preparar una rica comida que consistía en dos sándwiches de pollo cocido con apio y mayonesa, también un jugo de pera con poca azúcar junto un poco de frutilla. Todo se veía delicioso pero a él se le hacía agua la boca por comer unos deliciosos cereales con chocolate. No se iba a limitar en esos sentidos, calmar los antojos que su cachorro le daba era de lo más placentero, por eso mismo, a penas el Alfa llegó para desayunar con el traje que usaba días jornales, comenzó a tragar el cereal de trigo con chocolate derretido encima como un lobo que no había ingerido alimento en años, ignorando al cien la mirada  confundida sobre él.

— ¿Qué? Ya sabes que a mí me gusta mucho el chocolate.

— Lo sé mi amor, pero dijiste que el cereal de trigo no te gustaba, te gusta más el de donas.

— Pero cambié de opinión, ahora me encanta el de trigo. — Esbozó una dulce sonrisa, dejando en evidencia lo muy adorable y precioso que llegaba a ser el Omega sin darse cuenta.

Pronto tuvieron que despedirse. El Omega de mejillas gorditas planeaba salir a caminar un rato por algún lugar para cansarse y cuando llegara a su hogar poder dormirse como momia hasta recuperar horas de sueño perdidas. Así que a penas su novio fue rumbo al trabajo, él se tomó el tiempo para vestir una linda remera de lana blanca, pantalones holgados de color beige y sus zapatillas de tela, haciéndolo ver cómo un pequeño Omega gestante por las prendas de tallas grandes. Tenía pena al ver su reflejo en el espejo, ya no se sentía bonito como antes que causaba envidia a Omegas y Alfas cada vez que caminaba de la mano de su pareja, ahora sus ojos lucían más cansados y debajo tenía unas ojeras levemente violetas, como si hubiera pasado años llorando o algo por el estilo.

Sus ojos bajaron hasta su vientre, donde con sus manitos temblorosas subió su prenda poco a poco hasta dejar su estómago descubierto. De pronto una ola de paz recorrió toda su espalda al pensar de que pronto tendría a un lindo cachorro en sus brazos, durmiendo de manera tan angelical que no le gustaría soltarlo en ningún momento. Sus instintos paternos salían a flote cada vez que se imaginaba esas escenas tan lindas, no podía odiar a su bebé, no podía cuando sabía de qué el padre era la persona que más amaba en el mundo, sin embargo era difícil aceptar que había una gran probabilidad de que su embarazo sea rechazado. Estaba de cierto modo triste también, ya que todo se veía tan sencillo, pero al mismo tiempo le aterraba eso.

Tomó su bolso con un poco de dinero, llaves y un abrigo por si le daba frío y partió sin rumbo para encontrarse con algún lugar bonito. Hace mucho que no hacía algo como eso. Cuando solía salir a caminar para simplemente despejarse de todos sus pensamientos, llegar a un parque donde se sentaba a contemplar el paisaje de las personas caminando con un propósito en el día.

Y fue ahí que después de pasear unos metros por la ciudad, se cruzó con la cafetería del que fue su novio hace muchos meses. Ya sabía que Bright ahora tenía un Omega mucho más lindo, educado y fino, se enteró cuando visitó el lugar junto Mew para comer algo rico, al principio creyó que era todo una coincidencia, pero eso cambió al ver como el moreno tenía un brillo especial en los ojos cada vez que protegía a Win, o incluso cuando hablaba. El semblante, todo había dado un giro inexplicable, pero Gulf se alegraba de que ahora viviera feliz con su destinado.

Tomó un respiro ingresando al lugar que tenía una campanita en la puerta, dándole así una bienvenida dulce. Miró las decoraciones tan lindas con arbolitos, copitos de nieve y pelotitas colgando del techo por navidad, lleno de gente haciendo su fila por sus pedidos y otras comiendo en las mesas, esa cafetería siempre fue una de las mejores de la ciudad. Caminó a una mesita al lado de la ventana, esperando a que alguien lo atendiera. Sus deditos jugueteaban sobre la mesa de melamina suave, ansioso por probar uno de los deliciosos postres que se podían respirar desde ahí, el café ya era exquisito, se imaginaba también que los dulces serían el doble de ricos.

