Blood White I (La historia de...

By Idoia_G

686 205 281

Bianca aparece sin saber cómo en un almacén. Una preciosa mujer le dice que le dará la libertad, pero Bianca... More

Apertura y consejos.
Sinopsis
Intro Bianca
Intro Gabriel
Intro Sila
Cap. 1
Cap.2
Cap. 3
Cap 4
Cap 5
Cap 6
Cap. 7
Cap 8
Cap 9
Cap 10
Cap 11
Cap 12
Cap 13
Cap 14
Cap 15
Cap 16
Cap 17
Cap 18
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
Cap. 25
Cap. 26
Cap. 27
Cap.28
Cap. 29
Cap. 30
Cap.31
Cap. 32
Cap. 33
Cap. 34
Cap. 35
Cap. 36
Cap. 37
Cap. 38

Cap 19

13 2 1
By Idoia_G


13/11/2010

La blanca y fina arena reconforta y acalora todo mi cuerpo. El sol me baña desde hace rato haciendo que cada célula de mi cuerpo se olvide por un instante de porqué sigo en este paraíso natural donde quiera que esté.

Abro los ojos despacio y suspiro. Me levanto y me dirijo a la casa. Hay un largo camino hasta allí, pero me enfundo mis playeras y lo hago sin casi problemas. Entro y miro a mi alrededor. Desde que hemos llegado Gabriel apenas sale de su habitación. Han pasado tres largos días dónde me aburro demasiado.

Voy al largo pasillo de las habitaciones cuando veo una puerta semi abierta al otro lado del salón. Me asomo y veo la espalda de Gabriel. Su aroma llega hasta mí y aspiro. Me he acostumbrado a reconocer su olor y no verle. Sé que aunque me huye y se esconde, me vigila allá donde voy. Siento su mirada penetrar en mi piel.

Abro más la puerta y me deleito con su concentración en lo que quiera que esté haciendo. Entro sin apenas hacer ruido. Cuando veo que no reacciona a mi presencia tocó con los nudillos en la madera de la puerta.

Se gira y veo un arma en la mano.

— ¿Qué haces? —le digo con confusión.

— Limpio las armas —me asomo un poco más y veo la maleta negra que nos acompañó todo el viaje, abierta. Está llena de armas. Tantas que me abruma.

— Vaya, hay un montón —le rodeo fingiendo indiferencia y reviso el maletín abierto—. ¿Sabes usarlas todas?

— Sí —no dice más. Ahora le tengo a mi espalda y se me eriza el vello sabiendo que me está mirando.

— ¿Me enseñarías a disparar? —me giro mirando sus ojos penetrantes fijos en mí.

— No.

— ¿Por qué no? —me cruzó de brazos— No es justo que solo tú las uses. ¿Y si fuésemos atacados?

— Para eso estoy yo aquí. Y hay más gente —se acerca y cierra el maletín sin cuidado alguno.

— Ya ¿Y si me encuentro sola en ese momento en la casa? Al fin y al cabo en estos días apenas te he visto y no sé dónde te metes todo el día. Prácticamente estoy sola.

— Bianca, aunque no lo creas siempre estoy aquí —siento cómo le molesta mi insistencia.

— Me gustaría saberlo, pero eso no quita que quiera aprender a defenderme solita. Puedes llamar a Sila para pedirle permiso.

— No necesito su permiso —su voz se endurece.

— Pensé que lo necesitabas para todo.

— ¿Estas jugando conmigo? —ahora es él quien se cruza de brazos y me mira enfadado.

— Me gustaría —me acerco a él y poso mis manos en la solapa de su camisa— poder decir que juego contigo— bajo lentamente mis manos por la tela suave—. Me gustaría tanto hacerlo —mis manos llegan hasta su cinturón y cuando parece que se lo vaya a quitar, él se aparta, algo que me desconcierta y me molesta—, pero tú no me permites jugar. Y me aburro mucho— me contoneo como si de una modelo se tratara y salgo del cuarto.

Salgo corriendo en dirección a mi cuarto y cierro la puerta tras entrar. Entre mis manos, una pequeña pistola que he robado durante mi maniobra de distracción. Es plateada, pequeña, y bonita. Estiró los brazos y la sostengo entre mis manos. Parece ligera. No pesa en absoluto. La puerta se abre de par en par y apunto hacia quién entra sin llamar. Gabriel.

— ¡Suelta eso ahora mismo!

— ¿Por qué? —le miro de arriba abajo, está guapísimo está mañana— ¿Tienes miedo?

— Vale —me dice relajando el gesto—, te enseñaré a usarlas pero deja ese arma. Está cargada.

— ¿Lo está? —giro el arma para mirarla ¿Cómo lo sabe?

