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19 de Febrero. 11:43 am.
Solar Flare, pétalos y dudas
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Corrí lo más rápido que pude. Vaya. Aún todavía ni siquiera me había lavado los dientes. Aunque casi nunca lo hiciera y prefiriera el enjuague bucal como remplazo, el sentimiento de que no hubiera tenido tan siquiera la oportunidad de hacerlo era simplemente abrumador y apretante.
Lo observé a lo lejos, tan indiferente, tan misterioso. Sentí mucha ira, así que en consecuencia apreté mis ojos y corrí aún más rápido, sin notar en reacción mi alrededor y por siguiente, ni siquiera a Polera.
Choqué con él, no noté algún tipo de reacción de desplazamiento o algo así. Inmóvil, a pesar de haberlo embestido a una velocidad considerable. Más bien fui yo la que caí al suelo, totalmente extrañada por la aparente resistencia de Polera. ¿Acaso él no estaba, aunque sea un poco agotado?
Me levanté con las intenciones de decirle mil cosas, pero cuando noté que ni siquiera me estaba colocando atención, mi expresión cambió a una de no entender nada. Aun así, tomé una bocanada de aire y traté de hablarle como si fuera su madre o algo así.
—Polera, la actitud que estás demostrando no me agrada nada. Tan solo si me dejaras ayudarte, podríamos conseguir una manera menos salvaje de resolver las cosas. Si tan solo me permitieras...
Sin ningún tipo de respeto, me shisheo al instante de decir las últimas palabras. Indignada, retrocedí unos pasos, denotando mi notoria sorpresa, pero sin decir nada. Acaté a su petición, y traté de seguirle el juego.
—De acuerdo, supongamos que allá en ese callejón se encuentra tú respuesta, ¿y qué tal sí...?
Volvió a shishearme como antes, "¡¡Shhh...!!". Y está vez sonó tan pero tan despectivo que estuve a unos segundos de darle un buen golpe en la cara.
Pero cuando denoté hacía donde señalaba, simplemente no podía adoptar otra expresión más que la que él también mostraba.
Seriedad, y también inquietud.
—Hay algo allí. Creo que deberíamos...
Fui yo la que lo shisheo en consecuencia, seguido de un codazo. Él se desoriento por unos segundos, pero volvió a reincorporarse para observarme de reojo, molesto. Hice lo mismo al señalarle el lugar, y conseguí que volviera así a colocar todas sus atenciones en el casi imperceptible ruido próximo.
—Silencio...
El "Silencio..." de ambos sonó de forma tan sincronizada, que poco tardaron en notar que ambos habían dicho lo mismo. Y, actuando como cualquiera lo haría, volteándose a ver el uno al otro, enrarecidos. Puesto que sus voces eran, de cierta forma, relativamente similares cuando ambas estaban en tonos neutrales e inusuales.
Finalmente, volvimos a sonreírnos mutuamente, pues aunque no supiéramos explicarlo, estar juntos el uno con el otro nos daba una cierta y graciosa tranquilidad, y calma que aunque aquello no tuviera ni pretendiera justificación, esto simplemente nos hacía sentir ligeramente más llenos y completos al final de todo.
Las sonrisas rápidamente acabaron, pues al denotar que los ruidos habían acabado tan estrepitosamente nos había logrado alertar lo suficiente para que incluso dejáramos de plantearnos qué rayos ocurría con el lazo misterioso que había surgido de nosotros tan de repente.
El silencio era enorme, gigantesco, y aun así, el ambiente era más intranquilizador que mil bocinas sonando simultáneamente a todo volumen.
Ya no observábamos solo al arbusto, sino que ahora rondábamos la vista por aquel barrio que de repente se había tornado tan silencioso y sin vida (Puesto que, los barrios adyacentes a los cuarteles de L.E.A.F. eran con diferencia los más movidos de toda la zona urbana).
—¿Notas ese ambiente extraño?