— Buenos días, bienvenido. Le daré la carta para que pueda hacer su pedido.

Gulf levantó su mirada, encontrándose con un rostro muy conocido para él, inmediatamente esbozó una sonrisa amable. — Eres el Omega de Bright, ¿Verdad? — Y no se equivocó, porque la persona frente a él era tan linda, su voz dulce, incluso emanaba pura tranquilidad con una sola mirada.

— Uhm… Sí, ¿Quién es usted? Me parece haberlo visto antes… — Preguntó el azabache con una sonrisa tímida, intentando hacer memoria.

— Soy Gulf. — Era extraño que el ex de alguien tenga algún tipo de amistad con la pareja actual, no daba con los códigos sociales pero, el Omega de mejillas gorditas deseaba tener al menos una plática con Win para preguntar cosas triviales. No tenía una razón exacta, pero deseaba mucho eso. — ¿Cómo les va? Hace mucho que no se nada de ustedes...

— Vamos bien... Somos felices. — Murmuró el Omega, entregándole la carta con la lista de postres disponibles. — ¿Cómo están ustedes? Uhm... No recuerdo el nombre de...

— Mew. Vamos bien, creo. Él ahora está trabajando.

— Me alegro por ustedes. — Win esbozó una pequeña sonrisa, asintiendo mientras frotaba las palmas de sus manos por el frío. La nieve pronto empezaría a caer y eso le emocionaba, pero al mismo tiempo tenía que llenarse de abrigos hasta quedar como un pingüino. — ¿Tendrán cachorros? Tu aroma es de leche materna. — Preguntó.

Los colores de Gulf se esfumaron de inmediato. Él creía que ese aroma solo comenzaba cuando los meses de gestación eran avanzados. Estaba en problemas, si su Alfa se daba cuenta de que estaban sucediendo cambios en su cuerpo sería demasiado obvio lo que estaba ocultando. Chilló suavemente cubriendo su rostro. — ¿Es muy obvio? Dios... — Suspiró, para después asentir. — Tengo dos meses de embarazo... Pero él no sabe, no quiero que se enoje.

Win abrió su boquita con sorpresa y emoción, era la primera vez que conocía directamente a una persona gestante. Se sentía conmovido porque de seguro esa sensación sería la más emocionante, quería preguntar muchas cosas, pero al escuchar las palabras del chico pudo sentir empatía. Habían muchos Omegas que por error terminaban en cinta, aunque no sabía lo que sentía, podía imaginarse la desesperación interna por ocultar un embarazo.

— No es muy fuerte el aroma, solo un poco, yo lo siento porque tengo el olfato sensible… — Habló suave. — Debería... Debería decirle. Estoy seguro que él va a entender y al pensarlo bien terminará deseando mucho el cachorrito que esperas. — Sonrió. — De todos modos los lazos se comenzarán a crear y pronto se va a intensificar tu aroma. Oh, también con el pasar de los meses tu barriga crecerá mucho mucho, tal vez se formen estrías en la piel, pero en mi opinión es un proceso muy lindo, tu ombligo comenzará a sobresalir, y a partir de los seis meses podrás sentir las pataditas. — Aplaudió feliz.

Gulf sonrió en grande al escuchar todo eso, a pesar de que habían sido palabras tan pequeñas y simples, lograron tocar su corazoncito dándole así más confianza de la poca que tenía. No se había dado cuenta que necesitó mucho escuchar lo que Win había dicho. — Parece que sabes mucho de embarazos, ¿también estás en cinta? — Preguntó. — Serías un gran padre. Oh, y tus cachorritos serían tan lindos...