— ¿Qué haces? — me grita quitándome el arma de las manos sin darme cuenta— Vas a matarte.

— Le ahorraría el trabajo a... —Gabriel me tapa la boca con sus enormes manos y me río.

— No me hace gracia —replica soltándome.

— Al menos he conseguido que me toques —mi voz sale ronca de repente . Su mirada se vuelve fuego.

— Deja de jugar, Bianca.

— ¿Y si no quiero? —me acerco más a él.

— Me estas volviéndome loco, mujer —se separa de mí y sale del cuarto—Mañana a las 8 de la mañana en la puerta de la casa —me grita desde el pasillo

Sonrío para mis adentros. Aún me cosquillea el cuerpo por su cercanía. No sé qué me pasa que me vuelvo una niña pequeña y juguetona a su lado.

Cierro los ojos y me imagino que ha cedido a mis encantos y me ha tumbado en la cama. Luego nos hemos desnudado y hemos follado desesperados.

Me dirijo a la ducha, necesito una bien fría para bajar este calor que me sube y me atraviesa el cuerpo entero.

Después de cenar cojo un libro de la estantería. Están casi todos en inglés pero me he propuesto intentar aprenderlo. De repente recuerdo que acababa de empezar el curso de económicas en la la universidad. Salgo del cuarto y busco a Gabriel. Está en el porche trasero mirando la enorme piscina que tiene la casa.

— Por fin te encuentro —le digo sentándome sobre los escalones a su lado.

— ¿Pasa algo?

— Nada, es solo que me gustaría saber qué va a pasar con el curso de la universidad. Realmente quiero estudiar y poder ayudar a Sila con las cuentas del club.

— Miraré a ver qué se puede hacer.

— En los días que llevo aquí no había salido aún a esta parte de la casa.

Miro la enorme piscina que parece no tener fin. Parece caer en picado al final.

— Solo has bajado a la playa.

— Me gusta sentir que soy libre allí —le respondo soñando que estoy de vacaciones—. Puedo soñar con que solo estamos de vacaciones.

— La libertad no existe — me dice de repente, le miro sin comprender sus palabras—. La gente piensa que es libre pero todos son exclusivos de ellos mismos. Unos quieren más dinero, otros quieren formar una familia, trabajo, casa, familia. Todo son cadenas que nos atan a algo. Y los que podrían ser felices porque parecen tenerlo todo, quieren más y se hacen esclavos de un sistema que nos consume.

— Vaya, no lo habría pensado así. ¿Tú eres esclavo de algo?

— Sí, soy esclavo de mi trabajo, de mis pensamientos tóxicos, de... Sila.

— ¿De Sila?

— Es difícil de explicar, a veces ni yo mismo sé porqué sigo aquí, a su lado. Luchando por algo en lo que no creo.

De repente una curiosidad me embarga. Nunca me he preguntado qué es lo que mueve a Sila. Qué busca haciendo lo que hace.

— ¿No crees en salvar a chicas que han sido arrebatadas de sus vidas y familias?

— Eso es lo único que me reconforta al final del día. Pero Sila se ha perdido en su camino. Salvar chicas es lo que le permite seguir diciéndose que lo que hace está bien. Pero su meta, ese objetivo final la consume hasta la última célula de su piel. Y lo que para ella es una salvación, acabará con ella.

— ¿La quieres mucho? —trago saliva repitiéndome que no quiero conocer la respuesta.

— Sí —y ahí está lo que no quería escuchar—, por ella estoy vivo, se lo debo todo, todo —bebe de un vaso de whisky del que no me había percatado—, le debo demasiadas cosas. Y una vida mía no bastará para darle las gracias. Pero es algo de lo que no quiero hablar.

Sin pensarlo miro la piscina. Ya es de noche y la luna se ve brillar en el agua. Me quedó mirándola fijamente y me levanto. Me quito la camiseta dejando mis pechos al aire de la noche y me tiro al agua. Llevaba sin bañarme en una piscina años. Desde las últimas vacaciones en España con mi familia.

El agua me refresca y me templa. Saber que Gabriel puede estar perdidamente enamorado de Sila me enfada y me decepciona tremendamente. Saco la cabeza y nado hasta llegar al final. Me apoyo en un invisible bordillo y miro el acantilado sobre el que nos hallamos. Más allá no hay nada. Estoy como suspendida en el vacío. Un vacío oscuro y silencioso. Apenas se escuchan algunos sonidos de animales. Siento el agua moverse y escucho el chapotear del agua. Me giro y Gabriel se acerca en mi dirección. Se para justo frente a mí y le sonrío.

— Juegas demasiado sucio —me dice acercándose un poco más. Su cara está apenas a unos centímetros de la mía.

— No sé de qué me hablas —me hago la despistada.