Polera no volteó hacía mí, más sin embargo, si pude volver a sentir el sentimiento y la sensación de su expresión.
—Sí...
No lograba explicarme cómo sabía y predecía tantas cosas sobre él.
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Con todavía algunas dudas sin resolver aún, ambos observaron por todos los alrededores. Por instantes, no notaron nada extraño, salvo por una sombra qué se paseaba de aquí y allá, muy rápida, acechándolos a ambos.
Solar Flare se colocó enfrente de Polera, cubriéndolo de esta forma. Volteó a ver a todos lados, buscando a aquella sombra, y pensando en qué haría con su amigo en caso de que algo malo ocurriese.
—Polera, escucha, no sé qué rayos está ocurriendo, pero no tienes de qué temer, ¿Está bien? Simplemente quédate atrás de mí y...
No la dejó continuar, ya estaba de camino hacía el medio de la calle. Quedó simplemente boquiabierta al denotar cómo no parecía tener algún tipo de miedo sobre de dónde provenía el ruido. Y más sin embargo, parecía más bien determinado a buscar el origen de esas sombras y ese ligero alboroto temprano.
—¿Polera? ¿Qué hace-?
Polera ajustó su bufanda para colocarla un poco más apretada, el viento rápidamente chocó con la cola de ésta, agitándola suavemente en el aire. En consecuencia, Solar Flare correspondió a su acción contigua colocándose sus lentes en los ojos, y correr hacía su contrario para ponerse en guardia ambos de forma asidua.
Aún sin entender las intenciones de su contrario, ni a su nacida y extraña valentía, volteó a verlo, quizá para comprobar si se trataba de la misma planta. Si se trataba del mismo Polera.
—¿Estás seguro de lo que vas a hacer, Hojitas?
Con aún su compañera no lo suficientemente confiada, Polera hizo que cambiara de opinión, volteando a verla y denotándole una expresión adornada con una sonrisa confiada y desafiante.
—¿Yo? Obvio. ¿Y tú?
Solar Flare sonrió, y volteó la vista al lado contrario al que Polera lo hacía.
Ambos, buscaban a aquella sombra, pasando la vista casa por casa, rincón por rincón y lugar por lugar.
No la encontraban, sus expresiones se tornaron completamente serías entonces. Se encontraban tan distraídos buscando, qué no dieron cuenta que un zombi con casco azulado, traje del mismo color, un arma de fuego y un lanzamisiles colgado en su espalda se encontraba apuntando a ambos con éste propio, dispuesto a disparar sin alguna clase de miramiento o tan siquiera algún indicio de duda.
Sin previo aviso, se escuchó el crujido que realiza el lanzamisiles cuando está a punto de disparar, lo que causó una exclamación por parte de ambas plantas.
Antes de que las plantas hubieran reaccionado, el zombi disparó su cohete, el cual, con tremendo vigor y poder, impactó en el pecho de Solar Flare.
La calle se llenó de fuego arrasador y estruendoso en el impacto, el cual lo acompaño con un fuerte sonido de explosión. Escombros volaron por todas partes, y Polera, sin poder evitarlo, también fue brutalmente consumido por explosión contigua.
—¡¡Golpe directo!! —Gritó el distinguido zombi en un ruido ensordecedor, y antes de apuntar su arma al cielo en un son amenazante y mandatorio —Ahora, ¡¡Despliéguense!!
De los arbustos, de detrás de las casuchas vacías, e incluso de arboles emergieron todo tipo de seres tanto plantas como zombis, obedeciendo la orden del que llamaban por "Comandante provisional", y rodeando la zona de explosión al arrejuntarse como hormigas antes de lanzarse por los restos de comida.
Varios apuntaron sus armas, sus brazos y algunos con sus bocas propias hacía el humo y el fuego de manera versada y calculadamente organizada. Era evidente que se habían preparado para ello, pues varios incluso habían volteado hacía su comandante con lo que parecía la idea de esperar al siguiente paso del plan.