La mirada de Win se agachó, soltó un pequeño suspiro cansado mientras jugaba con el borde de su ropa. No se avergonzaba de su incapacidad, pero de todos modos era un punto débil para su corazón cuando pensaba en que jamás podría tener una familia, y esa era la razón por la que sabía mucho de embarazos, cada cierto tiempo navegaba por internet para buscar fotitos de bebés, información sobre personas gestantes y aunque quería evitarlo, un par de lágrimas resbalaban de sus mejillas cada vez que leía las cosas maravillosas que se vivían cada mes de gestación, cosas que él jamás podría experimentar.

— Yo... No estoy en cinta, pero estoy intentando... En unos días iré a mi primera cita y sesión con el doctor para... Para lograr embarazarme. — Mordió su mejilla interna, rogando para no ganarse una mirada de desprecio por parte de Gulf.

— Ya veo. Mucha suerte en eso Win, estoy seguro que pronto te veré con una gran barriguita y un cachorrito creciendo adentro. — Dijo con seguridad, chequeando la carta. — Tengo antojo de... Pie de limón y un batido de banana.

— Lo traeré en seguida Gulf, fue un gusto hablar contigo, no ocultes más tu embarazo, verás que cuando le digas a tu novio de eso, sentirás un gran alivio.

— Gracias por decirme todo esto... De verdad lo necesitaba. Bright tiene a una gran persona a su lado.

[...]

Ya había llegado al departamento, faltaban un par de minutos para que Mew llegue también y ahora estaba seguro de lo que haría. Iba a arriesgarse. Era eso o seguir ocultando lo que sucedía. La responsabilidad no caía por completo sobre él, así que en parte también era una obligación decirlo. Sinceramente las palabras de Win eran de las que había deseado escuchar desde que la prueba de embarazo dio positivo, y aunque llegaron tarde, fue como un empujoncito que lo motivó a tomar esa desición. Estaba nervioso, sus planes de llegar a dormir no resultaron, el sueño se le había ido por todas las emociones encontradas dentro de él, ni siquiera sabía cómo empezar la conversación. En realidad sólo debía decir una pequeña frase, dos palabras, pero por más sencillo que se viera, era de lo más difícil del mundo hablar.

Cuando escuchó la puerta abrirse se levantó del sillón donde descansaba pensativo y miró a su novio sacarse la corbata del cuello. Mew siempre había sido bastante guapo y atractivo, incluso aunque fuera de pocas sonrisas, cualquier Omega caía rendido a sus pies, pero el único que hacía a Mew sonreír, llorar o hablar, era Gulf.

— D-debo decirte algo... — Soltó el rubio, acercándose a pasos lentos para tomar las grandes manos del Alfa.

— ¿Qué pasa corazón? Tienes cara de preocupación. — Se acercó a dejar un beso en los belfos rosados y gruesos que tanto amaba besar, jamás se cansaría de hacerlo. Su Omega era perfecto de pies a cabeza, era algo de lo que jamás dudaría. — Me estás preocupando...

— Prométeme que no te vas a enojar y… Y no me dejarás... Por favor Mew, no fue mi culpa… — Los ojitos de color de avellana del menor se habían comenzando a llenar de lágrimas por lo sentimental que se encontraba.

— Hey, hey mi vida. Gulf, ¿Qué sucede? Sabes que jamás me enojaría contigo, ¿estás así porque tal vez tú celo se acerca? — Iba a seguir hablando, pero de pronto sintió unos cortos brazos rodear su torso con fuerza, casi aferrándose a su cuerpo por miedo a ser rechazado.

— ¡Estoy embarazado! ¡Perdón! ¡Yo no quería de verdad! — Por fin lo había dicho, su corazón latía de manera frenética y lo único que podía permitirse hacer era llorar en el pecho del más alto como una Magdalena. Se desesperó más cuando no tuvo respuesta alguna después de unos largos segundos, no tenía la suficiente valentía para seguir hablando, solo quería estar seguro de que no sería abandonado, ahora más que nunca necesitaba mimos y atención únicamente de su Alfa. — ¿M-me vas a dejar? — Balbuceó agachando su mirada con tristeza, rogándole a la madre luna para que todo resultara bien.