— Claro que lo sabes —cuando quiero darme cuenta su cara roza la mía. Con su nariz frota la mía y cierro los ojos.

Son sus labios, su siguiente contacto con los míos. Me recreo en la calidez que recorre mi cuerpo cuando le siento. Mis brazos rodean su cuello y me aprieto contra su cuerpo. Sus manos bajan por mis costados hasta llegar a mi trasero. Lo sostiene entre sus manos y seguimos besándonos. La punta de su lengua juega con la mía y se mueven al mismo son. Ambas hablando el mismo lenguaje.

Su mano vaga díscola por todo mi cuerpo. Sujeta mi pierna y hace que la levante rodeando con ella su cintura. Caminamos a través del agua sin dejar de besarnos ni un solo segundo, sin necesidad de respirar hasta llegar a una de las paredes. Ahí Gabriel me sostiene y se separa de mí. Me alza y me sienta en el bordillo.

Sus manos repasan cada centímetro de mis piernas abiertas, sus labios siguen a sus manos hasta llegar a mis empapadas braguitas. Con su dedo las retira hacia un lado y su boca comienza a alimentarse de mi zona más sensible.

Jamás en mi vida alguien me ha hecho eso y aunque no me lo esperaba en absoluto, no puedo apartarme. Me arqueo y gimo mientras con su lengua entra y sale en mi cavidad y luego absorbe haciendo que todo mi cuerpo tiemble. Sus manos suben hasta mis pechos y los amasa suavemente, pero yo llevo mis manos y las coloco cobre las suyas haciendo que me aplaste los pechos más y que pellizque mis durísimos pezones.

No puedo respirar, mi aliento se convierte en gritos al aire que nadie puede escuchar, pero no lo necesito porque no quiero que nadie venga a socorrerme.

Seguimos así hasta que tiemblo incontroladamente. Esto es un orgasmo, solamente una vez lo había tenido tan intenso y fue la única vez que estuve con él. Con Michael lo pasaba bien y me sentía genial, pero esta intensidad que me abrasa entera, no llegué a sentirla nunca.

Cuando creo que no puedo sentir más, Gabriel se separa y abro lo ojos para observarle. Sale del agua y me toma de la mano para que haga lo mismo que él. Me arrastra hasta una de las tumbonas que hay alrededor de la piscina, se quita el bóxer empapado y lo tira, se sienta en la tumbona y tira de mí para que me siente sobre él.

— Eres preciosa Bianca, me haces sentir algo que creí que había muerto hace años, necesito acabar con este dolor.

De sus ojos caen lágrimas. Con el reflejo del agua en su rostro apenas me había dado cuenta. Pero está anegado en lágrimas.

Me dejo llevar, me quito las braguitas y sin pensarlo más, sujeto su miembro erecto y lo guío hacia mi cavidad. Le inserto en mi interior de forma algo torpe, él cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás mientras gruñe.

— ¡Dios! —es todo cuanto sale de su boca antes de poner sus manos en mis caderas y hacerme que suba y baje con fuerza y delicadeza a la vez.

Me muevo tal como me indica. Esta postura me hace sentirme una diosa, importante y me doy cuenta de todo lo que me gusta.

Sigo cabalgándolo cada vez con un ritmo más frenético, mi zona sensible arde como nunca, sus manos cada vez me aprietan más. Su boca busca uno de mis pezones y lo muerde cuando una llamarada me invade entera y noto como un calor invade mi interior. Noto su semen recorrer mi interior. Y sé que ambos acabamos de explotar en un clímax enorme.

Ambos jadeamos. Bajo mi cara para mirarle, él sube la suya y sus ojos encuentran los míos. Leo la lujuria en su mirada. Mi boca busca la suya y la encuentro dispuesta a todo de nuevo.

Ha sido brutal, mágico, inigualable. No tengo palabras para describir lo bien que me siento. Sus brazos rodean mi cintura y me aprieta aún más fuerte contra él.

La noche es testigo de lo necesitados que estamos el uno del otro. Por fin soy consciente de que no estaba equivocada. Que él siente lo mismo que yo cuando estamos juntos. Y eso me reconforta.

Quizá mañana me arrepienta. Quien sabe.

Continue Reading

You'll Also Like

796 159 14
Madison es una chica que se enamoró en una edad temprana, pero no tuvo su amorío como uno espera; sin embargo después de todo lo sufrido, vivido en c...
1M 166K 151
4 volúmenes + 1 extra (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso justo...
Frágiles By

Teen Fiction

4.6K 1.6K 58
La vida puede ser tan frágil como una copa de cristal al estrellarse contra el piso...
832K 14.2K 9
-Volví al infierno solo por ti -susurró mientras me acurrucaba en su pecho -Y yo tuve que pelear con un par de demonios para que salieras de ahí -Ent...