— Ya sabía, solo quería que tú me lo dijeras. — Soltó una risa.

El pequeño Omega se separó con confusión, dándose cuenta de que había llorado y sufrido en vano. Su novio siempre hacía eso, siempre jugaba de esa manera con él y a pesar de que estaba feliz por no recibir ningún regaño, también estaba enojado. — ¡Que g-grosero eres! — Sollozó frotando sus ojitos en un falso intento de retirar sus lágrimas, pero los brazos del Alfa lo rodearon con amor y aunque quería hacerse el enojado, no podía.

— Jamás te dejaría por eso Gulf, es una razón más para quedarme contigo todo los años de mi vida. — Se separó, poniéndose de cuclillas en el piso y levantó la remera de lana para mirar la linda pancita con piel de durazno, suave y blanda, donde estaba creciendo el cachorro o cachorra que tendrían. Dejó una serie de besitos húmedos por toda la barriga expuesta, sintiendo como en su interior su lobo aullaba a manera de protección con los lazos formándose, aunque no lo demostraba, estaba siendo el hombre más feliz del mundo en ese instante. — Te amo, y también amo al pequeño pastelito que crece dentro tuyo.

— ¿Cómo supiste, Mew? — Preguntó bajando sus manos a las hebras negras del Alfa, dando así unas suaves caricias. La sonrisa en los labios de Gulf era tan grande y linda que sus ojos formaban dos adorables líneas. La emoción era máxima en su pecho, estaba tan contento que su familia esté completa, ahora sí podría disfrutar de los meses de gestación como había dicho Win, cada estría, cada patadita, su ombligo salido, todas esas cosas las iba a experimentar junto al hombre que amaba.

— Pues, dejaste la caja de la prueba de embarazo en el tacho de basura. Era fácil darse cuenta, mi amor. — Se burló un poco, volviendo a su postura normal para tomar en brazos de manera nupcial el cuerpo liviano del Omega, acercándose a dar muchos besos fugaces por las mejillas sonrojadas del mismo. — Ya quiero que nazca y que se parezca a ti, solo ti, así tendré a dos cachorritos para cuidar. — Sonrió.

El cuerpo de Gulf se sentía tranquilo, relajado, ahora se sentía más libre de acariciar su vientre cada vez que el sentimiento le entrara, o también de hablar de lo lindo que sería el cachorro cuando nazca, dos meses eran pocos, sin embargo él ya los comenzaba a disfrutar al máximo,

— ¡A que no sabes con quién me encontré hoy!

Y ambos rieron suavemente, encerrándose en el propio mundo que tenían, donde eran solo ellos dos con sus besos, mimos y caricias. Gulf luchando para no dormirse tan temprano, pues quería recuperar su horario normal y Mew, apoyándolo como siempre lo hacía. Suelen decir que lo que empieza mal, termina mal. La relación de ellos comenzó siendo una infidelidad cruel, pero supieron cómo mantenerse, aprender de sus errores, y salir adelante juntos. Eran felices.

«Vivir con miedo es vivir a medias.»

Nota de adapta-autora:

¡Hola, bamboos!

Capítulo Mewgulf. No lloren.

Se nota mucho que Winnie quiere un bebito, lloro.

— lilybws.

Continue Reading

You'll Also Like

4K 502 5
- Poderoso más no Invencible. - Quirk de mi invención. - Naruto nacido en bnha.
10.5K 1.3K 10
Bible sufre una caída que lo deja enyesado el resto del verano, por suerte tendrá un enfermero muy particular, que con su linda sonrisa y manos suave...
109K 9.7K 30
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...
420K 59.6K 41
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!